18. Éxtasis

Jungkook abrió los ojos, sorprendido.

La boca de Taehyung estaba sobre él, y aunque era un simple roce de labios contra labios, su corazón se aceleró, como si resucitara, como si volviera a la vida después de 10 años de profunda agonía.

Lo más sensato sería alejarse, preguntarle por qué lo hacía; nada bueno saldría de esa unión. Pero Jungkook definitivamente no era bueno, ni sensato, y su egoísmo y avaricia cuando se trataban de Taehyung aumentaban desmesuradamente.

Por eso se entregó al momento y enterró sus dedos en las hebras castañas del cabello de Taehyung, lo atrajo a su cuerpo y a su desbordante pasión. Él gruñó en su boca al sentirlo, enojado, ido y de seguro contrariado por sus acciones, pero Jungkook aprovechó ese instante para besarlo con más profundidad. Sus labios hicieron colisión y Jungkook tembló entre sus brazos. Era tan bueno, mejor de lo que había soñado.

Taehyung se separó un momento y lo miró fijamente, el deseo nadaba turbulento en sus iris.

—No te sientas nervioso —susurró sobre su boca, mientras acariciaba sus brazos de arriba abajo, infundiéndole calor y seguridad—. Soy yo, solo soy Taehyung.

—¿Mi Taehyung? —preguntó Jungkook con nuevas lágrimas en los ojos.

Taehyung sonrió y sus labios volvieron a encontrarse. Esta vez fue lento, pausado, se exploraron a fondo, probaron el sabor del otro.

Era la segunda vez que se besaban, pero se sentía como la primera. Tan correcto, hechos el uno para el otro. Por lo menos así lo concibió Jungkook.

Él deseaba esa boca y al chico que le provocaba mariposas en el estómago.

Debía odiar a Taehyung, pero era imposible.

Jungkook lo amaba.

El beso, en un momento dado, se volvió uno lleno de ira y dolor, tanto dolor que los desarmó a ambos. Sus bocas no parecían suficientes, la cercanía no era la justa. Más, ellos necesitaban más. Algo a lo que aferrarse, porque la lejanía los estaba consumiendo.

Taehyung metió su mano dentro del hanbok de Jungkook, tocó y apretó, y acarició sus muslos superficialmente. Luego lo impulsó para que rodeara su cadera con ellos.

Jungkook dejó salir un ruidito bajo y desvergonzado al sentirlo, Taehyung estaba duro en sus pantalones. Por él

Era necesidad frente a necesidad. La pasión y el odio contrarrestando en una sincronía perfecta. Dos hombres que estuvieron destinados desde el inicio.

—¿Estás seguro de que esto es lo que quieres? —inquirió Taehyung con su frente presionanda en la de Jungkook—. Dime que sí, dime que solo yo soy la fuente de tus deseos y anhelos.

Taehyung lucía tan ido, tan agitado y deseoso.

Y era por tenerlo.

Jungkook, irremediablemente, destruyó sus propios muros.

—No hay nada que desee más, Tae.

La llama se estaba extendiendo entre ellos.

Imparable.

Taehyung reclamó su boca con más ansias y Jungkook se inclinó hacia su contacto como si estuviera muriendo por él y ese simple contacto fuera el aire para sobrevivir. Sus lenguas colisionaron en choques húmedos, pero ya nada de eso parecía ser suficiente.

Taehyung mordió el labio de Jungkook posesivamente, instándolo a gemir, a buscar más de su contacto, a pedir por más.

Él acató su orden silenciosa.

—Más —jadeó Jungkook en una súplica—. Más, más, más... Tae.

Taehyung lo tomó sin restricciones, era brutal lo que estaba sucediendo. Rasgó el hanbok de Jungkook por completo y se alzó para mirarlo, no quería omitir detalles, no ahora que era suyo.

La desnudez del vampiro fue la imagen más hermosa que sus ojos pudieron apreciar. Un cabello largo y negro que enmarcaba sus delicadas facciones, la piel nacarada estaba caliente por la pasión y su miembro goteaba profusamente líquido transparente.

Taehyung repartió besos ardientes por todo su cuello, Jungkook se agitó entre cada caricia.

—¿Desde cuándo deseabas esto, Jungkook? —le preguntó Taehyung en el oído, conteniéndose por un instante, aunque deseando saberlo.

Jungkook lo observó con una expresión de completa entrega, de hambre, de amor.

—Desde que aprendí para qué se utilizaba mi pene y te veía nadar desnudo en el lago.

La boca de Taehyung se secó.

La llama había encendido un fuego irreparable.

