♬𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐂𝐔𝐄𝐑𝐃𝐎♬

Para el castaño era difícil ingresar en aquel lugar en el que habitaba su amigo, pues no podía creer que literalmente ayer fue el último día en que lo vería tan sonriente y feliz sin esperar que el destino tenía algo preparado contra él, quizá si tan solo hubiera ido con él, si hubiera tomado otro transporte, hubiera, aquella palabra tan cercana y lejana a la vez de poder cambiar las cosas, pero ya era demasiado tarde para eso.

Con manos temblorosas y ojos cristalizados ingreso aquellos dígitos los cuales le darían acceso al lugar que habitaba su antiguo amigo, sabía perfectamente aquella clave, pues era el aniversario de su amistad cuando ambos chicos se conocieron, aun seguiría permaneciendo entre sus recuerdos ese día, pues ya no festejaría una amistad sino ahora un velorio, con pocos ánimos ingreso al lugar y se quitó el saco que traía consigo dejándolo en el perchero que estaba en la entrada, se cambió sus zapatos por unas pantuflas más cómodas y esponjosas para andar cerca del lugar.

Los padres de su difunto amigo le habían pedido ir hacia el departamento que compartía con este, pues tendría que recoger las pertenecías del rubio y entregárselas a sus padres, pero estos se reusaban a pisar aquel lugar donde estuvo su hijo, así que con el dolor punzando en su pecho, el castaño accedió ir en su lugar y recoger las pertenecías de su amigo.

Una vez que ingreso, cerró la puerta detrás suyo escuchando un pip, en respuesta de que ya estaba cerrada la puerta, luego vio todo a su alrededor es como si el pequeño rubio nunca se hubiera ido, pues sus cosas estaban intactas y como las había dejado, conocía perfectamente que su amigo no era amante de la limpieza y casi siempre dejaba todo desordenado, por ende él tenía que limpiar siempre.

Con pasos lentos y perezosos camino por el living, recogiendo algunas prendas de su amigo que estaban en el suelo, llevándolas al cesto de ropa sucia, después se dirigió hasta la pequeña cocina y lavo algunos platos que había dejado el rubio, mientras los limpiaba podía recordar incluso escuchar como si jimin estuviera a su lado hablando de su día y como le había ido en la universidad, hablando con la boca llena y expulsando moronas por doquier.

Al recordar ese momento el castaño sintió como unas leves lágrimas se aproximaban a salir nublando su vista, con ayuda de su brazo se quitó aquellas gotas saladas y termino de lavar los trastos dejándolos en una repisa para que se secaran, enjuago sus manos y las seco con una trapo limpio.

Luego voltio y vio la pequeña mesa que estaba en el comedor y distinguió unas cartas y facturas que estaban en ella, reviso cada uno y las junto todas para después guardarlas todos en una pequeña caja.

Se dirigió hasta un pequeño closet el cual lo ocupaban de bodega donde tenían cualquier tipo de cajas y cosas que no usaban, busco en el lugar alguna caja bastante grande junto con bolsas para empezar a meter las pertenencias de su amigo, tomo dos grandes cajas y se las llevó consigo al cuarto de su amigo, veía todo con nostalgia y tristeza, un frio le recorría su espalda sintiendo un ligero cosquilleo, busco un lugar dejo las cajas en el suelo y se dirigió hasta el gran armario que tenía su amigo, jimin siempre tenía buen sentido de la moda, para cada ocasión tenía un atuendo especial, incluso sus zapatos igual, tenía algunos para hacer deporte, otras para fiestas, otras que ocupada en la escuela, etc. Podía jurar que el armario parecía otra habitación más en aquel sitio.

Así estuvo durante un buen rato sacaba alguna prenda la doblaba y la guardaba en alguna de las cajas que había llevado, ya casi acababa de guardar mitad de las prendas de su amigo, le faltaba sacar pequeñas cajas que se encontraban en la parte superior del armario, su amigo era amante de coleccionar recuerdos o regalos que le daban por algún logro, por más insignificante que fuera el obsequio el rubio siempre lo guardaba.

