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Envidio a los que viven despreocupados, como si todo marchara bien mientras otros van muriendo un poco con cada segundo.
No se necesita estar enfermo para morir, todos lo hacemos con cada situación, nuestra alma se desgasta cada vez un poquito más.
Puedo estar en el punto más enriquecedor físicamente, pero mi alma muere junto a la otra mitad que tú posees, mi amada Berenice.
Me pregunto si aún queda algo de mí, ¿o a caso tú te lo llevarás todo?
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