Capítulo 2
El pequeño rubio veía a su alrededor perdido en sus pensamientos, había agua y lo que parecía ser una gigantesca alcantarilla, giró su mirada observando unas grandes rejas, podía sentir una fuerte respiración venir del lugar -¿ya despertaste? -la voz gutural le causó un escalofrío al rubio, aunque recordaba haberla escuchado "¿quieres que te salve?" levantó su mirada observando como un zorro gigante se levantaba tras las rejas -¿me recuerdas? -el pequeño asintió lentamente -¿tu me salvaste? -el gigante asintió viendo con cuidado al rubio -te saqué de ese infierno, estás en un mundo distinto al tuyo -el rubio abrió sus ojos con sorpresa -¿puedes recordar lo que sucedió? -el pequeño asintió lentamente con ganas de llorar, pero las lágrimas no salían de sus ojos -¿soy un demonio? -el zorro negó con fastidio -no digas estupideces, eres un niño, los demonios fueron esos humanos, pero ya no te molestarán -el pequeño asintió recordando algunas cosas, levantó su vista para ver al zorro, recordó lo que había hecho por él -gracias-
El zorro volteó los ojos -olvídate de eso, ocupamos hablar, como dije antes, estamos en otro mundo, aquí no existes, nadie te conoce, debemos hacer una coartada, no conozco este mundo y no sabemos qué tantos cambios hay, de entrada el cuarto Hokage y su esposa están vivos -el rubio lo vio con duda, recordaba la cabeza del cuarto en el monte Hokage, asintió -el tercero no rige esta aldea, no sabe quién eres, no puedes recurrir a él, no tienes apellidos ¿entiendes? sólo eres Naruto, nadie sabe que estoy en tu interior, nadie debe saberlo o te cazarán como en ese otro mundo -el pequeño asintió tratando de entender -cuando despiertes, te preguntarán ¿qué te sucedió? dirás que no sabes, no recuerdas nada, más que tu nombre, te aferrarás a esa teoría y seguramente acabarás en un orfanato, con suerte esta nueva vida será mejor -el pequeño asintió levemente, tenía miedo de ser nuevamente cazado -¿sino me creen? -el zorro lo vio mal -no pasará nada, tienes seis años, nadie dudará de ti, no eres un shinobi como para usar a un Yamanaka para indagar en tu mente, debes hablar lo menos posible y en palabras cortas o despertarás sospechas-
El pequeño se acercó a la celda con cuidado, levantó el rostro observando al gigante que no entendía qué es lo qué quería, se coló en su interior, el zorro abrió bastante sus ojos al ver al pequeño abrazarse a su pata temblando de miedo -gracias, zorro-san -el kyubi negó con fastidio -soy Kurama-sama, no te equivoques, te estaré vigilando mocoso, eres mi nave, mi jinchuriki, no tienes permitido ser débil, mucho menos mostrar debilidad ¿entiendes?-
Naruto asintió entendiendo, debía ser fuerte, todo se volvió negro nuevamente, comenzó a sentir luz atravesar sus párpados, su cuerpo dolía un infierno -mnh -comenzó a quejarse adolorido -abrió lentamente sus ojos, la luz entraba por sus retinas lastimando sus pupilas a su paso, parpadeó un par de veces, giró su mirada ya adaptada para observar el lugar donde lo tenían, una señorita vestida de blanco inyectaba algo en un tubo, abrió sus ojos con terror -cálmate, debes ser fuerte, esos bastardos no marcarán tu vida -el pequeño escuchó la voz del zorro, asintió débilmente tragando su miedo, podían descubrirlo, era difícil no tener miedo cuando había sufrido tanto.
-Pequeño ¿ya despertaste? -el rubio levantó su mirada azul fría casi gris, vacía hacia la enfermera quien se incomodó por la intensidad de su mirada. La puerta se abrió dejando ver a un médico y tras él, otro -te agradezco cariño, estas heridas no son fáciles de curar, dejarán demasiadas cicatrices, ocupamos ninjutsu médico, te agradezco haber venido -el anciano negó -es un pequeño, no podía no ayudar, no te preocupes cielo yo lo atiendo -el anciano vio salir a su marido, comenzó a pasar su ninjutsu por el cuerpo del rubio quien cerró sus ojos tratando de tomar valor, debía dejar de temblar, respiró hondo sintiendo frío en los lugares donde el ninjutsu pasaba, podía sentir que el dolor se iba de algunas partes de su cuerpo, media hora había pasado desde que el anciano comenzó -mañana regresaré, aún le falta más, está bastante lastimado, puedo sentir que aún sus huesos no han terminado de soldar, la costilla que perforó su intestino ya sanó al igual que el intestino, pero hay más fracturas menos importantes, la herida en su vientre está completamente cerrada, malditos desgraciados ¿quién se ensañó con este pequeño? -el otro médico marido suyo negó -la policía Uchiha lo interrogará -el médico asintió -bien pequeño, mañana vengo a verte -el rubio no respondió, simplemente lo veía con la mirada fría, el anciano negó con tristeza.
-Bienvenido capitán Uchiha -un equipo de la policía entró, el capitán asintió -¿puedes hablar? -el doctor y el equipo vieron al pequeño, este asintió -¿puedes decirnos cómo te llamas? -el rubio los vio con cuidado, susurró -Naruto -el policía apretó el ceño -¿Naruto qué? -el pequeño con su mirada fría y vacía negó -no lo sé -el soberbio policía giró su mirada al médico quién negó nuevamente -¿tus padres? -el rubio negó -no recuerdo nada, sólo sé que me llamo Naruto -el policía anotó detalles -no hay una sola pista del ataque en tu contra, es como si hubieras aparecido de la nada, no hay registros de desaparecidos, en el orfanato no hay niños con tu descripción-
El rubio se puso nervioso, comenzó a temblar -¿me van a lastimar? -el menor tenía miedo -el policía se puso incómodo, el doctor decidió hablar y defender al pequeño -¿por qué no en lugar de hacer su trabajo deja de interrogar al niño como si él se hubiera atacado así mismo? es normal que en casos de este tipo entren las personas en shock y pierdan la memoria, con el tiempo la recuperará, ahora deje de molestarlo, en cuanto sea dado de alta será enviado al orfanato, servicio social estuvo aquí por la mañana, mientras alguien lo reclama, ese será su hogar -el policía se levantó con molestia, salió con el equipo de policías tras de él -bastardo -el pequeño agradeció al médico mentalmente -bien, ahora duerme, ya es tarde, necesitas descansar, por lo menos estarás aquí un mes -el pequeño asintió viendo como lo dejaban solo en la habitación, nunca había dormido en un lugar tan cómodo a pesar de sus molestias a causa de las heridas, sonrió envolviéndose con la manta tibia, gracias al doctor le habían creído y podía estar en paz, tranquilo, una nueva vida iniciaba para él, pero ¿qué tanto podía mejorar? ¿Se habían acabado los golpes? ¿los insultos? ¿Se había terminado el dolor y la soledad? con esos pensamientos en mente terminó por dormirse.
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