Dio unos pequeños brincos para alcanzar esas pequeñas cajas, pero sus intentos eran inútiles y más arrinconaba las cajas impidiéndole atraparlas, así que se dirigió hasta la cocina y tomo un pequeño banco que usaba el rubio para alcanzar las repisas más altas de la cocina, una vez que tomo el pequeño banco, lo coloco frente suyo cerca del armario y de un salto brinco en el banco y así pudo alcanzar las pequeñas cajas que guardaba el rubio. Pero en un mal movimiento se comenzó a tambalear el castaño, provocando que se jalara de las cajas que tenía arriba del armario, provocando que se cayera en el alfombrado suelo, y toda la ropa y cajas cayeran encima de él.

Sin ninguna ayuda de por medio comenzó a quitar las cosas que están encima suyo, se levantó con cuidado y sacudió sus ropas, pero al momento de levantarse vio en el suelo como un pequeño cuaderno blanco, pensaba que fuera alguna agenda o libro especial del rubio, su curiosidad fue más que al momento de levantarlo y abrirlo, paso algunas páginas, percatándose de que no era un libro cualquiera, sino el diario personal de su amigo, ni siquiera sabía que guardaba uno con él, sería muy malo que lo revisará sabiendo que su amigo ya no existía, no podía, pero una parte de él, quería saber sobre su amigo, al menos saber si sus últimos días fueron alegres, porque a pesar de que fueran amigos, había cosas que no le contaba a él y prefería el rubio guardárselas para sí mismo.

Con algo de duda y nervios sobre su piel, comenzó a leerlo, paso algunas páginas rápido, pero se detuvo en una que marcaba 4 de marzo, eran dos semanas antes de su accidente, en esas semanas recordaba el castaño que su amigo y el estaban ocupados y no tenían tiempo de verse a pesar de que compartían el mismo departamento, pues pronto se graduarían, y estaban viendo preparativos de la graduación, ya que pronto serían unos grandes licenciados.

Recordando aquello, el castaño se le resbalo una pequeña lagrima, la cual la removió al instante, y comenzó a leer lo que tenía plasmado el cuaderno, este comenzaba de la siguiente manera.

Querido diario:

4 de marzo

Por poco no alcanzaba el tren del día de hoy, menos mal que todavía no se llenaba, una vez que tome asiento algo cansado y agitado, decidí colocarme mis audífonos para escuchar música, mientras leía mi libro favorito, romeo y Julieta, no sé porque me gustan las tragedias románticas, quizá en el fondo quisiera tener un amor así, evitando la tragedia, era muy temprano y casi no había tantas personas, excepto uno que otro estudiante, estaba concentrado en mi lectura que no me percataba lo que hacían los demás a mi alrededor, hasta que escuche unos ligeros gritos provenir de los asientos de más adelante, alce mi cabeza y aparecer discutía con una señora junto con un joven, no sabía de qué estaban hablando pero el chico se veía muy apenado y nervioso, entonces el chico decidió cambiar de asiento y se vino dónde estaba yo, sentándose frente mío, yo solo lo seguía con la mirada, la cual capto al momento de voltear y mirarme igualmente, no sé porque me puse nervioso, así que sin más tuve que fingir que seguía mi lectura, omitiendo una mirada penetrante que me vigilaba, después de unos minutos quise voltear, y vi al chico cabizbajo, tenía los ojos cerrados, y su brazos cruzados en su pecho, su boca estaba entre abierta, se veía tan lindo y gracioso al mismo tiempo, tenía un uniforme consigo, pantalón azul oscuro con unos tenías blancos con franjas negras, camisa banca y un chaleco del mismo color que sus pantalones, su pelo era largo y negro, traía consigo unas gafas redondas y grandes, se notaba más joven, por su cara angelical y tierna, negué con la cabeza al verlo de esa forma, no podía pensar en él, sabiendo que tengo otras cosas que hacer, después de observarlo bien, sentí que el tren se había detenido, quite mis audífonos y los guarde en mi mochila, para después colocármela encima, el chico se veía que todavía estaba profundamente dormido que ni siquiera noto que el tren se había detenido, hasta que un señor se acercó y le toco el hombro llamando la atención, se veía algo distraído y desorientado el chico al momento de despertar, pero después asintió la cabeza y sonrió agradecido por el gesto hacia el señor que lo había despertado, y entonces omg no puedo creer, era la sonrisa más tierna y linda que había visto, al parecer el chico había captado mi presencia, pero rápidamente me voltee y seguí mi camino, me sentía raro con solo verlo sonreír así, casi podía sentir mi corazón salirse de mi pecho, suspire cansado y continúe con mi camino.

