Capítulo 7 [Batallas mentales]

-¿¡Cómo que Ely desapareció?! – Nat se levantó rápidamente y miró a Gallo.

-No sé dónde está, estaba conmigo de un momento a otro voltee y ella ya no estaba – dijo Gallo desesperada.

-¡Tenemos que encontrarla! – les dijo Chuck.

Cris y Carlos se acercaron.

-Tu buscas en el primer piso – le ordenó Nat a Cris.

-Carlos, vas al dos – continúo Nat-. Gallo tu busca en este piso, Chuck ve al cuarto piso, yo iré al estacionamiento y al rededor mientras Matt cuida de Dakota.

-Vaya, nos volvimos el equipo del misterio, ¡Dividamonos Freddy! – bromeó Gallo.

-No es tiempo para bromas plumífero – le dijo Nat y Gallo la miró fijamente.

 Todos se separaron y empezaron a buscar a Ely.

Fantasma: Parece que les he dejado descansar mucho, y ahora están en busca de Ely. Me apetece matar a alguien hoy.

Nat estaba desesperada buscando a Ely en el estacionamiento.

-¡Ely! – gritaba Nat pero era en vano-. ¡Señor!, ¿No ha visto una chica morena, de cabello corto negro, chaparra por aquí?

-No, lo siento – dijo el guardia.

Nat siguió corriendo, y buscando al rededor del hospital.


Pero no lograba encontrar nada.

En el primer piso estaba Cris, buscando como loca.

-Disculpe señorita, ¿No ha visto una chica chaparra de cabello corto, morena, se llama Ely? – preguntó Cris.

-No querida, lo siento.

-¡Doctor!, ¿No ha visto a una chica morena llamada Ely por aquí? – dijo rápidamente Carlos

-No la he visto pero cualquier cosa te aviso joven – le respondió el doctor.

-¡ELY!, ¡ELY! – gritaba Gallo fuertemente por los pasillos.

-Señora, ¿No ha visto a la chica que venía con nosotros?, La chaparra de cabello corto y chino– dijo Chuck

-No muchacho lo siento – respondió la señora.

No encontraban a Ely, todos estaban desesperados, dentro de un rato se reunieron otra vez en la sala del hospital.

-¿Nadie la encontró? – preguntó Nat a lo que todos hicieron un rotundo  "no" con la cabeza.

Mientras tanto en la habitación de Dakota.

-Dakota lo siento, yo nunca te diría esas cosas, lo digo enserio – Matt miró a Dakota.

-Si, eso lo sé, sólo que, me asusté – respondió Dakota.

-Yo no soy así, lo sabes, las alucinaciones que nos hace ver el fantasma son muy fuertes – justificó Matt.

-Todos en algún momento explotamos, somos humanos que sienten, somos idiotas que hacen cosas sin pensar y somos las criaturas más extrañas del planeta – soltó Dakota en pocos suspiros.

-Vaya, que profunda – Matt la miró sorprendido.

-Si, hasta yo me confundí – dijo Dakota.

-Dakota, tienes que prometerme que no vas a lastimarte otra vez – Matt tomó la mano de Dakota.

-No puedo prometerte algo que no se si cumpliré, a veces me voy de mi cuerpo, y ya no soy yo – algo estaba afectando a Dakota.

-Por favor, Dakota mírame – Dakota dirigió la mirada hacia los ojos de Matt-. No te lastimes otra vez, no quiero que mueras, ¿Okay?

-Okay – respondió sencillamente Dakota.

-Ely está desaparecida – entró Cris a la habitación de Dakota rápidamente.

-¿Cómo que desaparecida? – preguntó Matt.

-Simplemente no está Matt – respondió Cris.

-¡Hay que buscarla! – Matt se paró rápido y fue hacia la salida.

Todos estaban en la sala, menos Dakota.

-Veamos, volveremos a buscarla, no nos iremos de aquí hasta encontrarla – dijo Nat

Después de varios minutos planeando la búsqueda de Ely, una puerta se escuchó

Ely entró con un helado en la mano.

-¡Hija de la gran puta! – gritó Gallo.

-¿¡Dónde estabas?! – gritó Carlos.

-Estaba en el baño – Gallo interrumpió.

-¡Te busqué allí y no estábas! – gritó Gallo.

-Estaba en el baño de los hombres porque el de las mujeres estaba lleno, no les recomiendo entrar ahí, huele peor que un pescado echado a perder – dijo Ely y lamió su helado-. Luego fui a comprar un helado a la vuelta.

