Capítulo 41
—Hemos terminado, señorita —avisa Giselle, las tres de pie a un lado de la cama—. Si necesita algo más, solo debe decírnoslo.
Esperan mi respuesta, pero simplemente no podía darles ninguna. Giselle lo comprende, y obliga a las otras a salir, cerrando la puerta tras ella, dejándome sola.
Las lágrimas volvieron a caer, suavemente me abracé a mí misma en busca de consuelo mientras me acostaba sobre mi lado menos herido. Podía escuchar las voces de Giselle y Alec tras la puerta, ella explicándole mi situación y que pareciera experimentar un "shock traumático". Dejé de escucharlos, intentando pensar en algo más, lejos de los causantes de mis heridas. Acaricié mis brazos, sintiendo las heridas, incluso en mi cuello. Tragué con dificultad al no poder evitar el recordar cuando me ahorcaron con ese cable a la par que metían mi cabeza bajo agua.
La puerta se abre, Alessandro entra a la habitación y se acerca a mí a paso lento. Se sienta en el borde de la cama y suavemente apoya su mano en mi hombro. Fue por instinto, pero mi cuerpo se sobresalta y busca alejarse.
—Bellezza...
Negué con la cabeza, interrumpiéndolo mientras me daba la vuelta hacia él. Lo miré a los ojos que buscaban los míos con preocupación y desespero, entonces me acerqué y lo abracé para buscar refugio.
—Gracias por venir por mi... —murmuré apenas con un hilo de voz tembloroso. Alec me rodea suavemente con sus cálidos brazos y apoya su cabeza sobre la mía.
—Lo haría siempre.
—Tenía miedo... —me sinceré mientras empezaba a sollozar.
—Lo sé... lo puedo imaginar... —responde acariciando mi cuerpo para intentar consolarme—. Yo también lo tuve...
Levanté la mirada hasta él, quien no dejó de abrazarme pero igualmente me miró y limpió mis lágrimas con suavidad.
—¿En serio?
—En serio... Estaba aterrado.
—No lo parecías... —murmuré sorbiendo mi nariz y tratando de dejar de llorar aunque fuera algo casi imposible.
—Pero lo estaba... Realmente no quería perderte, Lía... —me aferré a él y volví a apoyar mi cabeza en su pecho—. ¿Por qué lo hiciste...?
—¿Qué cosa?
—¿Por qué no dijiste dónde estaba? Hubieras evitado todo esto... —acarició mi cabello con suavidad—. Vi las grabaciones de lo que pasó, ¿por qué mentiste?
—Alec, yo soy solo un peón para tus enemigos, uno que pueden sacrificar. Tú eres más importante, eres el rey, si te acorralan a ti, terminó todo, para todos... Sabía que podía pasar esto, pero también confiaba en que tú irías por mí.
—¿Confías en mí de esa manera? ¿Aunque te torturen de la peor forma?
Sonreí levemente y asentí. Su corazón comenzó a latir con fuerza dentro de su pecho, sus brazos me rodearon con una firmeza suave pero protectora. Acaricia mi brazo, aunque pareciera observar y detallar mis heridas.
—Lamento haber dejado que te sucediera esto —comentó, y en su voz notándose la culpa y la molestia consigo mismo.
—No te mortifiques por algo que realmente no fue tu culpa... Las cosas pasaron así porque yo no quería que te sucediera algo a ti... estabas peor que yo, si te descubrían te habrían matado.
—Pero aun así... debí saber que podría pasar algo así. Conocía sus jugadas, lo creía capaz, pero yo... cometí un error y no le di la importancia que debía.
Lo miré confundida, esperando a que me explicara lo que decía, aunque en su mente solo parecía culparse a sí mismo. Dejó escapar un suspiro profundo antes de volver a mirarme.
—Lía. Debes saber... que ese hombre que te secuestró... Es mi tío, el hermano de mi padre.
Me mantuve en silencio por bastante tiempo en lo que procesaba esta nueva información. ¿Por qué su tío querría hacer todo esto? No lo entendía, pero quería hacerlo. Alessandro mantiene su mirada fija en cualquier otro lado que no sea yo, como si le causara vergüenza admitir que era pariente de un hombre tan desagradable.
