2 || SUS MALAS DECISIONES

VIRGINIA

Para Virginia, ese verano en específico había sido duro.

Habían pasado tantas cosas en cuestión de meses, que era difícil saber por donde empezar. Desde la muerte de su padre, hasta el día en que la alejaron de su madre y terminó rodeada de personas que no conocía. Asustada, triste y enojada.

Ahora, Virginia estaba en camino a reencontrarse con ella, con su mamá. Tal vez estaba siendo estúpida. Tal vez la encontraran en el camino. Tal vez incluso muriera antes de llegar a verla, pero creía que valía la pena. Aunque en ese momento se estuviera muriendo de frío

Escuchó los ladridos de Pasha, la perrita cocker spaniel que su mamá le había regalado luego de que su padre muriera. Aún le dolía recordar a su padre...

No quiso abrir los ojos, aún no. Era demasiado temprano, y Pasha solía alertarse por cualquier cosa. Pero, si lo pensaba bien, estaba en medio de un parque durmiendo con una manta bastante puerca que había encontrado por ahí en un basurero.

Mmm... Quizás sí que debería despertarse.

¿Y si un vagabundo lesbiano le quería robar lo poco que le quedaba? ¿Y si alguien intentaba robarse a Pasha? O, peor, ¿y si alguien se había dado cuenta de la rotura que tenían sus pantalones en el culo?

Oh, no, eso sería la más grande humillación de su vida.

Se obligó a abrir los ojos. Aún parecía ser de noche o, al menos, lo suficientemente temprano como para que los rayos del sol no le calaran.

Levantó una mano y se frotó los párpados con fuerza. Entonces su vista se aclaró y logró ver la clara silueta de una chica sobre ella. Pudo ver los oscuros rizos alocados que adornaban su cabeza debajo de una gorra roja, luego sus ojos ambarinos sobre su piel oscura y el piercing adornando su nariz. Tenía las cejas alzadas y sus labios ligeramente abiertos. Era bonita, demasiado bonita. Tanto que Virginia desechó la idea de que fuera un viejo lesbiano.

—Eh, ¿esta eres tú? —preguntó la chica.

Su voz... era tan linda. Brusca, pero curiosa. Como un gato arisco.

¿Estaba soñando o algo?

—¿Me escuchas? —volvió a hablar la chica.

—¿Ah?

—Te he preguntado si esta eres tú.

Señaló un volante que levantaba frente a su cara. Virginia tuvo que achicar los ojos para alcanzar a ver. Soltó un chillido amortiguado cuando logró distinguir lo plasmado sobre el volante.

Su cara estaba en él. Y se ofrecía una recompensa por ella.

¿Desde cuándo era tan buscada?

Se sentó de golpe y le arrebató el folleto a la chica, quien se quejó cuando cayó de culo al suelo por el arrebato de Virginia, pero a esta poco le importo.

—Ay, no. No, no, no, no, no...

Se cubrió la boca con la mano mientras terminaba de observar con pasmo el volante y negó con la cabeza.

Sus esperanzas de que nadie la encontrara y pudiera llegar con su mamá se caían poco a poco.

Sintió a Pasha lamerle la mano como consuelo. Y entonces arrugó el volante, intentando apartar las lagrimas que de pronto se acumulaban en sus ojos.

—¡Oye! —se quejó la joven rizada levantándose del suelo—. ¿Qué putas? ¡Eso era mío!

Virginia levantó la cabeza y la observó, recordando su presencia.

—Lo... Lo siento.

Se limpio la humedad bajo sus ojos y sintió a Pasha pegarse de más a sus pies y gruñirle a la joven.

La chica se alejó un paso y le frunció el ceño, abrazando con una mano su patineta negra llena de stickers por toda la parte de madera de abajo.

—¿Qué hiciste? —soltó, a la defensiva—. ¿Por qué te buscan? ¿Y por qué estabas cubierta con una manta llena de caca de perro?

—Iugh. —Virginia pateó a un lado la manta que aún se enredaba en sus pies y le hizo gesto de asco—. ¿Tiene caca de perro?

—Al menos pis sí tiene. —La morena se encogió de hombros y luego volvió a coger esa actitud suspicaz—. ¿Y? ¿Por qué te buscan?

—No soy peligrosa... Solo quiero llegar a Kansas.

—Estás en Kansas.

—La ciudad, no el estado.

—Eso no explica por qué te están buscando. No ofrecen una recompensa por alguien que no es peligrosa o valiosa.

Tenía buenos argumentos, no podía negarlo. Pero tampoco podía decirle la verdad. Eso solo la haría exponerse más de lo que ya estaba con su cara dispuesta por tantos lados.

—Robé un coche —aceptó, bajando la mirada con las mejillas sonrosadas—. Le robé un coche a gente rica y por eso están buscándome.

