Capítulo 1

Los gritos eran costumbre en la mañana dentro de mi casa, por la misma razón siempre me levanto de mal humor, pero ellos ni se percataban de eso. El caos se divide entre los gritos de mi hermano que no se quiere levantar para ir al colegio y mi mamá tratando de convencerlo, mi hermanita yendo y viniendo para buscar sus lapices de colores y guardarlos en su mochila, que la noche anterior dejo tirados por ahí, mi papá persiguiéndola para que se vista. Y bueno, después estoy yo matando a todos en mi mente mientras desayuno.

De apoco van sentándose los demás al mi alrededor para robar mi comida, Milton que se había acomodado a mi derecha, no paraba de tragar un bocadillo detrás de otro, es como un barril sin fondo, ese era uno de los inconvenientes de tener hermanos pre-adolescentes en pleno crecimiento, comen demasiado, cada vez que se reúne con sus amigos en nuestra casa es equivalente a bajarse toda la heladera, aunque probablemente me este engañando al pensar que cuando crezca eso va a cambiar, con solo ver a papá lo confirmaba siempre va haber poca comida para ellos.

Estoy por agarrar la última tostada que queda, cuando me doy cuenta que mi padre tiene las mismas intenciones, los dos nos quedamos con las manos alzadas mirándonos fijamente, es una guerra a muerte, el más lento pierde, justo antes de que algunos de nuestros dedos choque con la preciada comida, Maddie la agarro primero sin importarle la disputa que estabamos teniendo.

-¡Madeleine! -gritamos a la vez, ella nos mira inocentemente haciendo que papá la perdone, ja con una carita tierna y dos coletas disparejas cae rendido, demasiado débil, no sabe ver el demonio que puede llegar a ser esa niña, cuando él se da la vuelta, Maddie me saca la lengua para después hacer como si nada.

-Apresúrense que van a llegar tarde, Milton ayuda a Maddie a lavarse los dientes, después agarren sus mochilas y vayan al auto.

Como siempre Mila Strogfer poniendo el orden.

-Sí mamá. -contesta mi hermano rodando los ojos pero alzando a Madeleine para llevarla al baño.

-¿Necesitas que te llevemos también Maiven? -pregunta dirigiéndose a mi esta vez.

-No, no es necesario, voy con Dev, de hecho ya voy a buscarlo.

Ella me sonríe como respuesta y sigue juntando los platos.

Mientras voy saliendo de la cocina para ir a buscar mis cosas e irme, escucho como mamá empieza a regañar también a papá:

-También va para vos Morgan, sé que ser lento es algo de tu naturaleza, pero vas a llegar tarde, así que andando.

Me rió de su comentario pero ya no puedo escuchar la contestación de él por qué estoy demasiado lejos.

Ya con mi mochila en mano y mis llaves salgo de mi casa despidiéndome de todos, apresuro mis pasos hacia la casa de al lado, ni siquiera me gasto en tocar, abro la puerta con mi copia de llaves, como era de esperar sus padres ya se fueron al trabajo y no había señales de él en la planta baja de la casa.

-¡Devlin! Se nos hace tarde, más te vale que muevas tu flácido culo hasta acá y vamos.

Mi grito retumbo por toda la casa debido al silencio.

-¡Ey! Mi culo no es flácido, esta bien formadito.

Dañar su ego nunca falla para hacer que aparezca.

-Si como sea, andando.

Él resopla.

-A veces me gustaría haber tenido la suerte de tener una prima amorosa, pero ese no es el caso, ni un buen día Dev, o un gracias por llevarme, de tu parte. -se queja mientras subimos al auto.

-Soy tu prima favorita y lo sabes. -Sonrío presumiendo.

Dev también sonríe y golpea mi hombro juguetonamente, para luego arrancar.

-Cuidado no presumas mucho, que ahora Maddie entro en competencia.

Él se empieza a reír por mi cara pero no comentamos más al respecto, los dos sabíamos que eso no era verdad ¿Para qué negarlo?

Conecto mi celular al estéreo para poder poner mi lista de reproducción, la primera en sonar en los parlantes es firework de Katy Perry, haciendo que los dos empecemos a cantarla a gritos, varias risas le siguen a nuestro concierto, y no solo nuestras ya que tenemos las ventanillas bajas dando un buen show para las personas que pasaban caminando por esas calles, incluso en uno de los semáforos que nos detuvimos unos chicos del auto de al lado, se nos unieron a los cantos, debería existir más gente así.

Oficialmente puedo decir que el mal humor que llevaba en la mañana ya se me había pasado...o por lo menos por ahora, no dudo que durante las clases vuelva.

Estábamos llegando tarde, la primer clase había iniciado hace cinco minutos y nosotros recién entramos al aparcamiento, damos un par de vueltas hasta que vemos un lugar libre y nos apresuramos. Al bajar, Dev activa la alarma y entramos a correr a nuestra clase, para empeorar nuestra situación nos tocaba en el piso de arriba, no solo casi me caigo subiendo las escaleras, sino que también termine más agitada que después de una clase de gimnasia.

