EPÍLOGO

Un año y tres meses después.

El otoño se había convertido en su estación favorita, sobre todo por las vacaciones de acción de gracias y que por ellas no tenía que trabajar. Pero no solo eso. Había descubierto que le encantaban las pilas de hojas de otoño, le gustaba el color naranja, como las puestas de sol, y también le gustaba el sol mismo, aunque no cuando daba calor, sino más bien cuando daba energía.

Había conocido muchas cosas que le gustaban desde el último verano en casa de su madre.

—¿A qué hora sales? —preguntó, sentada frente a la barra en la cafetería, meneando el café con mucha leche de su taza, distraída.

—A las tres se acaba mi turno —respondió la rubia con las puntas rojas mientras le daba la espalda.

Georgina se desparramó en su banco y apoyó la barbilla en la mesa.

—Falta mucho para eso.

—Solo faltan quince minutos, no seas ridícula y mejor ayúdame terminar de lavar esto.

—¿Qué gano yo a cambio?

La rubia, con su cabello atado en una coleta desprolija en su nuca, la miró por sobre el hombro, con una sonrisa felina que, si hubiera estado bebiendo del café, la habría hecho atragantarse.

—¿Qué quieres a cambio?

Sintió que su corazón hablaba por ella, pero hizo como si nada pasara y bufó mientras se ponía de pie.

—No me creas interesada, te ayudo porque soy buena persona.

—Claro.

Rodeó la barra y se colocó junto a la chica, quien la observó de reojo, como si esperase ser más discreta de aquella forma. Cuando se dio cuenta de que Georgina se había percatado de su insistente mirada, sonrió. Ella la empujó con la cadera y tomó uno de los platos que ya estaba enjabonado para enjuagarlo.

La rubia soltó una risa. Sus risas se oían raras, como... Maduras. Quizás era el hecho de que, en realidad, sí que era mayor que Georgina.

En el televisor encendido, una noticia sobre el Alcalde comenzó a ser transmitida. Georgie, instantáneamente, levantó la cabeza para ver, sin embargo, no era más que eso, el Alcalde con traje. Ningún rastro de Virginia.

—¿No has vuelto a hablar con ella? —escuchó la voz de la rubia a su lado.

Negó con la cabeza y volvió a su tarea con los platos.

—No, pero veo todas sus entrevistas. Dicen que estudió algunos semestres de derecho, pero luego lo dejó cuando ganó un concurso con una pintura y se dedica a ello. —Soltó una risa burlesca con el recuerdo de la chica—. A veces pienso que solo quería estudiar derecho por mí. Como Charlie. Pero bah, nunca piensan en que lo que yo quiero es que sean felices y ya. Que estudien lo que les gusta. Mi justicia yo ya la encontré.

La rubia sonrió.

—Por cierto —dijo—, Jodie dijo que te llegó una postal de Charlotte el otro día a casa de su hermana. ¿Todavía no le dices que estás viviendo con tu abuela?

—De todos modos nos vamos a ir. No tiene caso.

—Ya pasó un año, Georgie, ¿no quieres verla otra vez?

Se encogió de hombros y acomodó el último plato sobre la mesa.

—Claro que quiero verla. En mi última carta le dije que era una ridiculez seguir enviándonos cartas cuando existía el internet. Ella me dijo que quería que me acostumbrara a escribirlas porque cuando yo viajara por todo el mundo, debía enviarle un millón de polaroids con postales porque se veían más bonitas que un mensaje de texto en un celular. ¿Te lo puedes creer?

—Me recuerda a Jodie, de hecho —movió una mano al lado de su cabeza de manera vaga—. Ya sabes, romántica empedernida.

—Mi abuela no es romántica —protestó Georgie—. Es... nostálgica. Deberías escucharla cuando habla sobre el abuelo, siempre divaga.

La rubia se apoyó en la barra con un brazo y la miró a los ojos. Georgina imitó su gesto.

—Adivina qué hora es —dijo.

—¿Ya son las tres?

La chica asintió.

—Oficialmente se ha terminado mi turno. ¿Quieres tu recompensa por haberme ayudado?

—Si acumulo todas las recompensas que me debes por ayudarte, Kate...

No tuvo tiempo de terminar, la rubia tomó su rostro entre las manos y dejó un beso tronado sobre su nariz. Todo lleno de baba. Georgina solo cerró los ojos y suspiró.

—Cuando te conocí pro primera vez aquí, el verano ante pasado, nunca creí que fueras tan inmadura, Kate, te lo juro.

