Capítulo 5: Disfrutando del dolor

Prácticamente era Aiden quién tocaba a John cuando bebía su sangre. Nadie dijo nada respecto a ese tema, pero ahora las cosas eran claras y obvias.

—Quítate la ropa, ahí donde pueda verte—dijo John con una actitud intimidante mientras se quitaba la suya.

—¿Te gusta mirarme? —interrogó Aiden con una actitud coqueta.

—Tal vez...—se quitó la última prenda de la parte superior y su torso quedó a la vista, el corazón de Aiden latió con impaciencia y tragó saliva.

—¿No tienes miedo? —se acercó a él y se quitó lo último que le quedaba.

—No—dijo sin titubear.

—Pues deberías—deslizó sus manos por su abdomen hasta llegar a su pecho, sintiendo los latidos de su corazón.

—No creo que sea tan malo, he sido tu comida muchas veces—lo tomó de la cintura y lo pegó a él, se acercó a sus labios y los besó.

Aiden iba a volverse loco, tener toda esa jugosa piel tan cerca de él, su aroma, su sabor...

—Cuando el contrato esté hecho tu cuerpo se repondrá más rápido que antes—informó Aiden en un susurro y avanzó junto a él hacia la cama—en todos los sentidos.

"Así que puedo hacerte lo que quiera..."

Aiden volvió a besarlo y lo arrojó sobre las sábanas, dejando caer sobre él todo su peso y fuerza, lo tomó de los brazos y los sujetó por encima de su cabeza, apretándolos sobre las sábanas. Le costaba trabajo mantener la calma, Aiden quería devorarlo de pies a cabeza, pero tenía que ser paciente.

Mordió su labio y John se quejó, jaló de sus brazos, pero no se soltaron en absoluto. La sangre en su paladar era tan deliciosa que lo besó con más intensidad y volvió a morderlo.

John se sentía sofocado, su corazón latía con fuerza y su respiración era agitada. De pronto Aiden lo soltó y lo miró a los ojos.

—No creo poder contenerme...—su voz era suave y llena de deseo. Sus ojos rojos apenas eran visibles en la oscuridad de la habitación, un poco de luz de la luna entraba y algunas velas iluminaban débilmente la estancia.

Pero Aiden podía verlo con claridad, su cabello despeinado, sus labios rojos, su rostro sonrojado, y su expresión tensa. Lo miraba con un poco de vergüenza, pero también con determinación, sin una pizca de miedo.

—No lo hagas—respondió sin apartar la mirada—no te contengas. Desde el principio supe lo que pasaría... sabía que un monstruo como tú no sería gentil.

Aiden abrió un poco más sus ojos en sorpresa y sonrió encantado.

—No seas tan malo—dijo fingiendo estar dolido—Pero ya que lo dices.

Se acercó a su oído y susurró con dulzura:

—Prepárate para ser devorado.

Jaló de su última prenda y la rompió con facilidad, dejando a John completamente desnudo. Era inevitable no sentir un poco de vergüenza, y al estar en la oscuridad sus demás sentidos se agudizaron.

—Antes de comer quiero que mi comida esté...caliente—Aiden tomó el miembro de John y lo acarició, la punta estaba un poco húmeda, y con movimientos lentos hizo que se volviera completamente duro.

John cerró sus ojos y trató de contener su voz, ahora era fácil, pero no sabía cómo sería después, no quería ser escuchado tan fácilmente. Se lo haría difícil a Aiden.

El líquido comenzó a salir y mojó la mano de Aiden. También el suyo estaba goteando, y tomando ambos fluidos los juntó en sus dedos, sonrió con perversión y lo tomó de una pierna.

La empujó hacia adelante y dejó sus piernas abiertas de par en par.

John puso su muñeca sobre su boca y contuvo la vergüenza. Aiden adoraba verlo así, y acercándose a su parte baja tocó la entrada con sus dedos.

—No contengas tu voz, quiero saber dónde se siente bien—musitó Aiden con encanto y metió dos dedos.

John, aún con los ojos cerrados giró su cabeza y mordió su mano, negándose a dejar salir su voz. Esto le pareció divertido a Aiden, y ahora su meta era escucharlo gemir.

Los metía y sacaba cada vez más rápido, los hacía girar y los abría dentro para estirar la piel, presionaba el interior y lo calentaba con la fricción. Tomaba más de sus fluidos y hacía que la zona fuera más resbaladiza y húmeda. Dentro era tan tibio, suave y apretado, y los sonidos húmedos eran más claros con cada movimiento.

Aiden decidió que al menos se tomaría su tiempo en esto, y jugar un rato con John para que su expresión se tornara aún más tímida.

Mientras, John había abiertos un poco los ojos, sus manos temblaban y su respiración era rápida.

