Capitulo 1 🐝Vacío🐝 /Editado/
Cybertron, centro de creación.
En la tierra los seres vivos cuentan con una serie de características que los hace ser considerados como tal: irritabilidad, adaptación, metabolismo, crecimiento, homeostasis, reproducción, ésta última pudiéndose presentar de forma sexual o asexual; ninguna de las dos presentes en los Cybertronianos, así que podríamos decir que de acuerdo a las características de los seres vivos de la tierra ellos no son seres vivos... Pero no estamos en la tierra, ¿verdad?
El nacimiento de un Cybertroniano lejos estaba de presentarse como el de un mamífero o el de un ovíparo. De hecho, el umbral de nacimiento de un habitante de Cybertron se parece más a las fábricas donde se ensamblan los autos, o a esas fábricas donde los pasteles son 80% elaborados por máquinas. Se ensamblaban miles de protoformas, todas idénticas, se les daba un color, el mismo para todas, y se les insertaba de forma automática una chispa.
Para la mano de obra, es decir, los oprimidos, las protoformas eran construidas directamente para comenzar a funcionar en plena adultez. No podían permitirles el derecho a tener infancia, eso significaría desabasto de trabajadores por demasiado tiempo, Cybertron perdería millones y no podían permitirse un retroceso económico.
En esas fábricas, desde el momento en que abrían los ópticos, los cybertronianos del pueblo llano ya tenían asignada toda su vida: puesto de trabajo, un nombre compuesto por más números que letras, jornadas laborales sin fin. Este tipo de fábricas recibían el nombre oficial de "fábricas de ensamblaje", pero debido a sus características habían empezado a ser nombradas de otras formas por el sector popular.
Fábricas del destino robado, de la juventud perdida, de cunas rotas, de almas desoladas. Si para otros el nacimiento era felicidad por la creación, para la clase trabajadora era tortura, tristeza, pena, impotencia. "Ha nacido una nueva alma, pero sólo viene a sufrir. Cuando su chispa se apague... Primus tendrá que pedirle misericordia" decían los ancianos, los pocos obreros que llegaban a la vejez.
Para las clases altas y sus inferiores inmediatas, como la clase media-alta a la que pertenecía Optimus, la infancia era algo común. De hecho, ni siquiera eran conscientes de que gozaban de dicho privilegio. En su burbuja, jamás se detuvieron a pensar o averiguar si los obreros gozaban o no de algunos aspectos que ellos consideraban básicos. Daban por hecho que la clase baja y la clase media vivían bien, y que sus raras manifestaciones (normalmente hechas por un solo trabajador que terminaba siendo acribillado) eran exageraciones de resentidos sociales.
Las fábricas donde nacían los de alta alcurnia ni siquiera parecían fábricas. Eran más como un hospital: con sus paredes blancas, habitaciones individuales, cápsulas de creación, habitaciones de diseño. El nacimiento de un cybertroniano de este tipo era algo bello y privado. Los padres diseñaban la protoforma de su cría a gusto propio en un proceso que podía durar meses; lo importante era que su sparkling se viera justamente como lo habían imaginado, con rasgos que le darían relevancia social en una clase donde la imagen es muy importante.
Posterior al diseño, los creadores agendaban una cita de asesoría, en la cual un experto evaluaría el diseño de su sparkling para verificar que todo fuera viable. Finalmente, se agendaba un día, elegido por los creadores, donde se brindaría a la pareja una habitación privada con todas las comodidades y una capsula de creación en la cual su protoforma recibiría una spark. Un espectáculo maravilloso a la vista de los futuros creadores, que en menos de dos horas podrían partir a casa con su cría en brazos.
— Sólo faltan algunos metros, no te desesperes — Wasp guió a Arcee a través de los pasillos de la fábrica de sueños, estaba feliz, hacía tiempo que había preparado esta sorpresa y el simple hecho de pensar que algo podía salir mal lo ponía ansioso.
— Solo digo que es un poco raro que sea yo quien esté siendo guiada hacia una sorpresa. Es tu cumpleaños, bug. — Arcee le recordó al mech de armadura azul y detalles amarillos. Wasp no era precisamente el cybertroniano más cuerdo, pero esta "sorpresa" para Arcee en pleno cumpleaños del mech había rebasado el límite.
— Sí, pero yo ya sé que es, así que no es necesario que me vende los ópticos. Además, si me vendara los ópticos, ¿quién nos guiaría? — Giró para abrir con su identificación la puerta de la habitación donde se encontraba la sorpresa. Una vez abierta, guió a Arcee al interior del espacio.