—Y yo nunca creí que fueras tan enamoradiza, Georgie. ¿Quién lo diría? Enamorada de tres chicas ya.

Dio un paso atrás y se cruzó de brazos.

—¿Y quién dijo que yo estoy enamorada de ti, Kate Larous? Porque es mentira.

Kate la miró de soslayo y sonrió con sarcasmo.

—Claro. Dime eso el día que dejes de venir a acompañarme en mi horario de trabajo hasta que se termina mi turno.

—¿Nos vamos? —cambió drásticamente de tema mientras se alejaba de la rubia y caminaba entre las mesas de la cafetería que hace más de un año había conocido con Virginia a su lado.

Aún sonreía cuando se acordaba de Pasha brincando sobre ellas.

Kate le pasó un brazo por los hombros cuando llegó a su lado. Ya se había puesto su abrigo negro y la bufanda de Grifindor sobre su uniforme amarillo de mesera.

Abrieron la puerta y salieron al aire de finales de otoño que las abrazó.

—¿Lista para ir a Texas?

—Tanto como que me llamo Georgina Floyd.

—Bien, porque luego sigue México.

—¿Y después?

Kate le sonrió, y ella lo hizo de vuelta, pasando su brazo por la cintura de ella.

—Después nos comemos el mundo.






*llora*

Naaah, metira, no estoy llorando, en realidad, me siento muy feliz.

No voy abrir una parte de nota de autor, como en mis otras historias, así que voy a dejar todo aquí jaja

La idea de esta historia nació hace muchísimo tiempo, en una dinámica de naianart, en instagram, quien hace dibujitos. Al principio, Virginia era chico, pero lo cambié porque en ese momento me vibraba más la idea de que fuera chica , pero fue todo lo que cambió. En esa dinámica, era solo un relato, sin embargo, en el verano del 2021, en un viaje a mi rancho natal jaja, la empecé a desarrollar para que fuera una historia algo corta, sin darme cuenta, y terminé escribiéndola en cuanto llegué a casa.

No voy a mentir, hubo momentos en los que no sabía si estaba haciendo las cosas bien, y probablemente no lo hice del todo bien jaja, pero me permití equivocarme, y les prometo que cuando venga a corregir la historia, en unos mesesillos de seguro, voy a mejorarla todo lo que en ese momento me sea posible.

Así que, Perla del futuro, dejo mis esperanzas en ti. Sé que puedes mejorarla sin ensañarte en que lo estás haciendo todo mal de nuevo, ¿va? Te lo encargo, margarita, confío en tu.

Gracias. Millones de gracias. A ti, que has leído hasta este punto. Que aguantas mis biblias de notas de autor jaja. Que toleras a mis personajes, que los amas, que te enojas con ellos, que los entiendes, que no los justificas, que los dejas hacerte sentir. Gracias por darles una oportunidad, y por dármela a mí también. Gracias por prestarle atención a este cachito de mi cabeza, loco , caótico y dramático. Te amo con todo mi oscuro corazón de melón.

Y quiero recordarle, a quien sea que lo necesite, que no estás sole. Que tus problemas son importantes para mí. Que es válido sentirte mal, sentir vergüenza, sentir coraje, enojo, miedo, soledad. Si quieres hablar, en mí siempre puedes contar, y aunque no soy muy buena dando consejos, soy muy hábil para escuchar y apoyar.

Somos lo mismo en contextos diferentes.

No estás sole, estoy contigo desde la distancia.

Y MILLONES DE GRACIAS OTRA VEZ.

No importa en qué momento se lea esto, siempre voy a estar agradecida por toda la gente que lee mis estupideces. Porque serán una basura para muchas personas, pero es mi basura y la amo jajajajaj

No te olvides que tengo otras historias, y me haría muy feliz si les das la oportunidad también. Próximamente: 

"¿Y si la mariposa no puede volar?" : La historia de uno de los personajes de "¿Y si somos Romeo y Juelieta? (No hace falta leer una para entender la otra)

Y también una historia de fantasía que estoy escribiendo y planeado. Sí, las dos cosas a la vez porque soy un desastre con mucho flow, claro que sí.

Eso es todo amigues.

MIIIIIIIIIIIIIIILLLLLLLLLLL BEEEEEEESSSSSOOOOOOSSSSS, BAAAAAIIIIII, VUEEEEELVAAAAAA PROOOOONNNNNTOOOOOO, BAAAAIIIII, MIIIIILLLLL BESIIIIIIIIIITOSSSSSSSS, BAIIIIIII.

Cambio y fuera.

*ahora sí llora*

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