Refugio
En cuánto escuché semidiosa no dudé en soltarme de Nico y correr hacia la chica rubia.
Debe de estar muy asustada pues no ha abierto los ojos desde que la arrastre al río.
Pude habernos materializado en otro lado pero no estoy seguro de que ella pueda hacerlo, quizás ni siquiera sabe quien es su padre o madre dios.
Menuda tontería, Triton ha salido a abrirme, no parece sorprendido, pero no veo a mi padre por ningún lado y eso me preocupa, Anfitrite se acerca con el rostro asustado y me alcanza un poco de ambrosia que yo no acepto.
- ¿Llegaron?- dije aún sosteniendo a la rubia- ¿Dónde está mi padre?
- ¿No te han dicho de su cambio de planes?- murmuró Anfirite preocupada- Por los dioses, Perse, ¿Por qué traes a una hija de Atenea contigo?
Voltee a ver a la chica casi de inmediato, seguía en shock prendida de mi mano, genial, ahora sí que me había metido en un gran lío.
- ¿Cómo has hecho para violar los escudos?- pregunto Triton alegremente- Has entrado sin hacer sonar ni una alarma
Trampa, vocalice para que solo Triton comprendiera y Anfitrite no cayera en sus oscasionales ataques de pánico.
Mi extraño medio hermano tomó a su madre de la mano y se desaparecieron dejandonos solos en la vieja mansión del mar.
- ¡Arriba!- dije zarabdeando a la chica rubia- ¡No es hora de una siesta!
Las alarmas empezaron a sonar y la chica no regresaba en sí, genial, ahora también tendría que cuidar de una hija de Atenea, a mi padre le va a encantar la idea, como pude la cargué y empecé a correr lo más rápido que pude hacia la habitación que ocupaba cuando me quedaba aquí.
Hace mucho tiempo, vivía aquí junto a mi madre, éste es el palacio que Poseidón creó para ella, pero cuando la guerra empezó no pudirnos quedarnos más tiempo y aquí se mudaron Anfitrite y Triton, quisiera decir que eran molestos pero no fue así, me llevo muy bien con Triton aunque Anfitrite siempre me servía la comida en menor proporción que su hijo.
No es momento de melancolias, Jackson.
- ¿Rubia?- la dejé sobre mi cama- Es un mal momento para ser una doncella
Ella empezó a volver en sí, quizás porque mi cuarto es uno de los unicos que no está cubierto de agua o porque ha escuchado el ruido que hacen los buzos al entrar en mi casa.
- Poseidón-,dijo aterrada- ¡Se supone que estás muerto!
Muchos dicen que me parezco a mi padre, pero ésta comparación está demás en la situación difícil en la que estamos.
- Perseus Jackson-,le corregí de mal humor mientras buscaba los mapas- ¿Podrías ayudarme?
- ¿Que buscas?-,dijo ella cuando escuchó el sonido de una explosión- ¿Dónde estamos?
- Un mapa viejo y dorado- contesté de mal humor- Con un tridente atrás
- ¿Cómo el que está allá arriba?-
Ella señaló sobre mi caracola, voltee y ahí estaba como iluminado, de un salto lo tomé y con mi otra mano libre la sujete a ella.
- Evita respirar- dije antes de desmaterializarnos-
No sé si alcanzó a oirme, por lo cual me sorprendió que siguiera de pie cuando llegamos a Nebraska.
- ¿Todo bien?- le pregunté mientras extendía el mapa en el suelo- Puedes descansar si gustas, esto tomará tiempo
- Annabeth Chase- dijo extendiendo su mano- Hija de Atenea
- Evita mencionar lo último y nos llevaremos bien- le corté de mal humor- Ahora si no te importa buscaré a mi familia
Annabeth Chase me regaló una mirada de «que te violen en el Tártaro» para luego tomar asiento junto a mí.
- ¿Qué buscas exactamente?-
No tenía nada que perder así que le contesté escuetamente.
- Un tridente azul brillante como el de atrás-
- Bien-
Pasamos más de dos horas sin ninguna señal de ese estúpido simbolo y estaba a punto de darme por vencido cuando Annabeth soltó un chillido emocionado.
- ¡Lo encontré!-
Casi la abrazo del alivio, pero cuando vi el mapa mi alma volvió a caer a mis pies, ese lugar estaba mucho más que prohibido para mi.
- Joder- gruñi-,Me van a escuchar
- Yo sé como llegar-,dijo Annabeth- Pero no te llevaré si no me dices quién eres
Me senté de forma graciosa frente a ella y esperé, a decir verdad, ella tenía los ojos mas grises y penetrantes que había visto.
- ¿Quién eres, Perseus Jackson?-
Sonreí, esto tomaría algún tiempo.
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