Capítulo 16: Quirk de la bestia.


El ánimo en el estadio no hacía más que crecer, así de brillante era la luz de los jóvenes, que con su esfuerzo habían logrado sorprender a cada uno de los espectadores, los gritos y aplausos se podían escuchar incluso a las afueras del estadio, y eso que el último enfrentamiento había terminado desde hace ya cinco minutos.

-Es una pena que no haya de estos en la sala de descanso- Habló para sí mismo llevando en sus manos un par de latas de té verde, que, por alguna razón, se habían convertido en la bebida favorita de sus compañeras, de una castaña y una chica de piel y cabello rosa.

Se hallaba saliendo del edificio donde se encontraba el comedor, tomando un camino despejado, completamente desierto, sólo en un sendero de losa blanca y algunos árboles que hacían de limite.

- "Debo apresurarme. El encuentro de Yaoyorozu-san va a comenzar pronto" – Comenzó a correr, sin embargo, algo llamó su atención- ¿Hm? - Fijó su vista hacia lo profundo de los árboles – "Imperceptible"- Su pupila izquierda se dilató de forma extraña, como si se tratara de la lente de una cámara- "Un héroe es alguien que está dispuesto a darlo todo para ayudar o salvar a los demás" – Las palabras de All Might resonaron en su mente.

Desvió su camino, aún faltaban un combate para el de su compañera, seguro que también Mina y Ochako lo perdonarían por no haber ido a verlas.

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Minutos antes...

Se hacía paso entre multitud, entre puestos de comida y artículos de héroes, era como los festivales que se celebraban cada cierto tiempo.

-hum hum hum...- Tarareaba alegremente, mientras disfrutaba de su golosina, una manzana cubierta de caramelo -Mmmm – Dio una lamida- Deliciosa- Sonrió contenta, ligeramente sonrojada. Cabello negro recogido en dos trenzas, anteojos de marco redondo, dándole la apariencia de una estudiante modelo. Ojos rojos, una jovencita en una falda escolar de cuadros rojos y un saco azul fuerte, como último detalle, un moño color rojo.

Mientras seguía con su paseo, miraba a todas partes, discretamente, como estaba acostumbrada. En su mente ocurrían muchas cosas, las personas a su alrededor, jóvenes, mujeres, niños, excepto algunos cuantos, de trajes coloridos, adoptaron la forma de dulces.

-"Me pregunto quién sabrá mejor" – Una sonrisa inocente y a la vez siniestra se dibujó en su rostro. En su mano un objeto pequeño y brillante. Justo cuando iba a acercarse a una distraída mamá y a su animado hijo, el aparato dentro de su bolsillo comenzó a vibrar, su expresión se torció en molestia, no tuvo más opción que tomarlo y colocarse el auricular- Alo – Saludó amistosa.

-...-Una voz joven y siniestra habló del otro lado de la línea.

-No- Su expresión reflejaba desgana- Tardará lo que tenga que tardar, así que deja ya de molestarme, idiota – Colgó, deshaciéndose del aparato, arrojándolo lo más lejos que pudiera. Caminó un poco más, alejándose del estadio y los puestos de comida.

- Quien se ha creído, sólo porque me contrato no significa que pueda mandarme, además... - Miró su postre, para luego darle una gran mordida, sus caninos estaban realmente afilados- Me costó bastante entrar aquí, quiero seguir disfrutando de este festival, incluso podría probar algo más jijiji- Esa risilla tan inocente no auguraba nada bueno, no viniendo de ella.

Volvió a donde la gente, tan sólo unos pasos y visualizó una cabellera verde caminando fuera del estadio, dirigiéndose hacia otro edificio- "Ese es..."- Su expresión se iluminó, sólo para después suspirar con pesadez- "Estúpido Shigaraki, parece que al final tendré que obedecerlo"- Arrojó lo último de su manzana dentro de un bote cercano. Relamió sus labios, por último, su par de colmillos, al parecer había encontrado su objetivo y tal vez... Algo más sabroso que probar.

Su oficio le obligaba a estar muy bien informada, ya que el mínimo descuido podría ser fatal, sobre todo al enfrentar oponentes con más habilidad y fuerza. Recordó el último documento que leyó antes de salir del lugar que consideraba su hogar.

