Capítulo 15

En la habitación, Riku permanece dormido con la cabeza reposando sobre mi pecho mientras peino su cabello húmedo con mis dedos y lo observo.

Me gusta verlo así de tranquilo; pero no puedo dejar de pensar en la conversación que tuvimos en el baño luego de tener el mejor sexo de nuestras vidas.

Dejar que Riku ayude a atrapar a Tireo podría ser una gran medida para terminar con todo esto de una vez por todas. Pero, también es muy arriesgado, ya que si algo sale mal, podría resultar en una gran ventaja para Tireo.

Quizás debí negárselo. Pero, en sus ojos había algo que nunca antes había visto en él. Estaba determinado, seguro. Estaba dispuesto a no seguir huyendo de todo.

Quizás me preocupo demasiado. Después de todo, Riku ya no es un niño. Solo me queda confiar en que puede hacerlo.

Vuelvo a sentir su fragante aroma desprenderse de su cuerpo. Y en cuanto despierta, no puedo evitar preguntar:

—Oye, Riku —alza la mirada —. ¿Por qué de pronto no podía sentir tu aroma? Digo, cuando te encontré, no pude sentir tu olor, pero ahora sí, ¿por qué?

—Bueno... Eso es... es una "técnica de camuflaje" que me enseñó mi hermano Acyor. Ambos sabíamos que no podíamos enfrentarnos a Tireo sin morir en el intento. Así que en lugar de pelear, me enseñó a esconder mi aroma.

—No sabía que podíamos hacer eso.

—No es conocido por obvias razones. Tireo también la conoce. Es por eso que era casi imposible dar con él o saber que estaba cerca.

—Pero, tú dejaste salir tu aroma...

—Me sentía seguro estando contigo. Tanto, que si en algún momento Tireo aparecía, podía estar seguro de que tú me protegerías. Quise tragarme esa idea —ríe por lo bajo —. Discúlpame. Eso fue egoísta...

—Para nada...

—Al principio sentí que podrías protegerme de todo como lo hizo Acyor, pero me aterró la idea de verte morir frente a mí. Te amo tanto como amé a la gran mayoría de mis hermanos. Por eso tengo miedo. Me da miedo amar demasiado y que luego me lo arrebaten sin poder evitarlo. Ya no quiero seguir perdiendo.

—No comprendo por qué Tireo dijo que tú eras el que odiaba.

—Lo dijo porque el cruel juego del dios ofendido, está ligado a Lycaon —sonríe con pesar —. Yo amo a muchas personas, a ti, a mis hermanos, a tu familia... Pero odio a mi padre. Tireo lo ama y por eso busca eliminar su pecado. Yo lo odio por arrastrarnos con él en su castigo. Lo odio aun llevando muerto tanto tiempo, porque no le importó el infierno que se volvió nuestras vidas por su culpa.

—Mi familia... —murmuro. De pronto me doy cuenta de algo realmente importante. —. ¡Mierda!

Me levanto de golpe y me visto lo más rápido posible mientras le digo a Riku que haga lo mismo.

James tenía razón, realmente no pienso en ellos. Ni siquiera ahora cuando deberían estar dentro de lo más importante.

Me concentré tanto en Riku...

—Tenemos que llegar a casa de mi familia antes de que... —me detengo en la puerta al ver esos ojos ámbares llenos de lágrimas.

—Inu... —Dalia está frente a mí con ambos niños a su lado —. Hermano... —me abraza y rompe en llanto al igual que los pequeños —. Mamá y James están...

—Dal... —mi voz quebradiza no me deja hablar claro —. ¿Qué...?

—No se qué pasó... Salí con los pequeños a Zirka y... Cuando volvimos la puerta estaba abierta y... —vuelve a romper en llanto.

—¿Cómo llegaste aquí? —pregunto mientras la abrazo, intentando no romper en llanto.

—Un tal capitán Ray... nos vio y nos trajo. Nos dejó en la entrada de Sulen y nos indicó dónde vivías...

—Inu... —escucho a Riku detrás de mí.

—Entren —los hago pasar —. Vayan a mi habitación y descansen —beso la cabeza de mi hermana —. Están a salvo. Se los prometo.

Mi madre y mi hermano murieron. Estoy seguro de que Tireo tiene que ver en todo esto. Pero también estoy seguro de que fue mi culpa.

