Capítulo 52

A pasos suaves me fui acercando a Alessandro, quien disfrutaba de la brisa fresca y las vistas desde el balcón de nuestra habitación. Acaricié sus anchos hombros, llamando su atención, se sentía tenso hasta sentir mis manos, y sabía la razón.

—¿Aún... no has sabido nada sobre tu tío? —pregunté.

Alessandro suspira, largo y pesado, sin desviar la mirada del frente, aunque podía notar que estaba pensando en una respuesta para mí.

—Es como si hubiera desapareciera por completo...

—¿Crees que... habrá dejado de perseguirte?

—Lo dudo mucho, lo que creo... es que se está tomando su tiempo de nuevo, como cuando decidió aparecer la primera vez. Espera el momento perfecto, y ni siquiera yo, que lo conozco bien, sé cuándo es ese momento.

Hice una leve mueca, pensé en sus palabras pero no tenía nada más para decirle. Besé su espalda antes de separarme un poco de él.

—Bueno... iré con Giselle a comprar algunas cosas. No tardo.

—Está bien, yo saldré y volveré tarde.

Asentí comprendiendo antes de entrar nuevamente en la habitación, agarrar y bolso ya listo e ir a encontrarme con Giselle, quien me esperaba en la puerta principal. Fran nos esperaba en el auto junto a dos guardias más, ellos nos llevan al centro comercial, nosotras nos pusimos en marcha a comprar todo lo que yo necesitaba.

—Entonces, esto es todo lo que necesita, ¿cierto? —Giselle mira la lista que hice para no olvidarme de nada, aunque no eran muchas cosas.

—Sí, eso es todo.

Ella asiente mientras analiza la lista y caminamos hacia la primera tienda. Lo primero fue comprar algunas cosas de arte que se me habían acabado.

Fue un gran alivio, me divertía mientras compraba cosas con ella, conseguía distraerme lo suficiente para no pensar en la situación tan frustrante que nos carcomía de preocupación a todos.

—Esto fue lo último —aseguré agarrando lo que recién había comprado mientras caminábamos para irnos.

Al estar fuera, en el estacionamiento, rebusqué en mi bolso mi celular para mandarle un mensaje a Alessandro, sin embargo, no lo encontraba ni en mis bolsillos.

—¿Sucede algo, señorita? —pregunta Giselle al ver que me había detenido.

—Creo que dejé mi celular en la tienda... —comenté con un suspiro resignado.

—¿Quiere que vaya a buscarlo? —propone Giselle, pero le dediqué una sonrisa leve y negué con la cabeza.

—No, tranquila, fue una irresponsabilidad mía. Lo buscaré yo. Ustedes pueden adelantarse e ir al auto, yo los alcanzo cuando regrese —le entregué las bolsas a los guardias, Giselle no parecía muy convencida.

—¿Segura?

—Sí, no me tardo.

Di media vuelta y regresé trotando dentro del centro comercial, fui directo a la última tienda en la que recordaba tenerlo y al explicar la situación, la chica fue muy amable al devolvérmelo sin problemas. Me sentía aliviada de no haberlo perdido para siempre, estaba más tranquila al volver a salir al estacionamiento, que no me di cuenta cuando alguien se me acercó. De repente siento un brazo rodear mi cintura, jalando de mí bruscamente, a la par que cubría mi boca.

Abrí los ojos de par en par y antes de que siquiera mi cerebro lo pensara, mi cuerpo actuó en defensa, recordando lo que Helena me enseñó. Agarré y bajé en un golpe seco la mano en mi boca, lo sujeté y giré, pasando por debajo de su brazo para acercarme a la par que torcía su brazo y golpeé su entrepierna. Apenas estuvo en el suelo, observé a los lados por si tuviera compañeros, pero al saber que estaba solo no esperé ni un segundo más y salí corriendo.

Mi corazón latía acelerado, sentía que temblaba, sin embargo, también me sentía completamente orgullosa de mí misma, estaba emocionada de que pudiera actuar tan rápido y evitar lo peor. Había podido manejar la situación... una situación real...

Ya no soy tan débil...

—¡Señorita! —llegué donde Fran y Giselle, quienes se alertan al verme correr.

—¿Qué sucedió? —pregunta Fran mirando atrás de mí, al voltear noté que el desconocido me había seguido pero al verme con los demás salió huyendo. Con una sola seña, Fran les ordena a los otros dos que lo fueran a atrapar, ellos no dudan en correr hacia aquel desconocido.

—¿Está bien señorita? ¿No le pasó nada? —pregunta Giselle, aún preocupada.

—Estoy bien, ni siquiera pudo hacerme nada —respondí calmando mi respiración agitada y sin poder evitar sonreír, seguía orgullosa de mí.

Giselle y Fran suspiran aliviados de verme bien, me hicieron subir al auto, el cual arrancó enseguida para evitar alguna confrontación conmigo en medio. Fran llama a sus compañeros para ayudar a los otros que se quedaron mientras conducía.

Quería ir a casa y contárselo todo a Alessandro, pero recordé que estaría ocupado toda la tarde, por lo que decidí que esperaría para contárselo, quizás lo haga junto a Helena.


࿐༵༆༒ ᴹᵃᶠⁱᵃ༒༆࿐༵


—¿Intentaron secuestrarte? —cuestiona Helena sorprendida, Alessandro no parece sorprendido, solo molesto, supuse que se lo habrían contado antes que yo.

—Sí... lo intentaron.

—¿Y qué hiciste? —Helena estaba sonriendo, esperando la respuesta impaciente.

—Pues hice lo que me enseñaste y pude escapar.

Helena reacciona aún más orgullosa que yo en ese momento, da una sola palmada y hace un gesto de emoción y orgullo.

—¡Eso es! ¡That's my girl!

Sonreí ligeramente por su reacción, pero Alec llama mi atención al acercarse a mí, me mira serio pero termina resoplando, aceptando que lo que ha pasado ya ha pasado y que ahora yo estaba bien.

—Me alivia saber... que estás bien —comentó en un murmullo antes de acercarme a él y abrazarme con cariño, aunque lo sentía tenso.

—De nada, cachorro. Entrené bien a tu consentida.

Alessandro no dice más nada, se aparta de mí y se va sin más. Lo miré un poco confundida por esa reacción, aunque no tardé en imaginar lo que iba a hacer.

—Supongo que irá a... hacer sus cosas de mafioso con ese tipo —Helena se me acerca sonriendo—. Bueno... ¿entrenamos?

—Sí... Está bien.

Miré un momento hacia Alessandro, hablaba con Fran y los dos guardias que habían perseguido a ese hombre, y no pude evitar preguntarme de nuevo si lo habían atrapado, y si ese era el caso... ¿Lo torturaría? Lo más probable es que sí, para sacarle toda la información posible.

—Consentida, empecemos.

—Sí.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top