—¿A quién?

Sonrió, tratando de verse inocente.

—Al alcade...

—¿¡AL ALCALDE!?

Virginia se apresuró hasta ella y le cubrió la boca con la palma de su mano, mientras que con la otra tomó su nuca para que no se moviese. Miró hacia todos lados, buscando desesperadamente que nadie estuviera en el parque y la hubiese escuchado.

No, no había nadie. Y solo entonces se dio cuenta de que era realmente temprano. El sol comenzaba a salir, pero aún seguía viéndose considerablemente oscuro.

Se preguntó si de verdad habría dormido mejor en un parque en un pueblo en medio de la nada que en una cama cómoda. No había podido dormir bien desde que su padre murió, mucho menos después de que la separaran de su madre.

—No digas nada —le rogó a la rizada—. Por favor. No soy peligrosa, ya ni siquiera tengo el coche. Lo único que quiero es ir con mi madre, a Kansas City. Puedo darte dinero, todo lo que quieras.

La chica se puso una mano en la cadera y ladeó la cabeza. A Virginia eso solo le alteró los nervios.

—Relájate —dijo al final—. No voy a decir nada, pero... ¿Tienes dinero?

Achicó los ojos y se inclinó hacia Virginia, quien solo atinó a parpadear y observarla.

—Sí, tengo dinero.

La rizada aplaudió y le sonrió.

—Entonces tú y yo somos amigas, porque necesito el dinero. Soy Georgie.

Extendió su mano y Virginia la tomó.

—Solo que no tengo lo suficiente aquí.

A Virginia le pareció que los ánimos de la rizada se desinflaron como un globo pinchado por un alfiler.

—¿Me estás jodiendo? ¿Cómo pretendes entonces llegar hasta Kansas City?

—No lo sé...

—Déjame ver el dinero.

Virginia sacó los billetes que llevaba en el bolsillo. Observó a la chica contarlo, sus manos se movían con agilidad. Se dio tiempo también a echarle un vistazo a su cara mientras esta no estaba poniéndole atención. Tenía ojos grandes, cejas gruesas, su nariz era pequeña y redonda y sus labios se veían carnosos desde ahí.

Muy bien, debería dejar de verle los labios ahora mismo...

—Ni siquiera alcanza para ti —se quejó la muchacha.

—Sí, bueno... Mi familia tiene dinero, yo... pues no tanto.

—De acuerdo, te llevaré hasta Kansas City, pero quiero que me pagues en cuanto lleguemos. Dinero es lo que mueve al mundo.

Virginia le sonrió y, cuando la chica le guiñó el ojo en respuesta, sintió sus mejillas arder, un tanto cohibida.

Georgie. Se llamaba Georgie.

Anotó su nombre en su subconsciente, procurando no olvidarlo.

Vio a Georgie arrojar su patineta al suelo y treparse en ella sin ningún problema.

—Pasha, ven —llamó a la perrita que no tardó en comenzar a caminar a su lado.

El pueblo en el que se encontraba era bastante pintoresco. Había madera por todas partes y girasoles por doquier. El ruido era casi nulo, a comparación con la ciudad, lo cual llamó su atención, pues seguía intentando escuchar el sonido de las sirenas, de ambulancias o cualquier automóvil yendo a toda velocidad. En cambio, lo único que lograba escuchar era el sonido del viento mover los columpios que poco a poco dejaron atrás.

Caminaron un largo rato. El sol salió por completo y las personas comenzaron a salir de sus hogares. Pronto, las calles estaban llenas de ruido. Las tripas de Virgnia comenzaron a crujir, pero se obligó a no decir nada, pues el dinero apenas y le alcanzaba para un boleto de autobús.

Georgie se bajó de la patineta en un momento y se acomodó al paso que ella llevaba, observando todo con aburrimiento, como si lo conociera de memoria.

—¿Eres de aquí? —preguntó Virginia.

Georgie sonrió y asintió mientras desviaba su mirada hasta el suelo y se apartaba algunos rizos de la cara.

—Sí, bueno... algo así. Vivo, o más bien, vivía en una granja un poco más alejada del pueblo, pero esa es otra historia. Me voy.

—¿Ah, sí? ¿Por qué?

—¡Porque la vida es corta! Me niego a quedarme encerrada en una vida que no quiero, que no me gusta y no me hace bien. Quiero ver el mundo, no nací para estar enjaulada. Así que me voy.

Virginia se agachó para tomar a Pasha entre sus brazos. La perrita no renegó ni un poco. Acarició su aún suave pelaje y Pasha se acurrucó contra su pecho.

—Tu nombre —soltó Georgie de pronto.

—¿Qué? —cuestionó Virginia ladeando la cabeza.

