Momentos para llorar y crecer.
Ya habían pasado varios días desde que habían dado de alta a Shun. Todos volvieron a sus tranquilas vidas dentro de la mansion. Mas de vez en cuando se portaban algo sobreprotectores con su amigo, algo que a este le hacía sentir incómodo. Bueno más Ikki que el resto pero eso no quitaba lo incomodo.
Uno de los días destacó en especial y es que fue una lluvia de lágrimas para todos, y fue provocado por el pequeño insidente que había creado Seiya al prometerle a su amigo ver una película. Eso era mejor que ir a la ópera, algo que hubiera aburrido a todos menos a Shun y Saori, ya que ese era un gusto que solo ellos dos compartían y disfrutaban tranquilamente, pero que por votación perdieron quedando en victoria la película. Al final Seiya termino planeando todo.
- Bueno entonces ¿Cuál vemos? - decía Seiya con una pelicula en cada mano.
- ¿Cuales son las opciones? - dijo Shiryu que se encontraba recargado en una pared con los brazos cruzados.
- Tenemos "siempre a tu lado" y "la maldición del demonio" - dijo Seiya como si dijera la lista de alimentos en lugar de películas tan fuertes.
- Tienes suerte de que ikki no este aquí o te mataría - la voz de Hyoga que estaba en el sillón se unió a la platica.
- Eso ya lo había pensado Hyoga - le respondió tranquilamente el castaño- por qué crees que no está.
- Aún no puedo creer que te hayas comido las cinco bolsas de palomitas tu solo Seiya - comento Shiryu algo sorprendido.
- Esa fue mi primer idea Shiryu - el castaño se encogió de hombros - pero después de las primeras dos recordé que tenía que guardar espacio para las palomitas de la pelicula, asi que oculte las otras bajo mi cama.
- Si se entera te va a ir muy mal Seiya - le advirtió Hyoga.
- Eso ya lo veremos - dijo Seiya confiado - pero yaa díganme ... - levantó ambas películas - ¿Cuál vemos?
- Pues...no se... - Hyoga miro a Shiryu - ¿Tu cual decidirias Shiryu?
- Yo elijiria Hachiko - opino el dragón.
- Entonces... Mmmm - Seiya puso cara pensativaa tirando a un lado la sugerencia de Shiryu
Después de unos minutos Seiya seguía igual de pensativo hasta que...
- ¡Ya toma la del perro! - decidío Hyoga ya cansado de las dudas de Seiya.
- Okey - respondió con tranquilidad como si se lo hubieran dicho de buena manera.
El ruido de la puerta de la entrada los distrajo. Pero todos soltaron un gran alivio al ver de quién realmente se trataba.
- Hola, ¿Que hacen? - saludo un ojiesmeralda que entraba por la puerta con su ya conocida sudadera para correr.
- Ya llegaste, bañate rápido que ya tenemos la película que vamos a ver - le ordenó Seiya con entusiasmo a la vez que sacaba el disco y lo empezaba a poner en la vídeo.
- Pero... - Shun dudo, su hermano ya le había advertido que no lo hiciera. Vio a su alrededor y noto la ausencia de dos personas - Aún falta mi hermano y la señorita Saori.
- No esperaremos a Ikki, dijo que la podíamos ver sin el - dijo el castaño que sonrió con nerviosismo.
- ¿Y Saori?
- Llamo hace un momento, vendrá tarde...otra vez - respondió con tranquilidad Shiryu. A diferencia de Seiya esa si era una verdad.
Saori últimamente estaba muy ocupada, si no era por ir a la fundación era por otro asunto pero los esquivaba muy seguido. Si, les hablaba y veía normalmente. Era la Saori de siempre solo que ahora tenía mas trabajo que nunca y por eso no tenía mucho tiempo para estar y convivir como antes. Al menos eso les había dicho.
- De acuerdo - el peliverde se dirigió a las escaleras y comenzó a subirlas -, no me tardo, si quieren vayan preparando las palomitas.
- Sip, de eso yo me encargo - Seiya rapidamente siguio los pasos del peliverde por las escaleras pero hacia su habitación para agacharse bajo su cama y tomar las palomitas escondidas.
- Ikki lo va a matar - le susurró Shiryu a Hyoga a lo que el ruso solo asíntio, antes de comenzar la película le preguntaría a Seiya que flores quería para su altar.
- ¡Noche de cinito! - grito Seiya bajando rápidamente por las escaleras levantando las bolsas de palomitas entre ambas manos como si fueran trofeos corriendo directamente a la cocina para ponerlas en el microondas.
- "La película que le costó la vida a Seiya" esa pelicula sí que sería un exito - bromeó Hyoga riendo bajo junto a Shiryu.
