XLV. Enfría mi mente poco a poco

En el ultimo capitulo...

No puedo moverme mas allá de que para ponerme a su lado con una sonrisa de oreja a oreja. Ermine a mi lado cae profundamente dormida, nos tapo con las sabanas y la abrazo.

- Te amo Ermine - susurro antes de caer dormido 

Los primeros rayos del sol entran por la ventana despertándome. Abro los ojos lentamente, y miro a mi alrededor. Ermine duerme plácidamente sobre mi pecho. 

Sonrió al verla, y recordar lo de anoche. Y entonces recuerdo a Penguin, y un dolor de cabeza se apodera de mi cabeza. 

No puede ser... ¿Qué hacia Penguin aquí a esas horas?

- Cinco minutos mas... - dice mientras se acomoda, dormida aun, sobre mi

Sonrió tiernamente, no puedo moverme sin despertarla. Me tumbo e intento dormirme de nuevo sin comerme la cabeza. 

Varias horas después oigo como el resto se han despertado, y al notar libre mis extremidades aprovecho para salir de esa cama, ducharme, y vestirme. 

Cuando salgo fuera, Ermine sigue durmiendo, la dejo estar, voy con el resto que hablan animadamente con los de la tripulación escandalosa. 

Después de un rato, cuando terminamos de desayunar aparece Ermine, todos se alegran de verla y a pesar de verla medio dormida, ella no responde a ninguno de sus comentarios ignorándoles. 

Ella se acerca mi a paso despacio, se sienta a mi lado mientras bosteza y se tapa la boca. 

- Ohayoo Law - dice dormida mientras se frota los ojos 

- Buenos días Ermine-ya - digo mientras ella se deja caer sobre mi hombro 

- ¿Qué hay de desayudar Penguin? - pregunta cerrando los ojos sin mirar aun a su alrededor 

- No he preparado yo el desayuno - dice el mencionado alertando a la muchacha 

Ermine se reincorpora, y se da cuenta de donde esta, y con quien. Me mira como pidiendo perdón, se aplaude la cara, exaltando a los mugiwaras y a Bepo, pero no tiene tiempo para sus reacciones, devora la comida en cuestión de segundos. 

Cuando termina el plato, se levanta y se mete de nuevo en la habitación. Al poco rato para la sorpresa mía, y del resto sale vestida y corre hacia algún lado. 

- ¿Dónde va? - pregunta Bepo 

- Ni idea - respondo encogiéndome de hombros 

Miro a Shachi, Penguin, Bepo y Jean, ellos me miran entre dudosos y intrigados. Les hago un gesto para que vengan conmigo y alejarnos de los mugiwaras. 

- Bepo, tu ve a buscar a Ermine - digo calmado - Shachi, Penguin, Jean, ir al submarino y empezar a prepararlo. - digo pensando que de esta manera serán mas eficientes - Yo preparare la estrategia para ganar la guerra 

- ¡Entendido! - dicen Penguin, Shachi y Jean a la vez mientras corren para terminar el trabajo antes

- ¿Y que hago cuando encuentre a Ermi? - pregunta Bepo que aun sigue a mi lado

- Al submarino, cuanto antes este listo antes saldremos de Zou - digo calmado 

Bepo también desaparece, pero a un paso mas calmado, y a continuación, los mugiwaras se me acercan. 

- ¿Podemos ayudar en algo Torao? - pregunta el narizón acompañado de los otros tres

- Si, tus nakamas han salido corriendo supongo que les has dado faena, nosotros queremos ayudar - añade la mujer morena 

- ¡Si! Cualquier trabajo será ¡SUPEEERR!! - dice el ciborg gritando haciendo una pose con sus brazos 

- Tsk - dice el vice capitán de estos que parece no gustarle la idea y rápidamente recibe un codazo de su compañera que le fulmina con la mirada

Sonrió internamente. Les miro a los ojos, pero no puedo asignarles faena a los miembros de otra tripulación. 