—Esto es mi culpa... —murmuro —. Debí ir con ellos en lugar de volver a casa. Debí pensar mejor las cosas. Debí tomar mejores decisiones. Debí pensar en ellos.

—Inu, yo...

—Riku... Déjame solo. Por esta vez... necesito estar solo...

Salgo a la parte trasera de la casa y me siento en un tronco. Mi mente está en blanco. No sé como reaccionar.

Me repito mil veces que debí pensar en ellos también y no solo en Riku.

Fue un error haber ido. Yo los metí en esto.

Es mi culpa. Todo es mi culpa.

—Inu... —Riku permanece de pie frente a mi.

—Te dije que quiero estar solo... —me cubro el rostro con una mano.

—Pero... —no puedo evitar reaccionar en cuanto siento su mano sobre mi cabeza.

—¡Déjame solo! —me pongo de pie y lo aparto. Me mira sorprendido. Casi asustado —. ¡¿Tan difícil es entender eso?! ¡Mi madre y mi hermano murieron por mi culpa! ¡Porque te hice caso y fui con ellos! ¡Si no te hubiera llevado conmigo, ellos seguirían con vida! ¡Quisas no los hubiera recuperado, pero seguirían vivos!

—Entiendo que estés enojado. Y tienes todo el derecjo de estarlo... pero sabes que tampoco esperaba que esto pasara. Yo...

—¡De haber sabido quién eras realmente habría pensado mejor las cosas! ¡Habría tomado otras decisiones! ¡Te habría...!

—¿Me habrías entregado...? ¿Habrías evitado tener mayor contacto conmigo? —desvía la mirada y suspira dolido —Entiendo lo que sientes, Inu... Pero no es justo lo que dices. No estás siendo justo conmigo ni contigo mismo. ¿Quieres estar solo? Pues bien, te daré todo el espacio que necesites.

Verlo caminar hacia adentro me provoca miedo. Ahora soy yo el que está asustado. Realmente no quiero estar solo. No quiero que se vaya.

—¡Riku! —tomo su mano para detenerlo —. Perdón... Es solo que... — caigo de rodillas —. No sé qué hacer... No quise ser... Perdóname.

—Inu —se acuclilla frente a mi y entrelaza su mano con la mía —. Sé cómo te sientes porque también pasé por algo así. Tenía muchos hermanos y vi a la gran mayoría morir frente a mis ojos. Pero también sé que lo superarás. Solo déjame estar contigo. Déjame apoyarte —toma mi mano entre las suyas y la besa. No puedo dejar de llorar ahogádamente.

—Inu... —veo a Dalia de pie a un metro de nosotros —. Hermanito... —se arrodilla junto a mí y me abraza con fuerza —. Te quiero hermano...

—Y yo a ti Dal... Perdón por no haber estado ahí para ustedes...

—No es tu culpa, Inu —me mira y seca mis lágrimas —. Hay que volver para... —vuelve a llorar.

—Si quieres lo hago yo y tú te quedas con Riku y los niños —niega.

—Iré contigo. Lo haremos juntos.

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Volvemos todos a mi antigua casa. Entré en razón de que no podía dejar a Riku y a los niños en Sulen por miedo a cualquier cosa. Así que los traje. Les dije que se quedaran afuera mientras Dalia y yo nos encargábamos de Mamá y de James.

No puedo evitar caer de rodillas frente a sus cuerpos en cuanto los veo. Mi corazón se destroza de solo verlos e imaginar el miedo que debieron haber sentido. Solo espero que no hayan sufrido. Es todo lo que pido.

—Perdónenme... —digo entre lágrimas mientras Dalia se aferra llorando a mis hombros y apoya su cabeza en mi espalda.

Esto es lo mas duro que he tenido que hacer hasta el momento. Nunca esperé recuperar a mi familia y perder a parte de ella tan rápido.

Hice dos tumbas bajo el árbol. Dalia y yo nos quedamos en silencio mientras me mantengo abrazado a ella.

—Descuida madre, hermano. No volveré a fallarles... —siento que mi voz se quiebra —. Atraparé al culpable de todo esto... Y protegeré a mi hermana y a mis sobrinos... —llevo un puño a mi pecho en el lugar de mi corazón —. Se los juro por mi vida.


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