Sentir sus dedos en su interior, acariciando cada rincón, lo volvía loco. Al principio le pareció una sensación extraña, pero su tacto se tornó estimulante y volvía todo caliente, se sentía muy bien...Pero se avergonzaba de sí mismo, por disfrutarlo tanto.

Aiden pensó en jugar con su miembro, lamerlo y chuparlo, pero quería que John se corriera sólo estimulando su entrada.

—Vaya...—dijo Aiden en voz baja y se acercó a su pierna—Hueles muy bien ¿acaso tomaste una ducha antes de venir?

Sus sentidos eran más agudos por su naturaleza y podía sentir la fragancia de John con claridad. Olfateó su pierna y esperó una respuesta, pero John no dijo nada.

—Incluso aquí abajo está muy limpio...—rio entre dientes y con un movimiento rápido se acercó a su oído sin dejar de tocarlo ahí abajo—¿lo hiciste a propósito?

John no dijo nada y apartó aún más la mirada con una expresión seria y tensa.

—¿Querías hacer el amor conmigo, antes de matarme? Pensaste: "Aunque sea quiero tener sexo con Aiden una vez..."

Y al no haber respuesta Aiden movió con más rudeza sus dedos y dijo resignado:

—Bueno, la respuesta no importa...porque ya la sé—sintió su dulce aroma y lamió su cuello lentamente.

—Mm....—John no podía seguir guardando su voz... Aiden seguía tocando un lugar sensible.

—¿Te gusta aquí? —volvió a tocar esa zona, y esta vez con más intensidad.

John no abría su boca, pero su voz se escuchaba dentro de su garganta, ahogada y lujuriosa, como si se estuviera quejando.

—No te escucho...—Aiden presionó más fuerte mientras metía y sacaba sus dedos, empujaba esa zona con habilidad, retorciendo sus dedos en el interior.

—Ahh...no sigas—dijo finalmente, su cuerpo se estremeció y sus piernas se debilitaron—ahí...se siente...

Aiden no podía estar más excitado con esa voz, ese dulce gemido ahogado que le pareció eterno y aún resonaba en sus oídos. Y observó sus labios separados, enrojecidos, sus manos apretando las sábanas y su pecho que se movía con agitación.

Sacó sus dedos y acercó su miembro, aún sostenía una pierna y estaba inclinado hacia él. Presionó la punta y observó su expresión con atención.

Sentir el miembro duro, caliente y húmedo tocar su entrada lo hizo estremecer, no lo soportaba más, Aiden había jugado ahí dentro tanto que John deseaba con desesperación ser saciado.

—Rápido...—musitó John.

—¿Qué dijiste? —Aiden estaba sorprendido y quiso molestarlo un poco—No te escucho.

—Mételo rápido—alzó un poco más la voz —Deja de jugar y hazlo de una vez.

Aiden sonrió con picardía y lo metió por completo.

—Ah...aah—John apretó las sábanas y arqueó su espalda involuntariamente.

—Ah... aquí dentro es fantástico—dijo en voz baja y empujó ambas piernas mientras lo metía.

John sentía como ese extraño objeto entraba y salía, tocando y llenando todo su interior. Cada embestida era feroz y salvaje, sin compasión, sólo puro deseo lujurioso. Y entre todo eso había una rara mezcla entre el dolor y el placer, quería que lo hiciera con más calma, pero también lo quería así, rudo y rápido.

—Vamos, mírame—dijo Aiden con voz cansada sin dejar de moverse.

John escuchaba su aliento excitado, el sonido húmedo de su miembro, su piel contra su piel...Era suficiente para volverlo loco, y ahora también tenía que mirarlo.

Giró su cabeza y lo miró con una expresión cansada, sus cejas estaban tensas y sus labios ligeramente separados.

Aiden sostenía sus piernas, su mirada era perversa y encantadora mientras lo empujaba con fuerza, su cuerpo se mecía junto al suyo, y vio como todo se movía y temblaba con obscenidad.

Sus mejillas se coloraron y se miró a sí mismo desde ese ángulo.

—Muy sexy ¿no? —abrió un poco más sus piernas y levantó sus caderas—ojalá pudieras verlo desde aquí...

Aiden lo penetró más rápido y más profundo, y John, con sus sentidos nublados no podía creer que Aiden podía ir con más intensidad.

—Ah...AA....Aiden....

Ya no podía controlarse así mismo en ningún sentido, su cuerpo ardía en lujuria y en vergüenza, quemaba, el calor abrasador y las sábanas lo hacían sentir sofocado.

Y esa parte, siendo golpeada uno y otra vez, haciendo que esa sensación extraña se acumulará más y más, como si fuera a explotar.

—A-Ah...—la voz de John temblaba entre gemidos, sin poder articular si quiera una palabra.

Aiden lo soltó y lo sujetó de los brazos, inclinándose más hacia él.