Devlin llegó primero que yo a la puerta y la abrió, el problema es que no llegué a frenar antes de chocar con su cuerpo, ocasionando que empuje todavía más la puerta chocando contra la pared, un fuerte estruendo tuvimos como resultado y todas las cabezas girando a nuestra dirección, incluida la del profesor.

-Llegan tarde.

-Lo sentimos. -mencionamos los dos simultáneamente.

El profesor Steverson resopla.

-Que sea la ultima vez, adelante.

Musitamos un leve gracias y nos fuimos a sentar para dejar de ser el centro de la atención.

Devlin se sentó en la tercer fila en uno de los lugares del medio, yo por otro lado desplome mi cuerpo en uno de los últimos asientos de la segunda fila.

Mientras sacaba mis cosas, mi mirada choco con unos ojos azules bastantes familiares, me sonreía burlonamente, ¿Por qué no me sorprende que se ría de mis desgracias?

Le saco la lengua como contestación, lo cuál parece darle más gracia, ya que suelta suaves carcajadas tratando de que no lo escuche el profesor, era un sonido agradable de escuchar, ni que hablar de cómo se veía al hacerlo, pero no podía demostrar lo que en verdad generó debido a que me estaba molestado, tengo que seguir a mi papel de ofendida.

Cuando dejo de prestarle atención puedo ver de reojo como levanta levemente el labio inferior, en un puchero, empezó a tirarme papelitos que yo ignore, me concentre en copiar todo lo que hacía Steverson, pero Artyon siguió tratando de hablarme vía papel hasta que termino la clase.

No puedo avanzar mucho al cruzar la puerta, ya que unos brazos rodean mi cintura dejándome inmóvil, doy media-vuelta para quedar frente a frente con él pero sus brazos siguen abrazándome.

-¿Ni un hola? -pregunta haciendo un puchero nuevamente con el labio inferior, realmente era tentador si lo acercaba tanto a los míos.

-No estoy segura de que te lo merezcas. -dije para molestarlo, él siguió mi broma.

-¿Y qué puedo hacer para convencerte? -esta vez una gran sonrisa alumbraba su cara.

Lo analice detalladamente mirándolo de pies a cabeza, fingiendo que pienso algo que pueda darme a cambio, en realidad solo quería ver como estaba vestido hoy ya que no lo pude apreciar bien dentro del aula.

Su cabello rubio con algunas mechas castañas claras, estaban por cualquier dirección dándole ese porte relajado que llevaba siempre, sus ojos azul cielo tienen ese brillo especial que siempre llevaban, te trasmitían cierta alegría, su sonrisa dejaba ver los envidiables dientes que llevaba, eran tan derechos y en armonía, sus colmillos eran un poco más largos haciéndolos resaltar, pero lo hacía más irresistible a la vista, era algo que siempre le enorgulleció ya que tuvo que pasar varios años con aparatos para poder tener la sonrisa hoy en día así, la blancura de está resaltaba lo rosado de sus labios. Traía puesta una remera blanca y encima de ella su campera del equipo de fútbol, era enorme debido a su material, era mayormente azul y tenía algunos detalles en amarillo y negro, representando los colores del equipo de la escuela, por debajo llevaba unos pantalones negros de joggin.

-Mmm no lo sé, ¿Qué tenes en mente?

-¿Un beso podría hacerte cambiar de opinión? -pronunció mientras acercaba sus labios rozando los míos.

-Deberías arriesgarte y ver.

Los dos sonreímos, pero él no dudo en hacer lo que insinué.

Su boca se entrelazo con la mía cariñosamente, era suave y tierno, antes de separarse de mí mordió mi labio inferior moviendo lo unos centímetros de su lugar antes de soltarlo.

-¿Funcionó?

-Algo...quizás deberías a volver a intentarlo.

Su risa vuelve a llenar mis oídos.

-No tenes que repetirlo dos veces.

Vuelve a apoderarse de mis labios pero esta vez más ferozmente, nuestras lenguas compiten para ver cual guía a cual, sus brazos se acentúan más todavía a mi alrededor envolviéndome en un fuerte abrazo, haciendo que mi sonrisa se agrande en el medio del beso sin poder controlarlo y Artie termina haciendo lo mismo.

El timbre anunciando el inicio de las próximas clases hace que nos separemos y sacándonos de el ambiente que habíamos creado.

-Hola, Artie. -susurre aún cerca de su sonrisa.

-Hola, se nos va a hacer tarde, será mejor que vayamos.

-Ajá.

Mi tono de molestia no pasa desapercibido para él, me da un beso en la nariz antes de librarme de la prisión de sus brazos.

Caminamos con pasos apresurados a la siguiente clase, aunque básicamente más bien era arrastrada por él, ya que íbamos tomados de las manos pero sus pasos eran muchos más largos y rápidos que los míos, pero gracias a eso pudimos llegar antes de que cierren la puerta del aula.

