Ella tenía cáncer; y a pesar de eso, me arriesgué aun sabiendo que la vida sucede y concluye más rápido para quienes se merecen una eternidad.

Para quienes se merecen que la vida transcurra en cámara lenta.

La amé aún sabiendo que se llevaría todo de mí, porque mi todo se quedó en nada con su ausencia.

Se fue recordando que tenía la mejor de las bellezas más difíciles de encontrar.

Y que yo la encontré en ella.

Pero se negaba a aceptarlo.

Dudó aun sabiendo que la amaba por sobre todas las cosas.

Cuando todos la abandonaron, yo me quedé allí, porque nunca podría dejarla.

Luché con ella, la amé a pesar de sus dudas y de saber que la perdería, hasta que lo aceptó.

Sin embargo, vivió con miedo cada instante de sus contados días, porque cada segundo cuenta cuando no sabes cuál será el último abrazo.

Fin.