Prólogo

24 de febrero de 2018

Si había algo que Marta hiciese terriblemente mal era mentir.

Una vez intentó copiar en un examen de latín. Se había pasado toda la noche viendo los capítulos de su serie favorita antes del episodio final y, estaba tan cansada que ni recordaba si su apellido era con ll o con y. Al final, acabó entregando el examen en blanco pensando que la Interpol la vigilaba tras una sala oculta detrás de la pizarra.

Y lo peor no fue tener que ir a recuperación en septiembre, sino ese dedo acusador de su madre al ver el boletín de las notas seguido, por supuesto, de su frase favorita: "Te lo dije". Marta pensó que siendo catedrática de derecho podría innovar un poco en el lenguaje universal de las madres.

La cuestión es que se había "escapado" de casa. Con veintiún años era probablemente lo más emocionante y aterrador que había hecho en su corta existencia. ¡Pero era la fiesta de cumpleaños de su mejor amigo! ¿Cómo iba a faltar?

Había sobornado a su hermana adolescente para hacer una "Marta" de almohadas que incluía ronquidos con una grabadora del año de la polca. ¡Era increíble lo manipulable que era por veinte euros! Aunque estaba segura de que le saldría más caro a la larga.

—¡Tengo que salir un momento! —grita al oído del joven a su lado.

Apenas consigue oír su propia voz. Puede que escoger el estribillo para anunciar su salida no sea lo más adecuado.

Milo, su mejor amigo continúa bailando, ignorándola. Lleva esa camisa blanca que deja desabotonada, hasta casi el ombligo, para ligar. Y siempre lo conseguía.

De vez en cuando añadía alguna frase en latín con una pequeña mordida de labio y "ding, ding, ding" ¡Ya tenemos ganador!

En realidad, prometió ir disfrazado del teletubbie azul, pero intentar liarse con algún idiota de clase era más interesante. Así que la justificación de su "disfraz" era que pretendía ser David Bisbal. De vez en cuando daba una patada al aire para demostrarlo.

Elisa, la chica disfrazada del teletubbie verde, da un trago de lo que queda del vaso de Milo, para luego seguir cantando "Besos" del Canto del Loco a pleno pulmón. Se conocieron en el primer año de carrera cuando ambos compartían piso. Lo que nos lleva al compañero de clase de Elisa, aunque bueno, eso sucederá en cinco minutos.

—¡Aquí llegan los chupitos!

Amara se abre paso con cinco vasos a rebosar entre sus manos. Es increíble que no haya tirado ni uno desde la barra al fondo de la discoteca. Lo mejor o lo peor, según como se mire, es que Amara no estaba invitada a la fiesta.

La verdad es que Milo no la soportaba desde el instante en que la conoció. No se fía de ella y esa forma que tiene de manipular a Marta con cierta facilidad le saca de quicio. Le bastaba con soltar un par de lágrimas para tenerla toda la noche a su vera. Y lo peor es que Marta era incapaz de verlo.

El grupo toma de un trago el contenido de los vasos a excepción de Marta.

—¿Por qué siempre eres la última en todo? —se queja Amara—No soporto esta máscara, ¿te importa?

Sin dejar que Marta responda la acaba dejando en su mano de mala gana. La paciencia de Amara era inexistente. Marta había sido testigo de ello desde que tenían tres años y le lanzó plastilina en la cara a un niño que hacía ruido con un tambor de juguete.

—Venga, vamos a pedirle limón al camarero. ¿Qué me das si consigo tirármelo en el baño?

—Voy en un rato. Tengo que llamar a mi hermana—alza la voz.

—Pues mándale un mensaje. Además, ¿has visto el disfraz de Sebas? Joder, ¡qué bueno está!

Marta se sonroja solo de pensarlo. Podría decirse que Sebas era ese amor platónico con el que le gustaría vivir una declaración de amor bajo la lluvia. Aunque para eso, primero necesitaría que él supiese que ella existe.

—Vigila a Milo por mí hasta que vuelva. O mejor, que él te vigile a ti.

Como puede, Marta se aleja de sus amigos. La suela de sus deportivas se pega al suelo a medida que avanza entre las parejitas besuconas a las tres de la mañana. Por no hablar de los tíos que la saludan con un charco de sudor bajo las axilas y, que no parecen pillar que el único interés que tiene por ellos es el de hacerlos desaparecer.

En la puerta, uno de los guardias de la entrada estampa un sello con el logo de la discoteca en su mano.

Nada más salir a la calle, el frío la hace tiritar. Madrid en febrero no es precisamente un oasis, pero se negaba a pagar de nuevo por el guardarropa de la discoteca. En realidad, Marta debió completar el trío con el traje del teletubbie azul. Sin embargo, salir a escondidas de casa con ese llamativo disfraz no era tarea fácil. Así que Elisa acabó prestándole un vestido negro para salir del paso.

Camina unos pasos hasta una farola cercana, alejándose del olor a tabaco de los fumadores de madrugada. Algunos los reconoce de clase, pero como no le apetece socializar, opta por ponerse la máscara de Amara a lo Clark Kent para pasar desapercibida.

A continuación, desbloquea su teléfono y desliza la yema de su pulgar por la pantalla hasta localizar el teléfono de Lena. Envía un mensaje y mientras espera a que responda, contempla la vacía Plaza de Callao frente a ella. Las fachadas de algunos edificios a su alrededor permanecen iluminadas. Es como un museo a gran escala. Allá por donde mires cuenta una historia.

Algunos coches pasan de vez en cuando por la calle principal. Los taxis se detienen a la salida de la discoteca. Uno de ellos tiene la ventanilla del copiloto bajada. El conductor escucha la radio mientras rellena lo que parece ser un crucigrama.

El timbre de la notificación capta la atención de Marta. La respuesta de su querida hermana hace que comience a deslizar los dedos aprisa por la pantalla.

Martuskiiii: 03:14

¿Todo bien?

Lena la Insoportable: 03:17

Que siiiiiii. PESADAAAA No deberías estar liándote con algún tío tatuado de tu clase??

Martuskiiii: 03:18

¿Pero tú me has visto?

Lena la Insoportable: 03:19

Ahh es verdad. Que solo te gusta uno, ese tal SEBAS.

Martuskiiii: 03:20

Y tú como sabes eso? Has vuelto a mirar en mi portátil?

Lena la Insoportable: 03:22

Tu contraseña es la fecha de tu cumple. Tampoco hay ser un Einstein para averiguarla. De verdad es tan guapo??

Martuskiiii: 03:23

NOOOOOO

Lena la Insoportable: 03:25

Claro que sí!! Y te gustaría que te besase y que te hiciese más cosas.

Martuskiiii: 03:27

Lena deja de leer en esa web del icono naranja!!

Marta teclea con rapidez. ¡Qué vergüenza! Y lo peor de todo es que no puede quejarse a sus padres porque la descubrirían. ¡Lo lleva claro!

—¿Estás bien?

Marta reconoce la voz tras ella. Un escalofrío recorre su espalda y no precisamente por el frío. Inconscientemente, contiene la respiración. Al darse la vuelta hacia su propietario, Sebas, el estudiante de ingeniería con el que sueña despierta, le dedica una pequeña sonrisa que no puede creer que sea para ella.

*****

He aquí el primer capítulo!! ¿Qué os ha parecido? Os leo en comentarios!! Nos vemos en el siguiente capítulo jeje Os mando un abrazo virtual gigante!! 

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