Nombre: Midoriya Izuku

Edad: 14 años.

Madre: Midoriya Inko / Estado: ¿?

Padre: ¿? / Estado: Desaparecido.

Quirk: Potenciador (aumento de fuerza y velocidad).

Historial médico: Clasificado.

Historial psicológico: Clasificado.

Y la lista seguía con varios renglones marcados con negro. El chico prácticamente era un misterio.

Nunca aceptaría un trabajo si no contaba con la información suficiente, sin embargo, hizo una excepción ya que su objetivo le resultó interesante. El chico era muy bien parecido, rostro amable adornada con algunas cicatrices, la más llamativa cruzándole el ojo izquierdo, algunas más en su brazo y cuerpo, intuía que era así, ya que el chico usaba prótesis artificiales, algo tuvo que haberle ocurrido a todo su cuerpo para terminar de esa manera. Eso definitivamente algo se prendió enella... Un sentimiento oscuro y lascivo... ¿Cuánto habrá sangrado?... ¿Cuánto dolor habrá sentido?... ¿Qué expresión habrá puesto cuando supo que le habían arrebatado parte de su cuerpo?... ¿Qué sabor tendrá su sangre?... ¿Dulce? ¿Amargo? ¿Dolor? ¿Desesperación? ¿Odio? ... Mientras más pensaba en las posibles respuestas, un escozor la obligó a llevar una mano bajo su falda. Se detuvo rápidamente al darse cuenta en donde se encontraba. Para la sociedad actual, se trataba de una villana, una sicaria profesional, pero jamás se convertiría en una exhibicionista o pervertida, optó por volver a apartarse de la gente.

-Veamos... - Se puso a pensar mientras seguía al peliverde, ocultándose detrás de un árbol cuando era necesario- "Cómo derrotar a un aspirante a héroe quien podría destrozarme con un solo golpe... Mmmm"- Al parecer había sabía sobre algunas de las habilidades del peliverde y algo más- "Ya sé jiji" – Sonrió contenta para luego retroceder, el objeto en su mano brillaba de forma amenazante, soltó una última risilla antes de desaparecer entre los árboles.

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Su buen oído y "ojo" le hicieron adentrarse entre los árboles, caminaba de lo más tranquilo mientras observaba el paisaje natural. Salió de entre los arbustos, llegando a un pequeño claro, había dado con el origen de los quejidos.

-"Eso es..."

La niña se encontraba sentada en el pasto, abrazando sus rodillas de tal forma que ocultaba su rostro. Por como su cuerpo temblaba, la pequeña pelinegra lloraba, eso lo preocupó bastante, lo suficiente para acercarse a la pequeña, sin sospechar que esta situación era extraña.

-Hola- Saludó con voz amigable- ¿Estás herida? – Preguntó, agachándose para mirarla mejor – Acaso... ¿te perdiste? - Añadió lo obvio mientras volteaba hacia atrás.

-S-sí... - La niña apenas contestó, con voz débil y quebrada- M-Me perdí... No encuentro a mí mami... - No daba señales de querer mostrar su rostro, sólo llorar hasta quedarse sin energías.

La sola mención del familiar hizo a Izuku doler su pecho, llevó su mano izquierda sobre la zona donde residía su corazón.

- Yosh- Se había decidido, ayudar a la niña a como diera lugar, aun si perdía su encuentro -No te preocupes, todo estará bien- Posó su mano sobre la cabellera negra, acariciándola con toda la delicadeza del mundo- Te ayudaré a buscar a tú mamá. Así que no llores ¿Sí? - Le dijo con voz suave y amable.

Paró de temblar, de soltar sus lágrimas. Subió la mirada, encontrándose con la expresión gentil y sonriente del joven de cabellos verdes. Por un momento, quedó atrapada en el único orbe que mostraba el chico, ese color jade brillaba de forma misteriosa, se veía tan lleno de vida. Definitivamente, se veía mucho mejor que en las fotografías. Se emocionó de más, no podía esperar... Para enterrarle su cuchillo en su estómago, disfrutar al revolcarse sobre sus entrañas... Se contuvo, ya habría tiempo para eso.