PD: ir al médico a que me revise, no quiero estar enfermo. :)

─ hay amigo, temo decirte que lo tuyo no tuvo cura, tu enfermedad es algo que no se quita fácilmente─ hablo el castaño dudando de lo que decía el texto, como si su amigo lo escuchara.

Una vez que termino de leer esa página el castaño cerro el cuaderno y lo puso sobre sus piernas, aún recuerda que ese día su amigo había llegado tarde a la primera clase, pero después de tanto rogarle al profesor kim, este accedió y al final logro entrar con una retardo de por medio, lo veía algo agitado y nervioso, pero el castaño pensaba que era por las prisas que llevaría su amigo con tal de llegar a tiempo a la escuela, nunca pensó que ese día su amigo había quedado flechado por un desconocido.

─ hay jiminie, que tonto fui al no notarlo ─ se recrimino el castaño, para después levantarse y seguir con sus deberes, había guardado el pequeño cuaderno en uno de los cajones de una mesita de noche, para así continuar con su trabajo.

Durante toda la tarde siguió ordenando las cosas y guardando algunas en las cajas, mínimo se tardaría entre unos dos o tres días en arreglar todo él solo, una vez que termino de acomodar dos cajas estas las sello con cinta adhesiva y las coloco en la sala, fue hacia la cocina, pues ya era algo tarde y tanto trabajo lo cansaba y le daba hambre, reviso el refrigerador a ver si por lo menos su amigo había comprado algo para comer, pues jimin se encargaba de la despensa, mientras el de la limpieza, vio algunas cajas de leche, jugo y huevos, saco una caja de jugo, camino por la alacena para tomar un vaso y servirse de la bebida azucarada, después checo y vio dos ramen, se prepararía uno, mientras esperaba a que la agua hirviera para hacer su ramen, fue hasta la habitación y saco de nuevo el diario de su amigo de donde lo había dejado, pues su curiosidad por saber sobre el amorío de su amigo con aquel desconocido se le hacía intrigante y misterioso.

Una vez que tomo el cuaderno se fue hasta la cocina y vertió el ramen en la olla con agua hirviendo, mientras le vertía unas salsas para acompañarlo y su sabor supiera mejor, después de preparar su ramen, se sirvió un poco junto con el jugo y tomo asiento en el pequeño comedor que compartía con su amigo, mientras disfrutaba del ramen, decidió seguir leyendo el diario de su amigo, con una mano comía ramen y con la otra leía el cuaderno, intercalando a veces para que no se cansara tanto.

Siguió leyendo hasta que noto que era de noche, pronto tendría que ir a descansar, al día siguiente seguiría empacando las cosas.

Mientras se llevaría el cuaderno para poder leerlo en el camino, se quedaba a dormir con su hermano mayor.

—Nos vemos pronto Jimin —se despidió el castaño mirando el departamento vacío.

Tomo sus cosas y cerro la puerta.

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