-Yo si la mato – Gallo se abalanzó hacia Ely

-¡No Gallo! – Matt la detuvo.

-¡Te estuvimos buscando por horas y tú estabas cagando y comiendo helado de unicornio! – gritó Gallo.

-Está rico... Puedo darte si quiere... –Gallo le tumbó el helado a Ely.

-¡Mi helado! – dijo Ely con una mueca de puchero.

-Helado mis huevos – dijo Gallo y se fue a sentar.

Todos bajaron las alarmas y pudieron descansar en paz por un rato.

-Familiares de Dakota – dijo la Doctora.

-Nosotros – dijo Matt.

-Ya puede irse, estará bien si no vuelve a tener otro incidente, si es así, tal vez no sea muy fácil salvarla – les explicó la doctora.

Todos tomaron sus cosas y llevaron a Dakota a su casa.

Matt devolvió el auto a dónde estaba, por suerte nadie lo había estado buscando.

Y regresó a casa de Dakota caminando.

Todos durmieron en la sala.

-Alguien debe cuidar a Dakota allá arriba – dijo Carlos.

-Yo iré – dijo Matt, no era porque le gustase, si no, porque el le había prometido jamás volverla a dejar sola.

-Eso galán, pero que no se te escapé un besito, y si le vas a dar no olvides ponerte protección – le dijo Chuck.

-Calla imbécil – respondió Matt.

Matt subió con Dakota a su habitación, y ella calló dormida, Matt se acostó en una orilla de la cama.
Pero Dakota rodó y terminó a un lado de Matt.
Ella puso su mano en le pecho de Matt, mientras el ya estaba cayendo de sueño.

-Te dije que jamás te dejaría sola otra vez – soltó Matt y quedó dormido.

Carlos despertó entre la madrugada, se levantó con hambre, y aunque le daba pena, su estómago no resistiría.

Fue a la habitación de Dakota y entró.

-Hey Dakota –susurró muy levemente a modo de que nadie escuchara más que el–. ¿Puedo tomar una de tus galletas? –hubo silencio un minuto –Eso me sonó a un si, no escuché un no.

Carlos bajó y tomó una de las galletas, al regresar al sofá, movió a Cris y cuando ella giró, Carlos notó que estaba sangrando.

-¡Qué mierda! –gritó fuertemente.

Cris estaba degollada, movió a Chuck, a Nat, a Gallo y a Ely, todos estaban degollados.

-¡No!, ¡Esto no está pasando!, ¡Matt, Dakota! –corrió hacia arriba y entró al cuarto de Dakota.

Dakota ya no estaba en la cama, movió a Matt, pero estaba degollado también.

-¡Dakota! , ¿¡Dónde estás?! –gritó de nuevo con todas sus fuerzas.

-¿A qué le tienes miedo? –una voz masculina se escuchó detrás de Carlos, puso su piel de gallina al susurró del hombre.

-¿Quién eres? –volteó su cuerpo y vió una gran sombra, era un hombre, con una túnica negra y una capucha que cubría su rostro.

-Es de mala educación no contestar Carlos. Dije, ¿A qué le tienes miedo? –repitió en tono frustrado.

-¡A nada! –dijo finalmente.

-¿No le temes a Dakota?, Veo en tus pensamientos que le tienes miedo... No puedes engañar, a alguien que está muerto –el hombre sacó a Dakota de su lado derecho, ella estaba en un transe, Carlos trato de acercarse–. ¡No!, La toques, aléjate de ella.

-¡Esto no es real, es otra estúpida visión! –se murmuró así mismo.

-Porque Dios y el infierno son de temer y tu haz venido a nacer en este mundo terrestre, predigo que ustedes morirán fríamente y ella será la última sobreviviente, tal vez ella los mate pues hija del diablo ha nacido, un ángel caído –Carlos interrumpió.

-¡Cállate, no es real! –Carlos tomó su cabeza fuertemente pero el continuó.

-¡Serán masacrados osados los que se atreven a enfurecerla yo soy el fantasma en vida y en las tinieblas! –gritó el alma negra.

-¡Sacad de vuestros corazones su peor lado y matad a la bestia que han enjaulado!, Ustedes mataron y degollaron a sus amigos los mascucharon. Hijos de Dios y del Diablo, se unen hoy para el santo sacrificio. ¡Temed a vuestra Dakota, hija de Satán, marcada por la profesía negra!, Poseed maldad dentro de ustedes por la eternidad, mis esclavos serán, y conmigo matarán.

