Capítulo 13: Desenlace (fin 2/2)
¡Buenas noches! Cositas importantes después de todo este capítulo <3.
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—¡Come de una vez! —ordenó su madre por quinta vez en la semana, era miércoles 30, vísperas de Año Nuevo. Tails miró el plato intacto en la mesa como había estado haciendo desde hace dos horas, su padre permaneció a su lado, cuidando que Rosemary no se excediera, Miles se había retirado de la incomodidad.
Tails recordó el día viernes, Navidad, el peor día de toda su vida y el que no olvidaría nunca hasta el día de su muerte, seguía masajeando la mano con la que tomó a Sonic y la sensación de recordarlo le dolía, pesaba, como una carga en su interior. No volvería a ver al cobalto y sus pequeños planes de vida se hicieron añicos.
El domingo soñó que alguien le pedía que no llorara, Tails intentó guiarse de la voz y llegar a la persona, pero despertó para su molestia.
—Ni siquiera le hablabas. —Había comentado su hermano el lunes por la tarde, mientras el menor volvía a recostarse en su cama—. Es un poco hipócrita de tu parte.
Tails había continuado llorando luego de eso. Miles se sintió mal, no se quería mentir, pero, si se ponía a contar todas las veces en las que se sintió igual, ambos terminarían en una especie de reunión cariñosa y a él no le gustaba eso.
Tails se levantó el martes cerca del mediodía, ya estaba despierto, dio vueltas en su cama antes de decidir que quería levantarse, su padre le dijo "¡buenos días!", tratando de transmitir una chispa de alegría, Tails balbuceó algo inaudible en respuesta y caminó con la mirada perdida hasta la cocina, donde su madre lo mandó a comprar algo y dejó una lista en la mesa.
—No quiero ir —respondió el menor, intentando sonar lo más calmado posible, su voz se volvió ligeramente ronca y tenía la vista húmeda, casi imposible ocultar que había tenido una mala noche, y era así, desde hace cuatro días.
—Tails, no sé qué crees que pienso de lo que está pasando, me desobedeciste para ver a un actualmente muerto y ahora no quieres seguir tus deberes de...
—Yo iré —interrumpió Amadeus a su esposa—. No tienes que dar un sermón. Tails, ¿quieres ayudarme en el taller esta tarde?
—No volveré ahí —murmuró, su padre asintió y salió de la casa. El vulpino pequeño giró y subió de vuelta a su cuarto con un corazón en trizas, una mente deteriorada y un estómago vacío.
Se recostó en su cama y abrazó la almohada que convenientemente forró de azul. Siguió llorando.
Tails no se consideraba alguien débil, pero se sentía así ahora.
—Es debilidad, decir que no es romantizar, llorar es debilidad —repitió el himno que inventó hace dos días y se aferró al sentimiento de arrepentimiento. ¿Por qué al menos no se quedó con la marioneta del príncipe Sonic?
Tails se sentía peor porque la muerte de quien pudo ser la mejor pareja del mundo fue indirectamente su culpa, solo debía mantener la boca cerrada y lejos de eso se exaltó y actuó terrible.
Miró por su ventana y vio a Amy cruzando la calle. Ah, ahora recordó que Sonic tenía otros dos hermanos menores que lo extrañarían y probablemente pensarían en lo insensible que es Miles "Tails" Prower.
Tails suspiró con pesadez, suspiro que sonó más como un quejido tembloroso, miró las aves en su nido, el polluelo no tardaría en volar y la familia se iría, así como sus ánimos.
Su padre ingresó el martes por la noche a tratar de convencerlo de olvidar lo que pasó, hablaron hasta de su hermano mayor y, si Tails no lo conociera, diría que se mantuvo fuerte, pero en un momento oyó su voz temblar y supo que también le dolía el hecho pasado. Tails terminó llorando tratando de explicar por qué no se sentía bien, concluyó al recostarse mirando a la ventana, se encogió tratando de indicar que quería estar solo.
