Capítulo 59
Stella se mantenía a unos pasos junto a mí, mientras me concentraba en el libro en mis manos. Helena se ha ido a entrenar a sus alumnos en el ring... la casa estaba tranquila de nuevo. Rex y Neyron dormían junto a mí en el sofá, haciéndome compañía, una muy agradable. Hasta que levantan la cabeza de repente, los miré un momento y de repente empecé a escuchar las sirenas de un vehículo policial, acercándose rápidamente.
Miré a Stella, ella se veía igual de confundida que yo, puesto que por aquí jamás pasaba nadie, menos policías. Los perros salen corriendo mientras yo cerraba el libro y me levantaba dudosa de si debía ir a revisar. Sin embargo, se escuchan voces masculinas desconocidas, ordenando atrapar a los perros para que no muerdan a nadie, y al salón entran hombres uniformados, unos policías.
—Señorita, debe venir con nosotros —ordena con dureza uno de ellos.
—¿Qué está pasando...? —murmuré confundida, pero ellos me toman por los brazos sin cuidado y me obligan a caminar para salir de la mansión—. Esperen, ¿qué sucede?
—Señorita... —Giselle y las demás chicas intentan llegar a mí luciendo preocupadas, pero los policías las retienen. Noté que a muchas las estaban interrogando, pocas de ellas lloraban.
No entendía nada... ¿Por qué pasa esto?
—Lía... —escuché la voz de Alessandro, él me observa y la calma con la que se plantaba frente a los policías a pesar de estar esposado y a punto de ser llevado preso, se desvanece, y los mira severo—. Les exijo su liberación inmediata. Esa mujer es inocente, no tiene nada que ver los crímenes de los que se me acusa.
—Alec...
Uno de los oficiales comienza a revisar un par de documentos y preguntar mi nombre y quién soy en esta casa.
—Ella es mi asistente personal, pueden revisar sus antecedentes todo lo que deseen, verán que no existe nada que la incrimine. No está involucrada en ningún asunto nuestro, detenerla sería contraproducente.
El oficial frunce el ceño, considerando sus palabras al verme tan confundida y asustada por lo que estaba pasando. Ordena revisar mis datos, los policías se alejan para hacerlo, Alessandro avanza hacia mí.
—Déjenme despedirme —menciona con severidad al oficial a su lado, él duda pero finalmente lo suelta para que pueda acercarse.
De todos modos había tantos policías que no podríamos ni hablar libremente sin que ellos escuchen nuestra conversación, Alessandro se me acerca sin pensarlo.
—Alessandro, ¿qué ocurre aquí? —pregunté, aún no lograba comprender cómo pudo pasar esto de repente.
—No tienes que preocuparte, esto es algo que sabía que iba a pasar, aunque realmente creí que tenía un poco más de tiempo... —murmura frustrado, bufa molesto y niega con la cabeza—. Lamento pedirte esto, bellezza, pero... tendrás que encargarte del resto de asuntos en la empresa. ¿Está bien?
Abrí los ojos con sorpresa, sabía a cuál empresa se refería, ¿en serio pretende que yo me encargue de esto? ¡Es una locura! Jamás he estado a cargo de nada, menos sobre temas de mafia.
—Sé que podrás hacerlo, eres inteligente y excepcional.
—Ya, apresúrense —ordena el oficial volviendo a sujetar el brazo de Alessandro, pero este sonríe de lado y se inclina sobre mí para besarme.
Abrí los ojos de par en par por la sorpresa, pero disimulé aquella expresión y correspondí al beso igual de intenso. Alec se separa y susurra sobre mis labios.
—Nos vemos, bellezza... —él se endereza y voltea a ver a los oficiales con una sonrisa—. ¿Qué? ¿Nunca han tenido una aventura con su secretaria? Se los recomiendo, hace que las reuniones no sean tan aburridas.
Alessandro me mira de reojo antes de sonreírme y ser llevado por el oficial hasta el auto policial. Los demás, que habían revisado mis antecedentes y la información sobre mí, no habían encontrado nada, por supuesto, estaba segura de que Alessandro se había encargado de hacerme un expediente limpio, sin mencionar nada acerca de las subastas. Por lo que ellos se vieron obligados a creer que yo era solamente una secretaria de la empresa de Alessandro, la que no tiene nada que ver con la mafia, entonces me dejaron libre luego de un par de preguntas para confirmarlo.
Obligan a Alessandro y a algunos guardias a entrar a los vehículos, George y Mauricio eran parte de ellos, aunque en mi cabeza tenía la idea de que era otro plan de Alessandro. Es imposible que se deje arrestar sin más. Los policías abandonan la casa hasta desaparecer, llevándose a Alessandro consigo.
—Señorita... —escuché tras de mí. Todos estaban igual de sorprendidos que yo, a excepción de Fran, uno de los únicos cercanos a Alessandro que no fue arrestado. Podía imaginar a Alessandro ordenarle quedarse para protegerme, ya que confía en que podrá hacerlo bien y sin segundas intenciones.
Cubrí mi boca con una mano, aparté la mirada y saqué de mi boca lo que Alessandro me había dado en aquel beso. Miré mi mano y noté un dispositivo muy pequeño, un microSD. Lo escondí rápidamente, con disimulo y volví a mirar a todos los presentes.
