Capítulo 2
2. La depresión gusta de almorzar comida del Mc'Donalds y juntarse con los idiotas de sus amigos.
Mustufatu, Japón
En todo el departamento se escuchaba American Idiot, de Green Day. Los cinco adolescentes ahí presentes almorzaban tranquilos y charlaban.
—¿Creen que vayan a haber chicos lindos? —preguntó Mina a nadie en especifico, mientras tomaba un sorbo de su Pepsi.
Bakugo, quién buscaba entre su repertorio alguna otra canción para reproducirla en el estéreo, la miró con indiferencia y dijo:
—Es la pregunta que menos me he hecho durante las vacaciones. Y la que menos debería importarte.
La joven río y negó con la cabeza.
—Escuché que los británicos son preciosos, y lo digo serio, estudios científicos los ponen en los primeros lugares de los hombres más atractivos del mundo —la joven se removió en su asiento, con una sonrisa alegre—. Jamás pensé que llegara el día en que diría esto, pero ya quiero que empiecen las clases.
Kirishima río divertido junto con ella, y Denki aprovechó la distracción de ambos para robarles un par de papas fritas de sus charolas.
—¿Y qué me dices de las chicas?, ¿son lindas también? —preguntó Sero—. No puedo más con este horrible juego cruel llamado estar soltero desde hace seis años.
—Viejo, hablar de esa forma de las chicas es tan poco masculino —respondió Eijiro. Sero rodó los ojos al volver a escuchar la palabra masculino salir de los labios del pelirrojo por décimo quinta vez en ese día—. Todas son lindas...
—Lo dice el sujeto que puede conseguir a cualquier chica solo con mirarla. Hey, Mina, ¿puedes responder a mi pregunta?
Mina asintió—. Son muy elegantes y reservadas, huelen a perfumes caros y beben té con el meñique alzado todo el tiempo, ja ja. Son demasiado para ti, Sero...
El joven se puso a defender a capa y espada sus encantos con las chicas mientras Kaminari y Kirishima se reían de ambos. Bakugo solo decidió ignorarlos y se distrajo un rato con su celular en la mano.
Era apenas mediodía y sus amigos habían ido a visitarlo a su departamento durante su mudanza. Habían ordenado a domicilio a un McDonalds después de haber ayudado a Bakugo a descargar varias cajas y muebles.
A finales del año, Bakugo había decidido independizarse buscando un apartamento espacioso pero tampoco tan grande. Encontró este lugar a principios del mes a un muy buen precio y apenas hoy se había trasladado, además, había conseguido un empleo en un local de música en donde podía escuchar todo lo que él quisiera. Su plan era tomarlo como algo temporal hasta que se graduara de la UA y su carrera como héroe profesional al fin despegara.
Solamente quería tener aquella privacidad de la que jamás pudo gozar viviendo bajo el mismo techo que su madre.
—Oye, bro, ¿tú que opinas acerca de eso?
—Huh...
Bakugo apartó la mirada de la pantalla del celular sin saber que era lo que se refería la pregunta del pelirrojo. Se hallaba tan inmerso en sus pensamientos que no prestó atención a nada de lo que sus amigos dijeron después de: "chicas" y "Sero terrible con ellas". Y honestamente tampoco era como que le importara mucho.
—¿De qué hablan?
—¡Acerca de sí Sero ha mejorado con su mirada atractiva! —exclamó Mina.
—Ah... entonces ha de ser un asco.
—¡Bakugo, al menos mírala antes de juzgar! —Sero sonaba bastante ofendido. Bakugo suspiró molesto, pero finalmente accedió, dejando su teléfono de lado y prestando atención al más alto—. Ok...
Entonces Sero bajó la mirada unos segundos, como si estuviera concentrándose. Bakugo estaba a nada de golpearlo para que reaccionara, pero entonces el muchacho se giró a verlo con una cara que aparentaba ser "atractiva", pero en lugar de parecer guapo se veía como sí estuviera estreñido.