—Te ves miserable —murmuró Miles luego de que Amadeus se retirara de la habitación.
—Soy miserable —corrigió Tails en voz baja.
—Al fin estamos de acuerdo con algo —canturreó el mayor, Tails tomó la lámpara de su mesa de noche y la reventó al golpearla contra Miles.
El menor de los Prower volvió a acomodarse para dormir, Rosemary lo llamó a cenar y el vulpino resopló al verse obligado a salir de su pequeño nido de almohadas y frazadas, tan cálido.
Al llegar a la sala, sus padres y Miles, quien todavía se acariciaba la cabeza, se encontraban ahí. Tails caminó hacia ellos y se dejó caer en el sofá más lejano.
—Tails, si sigues así, te enviaré a Italia con mi hermana —advirtió su madre. El zorro recordó a Patch, quien pasó por algo muy similar con un final trágico, y rodó los ojos.
—¿Qué pasará luego? ¿Volveré, le quitaré la pareja a Miles y me suicidaré? —preguntó en respuesta, su hermano bufó de indignación por la referencia y Amadeus sonrió ante la manera en la que le dio vuelta al asunto, lo que fue una acción inesperada por parte suya.
Volviendo al ahora, miércoles y dos de la tarde, Tails no había hecho más que tomar agua y fingir llenarse con una galleta para todo el día, no tenía ganas de comer, de vivir si era posible. Amadeus compró caramelos de limón e intentó chantajearlo con ellos, pero no funcionó, el menor dijo "no" y seguiría siendo "no".
Tails subió a su habitación para otra vez ser un mar de lágrimas en la satisfacción nula de su soledad. Cerró los ojos, la cabeza le dolía, incluso pareció notar que sus ojos zafiro se apagaron, se veían opacos a pesar de que debían brillar por las lagrimitas que solía tener desde Navidad. Abrazó su almohada y se apoyó en ella para dormir, para pensar en nada.
Recordó el aroma del erizo, a pesar de encontrarse en el hospital, el cobalto no tenía olor a alcohol o a pastillas, tenía algo hipnotizante, lo hacía sentirse dulce. Tails hundió su olfato en la almohada como si se tratara de Sonic y buscó ese aroma, pero no lo encontró y en su propio sueño sintió que su corazón se comprimía; si se iba a sentir así hasta dormido, empezó a cuestionarse qué era más desalentador: vivir o fingir vivir.
Tails sintió que solo pasaron unos minutos, un jalón cruel en sus colas lo hizo despertar bruscamente. Miles lo arrastró hasta que lo sacó de la cama y el menor cayó con un poco de gracia al suelo, sus frazadas amortiguaron el golpe, la almohada azul seguía en sus brazos cuando frunció el ceño para mirar a su tocayo.
—Ven, no te di nada para Navidad —mandó su consanguíneo mientras salía de la habitación pavoneándose y moviendo sus colas de un lado a otro. Tails lo mandó al diablo y volvió a la comodidad de su litera.
Miles lo agarró de la oreja esta vez, lo guio hasta la cómoda e intento ponerlo presentable. El menor miró con desinterés en el espejo lo que el otro hacía y desvió la mirada para evitar ver sus ojos, el reloj en el tocador marcaba las cuatro, pero el cielo seguía perfectamente alumbrado.
—Tails, no te mentiré, me gusta verte demacrado, pero eres mi hermano y no puedo dejar que seas la burla del mundo —comentó Miles mientras se dedicaba a limpiar la cara del menor con un paño.
El vulpino decaído sintió el impulso repentino de volver a llorar, el azabache lo previo e intentó detenerlo con un chitón, pero de todas formas Tails empezó a sollozar y se aferró a él por la cintura.
Miles quería golpearlo con el mango del espejo de mano para que se alejara de su persona.
Tails se separó de él y se levantó, iba a dirigirse a su cama hasta que su hermano lo llevó por otra parte, atravesaron la casa como si nadie hubiera en ella y salieron de la residencia. El menor entró en un estado de desesperación y buscó la forma de volver a ingresar, pero Miles le indicó que todo estaría bien y lo llevó hasta un paradero.