- Ven- Le ofreció una mano a la pequeña, viendo como esta limpiaba sus lágrimas.

-D-De acuerdo... - Contestó mientras acercaba su mano de manera tímida hasta hacer contacto con la del chico.

El peliverde abrazaba un par de latas con su brazo derecho, mientras que su mano izquierda le servía para acompañar a la niña – Onii-chan... - Lo llamó con un tono bajo, un poco cohibida - ¿Cómo harás para encontrar a mi mami?

-Mmmm... Que buena pregunta - Él se puso a pensar con una expresión despreocupada, sin darse cuenta de la expresión de la niña, una sonrisa siniestra impresa en su rostro angelical - Ah- De pronto se le ocurrió algo- Podemos pedir que anuncien tu nombre por los altavoces o mejor aún, podemos pedirle ayuda a algún héroe profesional- Sugirió. La pequeña dejo de sonreír justo al escuchar esa frase, la palabra "héroe" fue lo que más le revolvió el estómago, recordando un pasado que no podía borrar.

-¿De verdad?- Dijo emocionada la pequeña, aunque por dentro era todo lo contrario- ¿Podre conocer a un héroe profesional? ¿Cree que alguno me ayudara a buscar a mi mami, onii-chan? – Preguntó con sus ojos brillando como estrellas

-Claro, hay muchos héroes aquí en la academia, sin duda habrá uno que te ayude- Le aseguró con una sonrisa. Estaban a punto de salir de entre los árboles cuando ella se detuvo de repente.

-Los héroes sí que son increíbles- Dijo la niña mientras deslizaba algo de su manga.

-Lo son- Respondió Izuku, un tanto extrañado con la actitud de la menor- Todos los héroes son increíbles, siempre están ahí para salvar a las personas- Dijo con orgullo, en lo que se convertiría a futuro.

-Si los héroes son como dices... - De pronto, el tono y expresión de la niña se volvieron sombríos -Entonces ¿Por qué no estuvieron ahí cuando asesine a mí mami, onii-chan? -Preguntó, a la vez que sujetaba su cuchillo.

-¿Uh?- El chico apenas pudo voltear y ver como la niña saltaba directamente a su rostro.

El filo consiguió conectar, empapando tanto el rostro de la niña como el del varón.

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En la enfermería del estadio el ambiente era de lo más tranquilo, jóvenes recién recuperados se encontraban saliendo. Recovery Girl al fin se dio un respiro a pesar de que quedaban unos cuantos jóvenes. Total, sólo se trataban de algunos rasguños y moretones, podían apañárselas con alcohol y algunas vendas, como era el caso de un par de jovencitas, mientras una se encontraba sentada en la cama, la otra le pasaba un algodón en el moretón de su mejilla.

-Auch... - Mentirosa- Soltó la pelirrosa, con una expresión adolorida.

-¿Eh? – Ochako no comprendía su queja.

-Dijiste que te contuviste, pero lo cierto es que fuiste con todo, eres muy fuerte, Ochako-chan- Dijo con una sonrisa, aunque luego volvió a quejarse.

-jeje- Río nerviosa- Sentí que si no iba con todo, no podría derrotarte. De verdad lo siento, Mina- Dijo mientras tomaba una gasa para luego colocarlo en la mejilla de la piel rosa- Listo.

-Gracias- Sonrió mientras palpaba la zona cubierta- De acuerdo, de acuerdo. Sólo estoy de mal humor porque perdí, pero ya se me paso Jiji- Río de forma juguetona viendo que su amiga se veía preocupada por eso. Se recostó en la cama, después miró de reojo a la castaña, quien se encontraba ocupada, recogiendo todo dentro del pequeño botiquín – Estoy celosa... - Susurró mientras usaba su brazo para cubrir sus ojos.

-¿Eh? ¿Celosa? – Ochako apenas alcanzó a escucharla- ¿A qué te refieres? - Preguntó extrañada.

-¡Aaah! – Gritó, sorprendiendo a la castaña, revolvió su cabello con algo de desespero – Digo que estoy celosa – Se giró, hundiendo su rostro en la almohada.

-¿Hm?- Ochako se veía cada vez más confundida. No entendía porque su amiga dijo eso.

