Capítulo 18

Llevo varios días en los que no me levanto de la cama para nada más que ir al baño y comer algo. Realmente estoy deprimido. Creí que ya nunca más volvería a sentirme así.

—Inu... —Riku se sienta en el borde de la cama y acaricia mi espalda —. Oye fortachón, ¿qué te parece si hacemos algo? —guardo silencio y él se carga sobre mí —. Vamos Inu, no puedes estar aquí por siempre. Prometiste enseñarme a pelear —me olfatea —. Y necesitas bañarte, apestas. Además, ni siquiera te has dado el trabajo de cambiarte la ropa interior. Empiezas a dar asco.

Continúo sin decir nada y siento que Riku recorre mi cuerpo con sus manos. Acaricia mi pecho, toca mis abdominales, y continúa bajando.

—No estoy de humor... —murmuro mientras él continúa masajeando mi entrepierna por encima de la ropa interior —. Riku...

—Anímate, fortachón. Te hará sentir mejor —se acerca a mi oído —. Déjame hacerte sentir mejor.

—¿Puedo rehusarme? —se me escapa un gemido y me cubro la boca, cosa que lo hace reír.

—De todos modos lo haré —logra hacerme quedar recostado boca arriba y se deshace de mi ropa interior.

—¿Piensas violarme? —intento sonar serio, pero no lo consigo.

—No veo que te resistas... —sonríe notando que mi pene se erecta —. El Inu que amo esta bajo toda esa tristeza y vulnerabilidad. Y de una forma u otra lo voy a recuperar. Te gustan estas cosas, ¿no? —se recuesta sobre mí y me besa mientras toma su pene junto con el mío en su mano.

—Riku... —mi respiración se entrecorta un poco —. Dalia podría escuchar y...

—Tranquilo, fortachón. Dalia y los pequeños están recorriendo la ciudad. Volverán durante la tarde... Tenemos mucho tiempo para estar juntos y hacer lo que quieras... —vuelve a besarme con lujuria y retoma el movimiento con su mano —. Siempre me hacer sentir bien. Ahora es mi turno... —suelta nuestros penes y comienza a retroceder sin dejar de mirarme. Se me sale una leve risa al verlo de ese modo.

Sí, lo admito, me gustan estas cosas con él. Aunque son al revés.

—No sueles dejar salir tu lado pervertido... —se detiene en mi pelvis, apoya la cabeza a un lado de mi pene y le da una lamida desde la base hasta la punta, haciéndome sentir electricidad en todo el cuerpo.

—Solo busco a mi fortachón —dice mientras desliza su mano humedecida de arriba hacia abajo —. ¿Lo has visto?

—Está metido en un agujero de autodesprecio por no...

Riku comienza a lamer mi miembro de manera enérgica, evitando que pueda pronunciar cualquier otro sonido que no sean gemidos de placer.

—Riku...

—Vamos, Inu... —dice mientras me masturba lentamente —. Ya no quiero verte así, fortachón —entrelaza sus dedos con los míos y me mira —. Entiendo tu pesar, pero debemos seguir adelante. Echado ahí no lograrás nada y lo sabes. Este no eres tú.

Riku tiene razón. Me dejé llevar por la tristeza como años atrás y dejé que el tiempo pasara como si todo se fuera a resolver por si solo.

Aún tengo que encontrar a Tireo y encerrarlo de nuevo. Black está desaparecido. Debo proteger a Riku, a mi hermana, a los pequeños.

Ya basta de echarse a morir.

Riku es increíble. Aunque más increíble es el que me haya convencido tan rápido y por este método.

Sujeto la mano de Riku y halo con fuerza hasta hacer que quede sobre mi pecho. Él se ríe por la sorpresa que le causó mi repentina reacción y yo lo miró con una sonrisa.

—Te amo —me inclino un poco para besarlo —. Gracias, Riku... —digo entre besos que, cada vez comienzan a tomar más intensidad.

—Que bueno que volviste, fortachón...

Continuamos besándonos con ímpetu, como si estuviéramos viendo cuál de los dos es más fuerte.

—Inu... —dice intentando recuperar el aliento —. No vuelvas a irte... —lo abrazo con fuerza.

—Descuida, no volveré a hacerlo, porque tú estás conmigo.

Me giro dejándolo de espalda a la cama y lo beso mientras entrelazo sus manos con las mías y froto mi pene con el suyo. La respiración de Riku se acelera.

—Deja de jugar... —me reclama entre jadeos —. Eres cruel —me hace reír.

—Nunca sería cruel contigo... —paso mi lengua desde su abdomen hasta su pecho —. Eres parte de lo que más amo en el mundo.