Química era una de las pocas materias donde nos sentábamos juntos, también por eso no nos iba tan bien, casi nunca prestábamos atención por estar en nuestra propia burbuja, siempre trato de que estemos conscientes a lo que explica la profesora, en especial por él ya que al estar en el equipo tiene que mantener un promedio estable si quiere seguir estando en los partidos, y no solo a Artie le encanta jugar, sino que el equipo lo necesita es uno de los mejores jugadores, eso y su carisma hicieron que sea capitán por tres años consecutivos.

Mientras la señora Robersfor nos decía que elementos tenemos que mezclar entre sí para formar la reacción química que ella quiere que hagamos, la mano de Artie inconscientemente acariciaba mi brazo, la yema de sus dedos suben y bajan reiteradamente, provocandome cosquillas en esas zonas y que mis vellos se ericen. Ni siquiera se percata de lo que está haciendo ya que estaba concentrado escuchando las indicaciones, se nota en su cara, siempre que esta concentrado frunce levemente los ojos, tratando de analizar todo lo que ve mejor según él, sus labios sin ninguna inclinación hacia una de sus sonrisas, están completamente rectos, raro siendo Artyon, además una parte de ellos quedaba oculta por la punta de su lengua que se asomaba entre su boca.

Al parecer la explicación había terminado porque todos empezaron con lo suyo y Artie se giro a mi dirección sonriéndome, genial no escuche nada de lo que hay que hacer..., por estas razones no siempre nos va bien al estar sentados juntos, pero por suerte él si sabe que hacer, con eso podemos arreglarnos, tiene que ser suficiente.

Después de un par de minutos donde me estuvo explicando cada paso del trabajo, nos pusimos manos a la obra, vamos bastante bien o por lo menos eso parecía ya que se veía de un color azul claro y se supone que así tenía que hacer, pero se ve que no todos estaban en la misma que nosotros, en una de las mesas que estaban más adelante habían mezclado algo mal y su mezcla se torno de un color verdoso y un gran hedor se extendió por toda el aula, todos empezamos a toser y nos hicieron salir y dejar que se ventile un poco el lugar, mientras fuimos avanzando hasta la puerta pude ver que los culpables eran nada más y nada menos que Caleb y Daxton, no me sorprendía para nada, no sé como alguien en su sano juicio dejo que estos dos se sentaran juntos, en especial en esta clase que tenemos que hacer experimentos, tuvimos suerte que solo fue un fuerte olor y que no incendiaron nada.

Caleb era uno de los mejores amigos de Artie y Daxton era mi mejor amigo, no solíamos mezclar nuestros grupos de amistades, cada uno iba por su parte, pero nos llevábamos muy bien entre ambas pandillas, por lo tanto varias veces salíamos a divertirnos todos juntos, aunque a veces hacía que nos predomine el caos como lo fue en está clase, una vez terminamos todos en la comisaría también por culpa de Dax y Caleb, por suerte no fue nada grave y nos quedo una buena anécdota para recordar entre risas.

Después de una advertencia para todos de que no vuelva a ocurrir algo así, al fin había llegado la hora del almuerzo así que hacía allá nos dirigimos.

Los pasillos estaban llenos de gente, la mayoría íbamos para el comedor, era como ser arrastrado por una corriente, pobre si alguien quiere ir a la dirección contraria le iba a costar avanzar sobre esta gran muralla humana.

Las dos enormes puertas de la cafetería ya están abiertas, fue cuestión de segundos de atravezarlas, el piso es bastante resbaladizo de un tono de madera claro, hay un gran pasillo en el medio del lugar que lleva hasta la fila para poder pedir la comida, los dos laterales estaban llenos de mesas rectangulares con sus respectivos bancos, la mayoría ya tenía como sus mesas asignadas, no fue algo que nunca acordamos entre todos los estudiantes pero era algo que simplemente se sabe.

Esperamos nuestros turnos entre bromas, pero cuando ya todos teníamos nuestras bandejas, le di un beso a Artie como despedida y salude a Caleb, y fui con Dax a nuestra mesa. Artyon por su parte fue con el resto de sus amigos y algunos que eran partes del equipo que a veces también se sentaban con él, su mesa estaba más a la izquierda que la nuestra y a un par de distancia.

A veces nos sentábamos todos juntos, otras veces Artie iba por su lado y yo por el mio, otras él venía conmigo y mis amigos, otras yo iba con los suyos, nos íbamos turnando, sabíamos que en una relación seguís necesitando tener tu propio espacio de vez en cuando, y tener nuestro tiempo para nuestras amistades sin momentos empalagosos de por medio, de manera que así nos funcionaba bien.

Me siento al lado de Dev y Lindsay, por otro lado Daxton quedo frente mío, junto a Lizbeth.

Todo era tranquilidad hasta que un estruendo nos hizo voltear a todos hacía la entrada de la cafetería.

Lo primero que se veía era la estúpida sonrisa de Whitney White, a veces solo quería sacársela a los golpes, a ver si así se le borrada esa cara de superioridad.

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