10 | Estoy acabada
26 de Julio de 2019
Mis ojos se mantienen fijos en la bandeja de entrada de mi correo.
Parpadeo varias veces para asegurarme que no estoy leyendo mal, pero nada ha cambiado. Las palabras de Olimpia siguen en el mismo sitio. Sé que Carla no tiene la culpa de nada, ¿quién controla un problema estomacal? Ahora la que sufre las consecuencias soy yo. Hasta pruebo a pellizcarme para comprobar si estoy soñando.
—¿Te torturas a ti misma?
Giro la cabeza en cuanto escucho la voz de Carla. Sostiene un cuenco de palomitas. Mi tripa ruge en cuanto las ve. Ni siquiera soy consciente del tiempo que llevo frente al ordenador, esperando que el correo desaparezca.
—Es por una buena causa —digo.
Cierro sesión y dejo el portátil sobre la mesa. No quiero saber más del tema. El lunes cuando vuelva a la revista ya me comeré la cabeza y maldeciré mi existencia. En menudo lío me he metido yo solita.
—¿Y esa buena causa tiene nombre?
Deja de pensar en ello, Estela.
Mi silencio responde a su pregunta. Recordar la escena con Lander en su casa, altera todos mis sentidos. No busqué esa cercanía, pero el chico de las redes agotó mi paciencia y sentí que debía pagarle con la misma moneda. No salió muy bien, porque no he parado de pensar en ese momento.
En su respiración sobre mi cuello.
En mi mano en su pantalón.
Y en lo bien que se sintió todo.
—Parece que ese chico... —comienza a decir—, te atrae.
Niego con la cabeza demasiado rápido, como si la simple idea de sentir una atracción por Lander fuera la cosa más horrible del mundo. Mi reacción no pasa desapercibida para Carla, que muestra una enorme sonrisa. En su mirada puedo leer «Tengo razón y lo sabes».
Me llevo las manos a la cara, tratando de ocultar la vergüenza.
—La he liado —murmuro.
Mi confesión la confunde, es normal. Aunque el jaleo que flota por mi cabeza es mucho más complicado de entender.
—Se puede saber qué... —Se calla en cuanto conecto mis ojos con los suyos—. ¿No me digas que habéis follado?
—¡No! —chillo—. Pero sí hubo acercamiento.
Borra esos pensamientos, Estela.
—Tu mirada dice otra cosa. —Señala mi cara, y después se mete varias palomitas en la boca.
Agarro un puñado yo también para generar un silencio en el ambiente que me permita pensar con claridad. No he vuelto a tener contacto con Lander desde ese día, ganas no me han faltado, ¿pero qué voy a decirle? El problema es que va a durar poco, porque gracias a la magnífica idea de mi jefa, el chico de las redes tendrá una sección en la revista.
Una sección que conduciré yo.
Implica pasar tiempo con él.
—Le toqué por encima del pantalón —suelto sin analizar mis palabras.
Carla tose, y tengo miedo de ser la causante de un atragantamiento. Tarda varios minutos en recomponerse. La sorpresa sigue sin abandonar su rostro, pero da paso a una leve sonrisa.
—Dime que es una jodida broma —ríe.
Suspiro.
—Ojalá lo fuera.
Deja el cuenco sobre la mesa y gira su cuerpo para estar de frente. En el reflejo de sus ojos veo que se esfuerza en procesar la bomba que acabo de soltar. Yo estaría igual en su lugar. Cuanto más lo pienso, más vergüenza siento. ¿Con qué cara le miro a partir de ahora? Si tuviera la opción de ignorarle... Lástima que la vida ha decidido ir contra mí.
—¿Y cuál fue su reacción?
Todavía siento la mirada de Lander clavada en mí cuando me largué de su casa. Maldita cuenta de instagram.
—Al principio se quedó en shock, pero luego me siguió el juego —Suspiro—. ¿Qué voy a hacer?
Ojalá tuviera la oportunidad de retroceder el tiempo y cambiar lo que hice.
Carla parece muy feliz con mi problema, pero el artista de las redes es una complicación que no quería en mi vida. Tengo mucho con lo que lidiar y los asuntos amorosos sólo crean líos. Si hubiera sucedido en una noche de fiesta, pues como se suele decir «Si te he visto ni me acuerdo», pero vamos a trabajar juntos.
—¿Por qué tuviste que ponerte mala aquel día? —Me quejo.
El 21 de junio fue un desastre tras otro. El metro se estropeó y la ausencia de mi amiga en la oficina, ocasionó la entrada de Lander en mi vida. Delia, mi abuela paterna, diría que fue cosa del destino, pero nada más lejos de la realidad, porque todo a mi alrededor se ha revolucionado desde entonces.
Si es el destino, se está riendo en mi cara.
—¡Cómo si tuviera la culpa de eso! —exclama entre risas.
Suspiro, resignada. No la tiene, pero alguien será el causante de mi mala suerte. La conversación termina cuando siento vibrar mi móvil, seguido del sonido de una nueva notificación. Miedo me da leer el mensaje.
—¿No contestas? —pregunta Carla, al ver que no muevo ni un músculo.
Trago saliva, y antes de tomarlo, froto mis manos contra el pantalón para eliminar todo rastro de sudor. En realidad estoy retrasando el momento. Me siento idiota por temer leer un mensaje.
Desbloqueo la pantalla y me quedo blanca en cuanto leo el emisor. Se me pasa por la cabeza tirar el móvil por la ventana, esconderme en mi cama y no salir de ahí hasta que se extinga la raza humana. Para ese entonces ya no habrá peligro. Sin Lander, mi vida volvería a la tranquilidad. Carla golpea mi pierna, animándome a leer.
—No es el fin del mundo, Estela —murmura—. Lee el maldito mensaje de una vez, así podremos iniciar nuestra sesión de películas.
Seguro que es por trabajo.
Controla tu respiración, Estela.
Todo estará bien.
Alejo el miedo y entro en la conversación que tenemos en común. Cierro un segundo los ojos y cuando me siento preparada, leo.
Lander: No te librarás de mí tan pronto.
Lander: Ah, y no me saco de la mente lo del otro día.
Lander: Cuando quieras repetimos ;)
Es el fin.
Estoy acabada.
¡Hola!
Esta nota de autora va a ser cortita, y para avisar que la novela ya alcanzó la mitad de la trama, también para informar de que se vienen capítulos que me encantan, donde se profundiza más en la relación de Estela y Lander.
¿Qué pasará ahora que les toca trabajar juntos de nuevo?
¿Cómo será el reencuentro?
Nos leemos pronto con más 🥺. Tu voto y tus comentarios me motivan, así que no tengas miedo de compartir tu opinión conmigo, tanto de la historia como del capítulo 💙
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