Capítulo 63

Luego de lo que parecieron ser horas encerrada en el sótano con Fiorella, finalmente decidí que había sido suficiente una vez que se había desmayado por el dolor. Ordené que la mantuvieran con vida, pues aún no había terminado con ella, me ha dado información que resultaría valiosa, pero eso no era todo lo que podía sacar de ella.

—Iré a descansar... —comenté saliendo del sótano sin esperar respuesta, aunque noté a Fran asentir con la cabeza.

Subí hasta encerrarme en la habitación con la llave asegurando la puerta, apresuré mis pasos para poder llegar al baño y hundí mi rostro en la taza del inodoro para deshacerme de toda la comida en mi estómago. Mi respiración estaba agitada, pero aún así sentía que me sofocaba, me quedaba sin aire... Mis latidos acelerados, tanto que podía sentirlos perfectamente. Mi cuerpo tiembla, me hace ser incapaz de sujetar algo, perdí la fuerza en mis manos.

Me esforcé para levantarme y limpiar mi boca para quitarme este sabor tan desagradable. Lavé mis manos, viendo como el agua se llevaba la sangre de Fiorella en ellas. Cubrí mi boca para evitar vomitar de nuevo, negué con la cabeza, negándome a seguir vomitando. Debo aguantar esto, porque no será la última vez que lo haga.

Decidí que lo mejor que podía hacer ahora para relajarme era darme una ducha, tenía sangre por todo el cuerpo, era asqueroso. Me quité la ropa y dejé que el agua de la regadera me quitara toda la suciedad, apoyé una mano contra una de las paredes de la ducha, apenas podía mantenerme en pie, veía como el agua se teñía de rojo rápidamente. El asco regresó, mis manos tiemblan, los gritos de Fiorella resuenan en mis oídos con fuerza, no pude evitarlo más.

Caí de rodillas bajo la ducha a la vez que volvía a vomitar, pensando en la repulsiva sensación de la carne y los huesos cortándose bajo mis propias acciones.

—Joder... ¿cómo es que ellos pueden hacer esto? —murmuré con desagrado, mi estómago vuelve a sentirse revuelto, la bilis escala por mi garganta. Arde.

Apenas pude calmarme para terminar de ducharme y quitarme toda esta asquerosidad de encima, pero aunque ya estuviera totalmente limpia, con ropa distinta e intentando relajarme sobre la cama... la sensación no desaparecía. Con mis manos aún temblorosas tomé el celular de Alessandro y busqué aquel audio con el título de "Tortura", sin dudarlo le di a reproducir.

—Torturar a alguien jamás será sencillo, tampoco lo fue para mí la primera vez que lo hice... Pero tú eres más fuerte de lo que crees, si estás escuchando esto es porque lo has hecho a pesar de tu miedo y dudas. Haces lo que sea necesario para protegernos... No debería, pero me siento orgulloso de ti, bellezza. Sin embargo, te prometo que cuando volvamos a estar juntos, no te dejaré volver a hacer este tipo de cosas, las manos manchadas las tendré yo, no tú. Lo único que tendrán tus manos serán las joyas que pienso regalarte y la manicura con la que pienso consentirte.

Se ríe ligeramente, aquella risa fue un alivio para mí, mis manos poco a poco dejan de temblar. Presioné el celular contra mi pecho mientras lo escuchaba hablar. Me sentía mejor en poco tiempo, Alessandro siempre encontraba las palabras correctas, y eso era lo que me gustaba de él.


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Me agaché para estar más cerca de Fiorella, quien sigue tumbada en el suelo, incapaz de moverse siquiera un poco. Ahora es cuando me arrepiento de haber cortado todos sus dedos de su mano derecha y tirarlos, puesto que uno de ellos funcionaría para desbloquear el celular que tenía en mi mano justo ahora.

—Si quieres que esto termine por ahora, dame la contraseña, Fiorella —exigí de nuevo, aún tranquila, pero sintiendo que la paciencia se desvanecería pronto.

—Ya déjame... en paz...

—Eso no pasará, lo sabes muy bien, así que ayúdate a ti misma y colabora conmigo. Te prometo que podrás descansar por ahora —apoyé mi mano en su cabeza, como si fuera un animalito que necesita algo de cariño para calmarse.

Fiorella levanta la mirada y me observa, su rostro cansado, magullado y con muecas de dolor, se nota que quería parar pero quería negarse a traicionar a su padre. Sin embargo, se rindió con un suspiro profundo.

—V..Veinte, cuarenta... diez.

Inmediatamente escribí los números y estos consiguieron desbloquear el celular, sonreí satisfecha y acaricié la cabeza de Fiorella con suavidad.

—Bien hecho, Fiorella... Elegiste bien, ahora puedes descansar como lo prometí —me levanté del suelo y salí del sótano mientras los demás se encargan de ella, por supuesto que no iban a matarla, aún no hemos terminado, ella apenas está comenzando a soltarlo todo.

La verdad... es alguien bastante leal a su padre, qué desperdicio.

Indagué en su celular mientras me sentaba el sofá, aprovechando que esta vez no me había manchado tanto con su sangre. Lo primero que hice fue revisar sus chats, apenas abrí la aplicación, ella tenía el contacto de Nicolás anclado primero, sonreí ampliamente y no dudé en revisarlo. Ambos son unos estúpidos, confiaron tanto en que su plan saldría bien que no pensaron en eliminar nada.