Arderían.

Taehyung devoró los labios de Jungkook con una bestialidad y aspereza renovada, aunque Jungkook no se quedó atrás. Él correspondía cada estocada de su lengua con las mismas ansias. El deseo era inconfundible mientras Jungkook pegaba su trasero contra la polla dura de Taehyung.

Él jadeó.

—Jungkook...

—Tómame.

—Jungkook, pero esto...

El vampiro lo interrumpió mordiendo su labio.

—Esto somos nosotros, todo lo que está bien y no pienso verlo diferente. Así que tómame hasta que tu nombre se quede grabado en mi piel, hasta que tu existencia se convierta en la mía.

Ignorando el dolor en sus músculos, Taehyung cumplió sus desos. Se sacó la camisa y los pantalones con todo el apuro que sus cuerpos profesaban; las cadenas seguían en su piel, apretando y recordándole cuál era su posición en aquel castillo y en la vida de Jungkook, pero sus ansias por él eran más grandes que cualquier limitación.

Jungkook lo miraba con toda la adoración, con toda la lascivia de tener su cuerpo desnudo sobre él. Taehyung era tan perfecto, con sus músculos y sus cicatrices, con su deseo por él y las ganas de tomarlo.

Una sonrisa traviesa se apoderó de la boca del rey vampiro, el pecho de Taehyung comenzó a subir y bajar con cada rápido respiración. Taehyung tocó sus labios lentamente, explorando, tanteando y esparciendo los restos húmedos de sus salivas. Los labios de Jungkook eran suaves y muy bonitos, y el pequeño lunar debajo del inferior amenazaba con volverlo un demente.

Taehyung se bajó y lo lamió, luego atrapó el labio del vampiro y lo chupó lentamente. Jungkook transpiró y tomó la mano de Taehyung entre la suya, con ojos inocentes impulsó un dedo en el interior de su boca y lo empapó de su esencia y calidez.

Sin dejarlo hablar, Jungkook deslizó ese mismo dedo por todo su abdomen plano y abrió las piernas.

—Jungkook, ¿qué...?

—Shh.

El dedo de Taehyung desapareció en el trasero del rey vampiro. Las paredes calientes y apretadas lo recibieron, un ramalazo de placer lo golpeó y el gemido que Jungkook dejó salir fue el colmo.

Taehyung lo giró y llevó su dedo más adentro, más profundo. Jungkook soltó un grito de sorpresa y con sus cejas arqueadas lo miró desde abajo.

—En serio, no sé cómo lo haces, si es un tipo de maldición sobre mí, pero tus ojos y todo tú me están volviendo loco, Jungkook.

—Tae. —Jungkook echó la cabeza hacia atrás, enloquecido por las sensaciones que le provocaba Taehyung.

—No lo soporto, necesito tomarte. —Con dos dedos insertados en el interior del vampiro, Taehyung estaba golpeando repetidamente ese punto que lo tenía delirando—. Dime que puedo entrar en ti, que te puedo llenar de mi esencia, Jungkook. Lo necesito, lo anhelo.

Toda su carita estaba compungida por el dulce placer, abrió la boca pero ni un solo sonido salió de ella. Apenas tenía fuerzas, era un manojo de extremidades temblorosas y gemidos. Pero asintió para Taehyung, le dio lo que quería, ya que él también había soñado con ese momento más veces de las que podía contar.

Y era tan bueno.

Taehyung ni siquiera se veía como un ser humano, el desespero en su mirada se asemejaba a algo bestial y desprovisto de raciocinio. Deseaba devorar a Jungkook, tenerlo en su cuerpo, sus entrañas, dejarlo ahí dentro, reclamarlo miles e incontables veces. Sabía que sonaría como un loco, pero Jungkook había activado algo en él que no tenía retorno.

—Ábrete para mí —ordenó inflexible.

Jungkook tragó grueso y con manos temblorosas, separó ese lugar sagrado que esperaba palpitante por Taehyung.

—¿Así? —Jungkook le mostró su entrada con gesto delicado y lleno de pureza.

Taehyung gruñó, tomando su carne caliente y dura, luego separó aún más los muslos del vampiro para adentrarse en ellos.

—¿Cómo puedes verte tan inocente mientras me estás rogando que tome tu agujero?

Jungkook adelantó su brazo y acarició el miembro de Taehyung, lo tocó de arriba abajo con avidez, deseando profundamente tenerlo dentro, ahí donde más lo necesitaba.

Taehyung gimió y se metió más profundo en su mano.