— ¿Puedo quitarme la venda ya? — Arcee preguntó, impaciente por descubrir qué era aquello que había vuelto tan ansioso a Wasp. Lo había notado extraño desde hace días, pero lo había asociado al problema entre Orion, ahora Optimus, y Megatronus. La ruptura de ambos había causado dolor en Wasp, quien también se había vuelto cercano a Megatronus e incluso lo había llegado a considerar un héroe. Sin embargo, cuando llegó con una venda y le dio instrucciones de no intentar ver a través de ella mientras se desplazaban supo que esa ansiedad era causada por algo más.
— Bien, bien. Permíteme felicitarte, pink. — Wasp comenzó a deshacer el nudo de la venda. Arcee sonrió al escucharlo llamarla por su apodo, mismo que había recibido por su trabajo de pintura mayormente rosa.— Sé que no te gustan mucho las sorpresas, pero esto ameritaba misterio. — Terminó de quitar la venda y unió su frente a la de la femme. Chispas salieron de la unión de sus cascos y sus ópticos parpadearon por un segundo ante la satisfacción que provocaba en ellos el equivalente a un beso.
Juguetearon un poco en una pelea fingida cuando el mech, más grande en tamaño que la femme, seguía bloqueando con su cuerpo intencionalmente la visión de Arcee. Cuando la femme logró alejarlo de su vista, se congeló. Arcee se desplazó lentamente hacia la capsula creadora a unos metros de ella con su torso y rostro totalmente paralizados y una caminata un poco torpe. Esa protoforma tan angelical dentro de la capsula había robado toda su atención del mundo.
— ¿Logré capturar su esencia? — Wasp preguntó, una sonrisa engreída se pintó de receptor de audio a receptor de audio en su cara.
— Creí que esperarímos un ciclo más. — Arcee sacudió su cabeza para tratar de aliviar la conmoción. — Cuando te lo pedí dijiste que no era buen momento. — Puso una mano sobre la capsula creadora, a la altura del cuerpo de la protoforma. Jamás despegó su vista del pequeño cuerpo, como si temiera que si lo hacía su futuro sparkling se desvanecería.
— Sí, bueno, mentí un poco. — Se acercó a Arcee, aún con la sonrisa engreída, y la abrazó por la espalda mientras ambos miraban a su futura cría.
Un recuerdo que le permitió unir cabos pasó por el procesador de la femme.
— Fue por eso que me hiciste todas esas preguntas sobre cómo me gustaría que fuera nuestro sparkling. Creí que lo habías hecho solo para suavizar las cosas. — La femme le dedicó una mirada acusadora, pero con una chispa de admiración.
— Bueno, ¿qué quieres que haga? Soy astuto por naturaleza. — Guiñó un óptico a la femme y le sonrió de forma coqueta. Sin embargo, siendo el mech inquieto que era, pronto se movilizó hacia el panel de control frente a la capsula y acercó su mano al botón más llamativo. — ¿Lo activamos de una vez? — Sonrió, como un sparkling con juguete nuevo, mientras acercaba peligrosamente su mano al botón.
Arcee sonrió, divertida por la esencia infantil de su futuro sparkmate.
— Me encantaría, pero ¿seguro que quieres hacerlo hoy? Es tu cumpleaños. — Le recordó al mech.
— Así está mejor, ¡doble festejo! — Wasp exclamó vigorizado.
— Bueno, pero deberíamos pensar en un nombre. No creo que quieras llamarlo B-127. — Arcee sonrió y rodó los ópticos al notar que la designación de su cría sólo eran números y una letra.
— Ese no es su nombre, es su código de registro. El nombre lo eligiremos tú y yo. — Fue el turno de Wasp para sonreir y rodar los ópticos mientras ponía su mano izquierda sobre su cadera. Sabía que era descuidado, pero jamás se atrevería a poner un nombre de ese tipo a su cría, no era una computadora.
— Bueno, como estás sacrificando tu cumpleaños para que nuestra cría llegue pronto, te dejaré elegir. — La femme ofreció. Wasp sonrió con emoción, pronto comenzó a recordar todos los nombres en los que había pensado antes. Sin embargo, el sonido de disparos aplastó el clima especial. Ambos Cybertronianos se miraron a los ópticos preguntando el uno al otro qué hacer. Sus chispas se con trajeron con terror al escuchar los gritos y el ruido de cuerpos cayendo al suelo.
— No puede ser posible, jamás se atreverían a atacar un lugar como este. — Arcee miró a Wasp, su mirada suplicaba por que el mech apoyara su teoría, como si eso fuera a hacer que los asesinos en el exterior desaparecieran.