Con sus delgados labios apretados, las cejas arqueadas horriblemente y sus odiosos ojos entrecerrados. Parecía menso, pensó el cenizo.
—Funciona...
—¿De verdad? —los ojos de Sero brillaron.
—Sí lo que quieres es que te demanden por acoso.
—Oh...
—¡Bakugo, no seas tan cruel! —Mina lo golpeó en el hombro.
—Mina, pero sí tú fuiste la que empezó a ofenderlo —interrumpió Denki, recibiendo también un golpe de parte de la de piel rosada.
Los muchachos arreglaron sus pequeñas discrepancias con un par de bromas y risas que lograron calmarlos. Y de repente el tema cambió a charlas de los más ridículas llenas de cosas sin sentido –Sero les preguntó sí en el universo de Toy Story los juguetes sexuales también cobrarán vida—, y entonces Bakugo volvió a divagar entre pensamientos e ideas tontas.
Comían sus hamburguesas con más lentitud de la necesaria, y en todo momento omiten el tema de las clases de Washington y Londres que llegarían esta semana para el inicio del nuevo ciclo escolar. Así que mejor comienzan a hablar de su propia clase:
—¿No están emocionados por este nuevo año? —habló primero Mina—. Pensé que no iba a ser tan entretenido como el primero. Ya saben, suelen decirte que el segundo es el más tranquilo, pues no es tu primera vez ni tampoco es tu último año.
—Yo creía que solamente se celebraría otra vez el festival deportivo, pero puedo decir que esto me parece más entretenido —agregó Sero.
Kaminari asintió a lo que dijo el más alto.
—El primer día de clases van a abrir solicitudes para elegir a los representantes del grupo en el torneo —comenta Denki con salsa de tomate embarrando su labio superior—. La página de la escuela dice que tienes que mantener buenas calificaciones y el permiso de un tutor firmado.
—Los representantes son los que pasan a las rondas finales—comentó Sero—. El resto del grupo participa en otros eventos para ayudar a los concursantes a ganar puntos extra.
—Yo prefiero ayudarlos a ganar puntos en los otros eventos—expresó Mina, robándole de su malteada a Kaminari—. Mi quirk no les sería de mucha ayuda en las rondas finales.
—Tu quirk es increíble, Mina —le dijo Kirishima, con una sonrisa de lo más honesta y amigable.
—Oh, Eiji, bebé, me halagas. Pero seamos sinceros, cualquiera de ustedes tienes más probabilidades de ser elegido que yo...
—Pero de que tú eres las más guapa de nuestro grupo, pues si—agregó Sero, sin tomarle tanta importancia.
La cara de Mina se sonrojó tres tonos más fuertes que su cabello, pero rápidamente sonrió de lo más pícara—. Yo quiero ser más que una cara bonita, querido.
Denki y Sero rieron.
—Pues yo pensaba llenar mi solicitud y presentarme a las pruebas para representante —mencionó el primero—. Pero luego vi que el torneo dura LITERALMENTE, todo el año, no, no, sí quisiera que me explotaran durante todo el año mejor me vuelvo el presidente de la clase.
—Como sí fueran a votar por ti para ser el presidente de la clase —bromea Sero, de lo más divertido.
—Voy a ignorar lo que dijiste y les comparto el valioso e interesante dato de que también participare para ganar los puntos extra —Denki sonrió orgulloso—. Ya me verán ganando todos los eventos y llevando a nuestro grupo a la victoria...
Kirishima ríe a lo que dice el rubio.
—Pues yo también pienso participar para ganar puntos extra —dice Sero—. Este año voy a tomar un trabajo en el negocio de mi padre, así que no creo que vaya a tener tiempo para el torneo.
—Oh, ¿quien lo diría?, Sero Hanta, con un uniforme que no tiene arrugas y atendiendo el negocio familiar —responde Denki—. Tu padre de seguro estará orgulloso.
—Y me aseguraré de eso.
Mina sonrió enternecida cuando los ojos de Sero brillaron al decir eso.