—Hazlo, Tae —rogó, sus labios tentando y llevándolo al borde del precipicio—. Me siento vacío y solo tú puedes llenarme.

Solo él, solo Taehyung.

Con ese pensamiento en mente, Taehyung se estrelló en el interior de Jungkook. Ambos gimieron ante el contacto, ante la plenitud, la perfección, la unión. Finalmente eran uno solo, Taehyung dentro de él y Jungkook recibiéndolo tan bien.

Pero Taehyung, en contra de sus deseos de poseerlo como un poseso, se quedó quieto, procurando que Jungkook se adaptara a su tamaño, a su grosor.

—¿Duele mucho?

Jungkook no dijo nada, sus ojos estaban firmemente cerrados y eso preocupó a Taehyung, quien se posicionó sobre él y acarició su mejilla húmeda con suma delicadeza.

—¿Lo saco? —Silencio, su angustia aumentó—. Por favor, Kookie, dime algo. ¿Es demasiado para ti?

Él negó repetidamente y cuando sus ojos lo miraron, Taehyung entendió que su expresión no era ni de cerca adolorida.

Jungkook amaba aquello.

—Te sientes tan perfecto —gimió—. Tu pene llega hasta aquí, Tae.

Taehyung bajó su mirada, Jungkook estaba acariciando su estómago levemente hinchado. El contorno de su pene estaba sobresaliendo de su piel.

—¿Lo ves? Eres tú dentro de mí.

Esas palabras solo lograron excitar más a Taehyung, por eso comenzó a embestir fuerte, codicioso y rápido. Jungkook se agarró de sus hombros, arañando cada porción que encontraba. El placer los tenía sumidos en un lapso profundo.

—Oh, oh, Tae —murmuró Jungkook, delirante. Ni siquiera podía controlar lo que salía de sus labios.—Tu polla se siente tan bien. Tómame, tómame.

Gruñendo en la curvatura de su cuello, Taehyung estrelló sus caderas más duro, a un ritmo acelerado. Jungkook lo aceptaba y respondía con más desespero, deslizándose en todo su miembro, empalándose él mismo, contoneando las caderas y gimiendo del gusto.

Taehyung mordió sus pezones, los chupó, lo llenó de marcas rojas, otras más oscuras. Maldición, quería grabarse en su piel, meterse bajo ella.

Poseer, tener, suyo.

Haciendo uso de sus reflejos sobrenaturales, Jungkook se cambió de posición. Ahora él estaba sobre Taehyung, rodeándolo con sus muslos gruesos y jadeando.

—Es mi momento, ahora te toca mirar —le aclaró.

Con su mano agarró el miembro húmedo de Taehyung y se dejó caer muy lentamente sobre él. Se sentía enorme, pero era como si un abismo se hubiera instalado en su interior y finalmente él lo hubiera llenado.

Taehyung se agarró de su cintura pequeña, buscando un soporte cuando la imagen amenazó con hacerlo derramar toda su corrida.

Un escalofrío recorrió su espalda mientras Jungkook se tragaba cada centímetro, su piel cálida y sudada chocando contra la suya. La mezcla de tensión y deseo lo mantenía paralizado, incapaz de moverse, incapaz de actuar. El tiempo se había detenido, y solo existían ellos dos en ese espacio cargado de pasión.

—Tú y yo... siempre hemos sido así, ¿verdad? —susurró Jungkook, su voz un suave murmullo que resonaba en el aire. Taehyung podía sentir la locura en sus palabras, pero también la familiaridad de la conexión que siempre habían compartido.

Esa mirada oscura e insaciable que ahora poseía Jungkook no era la que recordaba. Pero, ¿y si sí lo era? ¿Y si esa oscuridad siempre había estado ahí, escondida bajo la superficie?

—¿Acaso no lo sientes? —Jungkook se detuvo a milímetros de su cuello, su respiración caliente provocando una sensación extraña en el estómago de Taehyung—. Este deseo... esta necesidad. Es más fuerte que nosotros.

Taehyung cerró los ojos, intentando encontrar una manera de escapar de esa voz que le susurraba que lo tomara bajo su cuerpo. Pero cada vez que lo hacía, la imagen de Jungkook se hacía más intensa, más real. Era como si estuviera atrapado en un sueño del que no podía despertar.

—No te quiero arriba —murmuró Taehyung, aunque su tono carecía de convicción.

La verdad era que había algo irresistible en la forma en que Jungkook lo miraba mientras subía y bajaba lentamente por su pene, como si pudiera devorarlo entero y aún así dejarlo vivo.