-Por supuesto que me vencerías- Habló, aun sin despegarse de la almohada- Se conocen desde niños, se comprenden mejor, es por eso que aprendiste más rápido los movimientos de pelea de Midori... Eso me frustra, me hace sentir celosa- Explicó, con un tono apagado.

-Mina... - Ciertamente, la pelirrosa era una de las personas más alegres y extrovertidas de la clase, el hecho de que, de repente, se comportara de manera apagada y triste era preocupante para Ochako.

-A pesar de que me aceptó, siento que no lo conozco del todo, que me oculta muchas cosas. Midori es un chico muy lindo e interesante – No tuvo pena en decirlo, se giró para mostrar una sonrisa su compañera.

Ochako entendía a que se refería la pelirrosa, ese sentimiento de querer acercarse a alguien y no poder hacerlo, su corazón estrujándose al punto de doler, querer gritar su frustración. Decidió ayudar a su amiga, aunque eso implicara revelar un recuerdo doloroso.

-Mina. Si quieres yo podría con...

-No- La interrumpió para luego sentarse en la cama- Esta bien, quiero que sea Midori el que me lo diga, de otra forma no me sentiré bien conmigo misma. Quiero que él confié en mi completamente, al igual que lo hace contigo, no puedo evitarlo... lo quiero demasiado- Una sonrisa y un gran sonrojo en sus mejillas, no tuvo pena en decirlo, después de todo, ese era el tipo de relación que tenía con la castaña y el peliverde, una extraña y envidiable relación de cuatro... Por ahora – Dejando a un lado este asunto- Pasó a otro tema – ¿No crees que Midori se está tardando en venir a vernos?

-Ahora que lo dices... – Ochako volteó hacia la puerta, sabiendo perfectamente que Izuku tardaría en aparecerse – El encuentro de Momo debe haber comenzado, tal vez sea por eso que no viene- Explicó mientras regresaba su mirada a su amiga.

Y no se equivocaba, en eso momento la vicepresidenta se encontraba en un difícil combate contra la sombra de un chico ave.

-Momo-chan ¿eh? -Dijo de manera intrigante, pensando en la pelinegra que se había convertido en su "hermana", aunque claro, ninguna de las dos congeniaba muy bien con la otra, no era que se llevaran mal, simplemente, sus personalidades chocaban bastante, una seria y una bastante extrovertida – "Bueno... No queda de otra si Midori también la eligió" – Pensó mientras se recostaba otra vez.

- "Deku-kun también debería haber venido a descansar un poco, su siguiente combate será pronto" – Pensó un poco preocupada Ochako.

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-Achaa... - Soltó con preocupación, para luego remover el líquido de su rostro- Eran las últimas de esa maquita expendedora. ¿Ahora que le llevaré a las chicas? – Se lamentó, como si esa fuese la mayor de sus preocupaciones.

-"Ese chico... ¿Cómo pudo bloquear mi ataque?" – La pequeña no podía creer lo que había pasado. Nunca nadie había podido salir vivo de uno de sus ataques sorpresa. Estaba realmente sorprendida, viendo al chico para luego mirar su cuchillo, dos latas de té habían sido sus víctimas.

-Y bien... - Habló el peliverde, haciendo que la niña suba su guardia - ¿Quién eres y por qué me atacaste de repente? - Le preguntó con una expresión curiosa. La niña se vería de lo más inocente (overol corto, con una camisita rosa por dentro, además un par de listones que adornaban sus coletas) si no fuera por la postura que adoptaba y el cuchillo en su mano.

-No puedo responder lo primero, onii-chan – Dijo la pequeña con una sonrisa juguetona, agitó su cuchillo, deshaciéndose de las latas- Y sobre lo segundo, sólo te puedo decir que hiciste molestar a cierto niñito berrinchudo- Añadió, refiriéndose a su contratista, un perturbado joven de cabello celeste.

