regreso
Kanon se dirigía a su trabajo luego de dos meses de haber postergado su reinserción. No se sentía seguro de dejar a Sorrento, sólo le quedaba confiar en que regresaría y todo estaría bien.
Respira profundo.
Todo va a estar bien.
Las personas en la delegación recibieron sorprendidos a Kanon, lo saludaban anonadados y sus miradas eran más incisivas que nunca, ya que se había dedicado a entrenar su cuerpo en todas las maneras posibles para poder defenderse de lo que fuera, lo cual se reflejaba en su aspecto que era en extremo imponente.
- Kanon... - dijo Aioros con la boca abierta en su oficina - no pensé que regresarías tan pronto.
- Hola Aioros. - dijo revisando su escritorio, que estaba intacto - veo que mis cosas siguen aquí...
- Así es - dijo acercándose a Kanon, quien se quedó mirando cómo se aproximaba velozmente - Tu puesto sigue acá, y yo... Kanon -dijo tomando los hombros de su colega y abrazándolo - me alegro que estés de vuelta - dijo dando enérgicas palmadas en la espalda de su antiguo amigo.
- Gracias. Me gustaría poder decir lo mismo... Necesito conversar contigo un rato. ¿Estás muy ocupado?
- Para nada. Déjame hacer unas llamadas y conversamos.
Kanon se sentó en su escritorio a mirar el lugar. Había pasado tanto tiempo que se sentía extraño, mucho más extraño si pensaba que Sorrento había estado ahí también en algún momento. Tomó su celular y le escribió un mensaje, necesitaba tener la tranquilidad de que su amado estaba bien.
- ¿Dónde quieres conversar? ¿Aquí, u otro lugar?
- Caminemos.
Salieron de la delegación, ya que ahí habían demasiados oídos pendientes de ellos y muchos ojos observaban incómodamente al peliazul. A unas cuadras de aquel lugar, se sentaron en un banco mirando cómo la ciudad respiraba en aquel movimiento agitado.
- Quiero comenzar por decir que no tengo idea de qué determinación vas a tomar, Kanon. Espero puedas sentir que contarás con mi apoyo. Aparte de eso, necesito que sepas... - su voz se cortó - disculpa, es... Difícil para mí decirlo, me imagino lo difícil... - dijo con la voz quebrada, aclarando su garganta para poder continuar - imagino lo difícil que fue para tí.
- Lo fue.
- Te admiro Kanon. Venías igual a trabajar, supe además lo que te ocurrió al rescatar a Sorrento...
- Lo sé. - Kanon respiraba profundo para evitar romper en llanto también.
- ... no tengo palabras para expresar lo imbécil que fui, me arrepiento como nunca en mi vida me he arrepentido de algo. Te pido mi más sinceras disculpas.
Hubo un silencio de unos segundos.
- Está bien.
- No, no está bien. Kanon - dijo tomando las manos de su ex amigo - no entiendes, hice mal. Me equivoqué, te hice daño. Pero necesito que sepas que no era mi intención que las cosas resultaran así. No lo pensé, no lo anticipé, no sé qué ocurrió con mi mente... Perdóname por favor.
- Sorrento está recuperándose. Y a diferencia de lo que pensaban todos, él sobrevivió. Eso es lo que importa. Está a mi lado de nuevo, puedo protegerlo y darle la vida... Darnos la vida que queremos. Ser felices... Eso es lo único que quiero de ahora en adelante. - dijo apartando la mano de Aioros, dándole unas palmaditas.
- Entiendo. ¿Te irás?
- Me gustaría poder irme, sí. Pero también entiendo que soy uno de los mejores policías que existen en esta delegación.
- No sólo en la delegación, Kanon. Con respecto a eso, tengo algo que informarte.
Kanon lo miró de reojo.
- ¿Qué?
- Si decides quedarte, te nombrarán director de la delegación central de esta región. Serías algo así como... El jefe de los jefes.
Kanon frunció el entrecejo. Era una noticia algo impactante para él.
- ¿Y eso con base en qué...?
- Tu impecable trabajo. Nunca has fallado.
- ¿Y todo lo demás...? Nos tenías amenazados...
- No queda nada de eso. Ni una pista, no hay nada. Estás absolutamente limpio.
- ¿Qué harías tú en mi lugar?
Aioros suspiró.
- Si yo estuviera en tu posición... Es difícil. Si fueras mi pareja y hubieses sufrido un gran daño... Que digamos que lo tuviste, pero me pongo a pensar en lo que le pasó a Sorrento... No sé. De verdad, no tengo idea. Tal vez podría renunciar para evitar todo tipo de riesgo, pero considerando lo hábil que eres... Tal vez puedas hacer mucho más, nadie podría contra ti. Debes analizar lo que quieres para tu vida y la de tu pareja. No puedo persuadirte, no importa lo que piensen los demás... Sólo decide lo que te hará sentir más tranquilo.
