—Oye —dice suavemente una vocecilla, perteneciente a un sujeto random.

—¡¿QUÉ PASA?! —pregunta, con mucha alteración, el otro sujeto random.

—Nada wey no te pongas así —vuelve a decir con vocecilla suave.

—Es que metes unos sustos... no puedes llegar y decirme "oye" así de la nada sin que me alarme. Y menos aún si le sigue un "tenemos que hablar"

o_o (el pobrecillo tiene su neura y trauma del pasado).

—Ya... bueno es que... me preguntaba—

—¿Qué te preguntabas? —pregunta sin dejarlo terminar, casi a punto de saltar del sillón.

—Me preguntaba... si esto llegará a alguna parte, ¿sabes? Si esto tiene un fin. ¿Me entiendes?

—Oh, hum. Hm, brrum, no sé.

Esa es una profunda pregunta que nos hacemos todos. Profundas reflexiones en horas de nocturnidad y alevosía.