-Oh, ya veo- Expresó el estoico chico, asentando un puño en su palma- Es una lástima- Suspiró resignado- "Está prohibido luchar en terreno escolar, tendré que avisar para que alguien de seguridad o alguno héroe se encarg... " – Dejó de pensar en el momento en el que un cuchillo amenazó con dejarlo tuerto-¡¿Hm?!- Hizo a un lado su cabeza, el filo terminó apuñalando uno de los tantos árboles- "¿En dónde se...?"- Regresó su mirada, sólo para no encontrarla por ningún lado –"Imperceptible... ¿De nuevo?" – Su ojo izquierdo no volvió a cumplir su función, eso lo sorprendió bastante.

Una pequeña risa lo descolocó, lo hizo mirar a todas partes, podía escucharla, escondida entre los árboles, cambiando de un sitio a otro. Algo increíble y a la vez aterrador, ya que la dueña de aquella risa estaba parada justo detrás del peliverde, sin que este la notara aún.

-Te atrape jiji.

- "¡¿En qué momento?!" – Se giró rápidamente, arrojando un golpe de revés, sólo para después un trozo de su venda se desprendiera en el aire.

- "Ups, me olvide de eso" – Pensó la niña, mientras se escabullía entre los árboles, alcanzando a ver como el chico tocaba la zona del brazo que se supone debió cortar. Una pieza de metal asomaba de entre las vendas.

-Ella es increíble, no sólo es muy rápida, sino que también puede esconder su presencia, me pregunto si se tratara de su Quirk, ¿cuánto tuvo que entrenar para llegar a ese nivel?, ¿de verdad es una niña?... – Comenzó a murmurar, como si la situación no fuera nada del otro mundo, así de temerario era... O más bien insensible.

- "Que chico más raro"- Pensó desde la rama de un árbol- "Pero a la vez lindo, es una lástima que tenga que asesinarlo" – Sonrió mientras lo apuntaba con su cuchillo.

Izuku cerró los ojos, se concentró lo más que pudo, el viento moviendo las hojas, las voces y risas de las personas a lo lejos. Usar alguno de sus Quirks estaba fuera de cuestión, puesto que su próximo combate estaba cerca. Decidió concentrarse, valerse de sus sentidos, sería difícil, aunque no imposible, tenía que demostrar cuánto había entrenado para este momento, capturar por primera vez a un villano.

- "¡Te tengo!"- Ella aprovechó para arrojarse.

-Je- Sonrió al tiempo que se giraba para recibir a la pequeña. Ella se sorprendió enormemente, no sólo fue su ataque sorpresa, sino que también había detectado su presencia, habilidad de la que estaba muy orgullosa.

El peliverde logró atraparla, haciéndola colgar como si se tratara de una muñeca. La niña llevó su mano libre detrás de su espalda, equipándose con otra navaja, pero antes de poder usarla, está ya se encontraba girando en el aire. Ni siquiera fue capaz de ver el momento en el que el chico golpeó su mano para así desarmarla.

-Es una lástima - La observó a detalle- Había tantas cosas que quería preguntarte- Dijo, refiriéndose a las habilidades de combate de la niña- Pero tengo que regresar al estadio. Tendré llevarte con algún héroe -Miró hacia atrás, tendría que salir de la maleza si quería que alguien de seguridad se encargara de la pequeña.

Su cuerpo se tensó, escuchar esa palabra otra vez le hizo apretar sus dientes con fuerza. ¿"Héroe" había dicho?... Diversos recuerdos vinieron a su mente. Las miradas frías de sus progenitores, las burlas y maltratos por parte de las personas que considero amigos y para terminar empeorándolo, como fue tachada de criminal por uno de esos sujetos que alguna vez admiro.

-¡RAAW! – Gritó mientras se retorcía, como un animal enfurecido.

-"Qué sucede con ella?"- Por supuesto, eso terminó sorprendiendo a Izuku, segundos después, la pequeña se aferró a su mano- ¡Argh!- Su expresión se torció en dolor.

La mordida de la pequeña fue en extremo dolorosa, los caninos se habían enterrado lo suficiente para hacerlo sangrar. Terminó soltándola, dándole a la pequeña la oportunidad para treparse a su cuerpo.

-¡Gah!- Su torso y cuello fueron rodeados con fuerza. Con el oxígeno cortado, apenas pudo voltear a verla-"¿Cómo es posible que sea tan fuerte?"... ¿Eh?