Pero era Seiya, que esperaban, cuando se proponía algo lo cumplía sin importar que. Su error era ni pensar en las consecuencias.
10 minutos después...
Shun ya regresaba de su baño, palomitas listas y todos acomedidos en los sillones, Seiya solo tuvo que poner la película, presionar play y sentarse con los demás para empezar la tragicomedia.
- Aww que bonito perrito.
- No te emociones Shun - le alertó Shiryu que ya hace poco había visto la película y no había terminado muy bien. Los demás también se veían encantados con la ternura del cachorro.
40 minutos después...
- Se murió
- Tranquilo Seiya, solo es un problema falso. Seguro luego aperece que el dueño sobrevivio de alguna forma milagrosa y va por su mascota - Dijo Hyoga que también veía con preocupación la escena. Pero confiaban en que harían el conocido cliche.
Shiryu solo se les quedó viendo de costado con cara de "y lo que viene" pero prefiero no decir nada y que ellos lo vieran por sus propios ojos.
1 hora después...
- Hachiko...se murió - dijeron los tres al unísono, de forma traumate todos se veían traumados y casi hasta el borde de lagrimas.
Después de ver los créditos las palabras quedaron de más.
10 minutos después:
El ambiente en la mansión se sentía triste, algunos ya habían superado la pérdida, otros aún se estaban recomponiendo y uno más nunca sintio nada.
El sonido de la puerta abriéndose alertó a las muchachos que sabiendo perfectamente quién seria ya se iban haciendo la idea de lo que vendría.
- ¡Que hicieron! - pregunto un alterado fénix que apenas entro a la sala se encontró con la escena del peliverde con incesantes lágrimas en los ojos. De inmediato arrojó la bolsa con las palomitas que había traído atinadamente a la mesa y se acercó a Shun para verlo minusiosamente tras dedicárle una escalofriante mirada asesina a Seiya.
- Se murió...el se murió...lo espero y nunca llego - decía el menor entre sollozos.
- ¿Eh? - lo miro Ikki preocupado, y dudoso ¿Quién había muerto?
- Hachiko - le respondio Shiryu con tono triste pero sereno mirando a ambos hermanos.
Ikki vio la televisión y efectivamente estaba eso, luego paso su mirada directo a los tres y con enojó les reclamo.
- Les dije que no podían ver la película y mucho menos ... - señaló discretamente con la cabeza el triste peliverde del sillon dejando en claro el "con el" que quería decir - ¿De quién fue la idea? - pregunto en tono amenazante.
Hyoga y Shiryu sin dudarlo señalaron a Seiya.
- Traicioneros - los miro el castaño entrecerrados los ojos rojos y cruzándose de brazos mientras les negaba con la cabeza. El trato había sido decir que la idea fue de los tres pero ellos nunca aceptaron, eso es algo que el había dado por hecho. Ese había sido su error.
- Haber ...
Ikki cerro los ojos y respiro profundo en un intento de tranquilizarse y no comenzar a gritar, al menos no aún. Tomo a su hermano por la mano y ambos subieron las escaleras. Mientras todos veían el recorrido que hacían, Seiya en su lugar se hacía chiquito, muy chiquito esperando lo que le vendría después.
Ikki llevo a Shun a su habitación y lo sentó en la cama. Después de esperar un rato las lagrimas de su hermano comenzaban a frenar haciendo que pudiera entablar una conversación.
- ¿Ya estás mejor? - el menor asintio - ¿ahora sí se puede saber por que no me obedeciste? - le pregunto mirándolo como un padre regañando a su hijo.
Tras estas palabras Shun lo miro y aún con los ojos cristalinos pudo ver a la perfección la mirada de Ikki clavada sobre el, si, lo había desobedecido más...
- Era una película muy bonita Ikki, no podía dejarla pasar - le contesto suavemente.
El menor le dedicó una sonrisa pero eso no quito la cara sería de Ikki, en realidad en esos momentos creía que lo catigaria, pero ¿Por tan solo ver una película? Bueno hasta para el eso sería exagerado, pero Ikki era igual de impredecible que Seiya.
- Si, era tan bonita la pelicula, que te dejo peor que lluvia - le respondió sarcástico ikki rodando los ojos.
- Pues si pero... hermano, a veces las cosas más bonitas vienen de forma dolorosa, pero lo valen - le respondió dulcemente.
Aquellas palabras lograron que Ikki lo volviera a ver, fijo vista en esas esmeraldas rojas y cristalinas a causa de las lagrimas, mismas que habían formado surcos por sus mejillas al caer, pero todo era decorado por una suave sonrisa en sus labios. Su rostro era la mejor muestra de la tristeza y alegría juntas en sinfonía con un resultado más que esplendido. Para el esa era una muestra más que exacta a lo que Shun se refería. A veces lo mejor sale de lo más doloroso.