—¿Y ustedes? —ella se dirigió a Bakugo y Kirishima—. ¿Van a postularse para representar al grupo en los juegos?
Kirishima sonrió.
—No lo creo —bebió de su Sprite—. No sé sí podría asegurarle una victoria al grupo, seguramente yo lo haré perder, ¿saben?. Prefiero que alguien que sea más capaz tome ese puesto, quizás Iida o incluso Midoriya, cualquiera menos yo.
—Ay, Kiri, tú eres una de las mejores opciones que podríamos tener —dijo Mina—. Serás de los mejores una vez que nos graduemos y comencemos nuestras carreras como héroes profesionales.
—Mina tiene razón, eres de los mejores candidatos para ser seleccionado junto con Bakugo—habló Sero, dándole un par de amistosas palmadas en la espalda—. Cualquiera te quisiera ahí a ti, viejo.
El pelirrojo agradeció las motivadoras palabras de su amigo, tomó en cuenta el consejo y quizás se re pensaría su decisión más adelante.
Hubo un breve silencios, y después sus miradas fueron a parar en Katsuki, quién no había dicho nada durante toda la conversación.
—¿Bakugo? —dijo Mina, con voz suave—. ¿No piensas llenar el formulario?
El muchacho los miró en silencio, soltó un largo y pesado suspiró y se rascó el oído para evitar mirarlos directo a la cara.
—Ni siquiera creo que vaya a participar en el torneo—habló por fin—. No sé si este en mi mejor estado para esas cosas... además, no creo que mi madre quiera firmar el permiso.
Sus amigos se miraron entre sí, consternados.
Kirishima le rodeó los hombros con su brazo, dándole cierto reconforte que el cenizo siempre podría buscar en él.
—Bro, tú tienes un increíble talento. Si tú lo intentas, podrías convertirte en el héroe número uno a penas terminemos la escuela.
Sero asintió y continuó:
—Viejo, si alguien puede asegurar la victoria, ese eres tú. Literalmente, sin ti no podríamos lograrlo.
—Además, todavía queda algo tiempo antes de que empiece el torneo. Seguramente aún puedes convencer a tu madre de que te dé el permiso —aseguró Mina, sonriéndole.
—Yo también lo creo —habló ahora Kaminari—. Digo, si te dejo mudarte solo, entonces no creo que tenga problemas con dejarte participar. Las peleas familiares no duran mucho, ¿sabes?. Y si no acepta, entonces tendremos que ir practicando su firma.
Todos rieron.
Katsuki no dijo nada, solo desvió el tema a otra cosa que no fuera él. Sus amigos no se dieron cuenta de eso y continuaron hablando, pero Kirishima fue el único que lo notó, sin embargo actuó como si no.
Un par de horas después, Sero, Mina y Denki se fueron juntos. Kirishima se quedó otro rato para ayudar a su amigo a terminar de ordenar algunas cosas en el departamento, aunque Katsuki insistió en que él podía hacerlo solo, el pelirrojo siempre fue más terco y molesto. Así que más temprano que tarde Katsuki no tuvo de otra más que aceptar su ayuda.
Una vez terminaron, ambos se acostaron en la cama recién tendida del cenizo, Kirishima miraba el techo embobado mientras Katsuki seguía texteando en su celular.
—¿Qué se sentirá vivir solo? —pregunta Eijiro de la nada. Pero Bakugo no lo voltea a ver.
—Cuando pase la primera noche aquí te lo digo.
El pelirrojo río.
—Me da ansiedad pensar en eso, pero me hace darme cuenta de que el siguiente año es el último—dice—. Ya no seremos unos niños... y con esto del torneo... dios, no pensé que serían tantas cosas por digerir, y eso que ni siquiera ha empezado.
No obtiene ninguna respuesta, pero a Kirishima no le importa.