-Lo siento Izuku-kun... pero ya no puedo seguir jugando contigo... ¡Ahora voy a matarte! – Dijo con una sonrisa macabra. Su cuerpo escurría un fluido extraño, como si estuviera derritiéndose, pero lo más sorprendente fue ver como su cuerpo crecía.

La verdadera identidad de la niña no era más y nada menos que una adolescente. Cabello rubio recogido en dos chongos desarreglados, sus ojos ámbar y dentadura le daban una apariencia felina. Una peligrosa y bella criatura que se encontraba restregando sus pechos desnudos contra la espalda de un peliverde, y por supuesto, estrangulando a este sin piedad.

-Ugh- Con su último aliento, el chico sujetó los brazos que lo sometían- "No puedo... Si uso el All for One o el Automail... Podría lastimarla... Debe haber otra forma" – Mientras pensaba en ello, cayó de rodillas y luego se fue de espaldas.

-Jiji – Río divertida, viendo el rostro del joven cambiar de color poco a poco- "Sólo un poco más, ¡sólo un poco más!" – Lo estaba disfrutando más que nunca.

La visión de Izuku comenzó a nublarse, su panorama se teñía de negro, era como si se hubiera rendido...Sus "voces interiores" jamás permitirían que lo hiciera.

-Comportándote... como un buen chico... hasta el final... ¿Eh? Izuku – Cierta voz descolocó a la rubia, voz proveniente del peliverde a quien se encontraba estrangulando.

-¿Qué... ¿Qué es lo que sucede con él? ¡¿Eh?! -Se sorprendió cuando él se puso de pie junto con ella, era como si su llave no le afectara.

-Lo siento, pero no puedo permitir que nos mates, así que debo pedirte... - Su voz era fría y tranquila, su ojo derecho lentamente se tiñó se rojo- ...que te quites de encima- Volteó a verla, con una mirada inyectada en sangre. La chica comenzó a temblar, la expresión gentil y amable de aquel peliverde había desaparecido, un ser sin rastro de emociones había tomado su lugar.

-¿Eh? – La rubia ni siquiera se dio cuenta en qué momento él se la quitó de encima, su cuerpo se encontraba en el aire, con dirección a uno de los tantos arboles-¡Hyagh!- Su espalda terminó estrellándose, cayó sentada, un inmenso dolor era el menor de sus problemas- "¿Qué ésta pasando? ¿Quién es él?" – Pensó, mientras recuperaba el aliento, el dolor la obligó a postrarse en el pasto.

-Ha pasado tiempo desde que salí ¿cuándo fue? ¿Hace tres años? – Dijo para sí mismo el peliverde mientras observaba su mano mecánica, haciendo un puño, deshaciéndolo, era como si su cuerpo fuera algo nuevo para él.

La mente del peliverde era un escenario oscuro, ocho asientos, uno en medio, de los siete que estaban alrededor sólo cuatro estaban ocupados, un peliverde con pijama de estampado de animalitos ocupaba uno de los lugares con los pies arriba de la silla, abrazaba sus rodillas de tal forma que ninguna de las otras entidades podía ver su gran y perturbadora sonrisa... Todos, con excepción del joven vistiendo traje elegante.

-Ese día, pensaste que no habías saltado... pero la verdad es que tuviste el valor para dar ese paso, debiste morir, sin embargo, volviste... Y no lo hiciste solo- Dijo con una sonrisa siniestra- Ha pasado tiempo desde que Re-kun (Redirección) manifestó su otra "cara" ... Me pregunto cómo lo estará manejando nuestro "yo" ahí fuera jejeje.

-¿Qué le ésta pasando? – Preguntó curioso otro peliverde, vistiendo ropa blanca como si fuera un paciente de algún pabellón médico.

- ¿No te lo había dicho ya, AW (Absolute Word)? – Cuestionó el joven anfitrión – No dejes que su apariencia asustadiza te engañe, este chico... - Todos los Izukus miraron a su contraparte- ... es toda una bestia cuando lo provocan je- Sonrió divertido, el maestro del teatro de locura.

Regresando al exterior, un peliverde se acercaba a una indefensa rubia, esta respiraba agitada, intentando recuperarse del impacto de hace unos instantes.