Fue entonces cuando su mente regreso a un recuerdo, aquel cuando estaba a punto de matar a Shun en la montaña de León, ese fue el dolor que su corazón sufrió para llegar al alivio y paz momntos después cuando estaba por caer al abismo y su hermano, a pesar de que intento matarlo lo ayudo arrasando en el paso con el odio que lo dominaba. En esos momentos fue cuando la oscuridad dio paso nuevamente a la calidez de alguien importante en su corazón.
- ¿Hermano?
Shun lo miro extrañado, Ikki parecía perdido. Apenas lo llamo el peliazul regreso a la normalidad y dejando los recuerdos para después acarició la mejilla de Shun para limpiar los rastros de lagrimas.
- Puede que tengas razón Shun, pero eso no te da derecho a desobedecerme - solto su mejillas y abrió el cajón de la mesita al lado de la cama y tomando el botecito de medicinas intengo abrirlo más no podía con ese maldito seguro para niños y comenzo a desesperarse.
Shun al ver que se empezaba a frustrar por no poder con ese seguro soltó una pequeña risa. Su hermano no era del tacto delicado y mucho menos cuando se empezaba a desesperar, a este paso seguramente terminaría rompiendo el botecito, así que tomo el botecito de las manos de Ikki y con un ligero movimiento fácilmente lo abrió, puso las dos pastillas recetadas en su mano y tomando el vaso de agua sobre su buró se las tomo. Al terminar guardo el botecito de vuelta a su cajón y por fin pudo responderle.
- Ikki, creo que ya soy lo suficientemente grande para decidir que pelicula puedo ver o no. Recuerda que ya no soy tan pequeño, creo que ya puedo cuidarme mejor.
Ikki no supo que decir. Aunque sabía perfectamente que Shun no habia dicho esas palabras con mala intención no pudo evitar que le dieran una reacción dividida.
Una parte de si estaba realmente orgullosa por la respuesta y valentía de Shun, en lo que se había convertido. Esa parte quería que Shun aprendiera a cuidarse solo e insistía en ser rudo en cada pelea con el pero para hacerlo más fuerte e independiente, cosa que al parecer resultaba muy bien. Esa era la parte que parecía "cruel" con su hermano, pero todo era por su bien. Para que Shun pudiera defenderse cuando el no estuviera, que fuera alguien más que fuerte y dejara de lado su lado noble. Pero no todo se lograba cambiar.
En cambio, con la otra mitad de si era todo lo contrario. Esa parte se sentía excluida. Shun había crecido, eso era seguro, ya no era aquel niño de siete años que debía defender de los brabucones, ahora él era un caballero de Athena, una persona con poder excepcional pero que a pesar de todo mantenía su buen corazón, eso que daba mala pinta de ser débil pero en realidad simplemente era bueno, era su hermano.
Continuamente se tenía que repetir aquello, Shun ya no era débil y mucho menos indefenso, simplemente tenía un gran corazón que resguardaba su poder. Pero eso solo lo hacía sentir peor, y es que una parte no quería que Shun fuera así, no quería que creciera ni que pudiera defenderse por qué es parte de el quería defenderlo. Desde pequeños siempre habían sido solo el y Shun, nunca tuvieron una fiel figura paterna a quien fijarse, el cuidaba y resguardaba a Shun, a su hermano menor, su única familia y por quién daría hasta la vida. Pero ahora, ahora eso era diferente, su hermano era un joven bastante fuerte y eso lo hacía sentir mal, como si algo lo quitará de sus brazos y lo alejaran de el su cosa más preciada, porque eso era Shun, su familia, su hemanoenkr y la única sangre viva que le quedaba, el único ser en el ministerio que le importaba.
Esa pequeña parte egoísta que quería Shun para el solo. Si por el fuera lo llevaría a dónde nadie pudiera tocarle un cabello, donde nadie lo lastimara y solo fueran el y su hermano como antes, sin ninguna mal o dios que los separara y mucho menos que le hiciera daño a su hermano. Si, puede que fuera un lobo solitario, pero de la misma forma lo protegería tal como un lobo protege a sus cachorros. Y es que para esa aparte de Ikki, para ese instinto paterno que había crecido dentro de él con el pasar de los años, Shun siempre sería su pequeño.
Ambas partes estaban en constante conflicto, ambas querían el bien para su hermano y protegerlo. Pero de formas tan distintas, la dependencia y la independencia estaba en constante debate dentro de sí, y aún sin una decisión bien definida entre estás llegaba a quedar con rasgos de ser bipolar. Un bipolar muy capaz de romperte los huesos si lo hacían enojar.
- Eh si...Shun descansa.