Leí su conversación pero decidí ir un poco más arriba, según esto, Fiorella tenía pensado mentirle a su padre por lo que puedo ver, porque en la conversación de la noche que ella misma se delató, tras dejarme atrás, le mandó un mensaje a Nicolás, comentándole que yo ya estaba capturada y encerrada. No dijo nada sobre matarme, como quiso hacer.

Supongo que después iba a inventar alguna excusa para salvarse.

Seguí leyendo, hasta encontrar un mensaje bastante interesante, revisé la hora y la fecha, por lo que me levanté del sofá rápidamente.

—¡Giselle, Fran! —los llamé y no tardaron en aparecer enseguida—. Nos iremos de inmediato a la isla de la familia de Alessandro, pero nadie más debe saber que iremos allí, solo los que nos acompañarán. Saquen a todos, que no quede nadie en esta casa para el final del día.

—¿Qué sucede, señorita? —pregunta Giselle luciendo preocupada por mi urgencia.

—Nicolás vendrá aquí —le entregué el celular a Fran con la conversación, él la lee rápidamente—. Puede que Alessandro no esté y yo supuestamente estoy "capturada" por Fiorella, pero aquí sigue habiendo muchos hombres que defenderán este lugar, más si yo sigo aquí. Estás tú, Fran. Nicolás vendrá preparado para atacar este lugar, asegurándose que todos ustedes que siguen a Alessandro, no puedan hacer nada más.

—Entiendo —responde Fran asintiendo y devolviéndome el celular de Fiorella—. Comenzaremos la evacuación de inmediato.

—Sacaré a todas las chicas de aquí muy pronto —asegura Giselle, preocupada por lo que esos hombres podrían hacer a todas las mujeres de esta casa. Asentí y les dediqué una sonrisa.

—Bien, pero antes... Fran, reúne a treinta hombres de confianza en el jardín delantero, estaré allí en un momento.

—Enseguida —él inclina la cabeza y se va rápidamente.

—Giselle, pide que preparen a Fiorella para llevarla con nosotros, pero que no limpien la sangre ni los restos.

—Por supuesto —responde ella sin dudar y sale enseguida del salón.

—¿Qué estás tramando, consentida? —pregunta Helena, acercándose a mí.

—Fiorella y yo nos parecemos un poco —levanté mi mano al encontrarle la similitud con la de Fiorella—. La diferencia de tono de piel no se notará con tanta sangre y las circunstancias. Nicolás cree que yo soy la capturada, no al revés, entonces... hagámosle creer que su querida hija no cumplió su parte de mantenerme convida e intacta para violarme como él quería.

Helena sonríe ante mis ideas. Nicolás es alguien que no duda en entregar a su propia hija si es necesario, si descubre que Fiorella lo traicionó de esta forma, entonces él no pensará en buscarla, creerá que es una estúpida que no sirve para seguir órdenes claras. Y es correcto.

—¿Qué quieres que yo haga? —pregunta Helena, llamando mi atención.

—Podrías irte, estás a tiempo si no quieres involucrarte en esto...

—No me jodas, preciosa —apoya su brazo sobre mis hombros—. Ambas sabemos que no me importa involucrarme. No me iré. Prefiero ser tu guardaespaldas personal.

—¿Segura? ¿Podría pedirte que hagas cosas horribles o cansadas?

—¿Crees que no hice cosas así por Alessandro? —se ríe con burla—. Mis manos no están limpias, puedes pedirme cualquier cosa y lo haré.

La miré, notando la seguridad en su mirada, ni un rastro o ápice de duda en sus ojos. Realmente estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por mí.

—Bien, entonces ve a empacar tus cosas, pero regresa antes de que se haga de noche.

Asiente y sale rápidamente del salón. Suspiré y fui a paso apresurado hasta la habitación; hallé las cosas en las que he trabajado y rápidamente volví a bajar, encontrándome con Fran, mencionando que todos ya estaban listos afuera, esperando mis órdenes. Al salir de la mansión los vi a todos, esperando.

—Seguramente ya sabrás que nos separaremos, quizás por mucho tiempo... —le entregué a Fran y a Giselle las cosas que había traído, explicándoles cómo deben repartirlos—. No me gusta dejar registros de mis planes en aparatos electrónicos, son muy fáciles de hackear y revelarlo todo, así que se les entregará un contacto y lo que deberán conseguir de ellos. Apenas confirmen que tendremos su colaboración, mandarán un mensaje corto, sin información, un único y simple "Sí" bastará. Nosotros sabremos lo que significa pero otros no tendrán ni idea.

Todos observan lo que se les fue entregado, algunos ya comenzaron a guardar el contacto únicamente en sus celulares, pero la demás información se la llevaron consigo.

—Eso es todo. Asegúrense de cumplir con esta misión lo antes posible.

—¡Sí, señorita!

Ellos se dispersan, yo suspiré profundo para calmar mis nervios. Hablarle de esta forma a una gran cantidad de hombres mafiosos... la verdad es intenso. ¿Podré acostumbrarme algún día? 

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