En las tierras altas de Escocia, la familia Besset ha estado marcada por una maldición durante generaciones: las mujeres de la familia están destinadas a enamorarse, pero con cada amor viene un sufrimiento ineludible. Por mucho que intenten evitarlo, el amor se convierte en una fuerza irresistible, y una vez que están cerca del ser amado, es casi imposible mantenerse alejadas, permitiendo que la maldición cobre su precio.

Las hermanas gemelas Rae y Nerys Besset, iguales en apariencia pero opuestas en personalidad, crecieron en Buenos Aires, Argentina; lejos de su tierra natal en Escocia, con la esperanza de escapar de la trágica herencia familiar. Sin embargo, al cumplir veintiséis años, un misterioso prendedor en forma de flor y una carta de su padre difunto las llevan de regreso a Clirthorm, el pueblo de sus ancestros.

En Clirthorm, después de un inquietante encuentro con su abuela paterna, una aparición les advierte que tienen solo un año para cambiar su destino o la maldición continuará su curso. Lo que parecía ser una simple búsqueda de respuestas se transforma en una aventura inesperada cuando las hermanas son enviadas al siglo XVII. En el pasado, Rae descubre que el enigmático Laird de Clirthorm está profundamente ligado a la maldición y a su propio destino.

Mientras Rae se adentra en la historia y trata de romper la maldición, se enfrenta a un dilema aún mayor: salvar al hombre que lucha con todas sus fuerzas por no amar. Pero, ¿cómo evitar lo inevitable cuando la maldición está diseñada para hacer del amor una trampa mortal?

Una historia trascendental, donde al amor no lo detiene ni la barrera del tiempo.

Oh, pero lo único que tenían que hacer era no amar...

—¿Qué tiene que ver esa estúpida leyenda con todo esto, Abuela? —pregunta Nerys, ahora visiblemente alterada.

—Es ahí, querida, donde la historia comienza —responde la anciana con voz calma, mientras observa el castillo a lo lejos; el anochecer ya se aproxima.

—Pero, Abuela... —interviene Rae en voz baja—, la leyenda habla de una historia de amor.

Megan baja la mirada y sonríe con tristeza antes de responder:

—Lo sé.

NA: Continuo el proceso de desempolvar historias. Esta, en particular, no solo tiene por lo menos diez años en borradores, sino también en mi cabeza. Igual que las otras, la iré actualizando de a poco, de acuerdo vaya pudiendo. Espero la disfruten tanto como yo; esta, en particular, siempre fue una de mis ideas favoritas.

¡Nos estamos leyendo!