Aiden sentía el calor de su cuerpo, y su excitación, su respiración y como su sangre hervía de placer.

John no podía soportarlo, todo eso era tan nuevo y estimulante que su cuerpo se tensó de repente, su interior se contrajo y se corrió, dejando ir un profundo y largo suspiro de placer, sintiendo esa sensación recorrer cada centímetro de su piel, que parecía ser eterna.

Aiden no se detuvo hasta que también se corrió dentro de él, sintiéndolo más caliente y apretado al final, y con ese esplendido gemido un escalofrío recorrió su cuerpo, dando un encantador toque final.

—Eres estupendo—susurró Aiden y observó a John, completamente desplomado y aturdido.

Soltó sus brazos y poniendo su mano en su frente lo besó.

Sus labios eran calientes y débiles, cediendo todo el control a Aiden, quién los saboreó muy lentamente.

Cuando ya estuvo satisfecho lo dejó ir, lo sujetó del hombro y le dio la vuelta, dejando su pecho contra las sábanas.

—¿Qué... estás haciendo? —preguntó John aún aturdido.

—Esto apenas es el comienzo, la carne debe estar más blanda y caliente.

Con sus manos lo tomó de las caderas e hizo que sus rodillas se apoyaran en la cama.

—Mantente así—ordenó, y aún con sus manos en sus glúteos volvió a meter su miembro, que estaba erecto otra vez.

—Ah...es muy...

Su interior palpitaba, dolía y ardía, y sentir de nuevo ese objeto tan duro y caliente siendo introducido una y otra vez...no sabía cómo manejarlo, quería que se detuviera.

Su respiración chocaba contra las sábanas y sus rodillas apenas lo mantenían, siendo Aiden quién no lo dejaba caer, sostenido sus caderas. Apretaba y tocaba sus suaves glúteos mientras sentía su interior, yendo cada vez más profundo.

—John...—dijo con una voz excitante—mírame.

John escuchó sus órdenes entre todos esos vulgares sonidos. Como pudo movió la cabeza a un lado, se apoyó con un brazo y lo miró, con una expresión débil.

Aiden sonrió con maldad, su silueta fue iluminaba por las velas y sus blancos colmillos relucieron con encanto.
Él se movió con más intensidad y rudeza, yendo tan profundo que tocó muchos lugares sensibles a la vez.

—Ahhm...aa—John cerró los ojos y bajó la mirada al sentirlo, pero Aiden no se detuvo y dijo con voz demandante:

—No dejes de mirarme.

John volvió a mirarlo y observó cómo era penetrado por Aiden, miraba como lo tocaba, él golpeando su piel contra la suya, estimulando sus sentidos ofuscados.

Aiden bajó la intensidad y lo tomó del mentón, se detuvo y lo miró con sus perversos ojos rojos.

—Ahora mírate a ti mismo—lo soltó y volvió a moverse.

John apoyó su frente en su brazo mientras gemía débilmente, acomodó su cabeza y abrió los ojos.
Su pecho y piernas temblaban, se tambaleaba y sus genitales se movían con cada penetración, generando una vista vulgar y erótica.

Su miembro se volvió completamente duro y los fluidos comenzaron a gotear de él. Su rostro se sonrojó por completo y su respiración se volvió más pesado. John no podía creerlo, se había puesto erecto con sólo verse a sí mismo, y al recordar que fue por las órdenes de Aiden su corazón se hundió, sintiéndose avergonzado.

—¿Te gustó? —preguntó casi sin aliento y deslizó sus manos desde sus caderas hasta su cintura—Que envidia, como quisiera verlo...—Aiden mantuvo el ritmo y el placer lo invadía totalmente.

Y sin esperarlo John sintió como sus fluidos lo llenaban, dejando una sensación húmeda y tibia.

Aiden aún estaba dentro de él cuando se inclinó, lo abrazó por la espalda y lamió su piel, acarició su pecho y tomó su miembro en sus manos, que para su sorpresa aún estaba duro y mojado.

—Oh...—fue lo único que dijo, haciendo que John se avergonzara al máximo—Descuida, puedo ayudarte.

Su voz sonaba maliciosamente encantadora, y sintió cómo su miembro se volvía erecto de nuevo aún dentro de él.

Abrió los ojos con alteración, y cuando iba a decir algo Aiden lo sujetó del pecho y lo levantó, haciendo que su espalda tocara el agitado pecho de Aiden.

Se acercaron a la cabecera de la cama, y con voz baja y suave Aiden susurró en su oído:

—Sostente de la pared—y tomándolo de los glúteos subió y bajó todo su cuerpo, yendo profundamente.

John se sostuvo débilmente de la pared, pero esa posición le provocaba escalofríos al sentir el aliento excitado de Aiden, su voz, su cuerpo tan pegado al suyo, y él, sentado sobre él de esa manera.

