Capítulo 3
El paseo nocturno es una de las cosas que más disfruto hacer con Riku. Es como si la calle entera se despejara para nosotros y poder caminar lo más cerca el uno del otro. Tomados de la mano, sujetando el brazo del otro, abrazando al otro.
Es un momento maravilloso, porque ninguno necesita decir nada y solo disfrutamos del silencio que nos envuelve.
Oigo unos pasos acercarse pero decido ignorarlos.
—Señor —me saludan unos guardias. Demonios —. Llegó esto para usted —me entregan una carta.
—Gracias —sin más que decir, se retiran y agradezco en silencio porque lo hicieran —. La veré luego —la guardo en la alforja que llevo atada al lafo derecho de la cadera, restando importancia a lo que sea que diga la carta.
—No deberías dejar esperando eso. Parece importante —dice Riku, apuntando hacia mi alforja.
—Pero quiero disfrutar del paseo —reclamo. No hace más que reír negando con la cabeza.
—De todos modos ya es tarde, mejor regresemos y así te encargas de tu trabajo —me da palmaditas en el hombro mientras voltea, intentando hacer que yo haga lo mismo.
—Supongo que está bien —apoyo mi cabeza sobre la suya mientras hago puchero.
—Ya, ya —ríe. Un trueno lejano nos hace mirar al cielo —. Bueno, vamos. Parece que lloverá.
—Que extraño, hace un momento estaba despejado —no le doy tanta importancia y continuamos caminando hasta llegar a casa. De todos modos, el clima en este lugar es muy variable.
Al llegar, Riku se dirige a la cocina y yo me siento en la mesa para ver de qué se trata la dichosa carta que llegó. Por el rastro de olor en la puerta, deduzco que los guardias vinieron a buscarme aquí primero.
Llama mi atención ver bien el sobre. Tiene mi nombre escrito en el reverso con letras en cursiva hechas cuidadosamente perfectas. Del otro lado, hay un sello rojo que tiene el símbolo de la realeza.
Ha pasado tiempo desde la última vez que recibí una de estas.
Dejo de darle vueltas al asunto y procedo a abrir el sobre, rompiendo el sello con una garra para ver el contenido de esta.
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"Estimado Capitán Inu:
En nombre de su majestad, el Rey Kalec, se le solicita su presencia en el palacio el al mediodía del día 13 de junio del presente año para dar su informe sobre el trabajo que se le fue impuesto hace tres años.
Saludos cordiales, Zau".
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¿Quién lo diría? Eso es mañana. Suspiro cansino y pongo los ojos en blanco.
Leo un par de veces más la carta solo para estar seguro y me quedo pensativo en mi lugar hasta que Riku me hace volver a la realidad colocando una taza de café frente a mí.
—¿Todo bien? —me mira algo preocupado —¿Inu?
—Sí, todo bien —dejo la carta boca bajo y sonrío —. Descuida, nada importante.
—¿Sabías que eres malo mintiendo? —. Sí, lo sé, me lo ha dicho muchas veces. Riku se sienta en una silla a mi lado y toma mi mano —¿Qué sucede?
—Es una carta del palacio —me mira sorprendido —. Quieren que vaya mañana para hablar conmigo sobre ese trabajo que me dieron hace tres años —suspiro irritado mientras rasco mi cabeza —. Qué fastidio. El sujeto pareciera que se lo tragó la tierra —río por lo bajo —. No soy el único con este trabajo, los demás también son competentes y no han conseguido ninguna pista. ¿Qué mas espera de nosotros?
—¿Cuándo tendrás que irte? —me estiro en la silla, como si untentara fusionarme con ella.
—Bueno, esto dice que debo estar mañana al mediodía en el palacio. Así que supongo que salir mañana temprano es una buena idea. Así estaré llegando a tiempo a ese lugar, veré lo que quieren y volveré a casa durante la tarde —una idea se me pasa por la mente y sonrío —. Oye, ¿quieres acompañarme?
Riku se sorprende un poco y me mira en silencio, pareciera que por un segundo se puso nervioso ante la idea. Luego ríe por lo bajo y se levanta. Eso es extraño.
—¿Estás bien? —pregunto extrañado.
—Sí, estoy bien.
Me levanto y camino hacia él para abrazarlo por la espalda. Entiendo el mensaje de "prefiero no ir".
—Solo estaré fuera un día. No pasará nada.
—No es como si fuera a morir por tu ausencia, ¿sabes? —eso me hace reír. —. Solo ten cuidado.
—Claro. No te preocupes.
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Durante la noche, me quedo despierto, escuchando la tormenta que se desató hace no mas de dos horas.
Riku permanece dormido al rededor de mi brazo como cada noche. Nunca deja de hacerlo, no importa si es la noche mas calurosa del verano, siempre aferrado a mí.
En noches tormentosas como estas suelo recordar el pasado, antes de ser el Capitán de la guardia, antes de siquiera pensar en abandonar mi hogar. Antes de todo.
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Tenía cerca de 17 años cuando mi familia se enteró de mi orientación sexual por culpa de mi hermano menor.
La verdad es que no lo culpo por habérselos dicho, él seguía los pasos de mi nuestro padre y no pude hacer nada para hacerle entender que era el camino equivocado.
Y como en muchas familias, mi padre me vio como un bicho raro, me dijo un sin fin de cosas que me dolieron bastante, me golpeó con la excusa de que me iba a "volver un hombre", y acabó por echarme de casa diciendo que ya no era mi padre.