-Ahora veamos... - Conforme se acercaba a la villana, su presencia se volvía aplastante- ¿Qué debería hacer contigo? – Ese ojo color sangre definitivamente no auguraba nada bueno. El aura negra que emanaba poco a poco tomó la forma de una bestia, las enormes fauces de un lobo se colocaron delante de su rostro, era como si toda la maldad del mundo se hubiera reunido para darle forma.

-"¿Qué...? ¿Qué es este chico? Y... ¿Por qué... ¿Por qué..." – La rubia comenzó a temblar, sintiendo como esa aura la aplastaba y como esos ojos rojos penetraban su alma- "¿Por qué me excita tanto verlo?"- Una sonrisa y sus mejillas teñidas de rojo confirmaban sus pensamientos.

Se dice que algunos animales, cuando saben que están a punto de morir, se dejan llevar por sus instintos de supervivencia, entre estos instintos ésta el reproducirse, aparearse con el fin de dejar descendencia. Sin embargo, esto era muy diferente, ella estaba realmente excitada, deseosa por aparearse con nada más y nada menos que con su propio depredador.

-Oye- Una voz la sacó de sus pensamientos- ¿Qué te sucede? -Le preguntó el peliverde mientras se agachaba frente a ella- ¿Por qué te ves tan contenta? – Ladeó la cabeza, no comprendía el comportamiento de la rubia, quien tenía la boca medio abierta, con un rastro de saliva en una de sus comisuras.

-Ghah- De pronto, el oxígeno le fue cortado, su cuerpo se despegó del pasto y su espalda fue atrapada contra el tronco -Uhg- El agarre del muchacho era monstruoso, y ni siquiera estaba usando su brazo mecanizado.

-No queda de otra- Habló Izuku, su prótesis hizo un sonido extraño, una pieza de metal, larga y filosa se extendió hasta su tobillo- Tengo que encargarme de ti. Estoy seguro que nuestro "yo" comprenderá, después de todo es nuestro trabajo protegerlo- Sus palabras eran frías y oscuras. Levantó su brazo izquierdo, mostrándole a la chica su cuchilla oculta.

-"Lo va a hacer... De verdad lo va a hacer... Va a matarme... Voy a morir... ¡Voy a morir!" – Sonreía con emoción, viendo su reflejó en el filo. La presión la obligó a sostenerse del brazo del chico, permanecer consciente el tiempo suficiente para seguir disfrutando de aquella sensación enferma -¿Uhgk? – Fue liberada de repente, cayendo en el pasto –"¿Qué es lo que...?" – Grande fue su sorpresa cuando subió la mirada.

-N-No... No te atrevas... No más... - Izuku tapó su ojo con fuerza, sintiendo que este iba a reventar.

- "¡NO!" - Negó una voz en su cabeza- "¡Llevó mucho tiempo esperando este momento!"– El peliverde de pijamas ya no era más un dócil y asustadizo, ahora parecía bestia descontrolada, incluso llegó a intimidar a sus compañeros de "celda". El joven anfitrión no podía verse más contento.

-Ukg- El Izuku exterior guardó la cuchilla y, con todas sus fuerzas, se dio un puñetazo en el rostro.

-¡Aghk!- El Izuku de pijamas se fue hacia atrás con todo su asiento, permitiendo al Izuku exterior recuperar el control.

-Pues... Sigue esperando... - Se tendió en el pasto - ... Perra- Para luego comenzar a jadear. En esa posición, tenía una vista clara del cielo, agradeció que ese golpe haya funcionado, aunque le quedó un moretón bastante visible y su labio inferior se había partido. Un hilo rojo bajaba por su barbilla -¿Hm?

Justo cuando creyó que tenía la situación controlada, una sombra se extendió sobre él, se había olvidado de la rubia, algo que le iba a costar caro. La chica se sentó sobre sus caderas, de tal forma que no pudiera escapar.

-"Tengo que moverme... O ella va a..." ¿Mh? – Y antes de que pudiera mover un solo dedo, una sensación cálida y suave presionó sus labios.

-Mmmm... Dulce.

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Hasta aquí el capítulo.


Pienso actualizar esta historia dentro de una semana o dos, ya que se lo merece. Digo, la deje en el olvido por bastante tiempo.


Gracias por leer.

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