Capítulo 25: Cena bajo la superficie
Elena despertó sintiendo una mezcla de nervios y determinación. La cena con Alexei era una oportunidad crucial para obtener más información, pero también sabía que Damián no estaría de acuerdo con este encuentro. A lo largo del día, se preparó mentalmente para la noche que se avecinaba, sabiendo que debía estar en su mejor forma para manipular a Alexei sin levantar sospechas.
Al caer la tarde, se vistió con un elegante vestido rojo que resaltaba su figura, sabiendo que debía deslumbrar a Alexei para mantener su atención. Se miró al espejo una última vez antes de salir, ajustando los últimos detalles de su apariencia.
Elena llegó al restaurante, un lugar caro y muy exclusivo situado en una de las zonas más lujosas de la ciudad. Las luces tenues y la decoración opulenta creaban un ambiente de sofisticación y exclusividad. Al entrar, fue recibida por un maître que la condujo hasta la mesa donde Alexei ya la esperaba.
—Elena, te ves absolutamente deslumbrante —dijo Alexei, levantándose para recibirla con una sonrisa.
—Gracias, Alexei. El lugar es increíble —respondió Elena, devolviéndole la sonrisa mientras tomaba asiento.
Durante la cena, Alexei no dejaba de mirarla con admiración. La conversación fluyó con facilidad, pero Elena sabía que cada palabra debía ser cuidadosamente medida.
—Me alegra que hayas aceptado mi invitación. Desde que te conocí, no he dejado de pensar en ti —dijo Alexei, acercándose un poco más.
—Es un honor estar aquí contigo, Alexei. Eres un hombre muy interesante —respondió Elena, manteniendo su tono suave y seductor.
A pesar de las advertencias de Elena, Damián no pudo quedarse de brazos cruzados. Infiltró el restaurante, disfrazado y con una gorra para ocultar su rostro. Sabía que debía estar cerca para asegurarse de que Alexei no se sobrepasara.
Damián se posicionó en un rincón oscuro del restaurante, observando cada movimiento de Elena y Alexei. Cada sonrisa y cada gesto de Alexei hacia Elena encendían su ira y su preocupación.
En un momento oportuno, Elena se levantó excusándose para ir al baño. Damián la siguió discretamente. Al entrar en el baño de mujeres, Elena sintió una mano firme sujetándola y, al girarse, vio a Damián. La ira y el alivio se mezclaron en sus ojos.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¡Te dije que era demasiado peligroso! —susurró Elena, tratando de mantener la calma.
—No podía dejarte sola con ese tipo. Te estaba mirando como si fueras su próxima presa —respondió Damián, susurrando con intensidad.
Elena sintió la tensión en el aire, una mezcla de miedo, ira y deseo. Sin poder resistirse más, se acercó a Damián y lo besó con una pasión contenida durante demasiado tiempo. Damián respondió con igual fervor, sus manos recorriendo su espalda mientras la apretaba contra él.
El baño era pequeño y la situación precaria, pero en ese momento, el mundo exterior dejó de existir. Los besos se volvieron más urgentes y las manos más intrépidas, hasta que Elena se apartó abruptamente.
—No podemos hacer esto aquí. Tengo que volver a la mesa antes de que sospechen algo —dijo Elena, respirando con dificultad.
Damián asintió, su mirada llena de deseo y preocupación.
—Ten cuidado, Elena. No soportaría perderte —dijo, acariciando su rostro una última vez antes de dejarla ir.
Elena se arregló rápidamente y salió del baño, volviendo a la mesa donde Alexei la esperaba. Él la miró con una mezcla de curiosidad y atracción.
—Espero que no haya pasado nada grave —dijo Alexei, con una sonrisa.
—Nada grave, solo necesitaba un momento para mí —respondió Elena, recuperando su compostura.
La cena continuó con una mezcla de conversación trivial y momentos tensos. Elena sabía que debía mantener la fachada mientras recopilaba toda la información posible.
Mientras la cena avanzaba, Alexei comenzó a abrirse más, quizás influenciado por el vino y la atmósfera íntima.
—Sabes, Elena, confío en ti más de lo que confío en muchos de mis socios. Siento que hay una conexión especial entre nosotros —dijo Alexei, tomando su mano.
Elena sonrió, pero en su mente planeaba su siguiente movimiento.
—Yo también siento eso, Alexei. Me alegra que podamos pasar tiempo juntos —respondió, manteniendo el contacto visual.
Alexei le contó sobre algunos de sus negocios, omitiendo detalles importantes pero suficiente para que Elena pudiera inferir la magnitud de sus operaciones. Ella escuchaba atentamente, memorizando cada palabra.
Al finalizar la cena, Alexei la acompañó hasta la puerta del restaurante. Elena se aseguró de no mostrar ninguna señal de la intensa emoción que había vivido minutos antes con Damián.
