Cumpleaños
David aprovecha un lapso de silencio por parte de Roger:
—Creo que te conozco y tengo curiosidad por saber el motivo de tu invitación.
—Yo también he cambiado por el accidente. Me hago mayor, he vivido sólo para trabajar, sin querer novia ni amigos. ¿Recuerdas el eclipse?
—Tiene gracia. Anoche recuperé un recuerdo de aquel día. Recibimos tres billetes para Corbin.
—Y allí te encontré. La luna roja me deprimía aún más, mi ánimo estaba bajo mínimos. Tuve la fortuna de cruzarme con Emily, ¿la recuerdas?
—Sí, la asesora informática de la agencia.
—Ella te encontró. Ahora está buscando a mi familia. Hemos quedado aquí, sólo faltan unos minutos.
—Roger, ¿te gusta Emily?
—No está mal, me cae bien. Aunque soy un novato en este tema.
—Déjate llevar por el corazón.
—Calla, ahí viene, antes de la hora.
Su imagen es buena para su edad, sigue pareciendo joven, incluso más que David. Trabajaba para la agencia como autónoma. Saluda, se sienta al lado de ellos y va directa al grano:
—Toma, Roger, éste debió ser tu padre. Saber la calle y el año que saliste fueron decisivos. Murió en 1981.
—Gracias. El año siguiente al de mi partida. Me lo temía, lo que me extraña es que no me avisaran.
—Entonces no había internet, tal vez no te localizaron.
—Pero sabían donde trabajaba, donde vivía y mi número de teléfono.
—No puedo saberlo. Os dejo para buscar a tu madre y hermanos.
—Quédate, quiero hablar contigo.
David capta la indirecta y se despide.
Roger ya está solo con Emily, como él quería. No se anda con rodeos.
—Emily, quiero que seas la única que me conozca personalmente. Hoy cumplo cincuenta años.
—Muchas felicidades, Roger. Toma tu regalo, si ya lo tienes, puedo cambiarlo.
Es un bluray con el concierto completo de la reunión de Pink Floyd en Live 8.
—Gracias, me encanta y no lo tengo. Soy un iluso, quería sorprenderte y el sorprendido soy yo.
—Tal vez yo te conozca mejor que tú mismo.
—Internet no tiene secretos para ti. ¿Qué es lo que no sabes de mí?
—El porqué de estar solo toda tu vida.
—Mi familia fue un desastre, no quería que se repitiera. ¿Te gustaría saber mi vida? Si tienes tiempo.
—Me gustaría. Además, me servirá como pista para encontrar a tu familia.
—Pero no aquí, mi casa es más discreta.
Las horas pasan sin darse cuenta.
Roger tiene buena memoria y cuenta su infancia en Los Ángeles. Emily graba con su celular. La tarde no corre, vuela. Ella recupera antes la noción del tiempo:
—Roger, ¿no deberías volver a tu negocio?
—Basta con llegar a las 8.
Observa su reloj, se sorprende al comprobar que sólo faltan cinco minutos. Tiene tiempo para llegar, mas prefiere permanecer junto a Emily y llama por teléfono:
—Dígame.
—Hola, David. Quiero pedirte un favor, que hagas la recaudación total.
—No te preocupes, me encargo de ello. ¿Sigues con Emily?
—Sí, le estoy contando toda mi vida y el tiempo se nos ha echado encima.
—Invítala a cenar.
—Sí. Hasta mañana, David.
—Hasta mañana, Roger.
El magnate hace caso y ella acepta. Van al mismo restaurante. Roger es de ideas fijas, si algo está bien, ¿para qué cambiar?
Emily está encantadora, aparenta menos de los cuarenta que tiene. Se maquilló mientras él hablaba por teléfono. Es alta, casi tanto como él; con piel y pelo negros; cuerpo atlético, disfruta haciendo ejercicio; tez ovalada, con labios gruesos, nariz pequeña y ojos grandes y negros.
Roger siempre ha tomado la iniciativa, ahora es diferente porque jamás antes se vio en esta situación. Ya han pedido la cena y él no sabe cómo empezar, ella se adelanta:
—Debo confesarte algo, tengo un hijo.
—¿Y el padre?
—No quiero saber nada de él. Fue un amor de universidad, me atraía pero resultó ser un niñato. No quiso tomar su responsabilidad, incluso insinuó dudar de ser el padre. Cuando acabé la carrera, vine a New York. Me dediqué en exclusiva a mi trabajo y mi hijo, no quise darle un padrastro.
—¡Vaya! Somos dos solitarios que se han encontrado. Ahora quiero dejar de serlo, me gustaría que sea contigo.
—Me gustas, Roger, desde que te conocí. Tienes algo especial que no sabía qué era, hasta que descubrí tu origen. Saber que somos de la misma raza incrementó mi interés por ti.
La noche es fría, se aproxima el invierno. Ambos son frioleros y caminan agarrados hacia la casa de él. Emily es la primera mujer que pasa la noche en casa de Roger.
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