Capítulo 58

Helena llega a casa justo a tiempo cuando la comida ya estuvo lista para nosotras. Nos encontramos en la cocina con Stella, Helena y ella se saludan amigablemente.

—Bien, mejor llevemos todo esto a la habitación, y pasemos la noche allí —propuse agarrando algunas cosas de la comida.

Stella y Helena estuvieron de acuerdo, me ayudaron a cargar con las cosas y llevamos todo escaleras arriba hasta entrar en la habitación, donde de todas formas hay una televisión y más privacidad, así que sería una mejor idea.

—Yo traje esto —comenta Helena vaciando una bolsa sobre la mesa.

—¡Genial! —dijimos Stella y yo a la vez, nos miramos por esa coordinación entre ambas y reímos un poco.

—¿Qué vamos a ver? —pregunta Helena, sentándose en el sofá mientras yo inspeccionaba todos los dulces que ella había traído.

—No tengo idea, pero ya encontraremos algo —respondí abriendo un chocolate y empezando a comerlo mientras me acomodaba al lado de Helena.

Buscamos en las recomendaciones, pusimos una película cualquiera y la vimos mientras comíamos todo lo que habíamos traído. Estaba tan centrada en la película que no me había dado cuenta cuando los chocolates comenzaron a escasear, hasta que Helena y yo intentamos agarrar al mismo tiempo el último que quedaba, ambas nos miramos de manera desafiante.

—Soy tu entrenadora, por lo tanto, soy tu superior. Así que, ese chocolate es para mí —comenta deslizando el chocolate sobre la mesa hacia ella.

—Já. El que seas mi entrenadora significa que trabajas para mí, por lo tanto, la superior soy yo. El chocolate es mío —jalé del chocolate hacia mí de nuevo.

—¿A caso quieres pelear, consentida?

—Si es así como conseguiré ese chocolate, pues que así sea.

Era como si nuestras miradas soltaran chispas de competitividad. Pronto dejamos el chocolate en el centro de la mesa como premio para la ganadora, Stella adoptó su papel como árbitro de nuestra pelea.

—Quiero una pelea limpia, bla bla bla, cinco, cuatro, tres, dos, uno ¡Comiencen! —exclama ella con una sonrisa divertida a la par que nos daba espacio para pelear.

Helena no tarda sujetarme con una llave y lanzarme contra el suelo antes de que me diera cuenta. De verdad se pone seria cuando un chocolate está en juego.

—¿Ya en el suelo? Como entrenadora me decepciona esto.

Chasqueé la lengua con molestia y me libré para levantarme, ambas volvimos a posicionarnos frente a frente, intenté darle una patada en el costado, Helena sujeta mi pierna y lanza un golpe hacia mi rostro, lo detuve con un brazo y la obligué a soltarme para bloquear mi golpe.

Crucé una pierna tras las suyas y al patearla, ella cae de rodillas al suelo, al instante aproveché para ahorcarla con un brazo alrededor de su cuello.

—Ahora la alumna se decepciona de su entrenadora.

—¡Uno, do...! —cuenta Stella pero se detiene cuando la puerta se abre.

Helena y yo dejamos de luchar para mirar a Alessandro, nos mira desde la puerta y sin decir nada vuelve a cerrarla. Lo ignoramos de inmediato, volví a hacer presión en mi agarre y Helena vuelve a intentar liberarse.

—¡...Dos... y...!

Helena golpea mi costado consiguiendo que la soltara por el dolor, sujeta mi brazo y me lanza por encima de su hombro hasta tumbarme en el suelo, se coloca sobre mí haciendo una llave de la que no pude escapar.

—¡Uno, dos... tres!

Helena me suelta apenas Stella termina de contar y yo gruñí frustrada por haber perdido.

—Aún te falta para lograr derrotarme, consentida —Helena se "limpia" las uñas y hace una pose de diva—. Bien, ¿dónde está mi premio?

—Oh... me lo comí mientras peleaban —menciona Stella con una sonrisa inocente.