Y lo peor de todo eso, fue que lo hizo delante de mi madre, quien no hacía más que llorar rogándole que me dejara en paz, que me soltara, que ya era suficiente. Pero no le hizo caso.
No me sentí mal por mí ni nada de eso. Me dolió más el que ella tuviera que pasar por aquella situación. Ella fue la razón por la que no me defendí de mi padre. Si tenía que irme, no quería que me recordara así. Además, no era como si pudiera ganarle, en ese tiempo no era bueno peleando.
Así que, esa misma noche tormentosa en la que mi padre literalmente me sacó fuera de casa junto con algunas de mis pertenencias, solo me fui sin decir nada y dejé que el hombre se desahogara gritando lo que quisiera mientras me alejaba.
Esas son cosas que nunca iba a olvidar. Los gritos de mi madre, los insultos de mi madre, la expresión aterrada de mi hermano, el llanto de mi hermanita. Todo era una herida que no creí que se cerraría jamás.
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Doy un largo suspiro y me acomodo un poco más junto a Riku para mirarlo dormir. No puedo evitar quitar el cabello de su rostro y acariciar su mejilla con suavidad.
—Deja de hacer eso —murmura con voz perezosa —. Ya duérmete, Inu. Mañana tienes que salir temprano.
—Lo sé, lo siento —lo abrazo —. Solo recordaba un poco el pasado. Es todo.
—No entiendo por qué te haces eso —se separa de mí y se arrodilla en la cama para verme de frente mientras se restriega los ojos con ambas manos —. Eso fue hace más de diez años y tu vida mejoró bastante después de eso. No fue el mejor inicio para tu nueva vida, lo sé, pero seguiste adelante hasta ser quien eres ahora.
—Lo sé, pero aún así es algo que no puedo olvidar. Ni mucho menos en noches como esta —un relámpago ilumina la habitación.
—Quizás puedas ir a verlos. En todo caso, ya han pasado doce años desde que eso pasó, ¿no? Algo debe haber cambiado.
—No lo sé —desvío la mirada —. Es posible que se hayan olvidado de mí, o que se hayan ido a vivir a otro lado.
Riku se recuesta sobre mi pecho.
—Solo hay una forma de averiguarlo y lo sabes.
—Sí, supongo que sí —beso su cabeza —. Quizás lo haga —noto que vuelve a dormirse —. Solo quizás...
Al llegar la mañana, me despierto por el fuerte pero suave impacto de una almohada en mi rostro. Apenas si me muevo, no es primera vez que despierto así.
—Ya levántate. El sol salió hace una hora —anuncia Riku.
—¿Cuánto llevas en pie? ¿Por qué no me despertaste antes? —me mira sonriente mientras se cruza de brazos.
—Porque te veías muy lindo dormido, y porque pasaste buena parte de la noche despierto —me descubre por completo —. Vamos, arriba —me sujeta de la mano, pero en lugar de levantarme, hago que caiga sobre mí —. Vamos, Inu —golpe suavemente mi pecho y trata de levantarse sin éxito —. Eres un perezoso...
—¿Quieres que me vaya? —me mira en silencio y solo ríe negando con la cabeza.
Lo abrazo evitando que se mueva y me volteo para quedar sobre él.
—¡No hagas eso! —dice intentando moverse, pero soy mas pesado y no hay nada que pueda hacer —¡Tú y tu perfecto cuerpo están aplastándome! ¡Oye, vam...!
Lo silencio besando su boca mientras me acomodo para dejar de aplastarlo con mi peso. Él deja de luchar y se aferra a mi cuello. Ahora es él quien no deja que me levante.
—¿Y si no vas? —lo miro confundido. No esperaba que dijera eso.
—¿Qué? —me suelta.
—¿Que pasaría si rechazas la invitación y dejas que otro se haga cargo? Digo, sé que no te gusta tener que tratar con nobles ni nada eso. Además, llevas mucho tiempo con ese trabajo y...
—No se trata de que me agrade o no el tratar con la nobleza, Riku. Es mi deber como capitán de la guardia; y a donde sea que me llamen, es mi deber ir. Además, esta es una misión importante; y estaba prevista la posibilidad de que tomara tiempo, ya que no es un trabajo fácil —vuelvo a besarlo. Se ve intranquilo —. ¿Seguro que no quieres ir conmigo? —niega con una expresión seria.
—No, solo sería un estorbo para ti. Además, vas por trabajo.
—Supongo que tienes razón —me levanto —. Pero tú nunca podrías ser un estorbo para mí ¿sabes? —levanto su rostro para mirarlo —. Oye, todo saldrá bien —beso sus labios y él me abraza con fuerza —. Riku...
—No es nada —me mira con una sonrisa tenue y me besa —Date prisa, se te hará muy tarde.
—Claro —me frustra un poco pensar que quizás no confía lo suficiente en mí como para decirme lo que le pasa.
—Inu... —volteo a verlo con un poco de seriedad. Espero que diga algo más, pero no ocurre.
—Bien —termino de vestirme y guardo la carta en mi alforja. — Lo más probable es que regrese durante la tarde o dentro de la noche —me acerco y lo beso en la frente —. Nos vemos.
—Adiós...
Odio cuando pasa esto. Sé bien que no somos perfectos, pero quisiera que confiara más en mí.
Digo, tenemos tres años juntos, pero me hace sentir que no es tiempo suficiente como para decirme que es eso que tanto lo aqueja. Quiero saber qué es eso que lo tortura.
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