— Megatron juró que el supuesto acto de corrupción del Congreso no quedaría impune. Dado que entre sus exigencias principales se encontraba la igualdad de condiciones para los nacimientos, no dudo que sea su gente quien se encuentra atacando este lugar. — Miró a la femme directamente a los ópticos, no servía de nada negar lo que estaba sucediendo.
Repentinamente, la puerta que los separaba del exterior explotó. La fuerza del disparo propinado desde el otro lado fue tanta que los envío a volar un par de metros y terminó por dejarlos en el suelo. Arcee miró con horror como la capsula de creación se cuarteaba poco a poco y comenzaba a sufrir fugas del líquido creador. Afortunadamente para ambos padres, la capsula se mantuvo fuerte, con la cría al interior.
— Mira nada más a quien tenemos aquí. — Starscream miró con óptica burlona. Dirigió una mano a su receptor derecho y transmitió un mensaje a través de la red de comunicación con su bando. — Soundwave, dile a Lord Megatron que aquí hay algo que necesita ver con sus propios ópticos. — Dibujó en su rostro una sonrisa maliciosa.
Wasp miró con sorpresa. ¿Qué hacía Starscream con Megatron?, ¿Qué había pasado con Sentinel Prime?
— ¡Starscream! ¿¡Qué has hecho?! — Wasp miró con ópticos llenos de terror, imaginando lo peor. Sabía, gracias a su padre, que Sentinel no era un santo. El máximo líder era un corrupto en toda la extensión de la palabra, pero aún así jamás le habría deseado la muerte.
— Tienes tanto que aprender sobre esto, Wasp. Si quieres tener futuro dentro de la política no debes limitarte a un solo ideal, debes estar dispuesto siempre a seguir aquel que tenga más que ofrecerte. — Starscream levantó su mano en dirección a Wasp, un misil se perfilaba a lo largo de la parte superior de su brazo. — Ahora, quedate quieto, o haré que tú, la femme rosa y la cría vuelen en mil pedazos. —
Estaba acorralado, Wasp lo sabía perfectamente bien. Aunque era una posición humillante, se mantuvo en el suelo con los brazos tras la cabeza para evitar hostilidades mayores de parte de Starscream y sus otros cuatro acompañantes. Girando su cabeza hacia Arcee, le indicó que hiciera lo mismo. La femme procedió a la petición sin protestar, no tenía intenciones de hacer que Starscream los asesinara.
Lo que pareció una eternidad pasó, aunque Wasp estaba seguro de que en realidad no habían sido más de diez grooms. Por más que había repasado todas las posibilidades no había encontrado una forma de escapar, después de todo, ¿qué podían hacer un cybertroniano con nulo conocimiento o experiencia en combate y un policía sin armas contra un grupo de militares armados? Por más que le costara admitirlo, estaban condenados.
Pasos pesados que Wasp conocía muy bien pronto aparecieron. — Megatronus. — Susurró el retoño de Optimus, un tinte ligero de desprecio se plasmó en su voz.
Arcee miró a Wasp, la sorpresa latente en su rostro, al escucharlo decir aquel nombre. Así que tenían en frente a ese loco, el simple hecho de saberlo la hacía querer vomitar, no por desprecio, sino por el cosquilleo que el miedo por la cercanía a ese demente le causaba.
— Ha sido un día bastante bueno para los Decepticons. — Megatron habló, su voz expresaba de forma descarada un tono burlón hacia los dos sometidos, especialmente a Wasp. — Primero, uno de los soldados más leales de Sentinel Prime se pasa a mis filas. — Miró a Starscream. — Después, tomo prisionero a Sentinel Prime. — Caminó lentamente hacia Wasp, se arrodilló y lo tomó del mentón, haciendo que mire fijamente a sus ópticos. — Y ahora, tengo a mi merced el arma perfecta para causar a Orion Pax un dolor que jamás le permitirá volver a levantarse. —
— Es Optimus Prime, aunque tardes más en pronunciarlo.— Wasp gruñó. Latente satisfacción llegó a su ser al notar que la ofensa había logrado romper el escudo estoico de Megatron.
— Sólo haces que disfrute más de esto, niño. — Megatronus dio a Wasp una mirada penetrante, los propios seekers se estremecieron al ver como el hijo de Orion Pax era levantado del cuello por su líder.
Wasp se retorció, tratando de liberarse del incómodo agarre de Megatronus. Sin embargo, todo fue en vano. Era él, un policía novato desarmado, contra un gladiador de Kaon.
— ¡No, por favor! ¡Déjalo! — Arcee suplicó, su voz más aguda y entrecortada por el nudo que el temor de perder a Wasp había formado en su vocalizador.