Abrimos los ojos de par en par, observamos el lugar donde debería estar ese chocolate, en verdad se lo había comido... Helena y yo nos miramos, y como si supiéramos lo que la otra piensa, asentimos con la cabeza.

—A ella —dijimos a la vez, y corrimos hacia Stella.

—¡E..Esperen yo no sé pelear! ¡No!


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Empecé a abrir los ojos aunque estuviera adormilada. Me senté en mi lugar a la par que me llevaba una mano al estómago por un dolor punzante en este.

—Ay...

No debí comer tanto...

Me levanté, observé el desastre que habíamos ocasionado, pero fui al baño intentando no despertar a nadie. Me alivié y aproveché para asearme antes de salir y observar más despierta aquel desastre, encontrando a Helena pero no a Stella.

¿Cuándo se había ido?

Solo pensé en que ella debía trabajar desde temprano, así que me acerqué a Helena y le di leves patadas para despertarla.

—Oye, levántate.

—Voy a partirte el pie si no me dejas en paz —se queja dándose la vuelta.

—Como quieras —respondí estirándome. Salí de la habitación para ir hasta el comedor, encontrando a Giselle—. Hola, Giselle.

—Buenos días, señorita. ¿Quiere algo para comer o beber?

—Un té me vendría muy bien, por favor.

Giselle asiente y no tarda en dirigirse a la cocina para prepararlo. Acosté mi cabeza sobre la mesa y cerré los ojos, juraba que lo habían pasado unos segundo, cuando Giselle me sacude suavemente para despertarme.

—Señorita, su té.

—¿Eh? Ah... gracias, Giselle.

—No fue nada.

Ella me deja sola en el comedor para hacer sus quehaceres, mientras yo disfrutaba del té tan delicioso que me había preparado. Había tanto silencio en la mansión que parecía completamente inhabitada, suspiré adormilada mientras bebía y entonces sentí un par de manos en mis hombros que me sobresaltaron hasta que sentí unos suaves besos en mi cabeza.

—¿Por qué tan alerta? —pregunta Alessandro, acariciando mis hombros.

—Solo no te escuché llegar, como sueles hacer —lo acusé con la mirada, recordando todas las anteriores veces que también me ha asustado porque no lo escuché acercarse. Él sonríe y besa mi mejilla, volví a disfrutar del té en mis manos.

—¿No has dormido mucho? Anoche no han dejado de gritar, pareciera que esa pelea no había terminado.

Me reí ligeramente mientras lo vi tomar asiento en la silla junto a mí.

—También, pero la verdad es que la película consiguió desesperarnos. Nos estresó bastante —respondí.

—¿Y eso? —apoya su cabeza en una mano.

—Nada, solo que protagonistas eran idiotas —tomé de mi bebida—. Alargaron la trama por nada.

—Ya veo —sonríe divertido por verme molesta por recordar esa estresante película. Entonces un mensaje le llega al celular y su ceño se frunce levemente—. Saldré un momento, hubo un problema con un envío.

—Sales mucho últimamente... —fruncí los labios y escondí mi rostro con la taza de té—... casi no pasamos tiempo juntos.

Se queda en silencio, mis mejillas se sonrojan un poco hasta que él aparta la taza de té y besa mis labios con lentitud, pero la intensidad no podía faltar. Jadeé contra sus labios al perder el aliento rápidamente, Alec acaricia mi labio inferior y me mira decidido.

—Regresaré en pocas horas y te prometo que pasaremos el resto del día juntos —deja ver una leve sonrisa ladina—. No me dejes plantado esta vez, bellezza.

Sonreí ampliamente y con un poco de pena por haberle cancelado ayer. Rodeé su cuello con mis brazos y me acerqué para besarlo con igual intensidad.

—Está bien. Nos vemos entonces.

—Nos vemos.

Alec se separa de mí y desaparece al cruzar la puerta, volví a tomar mi té y esperar ansiosa a que las horas pasaran para poder estar con él.

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