Tails no sabía qué quería hacer, la última vez que lo sacó a escondidas fue cuando casi se embriaga solo para no tener que hablar con... Sonic, ahora que lo recordaba, hace tanto tiempo.
Ah, por eso lo había olvidado.
—Tonto alcohol —pensó.
Estaban en el autobús y Tails empezó a lloriquear, Miles se alejó un asiento para simular no conocerlo, Tails se sintió peor y solo lo hizo más fuerte.
Bajaron en un lugar que el menor jamás había visto, aunque tampoco conocía demasiados sitios: no salía de casa a menos que fuera la universidad o el trabajo, no había forma.
Tails miró con desconfianza la casa que tenían delante, entrelazó sus colas y apretó sus labios fuerte. Miles lo tomó del antebrazo y lo llevó hacia ella, ni siquiera tocó, ingresó de frente como si fuera el dueño y gritó: "¡ya llegué!" como si esperara una fiesta por eso.
Tails intentó en todo el camino zafarse de su agarre, cayó sobre sus colas cuando Miles lo soltó de imprevisto para abrazar a una anciana que se encontraba leyendo una revista, la adulta mayor que se encontraba a su lado lo miró y el menor notó que ambas eran iguales.
—Él es mi intento de hermano, es menor que yo —explicó Miles rápidamente, dijo otras palabras que Tails no pudo entender porque se centró más en el ruido que venía de la calle y los sonidos pacíficos que hacían algunas cajas musicales que parecían no querer detenerse. Tails miró a Miles y este se acercó a él para levantarlo—. Escoge a una —ordenó en un murmullo.
Las mayores se levantaron de su asiento y se formaron delante de ellos, una quería soltar una risotada y la otra se mantenía calmada.
—No entiendo, Miles, no me siento bien, prefiero llorar cuando no tengo público, por favor... —murmuró el menor, su hermano vociferó que elegiría por él y señaló a la que se mantuvo estoica.
—Oh, eso estuvo muy fácil —declaró la anciana que quería reír antes de volver a su mecedora—. Tienes suerte de que no tengamos cosas pendientes y hayamos tenido un buen domingo, generalmente habrías fallado en la elección.
—Ayer llegó alguien que morirá una noche como esta —añadió la otra.
La adulta escogida les pidió que lo siguieran al fondo de la casa. Tails miró con preocupación a Miles y Miles lo llevó al instante más adentro y miró detrás para asegurarse de que nadie se encontrara vigilándolos.
—Son brujas, Tails, abre tu mente, ya sabes que tu titiritero también tenía algo que no era normal. Son gemelas, las dos ven el futuro y pasan sus tardes hablando con muertos, pero una es un ángel y la otra es una vil mentirosa.
La anciana que se quedó en la sala principal gritó que lo oyó todo. Tails sonrió levemente, pero volvió a su semblante triste de antes.
—Si te equivocas al elegir, podrías enloquecer, pero, para tu suerte, soy un buen hermano y conozco bien a cada una —continuó el azabache, se veía tan seguro que cualquiera podría pensar que dijo una verdad: Tails no olvidaría nunca el día en el que casi lo deja en ridículo durante una actuación escolar.
La casa era de un color claro, paredes beige y puertas blancas, plantas artificiales adornaban los sitios vacíos.
—Espera, no quiero saber mi futuro. —Se opuso Tails cuando por fin entendió porque fueron ahí.
—Tails, de todas formas pasará lo que tenga que pasar, ¿no quieres saber cuándo dejarás de chillar como damisela?
—¡No! Prefiero que sea una sorpresa. —Bajó el tono de su voz gradualmente.
—No hay sorpresas —interrumpió la anciana—. Siempre están fabricando el mañana, ¿dónde está lo inesperado cuando eres quien maneja las cuerdas de tu vida?