—¿Tú... empezaste en la mafia por él...? —pregunté al recordar su historia. Él asintió levemente—. ¿Por qué querría matarte?
—Porque yo maté a mi padre, y ellos eran muy unidos —suelta casi en un susurro. Volví a callar por un segundo, apoyé una mano en su mejilla e hice que me volteara a ver finalmente.
—Por favor, dime el resto de tu historia —pedí. Alessandro apoya su mano sobre la mía en su rostro y asiente estando de acuerdo.
—Cuando mi padre nos abandonó al nacer mi hermano, ninguno de nosotros quiso buscarlo, ¿para qué hacerlo? Solo era una molestia. Los tres adoptamos el apellido de nuestra madre y decidimos enterrar los recuerdos de nuestro padre, acordamos nunca más hablar de él.
Entonces, el apellido Mascheratti es el de su madre...
Lo observé en silencio, esperando a que siguiera hablando y dijera más.
—Como te he dicho, hice muchas cosas por dinero cuando decidí ayudar a mi madre. Estafar fue una de ellas y sin saberlo, había robado a los hombres de mi tío. Cuando se enteró, en lugar de castigarme con torturas o matarme, él me obligó a formar parte de su grupo, prometiéndome dinero para ayudar a mi madre y a mis hermanos. Por supuesto acepté, haría lo que fuera por ellos... Mi tío me entrenó personalmente, me educó para que entendiera cómo funcionaba la mafia. Hacía trabajos para él y me ganaba un nombre en el bajo mundo.
Resopla, como si lo que fuera a decirme a continuación no fuera algo por lo que se sintiera especialmente orgulloso.
—El volverme más fuerte me hizo sentir que podría vengar a mi familia del daño que mi padre nos ha hecho, así que lo busqué por años, solo para cumplir con mi deseo de venganza. Mi tío lo escondía en otro país, al que tuve que llegar por mis propios medios y a escondidas. Apenas lo tuve en frente, maté a mi padre, cegado por el rencor. Eso fue conocido por ser una de las muertes más atroces e inhumanas que pudieron haber visto hacer a un chico de dieciséis años. Me gané seguidores, más fama, y que mi nombre y mis acciones llegaran a oídos de mi tío. Desde entonces, su meta en la vida es hacerme pagar. Cobrar venganza por su hermano, y ahora empezó a moverse de verdad.
El silencio sepulcral en la habitación hacía que la tensión pudiera cortarse con un simple cuchillo. Alessandro no me mira, como si no quisiera ver en mi expresión el asco o el miedo, así que llamé su atención acariciando su mejilla y me acerqué a él hasta alcanzar por lo menos su cuello y dejar un pequeño beso en él.
—Gracias por contármelo... Ahora sé más de ti y entiendo tus acciones —comenté—. Lo que les ha hecho tu padre no tiene perdón, y tú lo entendiste, querías proteger a tu familia.
—Sí, eso quería... pero ahora siento que puse más que a solamente ellos en peligro —finalmente me mira al rostro—. Te puse a ti en riesgo, y ni siquiera he podido acabarlo hoy... Él escapó antes de que yo llegara por ti. No pudimos localizarlo.
No iba a mentir, saber eso me dejaba completamente intranquila. Ser consciente que el tipo que me torturó por horas, quizás días, seguía suelto y con grandes ganas de vengarse... era aterrador.
—Sé que saldremos de esto —aseguré acariciando su mejilla—. Porque no eres el líder de la mafia por nada. Te lo has ganado por quienes eres y lo que sabes hacer.
—Aún así, no puedo asegurarte que esto no volverá a pasar...
—Lo tengo en mente desde que acepté quedarme contigo a sabiendas que podría ser peligroso. ¿Recuerdas lo que dije cuando te confesé lo que sentía? No me importa lo peligroso que sea, quiero estar contigo, Alec.
Él me observa y apenas había terminado de pronunciar su nombre, él acercó su rostro y besó mis labios con anhelo y pasión, con desesperación y en busca de consuelo. Mis manos apoyadas contra su pecho podían sentir los latidos acelerados de su corazón, era tierno.