—¿De verdad? —Jungkook mordió su labio, sus ojos brillando con una mezcla de diversión y desafío—. ¿O es que tienes miedo de lo que podrías sentir si estoy al mando?

Taehyung tragó saliva, el sudor frío perló su frente. Era cierto que había una parte de él que anhelaba esa conexión primitiva, pero también sabía que tenía que luchar contra ello. No podía dejar que Jungkook lo arrastrara a esa oscuridad o que lo liderara.

—Eres más que esto... —dijo escueto.

—¿Y qué pasa si no? —respondió Jungkook con una sonrisa torcida, mientras aceleraba el ritmo—. Tal vez este soy yo ahora. Tal vez siempre he sido así, y tú solo te has negado a verlo.

—No... —repitió, pero esta vez con menos fuerza.

Jungkook se rió suavemente, un sonido bajo y seductor que hizo que el corazón de Taehyung latiera con fuerza.

—Vamos, Tae. Deja que te muestre lo que significa realmente el placer.

Con un movimiento certero, Jungkook se tragó toda su extensión. La sorpresa dejó sin aliento a Taehyung mientras el vampiro se inclinaba sobre él, sus ojos ardían con una intensidad peligrosa.

—Tú y yo estamos destinados a esto —dijo Jungkook, sus labios curvándose en una sonrisa inquietante mientras se acercaba aún más—. Y no hay nada que puedas hacer para detenerlo.

La presión del cuerpo de Jungkook sobre él era abrumadora, y Taehyung percibió cómo su resistencia comenzaba a desvanecerse. Todo en él clamaba por rendirse a esa oscuridad seductora, pero en el fondo aún había una chispa de esperanza.

—Jungkook... —susurró con un hilo de voz.

—Shh... —Jungkook le puso un dedo sobre los labios—. Déjate llevar, disfruta.

Taehyung le cedió todo el control y Jungkook no pudo sentirse más extasiado por ello. Lo montó, fuerte, como nunca, el mejor jinete. Sus nalgas se estrellaban ruidosamente contra los muslos del humano, los sonidos resbaladizos eran realmente obscenos, llenaban toda la habitación. Los gemidos, los gruñidos, la humedad que los empapaba, el éxtasis, Taehyung venerando su cuerpo con caricias, besos, apretones, Jungkook regodeándose con tanta magnificencia, amor, vehemencia. Y por fin, la tan aclamada y esperada cúspide.

Jungkook se dejó caer languidamente encima del pecho agitado de Taehyung, lo apretó duro, muy duro contra su cuerpo, como si temiera que se escapara en cualquier momento. La esencia de su pasión se deslizaba por sus muslos, abundante, manchándolo, convirtiéndolo en un caos hermoso… su propio caos.

Después de unos segundos de cómodo silencio que los envolvía, Taehyung rompió la atmósfera.

—Quería hacerte el amor —confesó—. Nuestra primera vez no debió ser tan intensa, pero fue difícil contenerse.

Jungkook soltó una risa y apoyó su mentón en el pecho de Taehyung, mirándolo con un destello travieso en los ojos.

—Tae, eso definitivamente fue amor.

Taehyung soltó un bufido divertido.

—Eso fue sexo, Kookie.

Con ternura, Jungkook apartó los cabellos desordenados del rostro de Taehyung.

—Vaya, me vuelves a decir Kookie.

—¿No te gusta?

—Me encanta.

Taehyung asintió con una sonrisa satisfecha.

—A mí también me gustó oír cómo gimes mi nombre.

Jungkook se escandalizó y golpeó juguetonamente su hombro.

—¡Tae!

La risa de Taehyung resonó en el aire como una melodía y rodeó a Jungkook con sus brazos. El corazón del rey se aceleró con cada risa que penetraba en su alma.

Se mantuvieron abrazados durante varios minutos mientras la noche comenzaba a caer y el frío azotaba sus cuerpos. Sin embargo, no tenían ninguna intención de separarse.

Por primera vez en mucho tiempo, Taehyung y Jungkook no eran enemigos; eran dos amantes que habían confesado su amor a pesar de la guerra que se desataba afuera.

N/A: Siento la demora, pero la semana pasada retomé mi segundo semestre, y está más ajetreado y estresante que nunca.

Espero que este capítulo les haya gustado, confieso que el smut me cuesta mucho a la hora de describir las escenas, pero con una buena playlist, imaginación y un diccionario todo se arregla jsjsjs

¿Sabían que ya nos estamos acercando al final? Ayyy, no quiero despedirme de estos dos tortolitos.

LOS AMO.

-taeryenn

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