— Linda cosita la que tienes aquí. Y de color rosa, veo que tienes gustos similares a tu padre. — Megatronus se burló. Para ser sinceros, ni siquiera había notado a Arcee hasta que gritó.
El miedo emergió en Wasp al pensar que ahora Arcee también sería objetivo de Megatronus.
— No la metas en esto, ella no tiene nada que ver, déjala marcharse. — Wasp exigió de forma hostil, probablemente por la adrenalina que comenzaba a hacer efecto en su cuerpo.
— No te preocupes, ella no sufrirá daños mayores. Necesito a alguien que pueda comunicarle a Optimus todo lo que vas a sufrir ¡antes de perecer! — Y con eso Megatronus arrojó a Wasp hasta el otro lado de la habitación. Arcee soltó un alarido de dolor al escuchar el impacto de su pareja contra la pared y luego contra el piso. Wasp tomó su costado con sus manos, ese había sido el primer golpe y ya sentía que se había roto algo.
Megatronus caminó totalmente en calma hacia él. Desesperado por frenar los golpes, Wasp tomó un fragmento afilado que se había desprendido ante su impacto con la pared, su intención era usarlo como cuchilla para dar algo de batalla a Megatronus. Poco a poco se reincorporó del suelo mientras escuchaba al mech plateado acercarse, seguramente burlándose de él.
— Vamos insecto, intenta defenderte, será en vano. Sin embargo, recuerda que cada uno de tus actos de insolencia tendrán consecuencias. — Sin siquiera voltear a verla, Megatronus apuntó a Arcee con su cañón de fusión. Wasp miró con angustia. No necesitó pensarlo ni un sólo segundo, soltó la cuchilla, quedando a merced del líder corrompido.
La paliza pronto se convirtió en una masacre. La brutal fuerza de Megatronus era más que suficiente para destrozar toda la habitación con el cuerpo de Wasp. El hijo de Orion se encontraba ya casi inconsciente, con un cuerpo totalmente abollado y cubierto de heridas que goteaban preocupantes cantidades de energon. Arcee miró con impotencia, sabiendo que lo único que podía hacer era llorar. Se sentía como una cobarde, una culpa que no desaparecería jamás comenzó a formarse en su spark, ¿cómo podía dejar que el miedo la paralizara mientras miraba como mataban a Wasp frente a sus ópticos?
En lo que sería el previo a su golpe final, Megatronus impactó el cuerpo de Wasp en los conductos que transportaban las chispas a la capsula de creación de la habitación donde se encontraban. La estructura obtuvo grietas por ello, pero no sé rompió.
— Tenías todo para ser el mejor líder, mira en qué te has convertido. — Wasp habló con dificultad, mirando a Megatronus directo a los ópticos y expresando verbalmente su desprecio. — No eres mejor que Sentinel o el Congreso. Vas a llevar a Cybertron directo a la miseria. —
— ¡Yo voy a salvar Cybertron! ¡Nuestro planeta florecerá una vez que los acaudalados como tú mueran! — Nuevamente estrelló el cuerpo del mech contra el sistema de conductos, esta vez partiendo la estructura a la mitad y dejando a Wasp entrar en contacto con circuitos que lo electrocutaron violentamente.
Otro alarido y súplicas de Arcee se escucharon cuando Wasp gritó ante el dolor que la corriente de electricidad le propiciaba. Cuando le descarga finalizó, humo en grandes cantidades se liberó de los circuitos de Wasp.
— Puedes matarme ahora, Megatronus. Pero allá afuera hay millones, cybertronianos que no te dejarán destruir nuestro mundo. — Wasp ahogó el grito que su vocalizador iba a procesar ante el dolor de su brazo izquierdo siendo arrancado. — Vas a caer, y cuando tu spark sea atravesada y mires al cybertroniano que te ha puesto fin, ten por seguro que yo estaré en él. —
La insolencia de Wasp había puesto fin a la paciencia de Megatron. El mech plateado dio un grito de ira y estrelló por última vez a Wasp en el sistema de ductos, dejando a la vista el ducto principal. Megatronus tomó dicha pieza, sin conocimiento alguno de su función, forzó el chasis de Wasp y absorbió la chispa del mech con la ya mencionada herramienta. Wasp dio su último grito, lleno de impotencia y dolor. Jamás había tenido una sensación tan horrible en su vida, no podía describir la agonía de sentir como tu alma es separada de tu cuerpo.
Lo último que pudo ver fue un tunel, similar a los vortices de los portales espaciales, y el fin de dicho camino, con una luz blanca segadora. Después de eso, todo fue oscuridad.
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