- Yo no puedo hacer eso - respondo cogiendo mi espada para dirigirme a mi habitación - Hacer lo que querrías, solo no os matéis - digo sonriendo por mi broma aunque ellos no lo ven 

Me encierro en la habitación y me dejo caer sobre el colchón. Miro las sabanas, y me acuerdo de Ermine, sonrió como un tonto enamorado sin poder evitarlo. 

La veo a ella durmiendo tranquilamente a mi lado como hacia hace escasos minutos. Cierro los ojos y veo la misma escena, Ermine durmiendo a mi lado, con ese rostro que normalmente siempre esta en tensión, de repente relajado, calmado, como si estuviera en el mejor lugar del mundo. 

Inhalo el aire llenándome los pulmones hasta que reviente, y suelto un suspiro con todo ese aire que acabo de coger. Se me escapa una sonrisa, y me reincorporo en esa cama. 

Me levanto y hago esa cama para ahorrarles faena a los minks responsables de ello. 

En frente de la cama tenemos una mesa, no muy grande, pero me sirve para lo que quiero hacer ahora. Los minks me brindan papel y lápices para escribir, a si que con todo eso a mano, puedo empezar a comerme la cabeza con varios planes. 

Empiezo con la idea mas clara, Kurosahi no vuelve, tengo que desarrollar un plan para esa alternativa. Otra opción es que ninguno de esos que se han ido vuelvan, ni el capitán escandaloso ni ninguno, todos pueden morir a manos de la younko. Con esto, ya no podremos ganar la guerra contra Kaido. Otra opción es que ellos consigan llegar a Wano, pero en pésimas condiciones. O que vuelvan sin Kurosahi, o sin la navegante, o sin el medico, los necesito a todos en Wano.

Cuando alzo la vista del papel, esta anocheciendo. ¿Me he saltado la comida? ¿Nadie me ha avisado? 

Mi estomago hace acto de presencia y me ruge. Me sorprendo por ello, me levanto de la silla y recojo ese cumulo de ideas que espero que nunca ocurran, las apilo todas juntas y las dejo boca a bajo sobre dicha mesa, para que nadie mas las vea. 

Cojo mi espada aun tirada en la cama y salgo de la habitación. El silencio se apodera del lugar y una brisa fría me acaricia la cara despertándome de estar pensando tantas horas. 

Enfría mi mente poco a poco. 

Salgo de esas habitaciones y me dirijo al pueblo con calma y esperanza de encontrar a mis nakamas escandalosos. 

Pero cuando llego al pueblo, este también esta sucumbido por las profundas horas de la noche. Decido poner rumbo al bosque ballena, reinado del gato, que por la hora, es cuando mas activos están.  

Cuando llego allí, las luces encendidas, las voces y los gritos de un gran banquete, de nuevo, se apoderan de mi tranquila caminata. 

Cuando los minks me ven se abalanzan sobre mi. Pero solo es el gato el que me abre paso para encontrar a mis chicos. 

- ¿Buscas a Ermine? - pregunta sin miramientos 

- Si, bueno, en general a todos - digo sin darle importancia 

- Pues están aquí - dice el gato - Sinceramente me alegro de que este contigo ella, no merece pasarlo mal, suficiente tiene ella sola 

- Pues si, me gustaría hacer algo por ella, pero no pinta fácil la cosa - digo sincero mientras suspiro sin querer

- Lo mejor es que estés con ella, que le brindes tu amor y confianza todo el tiempo que puedas, por que lo que le tocara a ella después será lo mas duro que un ser vivo puede vivir - dice el gato con una mirada de pena

Caminamos por el interior de la casa, el gato a paso ligero y yo detrás de el con agilidad. En absoluto silencio avanzamos por los pasillos, siento un mariposeo en el estomago, no se si es por el hambre o por cualquier otra cosa. 

Pero me sienta bien. 

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