Capitulo 4
Mientras volvía para ese remoto hogar, en las calles un soplo de frescura invernal envolvía y daba vida nueva a la tierra junto con un temor submarino en mi alma.
Suspire y contemplé la vista la que ofrecía el pueblo.
Sentía alguien sobrenatural en cómo podía persuadirme, como si unos místicos poderes infernales dominaran mi ser, y me arrastran hacia las tripas del averno, así Lucifer violará de mí día y noche sin detenerse, pudriéndome como una ramera. Una niebla maligna percibía detrás de mí, la misma de hace días o semanas pasadas.
Traía una enfermiza patológica atracción sexual hacia mí, deseo llenarme de semen como a una magdalena, ahogarme en su esperma y taparme las arterias con su líquido, poder sentir su extremadamente gruesa verga dentro del culo y rebalsar en semen como en una enferma película pornográfica homosexual, y luego ser violentamente violado por un caballo con una polla repleta de venas a punto de estallar en pus.
Con eso, susurró en mis odios: —¡Eres mi hijo amado, jamás serás perdido en el transcurso de la vida porque eres de mi familia!
Esa voz era de él, el ángel del infierno, revelándome que pertenecía a su familia y era su hijo más amado
Tenía la piel bronceada como una perra un día de verano en la playa más contaminada de la faz de la tierra. No obstante, si lo tomaba con exceso y abuso, podía ser mi enemigo más cruel. La exposición a la luz solar natural o artificial, voluntaria o involuntaria, puede llegar a ser muy dañina.
Muchas personas olvidaban o ignoran que su cuerpo se estaba enfrentando a una de las fuentes de energía más potentes de la naturaleza, la radiación solar ejercía un efecto negativo para la salud, principalmente vinculadas a diversos tipos de cáncer de piel, envejecimiento prematuro de la piel, cataratas y otras enfermedades oculares. El calor se iba aumentando, las gotas de traspiración se estaban multiplicando, soportaba los rayos que iban disminuyendo.
Una energía que se manifiesta por un aumento de temperatura y procesamiento de la transformación de otros tipos de energía, una sensación de experimento al entrar en contacto con un cuerpo caliente o al estar en un ambiente infernal. El mundo se cerraba igual como una cremallera, el sol triplicaba sus diámetros y los rayos parecían un látigo lastimando toda la tierra. Tenía la piel irritada, era muy difícil calmarme, perdía la visión, mi cabello se caía, no tenía saliva para humedecer la punta de mi lengua, las quemaduras provocaron hinchazones irritantes. Mi piel ha sufrido una sobreexposición solar y como consecuencia ahora sufría. Ocasionaba insolación, un trastorno cerebral, debido a una exposición prolongada, un número de horas en un período determinado de tiempo durante. Esa consecuencia hizo que toda mi carne del cuerpo se derritiera, no solo la mía, sino también la de las personas desconocidas en todo el lugar. Los dientes caían sangrándose con el llanto que tenía adentro mío, mis ojos agotados, mi mente apagada. Las margaritas perdieron su toque mágico, el proceso de la fotosíntesis se detuvo, las plantas necesitaban la sustancia clorofila. Ácido y azufre sobre la carne del mundo, petrificación sobre los poros de las costillas, todo eso ocasionaba enfermedades prematuras. Las venas explotaban, las ampollas hervían, cáscaras de heridas curaban a los que dañaban. No podía pronunciar letras, oraciones, hasta nombres; era mudo. Los cuervos se acercaron a mí para quitarme los ojos. No estoy cuerdo y deseo morir, no quería recordar lo sucedido, los cuervos eran vengativos, no solo porque asesiné, sino por lo que hice desde que llegué.
Pero solo eso se podía decir un sentir nada común, como un ritual de iniciación para acceder de alguna manera mística y nada visible a su familia sanguínea. Esa sensación desapareció por completo en cuanto suspire, volviendo todo a la normalidad.
Mientras regresaba, con astucia repetía un salmo.
Yahveh es mi pastor, nada me falta. Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce, y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre. Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan. Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa. Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los días.
—-Salmo 23 (22)-
Las oraciones apaciguaron los nervios, y los salmos aliviaron esta pesadez. Pero no me satisfacía espiritualmente, así que repetía consecutivamente la oración gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aunque no pertenezco a ninguna religión como lo son los evangelistas, católicos, mormones, entre otros, siempre he creído en un Dios el que no se encuentra en ninguna iglesia como religión. Pero en estos momentos me hace falta el tacto de Yahvé; en estos tiempos, hasta el más ateo, necesita cubrirse bajo las plumas de sus alas en donde hallara refugio, escudo y baluarte en su fidelidad. Necesitamos ser amparados bajo las sombras de sus inmaculadas alas.
Había retenido esa información como una estúpida grabadora por haber vivido en un orfanato católico.
(Nunca tuve amigos, era más aislado que las mofetas, pero me comportaba como era debido)
Hasta los dieciocho, en donde su maldita norma hace que enfrentemos a un mundo desconocido.
Sin padres o conocidos, me costó adaptarme y sobrevivir en las calles en un mundo sin explorar.
En esos días de mendigo conseguía a algunos colegas, pandilleros y personas con las cuales no tenía ningún lazo con ellos, pero siempre me ofrecieron una mala vida en la que me traería futuras consecuencias. Todo tipo de drogas, violaciones hacia mujeres, saqueos a personas indefensas, entre otras barbaridades, pero nunca lo acepté. Todo esto por seis años. Aprendí que las personas podemos ser las más crueles, convertirnos en despreciables, humanos, repugnantes y mezquinos en todo su esplendor. Tristes personas sin futuro ni propósito.
Los difíciles momentos eran los cuales necesitaba subsistir a base de alimentos desperdiciados en la basura o ir en busca de comida caliente y quizás otros servicios de necesidades personales en comedores populares, los cuales comúnmente son habitados y dirigidos por las iglesias y beneficencias. Aunque ofrecían trabajo con un salario mínimo, esas oportunidades no podrían darme una conformidad, pero de todas formas lo acepté esperando sumisión.
Siempre me resguardé en una iglesia en la que el padre me ofrecía muchísimas mejoras, las cuales nunca conseguiría en las crueles calles. Solo por meses hasta irme a la marina en la cual estaría por quince años, donde ahí por las noches escribiría una novela en la que deposité mi fe, más que en la de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Pero cuando se la ofrecí a una editorial que en la actualidad su rastro es inexistente, fracasó como venta. Y así seguía intentando con varias novelas escritas, en las cuales perdía horas enteras de productividad en una basura de obra en que nunca obtendría varias ventas que me harían vivir la vida. Un escritor fracasado. Desperdicié todo mi ciclo viviente en algo tan estúpido como la creatividad.
Y los treinta y nueve años de edad conseguí por primera ocasión la mujer en la que depositaría mis sentimientos y prosperaría con muchísimos proyectos, los cuales me ayudarían a vencer los días. Tendría una nueva vida en un país ajeno, y ser un forastero bienaventurado. Y por ello, por un sueño de pequeñajos inmaduros e infantiles, quedamos atrapados aquí sin salida.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top