Aiden se asomó por su hombro y lo miró. Su pecho agitado, su abdomen marcado por la tensión y el esfuerzo, sus rodillas temblorosas que apenas lo sostenían, y su miembro, que se agitaba con cada embestida. Aiden sonrió con lujuria y lo tomó de la cintura, tratando de sentir con más claridad su cálido interior....

Ni siquiera John sabía cómo se sentía, dolía y también le gustaba, como si el placer fuera dolorosamente exquisito por naturaleza, como si el calor y esa sensación pegajosa en su interior fueran la cosa más deleitante del mundo. Pensaba que no podía volver a correrse, ya lo había hecho una vez, pero su cuerpo decía otra cosa, esos lugares tan sensibles seguían siendo atacados, siendo estimulados sin parar.

Pero no importa cuánto los tocara, sentía que debía ser con más fuerza, hasta ser destrozado.

—Yo...no...

—¿Qué sucede cariño? —dijo en su oído.

—Más...no puedo—su voz temblaba y no sabía cómo decirlo sin sentir vergüenza.

—Habla claro—ordenó con rudeza—o si no dejaré de moverme.

John respiró hondo y se enfocó sólo en lo que estaba sintiendo, olvidando quién era junto con su vergüenza.

—Hazlo más fuerte, sé más rudo conmigo, te lo suplico, ya no puedo soportarlo más, quiero venirme rápido—su cuerpo se estremeció y escuchó claramente su propia voz, junto con sus gemidos.

Aiden sonrió con maldad y lo abrazó por la espalda.

—¿No quieres que me contenga?

—N-No...

—Bien, tú lo pediste—se separó de él y tomándolo por los hombros le dio la vuelta, quedando los dos cara a cara—Agárrate de mis hombros.

John obedeció y bajó la mirada al sentir la intensa mirada de Aiden, quién no espero ni un segundo más y lo tomó de las caderas, y lo metió de nuevo lentamente. John tembló un poco y exhaló con timidez.

Pero Aiden no se movió, por lo que John lo miró a los ojos.

—Tienes que mirarme si quieres que sea rudo—su mirada era tan malévola y perversa que John no pudo apartar la vista.

Y fue ahí cuando Aiden apretó sus glúteos y los abrió, John se quejó y sus cejas se tensaron, sus manos se clavaron en su pálida espalda, y sintiendo como el miembro de Aiden salía de él fue penetrado hasta lo más profundo.

John se retorcía y su cuerpo se contraía, sentía las frías manos que apretaban y estiraban su entrada, su fuerte agarre que lo hacía subir y bajar, con tal rudeza y fuerza que todo su interior ardía, tocando cada rincón hasta no poder más, llegando a lugares que desconocía, con ese objeto que era duro y suave al mismo tiempo, que se resbalaba en toda esa humedad, provocando esos sonidos tan excitantes y lascivos.

Y una sensación extraña y placentera comenzó a surgir desde muy dentro, sus gemidos se hicieron más fuerte y roncos, su cuerpo se debilitó por completo y su interior se contrajo tanto que podía sentir todo el miembro de Aiden con total claridad, volviéndose caliente y apretado. Sintió un orgasmo tan fuerte y claro que su espalda se tensó y un largo gemido ahogado hizo eco en todo el lugar, saliendo de su miembro un líquido lechoso que mojó su abdomen y el de Aiden.

Quién a los segundos también se corrió, llenando ese caliente y suave agujero.

Y ver la expresión de John al llegar al orgasmo, sentir su apretado interior ser llenado, su aliento y escuchar su voz...fue lo más exquisito que haya experimentado jamás.

Ambos se sentían en la cima del placer, y sin esperar más Aiden lo derribó y lo acostó sobre la cama, y tomándolo del brazo y la mandíbula clavó sus colmillos afilados en su cálido cuello.

John aún estaba aturdido y sentía como esa sensación placentera recorría cada centímetro de su cuerpo, cuando en medio de todo eso fue arrojado y mordido. Pero extrañamente le resultó aún más excitante, ese dolor se tornó en parte del éxtasis y disfrutó de ser devorado, del dolor y de ser subyugado.

Ser la moribunda y excitada presa debajo de ese lujurioso y salvaje monstruo, apretando su cuerpo con su peso, sin ninguna oportunidad de escapar... era lo más excitante en esos momentos.

Y Aiden, al morder a John sintió los alocados latidos de su corazón, y su voz, que aún se escuchaban como gemidos de placer. Fue ahí donde se dio cuenta que John también estaba disfrutando el ser devorado, y como si hubieran roto la jaula en donde estaba lo mordió por todas partes, bebiendo de su sangre sin parar.

Los sentidos de ambos estaban revueltos y nublados, dejándose llevar por el calor del momento...

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