—Gracias por esta maravillosa noche, Elena. Espero que podamos repetirlo pronto —dijo Alexei, besando su mano.
—Yo también, Alexei. Fue una noche inolvidable —respondió, sonriendo.
Al despedirse, Elena se dirigió a un lugar seguro donde pudiera comunicarse con Damián y el equipo. Necesitaba compartir la información obtenida y planificar los próximos pasos.
De regreso en su refugio, Elena encendió su portátil y comenzó a transmitir la información al equipo.
—La cena con Alexei fue muy productiva. Confirmé que los rusos tienen un cargamento importante llegando el lunes a través de la ruta del norte. Además, Alexei confía en mí más de lo que pensaba. Necesitamos actuar rápido —escribió, enviando el mensaje.
Damián respondió casi de inmediato.
—Me alegra que estés bien. Tenemos que usar esta información con cuidado. —escribió Damián.
Simultáneamente, Elena escribió a Damián por su chat privado.
—Debo reconocer que me gustó verte... —escribió Elena.
—Sé que no debí hacerlo, puse en peligro mucho. La idea era que nadie me viese, ni siquiera tú. Lo siento. —respondió Damián.
—Creo que disimulaste mejor cuando nos conocimos. ¿Qué pasa, Damián? ¿Estás nervioso? —escribió Elena, con un toque burlesco y de flirteo.
—Tal vez un poco. No soporto ver a Alexei tan cerca de ti. —Damián contestó, su mensaje transmitiendo una mezcla de celos y preocupación.
—Sabes que es parte del plan. Pero entiendo tus celos. —Elena respondió, suavizando el tono.
—No es solo celos, Elena. Me preocupa tu seguridad. —escribió Damián rápidamente.
—Estoy bien, Damián. Puedo manejarlo. Además, tu irrupción me recordó lo mucho que me importas. —respondió Elena, tratando de calmarlo.
—¿Solo eso? Pensé que te habría recordado algo más. —escribió Damián con un toque de picardía.
—Oh, me recordó muchas cosas... sobre todo lo que pasó en el baño. —Elena escribió, añadiendo un guiño al final.
—Eres una provocadora, ¿lo sabías? —contestó Damián, claramente disfrutando del juego.
—¿Y tú, siempre tan impetuoso? No podía creer cuando entraste al restaurante. —respondió Elena, con un tono juguetón.
—No podía dejar que Alexei te pusiera una mano encima. ¿No te gustó mi entrada heroica? —preguntó Damián, siguiendo el tono ligero.
—Heroica es una palabra fuerte. Pero admito que me hizo latir el corazón más rápido. —Elena contestó, coqueteando.
—Ese era el plan. —Damián escribió, con un emoji de guiño.
—Lo que pasó en el baño no estaba en el plan. —Elena añadió, recordándole la pasión que compartieron.
—Y aun así, no pude resistirme. —respondió Damián, mostrando su deseo.
—Creo que ninguno de los dos pudo. Fue... intenso. —Elena escribió, dejando entrever su propia emoción.
—Lo fue. Y lo repetiría, pero no quiero ponerte en peligro. —contestó Damián, tratando de mantener el equilibrio entre su deseo y su preocupación.
—Eres demasiado protector. Pero eso también me gusta de ti. —Elena respondió, suavizando el tono.
—No puedo evitarlo. Quiero que estés a salvo. —escribió Damián rápidamente.
—Estoy bien, Damián. Puedo manejarlo. Además, tu irrupción me recordó lo mucho que me importas. —respondió Elena, tratando de calmarlo.
—Confío en ti, Elena. Solo odio tener que estar tan lejos. —contestó Damián, mostrando su frustración.
—Yo también odio estar lejos de ti. Pero esta es la única forma. —Elena escribió, con un tono más melancólico.
—¿Qué te dijo Alexei al final de la noche? —preguntó Damián, desviando el tema para concentrarse en la misión.
—Quiere que nos veamos mañana. Me invitó a una cena en su yate. Quiere impresionarme, supongo.
—Elena explicó, describiendo la nueva invitación de Alexei.
—¿Estás segura de que puedes manejarlo? —preguntó Damián, preocupado.
—Sí, Damián. Puedo manejarlo. Tengo que hacerlo. —respondió Elena, decidida.
—Solo quiero que estés a salvo. —Damián escribió, su preocupación palpable.
—Lo estaré. Te prometo que seré cuidadosa. Ahora, necesitas descansar. Tenemos un día largo mañana. —Elena escribió, tratando de terminar la conversación con una nota positiva.
—Está bien. Descansa tú también. —contestó Damián, sabiendo que no podía cambiar la situación.
—Buenas noches, Damián. —escribió Elena, cerrando el chat con un sentimiento de calidez.
—Buenas noches, Elena. —respondió Damián, antes de cerrar la conversación.
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