—Yo... Tengo que hacer algo —crucé rápidamente entre ellos y corrí hasta la habitación, cerré la puerta con seguro y agarré mi celular. Antes de reproducir el video que había encontrado en esa tarjeta de memoria, me fijé que nadie estuviera en la habitación, vestidor y baño.
Me senté en la cama y sujeté el celular con dudas. Pensé en Alessandro y calmando mis nervios, me puse mis audífonos e inicié el video.
*** Video ***
Alessandro se veía en su escritorio, parecía tranquilo a pesar de todo.
—Mia Bellezza, lamento tener que hacer esto, pero no tengo elección... Robaron pruebas suficientes para demostrar mi conexión con la mafia, estoy seguro de que sabes quién ha sido.
No quería... creerlo... pero debía de ser realista. Resoplé y volví a concentrarme en el video de Alessandro, intentando no perderme ni un solo detalle que podría ser importante.
—Si ves esto, es porque la policía ya ha conseguido arrestarme. Lamento no habértelo dicho pero para conseguir tu libertad, era necesario que tu reacción fuera real, de alguien que no entiende lo que está pasando.
Ahora podía entender el que guardara silencio de algo tan importante como esto, aunque... de todas formas pude deducirlo antes de que se lo llevaran.
—La policía estuvo años buscándome, ya que no conocían mi identidad realmente, eso hizo que este caso sea popular, seguramente lo estén transmitiendo por todos los canales de noticias.
Agarré el control remoto de la televisión y la encendí, comprobando que era cierto, mantenían el rostro de Alessandro bajo una bolsa para cubrirlo, pero sabía perfectamente que se trataba de él.
—Esto hace que sobornar a la policía sea más difícil. Así que aceptaré el arresto, pero no te preocupes, solo será al comienzo. Ya tengo todo en movimiento para no permanecer en la cárcel. Pero... lamentablemente no podré reunirme contigo tan pronto, y tener contacto te pondrá en peligro.
Sentía un dolor en mi pecho que me dificultaba prestarle atención a sus palabras. Quería que saliera de esto rápido, quería tenerlo junto a mí de nuevo lo más pronto posible.
—Escuché de alguien una frase que dice: "Gana en silencio, déjalos creer que has perdido..." eso es lo que debemos hacer... aunque lamentablemente no podremos tener mucho contacto, posiblemente nada, pero necesito... aunque me gustaría que no fuera así, que te encargues de la Guerrieri Lupo.
Abrí los ojos de par en par, tuve que poner en pausa el video para poder reaccionar. ¿Había escuchado bien? ¿Encargarme de su imperio mafioso? ¿Yo?
Podía sentir mi propia respiración pesada y mi corazón latiendo con fuerza por las dudas e inseguridades. No me creo capaz de hacerlo... Suspiré profundo y volví a reproducir el video para seguir escuchando.
—No puedo confiarle esto a nadie más, y estoy completamente seguro de que podrás hacerlo. Sé que podrás liderarlos... Helena tiene razón, eres muy inteligente, así que no cabe duda de que eres la indicada... Pero lo primero que debes hacer es confirmar quién es el traidor, si quieres hacerlo pagar hazlo, y si quieres hacer más... pues haz lo que quieras y debas hacer, la decisión está en tus manos; pero si no puedes hacer esto... está bien, no te obligaré... Eso es todo lo que tengo para decir, por favor, destruye esta tarjeta de memoria, nadie debe saber nada de esto... Nos vemos, bellezza.
*** Fin del video ***
Suspiré pensativa, mantuve la mirada perdida en algún punto de la habitación mientras analizaba toda esta situación. Pero debía reaccionar, me incliné hasta abrir el cajón de mi mesita de noche y alcanzar unas tijeras, me levanté de la cama, busqué en la mesita de noche de Alessandro, encontrando sus cigarrillos y encendedor. Salí al balcón mientras cortaba aquella tarjeta de memoria lo dejé caer al suelo, me agaché abriendo el encendedor para derramar un poco de la gasolina de este sobre la tarjeta y lo encendí. Se escuchó como algunas partes se quebraban más, unas pequeñas explosiones y pude ver algunas partes derritiéndose hasta volverse nada.
Observé el fuego con atención, aún pensando en todo esto.
Alessandro confía en mí...
Eso era todo lo que podía pensar. Decidida, apagué el fuego para finalmente salir de la habitación, al acercarme a las escaleras pude escuchar los murmullos de todos los demás trabajadores, claramente se escuchaban preocupados.
—Alessandro Mascheratti no volverá pronto, no hay caso que pregunten por él, todos sabemos lo que pasó —bajé hasta mantenerme de pie en el tercer escalón de los últimos—. Un traidor lo delató.
Todos vuelven a murmurar con preocupación, luciendo afligidos por la noticia, se miraban los unos a los otros, nadie podía esperar que hubiera un traidor y que pudiera ser cualquiera de sus propios compañeros que conocen desde hace tiempo.
—Entiendo que... la situación ahora es muy complicada, y seguramente casi ninguno de ustedes confíe en mí para tomar las riendas, ya que claro, no soy intimidante como Alessandro... pero mi determinación es la misma que la suya, quiero liberarlo tanto como ustedes. Así que, si debo torturar o matar a alguien para conseguirlo, les prometo... No. Les juro que voy a hacerlo, da igual si debo usar mis propias manos. Juro que Alessandro volverá, pase lo que pase.
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