Fragmento II: ¿Cómo crees?
Sentir el aire libre rozar por sus rostros era como una descanso de todo lio cuando decidían salir a pasear los dos, claramente no estaba un pequeño con ellos pues resulto que en el momento que decidieron pasear era de noche y su amiguito andaba durmiendo en el pequeño lago que construyeron únicamente para el, al ser un Peculiar acuático no tenia forma de vivir estando en lo mas alto de todo mundo y menos cuando los ríos o lagos eran escasos en ese lugar, prefiriendo que la cría viviera en la zona baja, con su propio mini-lago solo para el y como un protector solar a su delicada piel, ese pequeño infeliz. Era mimado por el Líder que al verlo-
Saliendo del tema.
Los dos se abren paso entre los árboles del bosque, caminando juntos sobre el lecho de las hojas y musgo, sus palabras se mezclan con el susurro de las ramas o cada que pisaban estas. Pawqar el mas alto, charlaba mas para si mismo que para su colega, era divertido verlo sonreír y contar sus aventuras en cada reino que visitaba, aunque a veces se quejaba con muecas cuando ocasionalmente sus alas rozaban las ramas mas bajas, quitándole algunas plumas. Sus pasos a pesar de ser lentos y serenos, se apresuraban para estar frente al otro y gritar con entusiasmo y aunque su envergadura adicional se extendía era impresionante de ver, su andar incluso se detenía por un tropiezo.
-¡Y tuviste que estar ahí!. - un regaño ligero, con una sonrisa demostrando esos dientes, que para ser de la familia Columbidae, eran bastante afiladas.
-No me culpes por ser responsable con mis tareas diarias.
Aunque la conversación transmitiera el odio o incluso el desprecio, así se hablaban estos dos, con puros ajos y cominos. El de menor estatura, con verlo se notaba que no era tan imponente, este no adquiría esos dos vejestorios como Pawqar, si no algo mas complicado. Llevaba una una única cola, que se extendía desde su espalda como la del obispo colilargo, mas grande que la de su colega y no se olvidaba de mencionarlo solo para sacarlo de sus casillas.
-Podrías bailar en tierra mientras nosotros volamos. - sugiere el alado con una mirada retadora, incluso llego a ser la que transmite "Tomalá!."- Aunque desde arriba te ves hermoso, no necesitas volar para ser parte de nosotros.
-¿Sabías que lo hago todos los años? Por lo menos a mi me adoran, por ti rezan para que en cada expedición no terminen extraviados.
Ambos ríen, sabiendo que a pesar de haberse ofendido entre si, prefieren tomarlo de buena forma. El miniatura gira suavemente su cola, para que los ojos de sus plumas blancas parezcan observar a su amigo, cada que este le mira la espalda.
La idea de un festival que se aproxima y que al parecer llegara en dos o cuatro días ilumina sus rostros o cada que se permiten el tiempo de poder pensar. Entusiasmados sobre los preparativos y las historias pasadas. Donde una vez al años, las tres tribus deciden reunirse para ser uno.
Lo sacan de sus pensamientos al sentir algo suave rozar sus mejillas, se lleva la mano de inmediato solo para agarrar desprevenido la muñeca del mayor. Soltándola al saber que solo era la bola de colores que tanto quería.
-¿Acaso empiezan a aparecer plumas o lagrimas debajo de tus ojos?
-Capaz los dos...además, ¿deberían de ser transparentes no? Aun me pregunto porque serán negras..
-Luego le echas la culpa a tu difunto padre. Pura mamada te hereda.
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