Y en medio del interminable silencio, el pelirrojo encontró este como un buen momento para hablar con su amigo de algo que quería decirle desde que llegó, pero no sabía cómo. Así que dejó de guardárselo para él mismo, se levantó y se sentó al borde del colchón. Fingió una modesta tos para llamar la atención de Katsuki, quién después de tener que recurrir a golpearlo en el hombro fue que le prepararon atención –porque el cenizo ignoró por completo su tos que ya parecía la de alguien con cancer de pulmón–.
Katsuki frunció el ceño, notablemente molesto: —¿Qué quieres, tiburoncín?
—Bro, yo... —Eijiro frunció el ceño, pensando sé muy bien que era lo que iba a decir—. Sé que estos meses no han sido fáciles para ti... después de todo lo que ocurrió, puedo entender lo mal que te debes de sentir en estos momentos...
Katsuki dirigió sus ojos rubíes sobre Kirishima. Y sí las miradas mataran, Eijiro habría muerto de la manera más cruel y violenta posible que se pudiera imaginar, pues la cara de Bakugo podía significar todo menos tranquilidad.
La tensión que se creó en el ambiente era tan delgada que podría ser cortada por el más simple ruido.
Kirishima rascó su nuca en un intento de desviar la atención de su amigo. Pero volvió a hablar para explicarse mejor.
—Quiero decir... entiendo por lo que estás pasando, pero... —el pelirrojo titubeó—. Pero no creo que debas dejar pasar esta oportunidad qué significa participar en el torneo.
Katsuki decidió escucharlo, bajando sus hombros y suavizando su dura mirada. Kirishima rápido entendió esto como una señal de que podía continuar:
—Nosotros comprendemos lo mucho que te ha afectado. Y no nos molesta, en lo absoluto, pase lo que pase sigues siendo nuestro amigo y te apreciamos de cualquier forma—Katsuki casi lo sintió como un sermón de su padre—. Pero no puedes dejar que todo esto te arrastre abajo. Yo creo que por lo menos debes intentarlo y empezar este nuevo año de la mejor forma posible, te elijan o no te elijan a ti, debes intentarlo. ¿Te imaginas lo grandioso que sería que tú llevaras a nuestro grupo a la victoria en el torneo?, todos los héroes profesionales inmediatamente te querrán contratar para sus agencia una vez te gradúes.
Katsuki lo miró de pies a cabeza, seguido de eso se recargó en el respaldo de la cama y sobó su sien, estresado.
—Kirishima, sé lo que intentas, pero no va a funcionar...
—No, no me salgas con más excusas, cada vez son más ridículas—Kirishima lo encaró—. Sé que lo qué pasó casi no te deja dormir y no hay un solo momento en el que no pienses en eso, pero no puedes dejar que esto te distraiga, bro.
Y Kirishima tenía razón.
La principal razón por la que Katsuki había tomado la decisión de mudarse no fue simplemente por tener más privacidad –que en cierta parte sí lo era–, pero en su mayoría se debía a su madre.
Su relación con ella había empeorado desde el año pasado. Ya no se limitaba a simples gritos y pequeñas discusiones a mitad de la noche porque Bakugo jamás quería ir a almorzar cuando veía que ella estaba en la cocina, sino que ahora abarcaba más, cosas mucho más serias.
Él estaba acostumbrado a vivir en un ambiente tan desagradable y hostil como lo era su hogar, pero hace poco llegó a la conclusión de que sí realmente quería mejorar, tenía que alejarse de todo aquello que era tóxico en su vida y que simplemente sacaba lo peor de él. Empezando por la raíz de todo, la agresiva personalidad de su madre quién, en cierta parte, había influido mucho en su forma de ser.
Sus amigos estaban preocupados por él, en verdad intentaban estar ahí para él en todo momento, y hacían todo lo que podían con todo lo que tenían.
Pero Bakugo parecía que simplemente no quería ser ayudado.
Ahí estaba eso que Kirishima odiaba de él –y probablemente lo único que odiaba–, Bakugo seguía pensando que sería débil si aceptaba ayuda de otros. El pelirrojo pensó que su amigo había aprendido la lección durante su primer año, pero al parecer no.