El fantasma soltó a Dakota y desapareció.

-¡Dakota! –Carlos la tomó en sus brazos.

Dakota abrió sus ojos negros, difuminados con la luz de la luna.

Ella no dijo nada, simplemente besó a Carlos.

-¿Qué?... ¿Qué haz hecho? –Carlos la separó confundido.

-Soy la muerte y mis besos son veneno, no morirás insolente. Pero sufrirás. Eres mío, y el último en mi camino. Todos morirán –no era la voz de Dakota.

-Bésame –ordenó Dakota.

-No. –respondió Carlos.

-¡He dicho que me beses! –repitió Dakota enfadada, y con lágrimas falsas.

-¡No quiero! –gritó Carlos.

Dakota se lanzó contra Carlos y lo besó, le mordió el labio y con el extrajo parte de su piel.

-¡Nunca me digas que no! –Dakota se sentó en el piso a llorar.

-¡No eres Dakota!, ¡Imbécil déjala en paz! –el se acercó a ella.

Por fin los lloriqueos de Dakota se escucharon. Era ella. Al menos Carlos creía eso.

Él se acercó muy despacio, casi sin tocar el piso arrastrándose sigilosamente.

-¿Dakota? –ella lo miró lo tiró al piso.

Empezaron a forcejear, ella trataba de ahorcarlo.
Sería el final.
Batallas mentales.

Un silencio invadió la habitación, Carlos estaba muerto.

-Si puedes tomar mis galletas –Dakota le dijo levemente y se volvió a tapar con la cobija.

-¿Pero que mierda? –se dijo a sí mismo –.Putas alucinaciones estoy harto. ¡Harto!

-Si te mato esto acabará, lo siento –Carlos se acercó a Dakota y sutilmente le tapó la boca y la sacó de la habitación.

La llevó al primer cuarto solo, el baño.

-Perdoname, pero si mueres todo acabará, todo acabará –Dakota forzejeaba.

-Car...los –trataba de articular Dakota.

-Perdón, perdón, ya acabará, sólo un corte limpio –Carlos tomó las tijeras que Dakota usaba para cortarse el flequillo.

-¡Ayuda! –Dakota trataba de gritar pero era inútil.

Ellos estaban forzejeando, si, como en la visión. Pero Dakota estaba débil pues acababa de salir del hospital.

Dakota tomó el destapacaños y trato de golpear a Carlos. Le dió justo en la frente, se levantó y abrió la puerta de golpe, salió por el pasillo pero Carlos la alcanzó.

-¡Ayuda!, ¡Porfavor! –gritó ahogadamente Dakota, y Carlos la detuvo e hizo que ella tropezara y cayera fuertemente en el piso boca abajo.

El la arrastró de los pies, y las uñas de Dakota lijaron el piso hasta sangrar. Si, que escena más película.

-¡Chuck, Matt, Nat! –decía Dakota desesperadamente.

Todos escucharon los ruidos, Chuck se levantó rápidamente al igual que Matthew.

-¿¡Qué está pasando?! –Matt corrió por donde estaban los ruidos.

Chuck y Matt entraron al baño y Carlos estaba tratando de cortarle el cuello a Dakota, justo por la yugular.

Matt y Chuck quitaron a Carlos de encima.

-¡Qué te pasa!, Si ella muere todo acabará, si ella muere todo acabará –repetía Carlos una y otra vez.

-¡Amigo despierta!, ¡No vas a matarla! –Chuck le dió una cachetada a Carlos para que reaccionara.

-¿Qué... Mierda acabo de hacer? –al fin Carlos retomó la conciencia.

-¡Escúchame bien! –Matt lo tomó del cuello de su camiseta –. Si algo le pasa, si la tocas, si se enferma, o si lastimas, te mataré, eres mi amigo, y el fantasma te está controlando. ¡Pero si le llegas a hacer algo, cualquier cosa!, Un rasguño etcétera. Te mataré –.Matt lo soltó y ayudó a Dakota a levantarse.

Carlos reaccionó al fin, todos estaban asustados abajo, pero al Chuck explicarles todos volvieron a dormir.

Carlos se recostó a un lado de Cris y tomó su mano. Se sentiría seguro si ella lo mantenía cuerdo.

Matt y Dakota volvieron a la habitación y por seguridad, le pusieron candado a la puerta.

En la mañana todo estaría mejor, al menos eso querían creer.

Fantasma: Dulces sueños pequeños esclavos. ¿Las Batallas mentales no les dejan dormir?

*Fantasma se desconectó.

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