"Mi... Mi...¡Michael!"
Me contestaron y comencé a hacer el pedido, mientras jugaba con el cable del teléfono, Michael se mordía sus labios, el tener una mujer hermosa, unas piernas y jugando con el cable lo hacía pensar varias cosas.
-Listo, en un momento viene.- Colgué y lo mire
-¿Qué?, ¿quién?- Despertaba de su sueño
-La pizza, Michael.- Le dije
-Ah, sí.- El siguió sentado, me levante y tome la carta, comencé a reírme, estaba emocionada
-¿De tu novio?- pregunto él desde el sofá
-No tengo novio, es de la Escuela de Música y Canto.- Le dije feliz
-Yo también estudio ahí.- Dijo mientras doblaba su pantalón de la parte baja
-¿En serio?, y ¿qué estudias?-pregunte curiosa, ¿en en la escuela?
-Canto, ¿y tú?- Me dijo con una sonrisa
-Se tocar la guitarra.- Le dije presumidamente
-Y... ¿no tocas otra cosa?- se comenzó a reír
-¡Óyeme!...- Me sentí algo mal, pero a la vez causaba gracia
-Me refería a un instrumento musical.- Se levanto del sofá
-Mal pensada- Me miraba
-Tu empezaste.- Me defendí y el comenzó a reír.
El timbre sonó, la pizza había llegado, abrí la puerta, tome la cartera para pagar, Michael se puso a un lado de mí.
-Yo lo pagaré.- Saco su cartera y le pago al de la pizza, cerré la puerta, el caminó con la pizza dejándola en la mesa de la sala
-No tenias que hacer eso.-Caminaba detrás de el
-Claro que sí, soy un caballero y no puedo dejar que una dama pague algo- Lo mire tiernamente
-Que amable.- Me dirigí a la cocina y abrí el refrigerador, saque el refresco, sentí un abrazo por detrás de mí.
-Tu cabello huele muy bien.- Me decía cercas de mi cabello
-Michael... no hagas eso.- Sentía como unos toques eléctricos y sensaciones por todo mi ser.
-Hacer... ¿qué?... ¿esto?- Se acerco mas a mí y mordió mi oreja, hizo que todo el cuerpo se sintiera con calor y un cosquilleo por todas partes.
-Mi... Mi...¡Michael! déjame...-Me hice hacia adelante y él se hizo a un lado, camine al sillón y el también.
-Olvide los vasos.- Me senté y abrí la caja, olía demasiado bien
-Yo los traigo.- Michael se levanto y tomo dos vasos de la alacena y los llevo a la mesa.
Agarre una rebanada y también Michael, el solo veía como comía y cada movimiento de mi boca.
-¿Podrías de dejar de hacer eso?- Le pregunte, se sentía algo incomodo que me vieran comer.
-¿qué?, ¿mirarte?- Me miraba
-Si.- Me puse algo nerviosa
-Es que no puedo.- Dijo él, yo solo reí, una risita nerviosa, llevaba un día conociéndolo y era realmente sorprendente.
Terminamos de comer y ya era algo tarde, ayudo a levantar las cosas y camino a la puerta.
-Mañana si quieres te puedo llevar a la escuela.- Me miraba
-Prefiero irme caminando.- Respondí
-Está algo lejos, insisto, tengo auto y te puedo llevar.- Puso su mano en su cintura
-Bueno, pero si prometes no volver a hacer lo que paso en la cocina.- Baje la mirada
-No prometo nada.- Me reí y el abrió la puerta
-Yo me retiro, gracias por todo- Sonrió feliz y satisfecho
-No, de nada.- sonreí, Michael se despidió dándome un beso cerca de mi boca, salió y cerré la puerta.
Me recargue en la puerta, me estaba derritiendo por todo lo sucedido, mientras Michael no se aguantaba las ganas de darte un beso en mi boca.
Me despegue de la puerta y estaba mas roja que una manzana, cuando sonó el celular, corrí hasta la habitación y tome la llamada
-¿Hola?- Me sentaste en la cama
-¿Ya llegaste?- dijo una voz de mujer al otro lado del móvil
-¿Quien habla?- Me asuste un poco
-Lucero, tu amiga.- contesto la chica
-Perdona, llegue desde la mañana, ¿y tú?, ¿qué andas haciendo?- pregunte
-Para eso te hablaba, ¿puedo pasar por ti?- Me miro y estoy en plena pijama.
-Estoy desarreglada, y no lo sé.- No tenía muchas ganas de salir
-No te pregunte como estabas, pregunte que si puedo pasar por ti.- Insistía Lucero
-¿Y a donde vamos?- pregunte, a ver si eso hacía que valiera la pena cambiarme de ropa
-Llego en 10 min. - Antes de decir otra palabra, Lucero ya había colgado.
Me fui al ropero, escogí algo de ropa, no sabía que escoger, tome unos jeans y una blusa larga, me arregle el cabello y el maquillaje.
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