Bakugo seguirá siendo el mismo egoísta de siempre. Y eso nadie lo podrá cambiar, sin importar cuando Kirishima lo intentara, siempre acabará así.
Katsuki llevó ambas manos a su rostro, frotándolo en señal de estrés, pero no se queja ni insulta a Eijiro, quién sigue de pie al final de la cama, mirándolo.
Kirishima estaba harto de verlo así. Odiaba ver a su mejor amigo sentirse esa forma.
¿En verdad había perdido para siempre al chico que buscaba competir cada vez que la oportunidad se presentaba?, ¿ya no volvería a ver al muchacho que se esforzaba y daba lo mejor de él para ser el mejor?, ¿a dónde se fue el Bakugo que no se dejaba vencer por nada en el mundo y jamás se negaba a un enfrentamiento?
¿Cómo las cosas cambiaron tanto en tan poco tiempo?
Eijiro quería participar en el torneo, pero no se sentía capaz de hacerlo teniendo a su mejor amigo en ese estado. No iba dejarlo solo, no quería dejarlo solo... pero... ¿De verdad iba a dejar de lado todo lo que él quería para poder estar junto a Bakugo?
Kirishima lo vio abrir sus labios, y ni entendía porque esperaba escuchar un "si" de parte del cenizo, sabiendo que la respuesta sería otra:
—No puedo...
—No—Kirishima lo miró molesto—. No quiero escuchar ningún otro pretexto más. Estoy harto de solo escuchar eso... estoy... estoy cansado.
Y dicho esto, el pelirrojo fue y tomó su abrigo, mochila y demás cosas, todo bajo la mirada culpable de Katsuki. Eijiro se dirigió a la puerta y abrió esta de golpe, sin embargo, se detuvo en el marco de esta y se volteó para ver al cenizo una vez más.
—Puedes pasártela echado todo el día, comiendo chatarra e ignorando a todos, solo, triste y culpando a tu madre. Pero tienes que comenzar a hacerte responsable por tus propias acciones—escupió las palabras con coraje—. El mundo no se detiene solo porque el tuyo lo haya hecho.
Y Kirishima abandonó el departamento, cerrando la puerta al azotarla detrás de él.
Dejando solo a Katsuki.
Saludos gente hermosa, ¿cómo están?
Ah, les prometí un capítulo corto, e hice el intento, perdón, perdón, iré mejorando en cuanto a esto con el tiempo.
Y bueno, hablando del rumbo que va tomando la historia, ¿sí notaron que tendremos a un Katsuki un tanto deprimido/serio? ¡JA JA JA JA¡, ni yo me lo puedo creer.
¿Creo que ahora ya tiene más sentido el título del capítulo, no?
Esto se irá explicando más a fondo en el transcurso de la historia, ya que tiene mucho que ver con los sucesos que irán ocurriendo, su amistad con Kiri bb y los sentimientos que irá desarrollando por _______ Ú-Ù
Voy a editar el primer apartado ya que se me olvidó mencionar que habrá un poco de OOC con él, perdóneme si les molesta, y si no, espero que esto vaya a gustarles. (Aunque tampoco es para tanto, todavía será siendo un gritón malhumorado, ja ja)
Aunque también tiene que ver con el hecho de que ya pasó un año. Obviamente el bebé maduró.
Ahora si, les agradezco a todas ustedes por pasarse a leer esta desastrosa de historia que estoy haciendo con todo mi corazón de posho. En serio, sus lindos comentarios lo son todo para mi <3
Pronto seguiré actualizando y –por supuesto, porque soy una burra–, editando esta historia. Ya que quiero agregar gráficos y ediciones en ciertos apartados para que conozcan un poco mejor a mis personajes.
Las dejo hasta aquí, ya que mi hermano quiere que le devuelva su teléfono.
Descansen y beban mucha agua, por favor 💕
Con amor, yo
—Space Traveler ⭐️🌌
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