—Quiero... que aprendas a luchar, por cualquier circunstancia en la que yo no pueda defenderte. Quiero que... seas capaz de hacerlo. Solo así estaré más tranquilo —comentó.
—Después de lo que hemos vivido hasta ahora... creo que es una buena idea. No me ha gustado sentirme tan impotente, sentir que no podría hacer nada si no pensaba en algo rápido —admití mientras me dejaba abrazar por él.
—Será lo mejor... Pero ahora es mejor que duermas un poco.
—Sí, tienes razón...
Mis párpados pesaban de todas formas. No tardé en relajarme tanto que hasta pude caer dormida en los brazos de Alessandro.
꧁࿐༵༆༒ ᴹᵃᶠⁱᵃ༒༆࿐༵꧂
Sabía que estaba durmiendo, podía sentir mi cuerpo acostado y sin moverse... pero las imágenes en mi mente se repetían como una película en mi sueño. Apreté mi mano en las mantas al recordar como si volviera a pasar todas las torturas que me han hecho, e igualmente cuando aquel hombre comenzó a tocarme, restregando su miembro en mi trasero... es asqueroso... quiero que se tenga.
Entonces me vi a mí misma cuando me libré de su agarre y apunté a su rostro con la pistola. El sonido del disparo fue la gota que colmó el vaso y me desperté sobresaltada, miré mis manos esperando ver la sangre de ese hombre en ellas, pero ya estaban limpias, y mis brazos vendados.
Suspiré profundo mientras cubría mi rostro con ambas manos, convenciéndome que solo ha sido un sueño... aunque eso realmente haya pasado. Hasta que sentí una mano apoyarse en mi hombro, nuevamente mi cuerpo se sobresalta por instinto, y miré a un lado rápidamente.
—Bellezza...
Alessandro me mira con preocupación, acaricia mi espalda suavemente y entonces me atrae hasta acercarme a su pecho, me dejé manejar sin más. Vuelve a cubrirme mejor con las mantas y me acaricia para tranquilizarme. Suspiré más calmada, aunque al mirar a los alrededores no reconocí el lugar, no era la mansión.
—¿Dónde estamos...? —pregunté en un murmullo.
Antes de que pudiera responderme, una voz femenina lo interrumpe desde lejos.
—¡Alessandro! —parecía molesta.
—En la casa de mi familia —responde suspirando y levantándose de la cama—. La mansión ya no es segura, así que decidí traerte aquí. Nadie más aparte de mi familia, unos pocos y ahora tú... saben de este lugar.
—¡Alessandro!
—¿Ella es...?
—Mi madre. No... le avisé que estábamos aquí en realidad.
—¿Entonces no sabe de mí aún?
Niega mientras se acomoda la ropa, abracé una almohada para sustituirlo mientras lo observaba moverse por la habitación.
—Llegamos de noche y no quería molestarla a ella y mis hermanos, y como tenía copia de las llaves fue fácil entrar.
—Hm... con razón está molesta —respondí riendo levemente.
—Pues sí... —al terminar de ponerse presentable, él se regresa hasta mí y besa mi frente—. Mejor iré antes de que suba.
Asentí en respuesta, Alec se aparta y sale de la habitación. Me planeé volver a dormir, pero la verdad es que no quería volver a soñar con esas cosas, por lo que me senté, miré a todos lados, pero entonces me di cuenta de que estaba únicamente con una camisa de Alessandro puesta.
Resoplé para darme ánimos y me intenté levantar de la cama, mis piernas igualmente vendadas no se sentían lo suficientemente fuertes como para mantener mi peso, pero debía intentar. Me levanté de a poco, el dolo punzante volvió a aparecer, por lo que tuve que ayudarme de una mesa para mantener el equilibrio. Pude llegar hasta el baño con ayuda de los muebles y las paredes, hice lo que debía y cuando me estaba refrescando el rostro, empecé a escuchar voces que parecían alarmadas.
Iba a salir del baño, pero entonces la puerta se abre de golpe tirándome al suelo. Solté un quejido por el dolor que traspasó mi cuerpo pero el chillido de la chica frente a mí fue mucho más fuerte.
¿Quién era?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top