Suelto sus manos para sujetar su cintura y elevarlo un poco. Paso mi lengua por su sexo haciéndolo soltar un profundo gemido mientras juego un momento en la zona.

Luego de lubricarlo, me posiciono en su entrada y me dejo caer hacia adelante.

—¡Ah...! —lo miro un poco preocupado al pensar que fui muy rudo —. Estoy bien... —jadea y sonríe —. Solo sigue...

Comienzo con movimientos suaves mientras fundo mis labios con los suyos y escucho nuestras respiraciones agitadas. Luego aumento el ritmo, provocando que Riku se separe de mi para dejar salir todos esos gemidos que ya no puede contener.

Con una mano sujeto las suyas por sobre su cabeza mientras que, con la otra, comienzo a masturbarlo con rapidez.

—Inu... Ya no... —dice al mismo tiempo que su cuerpo se arquea y comienzo a sentir su semen resbalar entre mis dedos —. Te amo tanto... —dice con los ojos cerrados, gimiendo en cada exhalación.

—Y yo a ti... —sujeto su cintura y voy lo más adentro que puedo para acabar en él —. Como no te imaginas.

Me dejo caer sobre él y nos quedamos así un momento sin separarnos, escuchando nuestras respiraciones agitadas y sintiendo el sudor de nuestros cuerpos.

Cuando al fin recuperamos un poco el aliento, nos miramos unos segundos y reímos juntos.

—¿Qué tal un baño? —propongo.

—Te hace falta —bromea antes de sujetarse a mi cuello.

Continuamos nuestra inusual odisea de sexo desenfrenado en la ducha. Mientras el agua se lleva el rastro de todo lo que hicimos en la habitación, me intento aferrar a lo que puedo para no caer. Riku permanece de rodillas frente a mí, deborando mi pene con desesperación, haciéndome gemir cada vez más alto debido al acercamiento del orgasmo.  

Al llegar, siento que mis piernas ceden ante mi peso y acabo deslizándome por la pared hasta quedar sentado en el suelo de la bañera mientras jadeo viendo a Riku pasar su mano por la boca para limpiarse y recostarse hacia atrás, quedando frente a frente en ambos extremos de la bañera, completamente exháustos.

Oímos la puerta de la casa abrirse y me sobresalto un poco.

—¡¿Riku?! ¡¿Hermano?! —es Dalia — ¡Ya regresamos!

Riku y yo compartimos una mirada complice y comenzamos a reír como un par de idiotas por todo lo ocurrido. Espero que mi hermana no note el olor a sexo.

—¿En serio ya cayó la tarde? — pregunto bajo restableciendomi respiración y el ritmo de mi corazón.

—Así parece —dice sin dejar de reír —. Pero fue una buena forma de pasar el día, de sacarte de ese hoyo en el que te habías metido... —se inclina hacia mí y me besa —. Y de hacer que salgas de la habitación para que tomes un baño —me río como idiota —. De verdad ya estaba siendo incómodo dormir contigo con ese olor.

—Increíble que lo consiguieras haciendo eso. Eso no habla muy bien de mí.

—Basta con que yo sepa que eres de ese tipo —me guiña un ojo.

—¡¿Riku?!

—¡Dalia, ya hice que se bañara! —ahora me siento avergonzado.

—¡Genial!

—¿Qué fue eso?

—Tu olor de macho en fascinante, ¿sabes? Pero si no te bañas, comienza a ser bastante desagradable para todos... —dice mientras me gira para tallar mi espalda y las axilas.

—Eso fue vergonzoso —me dejo terminar de baña como si fuera un niño.

—Olvídalo. Lo que importa es el ahora y el siguiente paso que daremos.

—Mañana iremos a entrenar y enviaré un mensaje a Terry y a Ray para idear un plan.

—¿Tienes uno?

—Sí, pero no estoy muy seguro de ello.

—¿Qué hace que dudes?

—El que estés involucrado en él —soy sincero.

—¿No confías en mí?

—No es desconfianza. Es miedo de que algo salga mal. Me da miedo que te pase algo por mi causa. Por esto tengo que pensar bien en lo que... —coloca su mano sobre mi hombro.

—Entiendo que si algo me pasa todo estará perdido y...

—No lo digo por lo que pasará si mueres —coloco mi mano sobre la suya —. El mundo se puede ir a la mierda si algo te pasa... Pero mi mundo se irá a la mierda primero si no estás conmigo.

—Descuida —entrelazamos nuestras manos —. Verás que todo saldrá bien, fortachón. Lo haremos juntos.

—Juntos —repito mientras asiento con la cabeza.


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