—Tu nombre. No me has dicho tu nombre.

—Ah, claro. Me llamo Vi... —Se lo pensó mejor. No creía que le beneficiara en algo decirle su nombre real, así que le dijo un diminutivo con el que su padre solía llamarla—: Ginna. Me llamo Ginna.

Si Georgie había captado el titubeo, no dijo nada.

—Muy bien, Ginna, tenemos que pasar por tres pueblos hasta llegar a Kansas. Como no tienes dinero y, tristemente, tampoco lo cagas, nos veremos en la obligación de caminar todo el siguiente pueblo también para que el dinero nos alcance. La buena noticia es que West Cloud es demasiado pequeño y ya casi llegamos a la salida.

—¿No podemos pedir un aventón o algo?

Georgie bufó.

—Nadie aquí nos va a dar un aventón, no son tan buenas personas.

—¿Y si lo intentamos?

No esperó una respuesta y se giró en dirección al camino con el pulgar arriba, como había visto en las películas. Sintió que alguien la jaló de la cintura y se ruborizó cuando se dio cuenta que había sido Georgie quien lo hizo. La chica, por el contrario, no se vio ni un poco alterada.

—¿Qué haces?

—Pedir un aventón —respondió Virginia como si fuera obvio.

—No pides un aventón, esperas a que te lo den y así sabes si aceptar o no. Además, ya te dije que nadie nos dará uno, así que caminemos.

—¿Y qué si nos lo dan?

Pudo escucharla reír. Su risa era algo escandalosa, pero pegajosa.

—¿Quieres apostar?

—Sí.

—¿Y qué quieres a cambio?

—Un beso.

—¿Qué?

—¿Qué? —repitió.

Georgie se giró hacia ella, verdaderamente confundida.

—¿Qué dijiste?

—Nada —mintió descaradamente.

Georgie no insistió, solo la miró de arriba a abajo con descaro y las cejas levantadas, luego esbozó una sonrisa pícara y se giró de vuelta al frente.

—No nos darán un aventón —sentenció la rizada.

Entonces un auto se detuvo al lado suyo. Ambas se quedaron quietas, mirando al tipo metido dentro. Llevaba un sombrero vaquero y, cuando asomó la cabeza por la ventanilla y les sonrió, pudo ver que tenía un diente de algo que parecía oro.

—¡Buenas tardes, señoritas! —saludó el hombre—. Que lindo perro el que tiene ahí.

Pasha ladró.

—¿Lo puedo tocar? —preguntó el sujeto.

Virginia le lanzó una mirada a Georgie, quien observaba al hombre con recelo. Se encogió de hombros y acercó a pasha. El hombre le acarició la cabeza, juguetón, y Pasha le lamió los dedos en cuanto pudo.

—¿Están saliendo del pueblo? —cuestionó entonces, con un acento extremadamente cargado.

—Sí —pronunció a la vez que Georgie negaba con la cabeza.

—Yo puedo llevarlas.

—No, gracias —se apresuró a contestar la rizada, acercándose a ellos.

—¿Por qué no? —cuestionó Virginia con el ceño fruncido, sin embargo, no la dejó ni contestar—. ¿Puede llevarnos hasta el siguiente pueblo?

—Por supuesto, señoritas —aceptó mientras hacía una seña con su sombrero—. Súbanle.

Virginia y Georgie intercambiaron una mirada. La morena negó con la cabeza, pero Virginia se negaba a tener que caminar tanto, con Pasha cargada en brazos. Además, el tipo parecía bueno y amable. ¿Qué mal podría pasar?

Se subió a la camioneta y Georgie la siguió a malas maneras.

Ya se lo agradecería.

Y, en ese momento, Virginia se arrepintió de no haber hecho aquella apuesta.





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HOLA, GENTEEEEEEE

Ayer me puse la segunda dosis de la vacuna y no pude dormir en toda la noche del frío que tenía. Pensé que iba a sentir que se caía el brazo, pero no me duele más de lo normal, so... Que buen servicio jahdjks

¿Qué tal el cap?

No dice mucho, pero ajá jgdjhs

Es la presentación de Virginia.

¿Qué opinan de ella?

Es virgo, pero la verdad yo la siento más como géminis o cáncer jadjahd, ya sabrán por qué...

Voy a estar haciendo dibujitos de las chicas de esta historia. El dibujo de Virginia ya está en mi instagram (herlliiiiith) juju, por si quieren ir a verlo y darle a amor, la siguiente es la Charlie.

Hasta ahora, ¿qué personaje les gusta más?

Ya no sé que más poner jdgfdghc, así queeeeee gracias por leer, se les quiere.

Nos leemos la próxima semana <3

*Un beso en la uña de su dedo gordo ;)*

Cambio y fuera.

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