Capítulo 5

La pareja Namikaze abrazó con fuerza al pequeño, ambos lloraban llenos de felicidad, lo besaban con amor, la muestra de ADN había salido positiva, era su hijo, no sabían cómo había sucedido, pero había regresado a su lado. Naruto abrió sus ojos con sorpresa, miedo, no sabía cómo reaccionar, pero lo que le hacían se sentía bien, era como aquel toque en su cabeza por parte del Hokage y en su pie por el doctor, se dejó hacer -gracias kami, gracias -la pareja había llenado el formato para llevarse al pequeño. Minato arreglaría todo desde su puesto, no recogieron sus cambios de ropa, se lo llevaron en brazos en un Hiraishin a su casa -mi niño adorado, gracias por estar aquí con nosotros, gracias, no sé cómo sucedió, pero ahora estás a nuestro lado -

Naruto levantó el rostro con duda, no entendía, él venía de otro mundo -deja de pensar las cosas, ellos perdieron a su hijo y tú perdiste a tus padres, acepta lo que la vida te está recompensando, acepta esta familia que te están regalando -el rubio hizo un puchero con sus labios -¿son… son mis papás? -Minato y Kushina lo vieron con tristeza -así es pequeño, no sabemos ¿cómo sucedió?, pero ya estás con nosotros, no nos separaremos nunca más, sacamos muestras de sangre que indican que eres nuestro hijo, creímos que habías muerto ¿entendemos que no tienes memoria y que fuiste lastimado? -el pequeño asintió débilmente, no quería que indagaran -no encontrarán nada mocoso, no te pongas nervioso -

El pequeño los veía con duda -no dejaremos que nadie te lastime nuevamente, te juro que serás feliz -Kushina lloraba mientras su marido hablaba -mi bebé, Minato, está con nosotros -la pareja sonrió, sonrieron al ver los pucheros del rubio menor, querían compensarlo por todo el tiempo que le hicieron falta -¿ya comiste? ttebane -el pequeño recordó el pan que le quitaron, negó, la pelirroja sonrió -ahora te haré de comer bebé, denme un minuto ttebane -Minato lo cargó, besó su mejilla sonrojando al pequeño, lo acercó a la silla de bebé mostrándole a la pequeña pelirroja con pocos cinco meses de vida -se llama Naruko, es tu hermanita -Naruto abrió sus ojos con sorpresa, sonrió quedito, la pequeña atrapó su mano, comenzó a brincar un poco en la silla con una sonrisa mostrando dos pequeños dientes en su encía.

El rubio pequeño la veía con curiosidad, Minato lo sentó en la silla junta a la bebé, la pequeña metió su dedo a su boca mordiéndolo con sus encías. Naruto giró su mirada con duda -¿te agrada? -el pequeño rubio levantó sus gemas azul grisáceo -¿qué es agradar? -el Hokage sonrió con tristeza. Kushina y él aguantaron las lágrimas al ver a su pequeño roto, encontrarían al maldito que le hizo esto.

-Bueno, agradar es cuando alguien nos hace sentir cálidos y felices, no tienes que estresarte, con el tiempo aprenderás pequeño -el rubio menor asintió suavemente. Kushina le entregó un plato con un omurice, los ojos del pequeño se abrieron demasiado -¿esto… es mío? ¿todo? -en el hospital la comida era simple, en el orfanato comía sobras y panes duros, recordó cuando comía en los basureros, sus padres sonrieron al verlo tragar saliva, asintieron. El menor comenzó a comer de pedacito como podía, no quería verse mal, pero no estaba educado, así que simplemente comió lento tratando de aparentar, no sabía agarrar los palillos adecuadamente. Kushina se sentó a su lado, tomó su mano mostrándole la forma correcta de agarrarlos con mucha paciencia -¿ves? es fácil -el pequeño la observaba con atención dispuesto a aprender, tenía que esforzarse, no quería decepcionar al zorro, ni a sus ahora padres.

-La academia shinobi comienza en un año, te ayudaremos y verás que estarás listo -el menor levantó el rostro con sorpresa, asintió con una ligera sonrisa casi imperceptible recordando las palabras del médico y del zorro, los haría orgullosos, sólo quería que este sueño no terminara -esto ¿es un sueño? -Kushina lo abrazó con fuerza -no lo es, no lo es mi bebé, estás con nosotros, con tus padres ttebane -

Naruto se encajó en sus brazos dejándose mimar, continuaron comiendo y enseñando un poco al pequeño. El Hokage se había tomado el día y nadie entendía el por qué, eso nunca pasaba. Al finalizar de comer se sentaron en la sala a ver fotografías de la vida de sus padres y de los embarazos de Kushina, del nacimiento de Naruko, la mayor de inmediato acomodó la habitación frente a la de su hermana para el rubio. Por la tarde un clon del Hokage salió con un henge por ropa, pijama, sandalias, accesorios de cuidado personal, cuadernos y lápices, con el tiempo irían ajustando lo necesario.

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