Le respondió entre balbuseos para después levantarse de la cama totalmente pensativo. En parte orgulloso, en parte dolido y todo junto creaba un caos de emociones y pensamientos. Shun ya era más independiente, estaba creciendo, pero...¿Eso le era bueno o malo? Esas dos partes dentro de sí intetaban decifrarlo.
Salió de la habitación dejando a su hermano descansar. Apenas cerró la puerta suspiro. Lo mejor sería no pensar en eso, al menos no antes de hacer burro a la plancha. Y tronandose los dedos torno nuevamente a su rígida postura y se dirigió a la sala.
- Seiya ¡¿Que les dije que no hicieran?! - exclamo totalmente molesto mientras terminaba de bajar las escaleras, se dirigió a la sala y cruzándose de brazos los miro esperando una respuesta.
- Que no alteraramos a Shun - respondió el pegaso cabizbajo con tono de regañado.
- ¿Y que hicieron?
- Alteramos a Shun - suarro evitando que lo oyera, lo que le fue imposible.
- Esto no es un juego, eso pudo haber traído consecuencias feas y lo sabes. ¿Quieres volver a llevar a shun al hospital?
Si, puede que tal vez en el fondo ya estuviera exagerando un poco, el médico ya les había dicho que Shun ya estaba fuera de peligro, pero el simple hecho de pensar que Shun estuvo en peligro había vuelto a Ikki aun mas sobreprotector, si, se podría ser más sobreprotector y el daría fiel muestra de ello. Ademas, tenía que dejar en claro lo que podría pasar sin importar lo exagerado que sonara. Más si era Seiya con quien trataba.
- No, claro que no - se apresuró a responder el castaño.
- Entonces... - el fénix elevo un mínimo su cosmos concentrando lo en su mano con la que le dio un puñetazo al Pegaso en el estómago que lo dejo de rodillas con las manos en su torso - que esto te quede de lección - y sin decir una palabra más se volvió hacia las escaleras para subirlas tranquilamente hasta perderse con el piso de arriba.
Hyoga y Shiryu se acercaron mirando desde arriba a un arrodillado y seguramente adolorido seiya.
- Bueno, pudo ser peor - hablo Hyoga con tranquilidad contemplando desde arriba al Pegaso sin poder evitar que una sonrisa de lado se formará en su rostro. Seiya ya necesitaba una lección, esperaba que con esto al menos se le quitará un poco lo atolondrado.
- Tu ..cr-crees -murmuro en respuesta el castaño para después caer de lado aún sosteníendose el adolorido estómago.
De regreso a la habitación del peliverde Ikki abrió lentamente la puerta adelantándose a sus sospechas, y efectivamente. Cuando vio hacia dentro vio a un ya recostado peliverde hecho bolita entre su cama con los claros rastros de las lágrimas que habían caído por Hachiko.
Ikki entro con cuidado en la habitación y aarropo cálidamente a Shun entre sus sábanas, al terminar removió unos cabellos que cubrían el tranquilo rostro del menor, y sin poderlo evitar una dulce sonrisa se formó en el rostro del peliazul.
- ¿Por qué tienes que crecer shun? - susurro esa parte egoísta dentro de él.
El destino le era cruel al poner tiempo a las cosas, un límite para todo. Pero eso no le impediría cambiar su forma de ser, de hecho nada lo haria. Su hermano era su joya más preciada, todos eran su familia, pero él era su hermano, a quien cuido y crío desde pequeño y a quien seguiría cuidando como una preciada esmeralda, sin importar que tan grande pareciera, sin importar que tan fuerte fuera. Lo protegería y resguardaria de cualquier mal que quisiera atormentralos, ya fuera de el mismo o de los mismos dioses. Pero no permitiria que nadie lo lastimara. Nadie volvería a hacer daño a su hermano. Nadie.
Apago la luz y en silencio salió de la habitación dejando por fin descansar a su preciado hermano.
Por favor que alguien le traiga una bolsa de hielo...o una ambulancia al pobre de Seiya. Eso sí que debió doler jeje😅
Recuerden, aquí nos referimos al amor fraternal, de hermanos, de familia. Lo digo para que en un futuro no sé de a malos entendidos oki.
Como lo dije antes, esta es una historia con etapas. Antes de que comience la guerra hay momentos de paz ¿no? Pues estos son los momentos de paz y es que no podemos tener a los pobres caballeros de pelea en pelea.
La paz ya se termina para los caballeros :v
Pista del el próximo capítulo:
No te duermas o perderas.
Espero sus ideas ¿De que creen que se tratara?
Cuidense mucho, descansen y coman sano (o lo más sano que puedan)
Los quiero muchísimo, de verdad gracias por cada voto, lectura y comentario que dan, me alientan muchísimo más a poner de corazón cada letra (^^).
Hasta el próximo capítulo.
Bye ❤
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