- ¿Puedo pensarlo?
- Por supuesto, toma todo el tiempo que necesites.
- Gracias, Aioros.
- No hay de qué. Kanon...
- Dime.
- Sé que me equivoqué profundamente contigo. Nunca quise hacerte daño, nunca quise que Sorrento pasara por lo que pasó. Pero... Aún con todo eso, que ya considero que es mucho, tengo que decirte que lo que más me duele es haber perdido tu amistad. No quiero que tomes una decisión ahora, pero... No quiero perderte, Kanon. Eres una persona magnífica, te extraño y no creo estar en condiciones de pedir tanto, pero... De verdad desearía volver a ser tu amigo.
- Agradezco tus palabras, lo tendré en mente.
- Me alivia muchísimo que puedas estar con Sorrento nuevamente. ¿Cómo está él?
Kanon sonrió por primera vez en todo ese rato.
- Es un regalo tenerlo a mi lado. No puedo estar más agradecido.
- Es probable que no quieras que él retorne, pero es un hombre brillante. En la delegación también se me informó que si decide regresar, tú puedes asignar su puesto con el equipo que estimes pertinente.
- Se lo mencionaré, gracias.
- Han sido meses largos...
De regreso a la delegación, Kanon decidió no retirar aún sus cosas. Caminó a la sección donde solía trabajar Sorrento y la secretaria del lugar le entregó una cajita con pertenencias. Estaba molesto, ¿Cómo habían retirado sus cosas...? Siempre lo dieron por muerto, esa idea le indignaba. Respiró profundamente y fue a un lugar donde podía encontrar privacidad y escribió a Sorrento para saber qué hacer con eso, y obtuvo de respuesta que le llevara la caja.
Así lo hizo. Al regresar a casa, dejó la caja sobre la mesa. Sorrento comenzó a mirarla mientras Kanon preparaba algo para ambos en la cocina, mirando desde lejos.
- ¿Te acuerdas que quería comentarte algo el último día que estuve en la delegación?
- Sí.
- Ven...
Kanon se secó las manos con un paño y se acercó a Sorrento.
- ¿Qué hay de bueno?
- Revisa ahí.
- ¿Qué debo encontrar? Hay unos lápices, una foto... Me encanta esta foto... Cuadernos, una cajita... - se detuvo en seco. Era una caja pequeña de regalo azul metálico, con un lazo.
- Es tuyo, Kanon.
Kanon estaba estupefacto. Abrió lentamente la caja y encontró un par de anillos. Quedó mirando a Sorrento fijamente y unas lágrimas brotaron de sus ojos, sin mover un solo músculo de su cara.
- ¿Una alianza...?
- Ese día tenía planeado pedirte matrimonio, Kanon. - hubo una pausa. El peliazul no se movía, sólo unas lágrimas caían por su rostro - Ha pasado mucho tiempo y muchas cosas, yo no sé si querrías aún, pero...
- ¿Quieres casarte conmigo? - preguntó extrañado. No parecía una petición, más bien quería resolver su pregunta.
- Kanon, tu amor me ha mantenido con vida todo este tiempo, eres la razón más grande que tengo para levantarme todos los días.
- ¿Aún cuando no te he podido proteger...?
- ¿De qué estás hablando...? Tú me salvaste, me has cuidado, me has protegido, me has recibido en tu casa, has respetado todos mis tiempos sin presionarme...
Kanon se quebró por completo. Sorrento no esperaba esa reacción.
- No puedo... No puedo creerlo...
- Si no quieres...
Kanon se levantó y caminó a su habitación. Sorrento miraba al vacío sin entender mucho. Luego de un instante, Kanon estaba sentado a su lado dejando otra cajita similar en su pierna.
- Yo también iba a proponerte matrimonio... Sólo que no sabía cómo ni dónde.
Abrió la cajita. Era un anillo muy discreto y hermoso.
- Es muy bello.
- Sorrento, ¿Te casarías conmigo? - dijo acariciando el rostro de su amado.
Sorrento se acercó a Kanon y lo besó suavemente.
- Por supuesto. - susurró en un hilo de voz. Kanon sacó el anillo de la cajita y lo puso en su dedo. Le quedaba perfecto.
Ambos se quedaron mirando el anillo en la mano de Sorrento. Todo parecía irreal. Cuando sus miradas se encontraron, una cálida corriente invadió sus cuerpos y se abrazaron nerviosamente sin parar de reír.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top