—No pienso lo mismo —expresó el menor, Miles lo empujó para que ingresara a una habitación más grande, Tails giró para enfrentarlo, confundido porque planeara eso, quizá se burlaría de él, intentaría manipularlo o algo peor.
—No puedo entrar ahí contigo, es decir, sí, pero no quiero ver... Tails. —Miles caminó hacia él y lo tomó del hombro antes de proseguir—: Verás cosas que pasarán definitivamente, también eventos que te parecerán imposibles, pero veas lo que veas, nunca lo compartas, ¿entiendes? No se lo digas a nadie.
—¿Por qué? ¿Por qué...?
—¿Listo? —preguntó la anciana. Miles volvió a empujar a su hermano y esta vez entró al cuarto.
Dentro había una cama simple y pequeña de madera, solo tenía una almohada blanca, la alcoba se encontraba decorada por cuadros de paisajes tranquilos y la luz era cálida sin dejar de ser tan blanca.
—¿Tienes alguna pregunta? —murmuró la mayor mientras veía de un lado a otro.
—¿Es una broma?
—Si ves algo que te desagrada, cree que sí —contestó—. Lo que descubras debe ser solo para ti, no lo divulgues o podrías cambiarlo. ¿Cuántos años más allá quieres ir?
—No lo sé, ¿veinte?
—Mmm... menos diez, ¿te parece bien? —sugirió, Tails asintió y continuó jugando con sus colas, inseguro de lo que fuera a ocurrir.
—Tails, tiene razón tu hermano, allá encontrarás y no encontrarás cosas, no te asustes si es así, es normal que las personas se vayan y otras nuevas lleguen.
—Yo no quiero que llegue alguien más —manifestó el menor. La anciana se dirigió a un mueble mediano y sacó un pequeño espejo cuadrado.
—¿Por qué no? —cuestionó con sutileza.
—No volveré a ver a alguien importante en mi vida, ya me estaba encariñando con Sonic, no quiero pensar que podría reemplazarlo.
—Ah, el dueño del cuaderno, ¿dónde está? —preguntó la mayor. Tails abrió más los ojos sorprendido por lo que dijo y avanzó un paso hacia ella—. Disculpa, qué tonta soy, no me tomé el tiempo de verlo, prefiero no predecir muertes. Espero que mi servicial cuaderno esté bien.
—¿Sabe de eso? —dijo notablemente interesado.
—Cómo no voy a saberlo, yo lo llevé hacia él, me lo encargaron, un mocoso casi se convierte en el portador, tuve quitárselo y mi pobre objeto salió volando, su hermano lo tomó del suelo y lo golpeó en la cabeza, un mal encuentro, aunque aún no estaba completamente listo para él, me contento con saber que fue un buen dueño, pequeño príncipe.
Tails sintió hasta sus orejas calentarse, podía jurar que estuvo a punto de desmayarse por tercera vez en diciembre.
—¿También lo vio? —preguntó tímidamente, la mayor sonrió y caminó hasta la puerta.
—Por supuesto, ¿quién no pasa por el centro comercial? Logré que me consiguieran uno de los muñequitos esos, mi hermana los guardó en la estantería.
—Sonic es cuidadoso con las marionetas —murmuró con una ligera pizca de orgullo—. No pude conservar ni una —añadió con la voz temblando, sintió que lloraría de nuevo y trató de respirar para calmarse.
La anciana lo notó y continuó sonriendo.
—Ten. —Extendió el espejo—. Acuéstate, te daré algunas pautas.
Tails miró la cama y se recostó con cautela, palpó al lado tratando de encontrar la almohada azul de la que no se separaba desde Navidad y, en cambio, solo encontró vacío. Apretó el espejo en su mano derecha y respiró hondo.
—Tails, nada debes contar, es en serio, nada de lo que veas las personas lo tienen que saber. Cuando quieras volver aquí, cuando quieras despertar, solo busca un espejo y mírate en él unos segundos, estaré afuera de la habitación. Recuerda también que no puedes morir y nada de lo que hagas allá cambiará nada, puesto que es una visión y tú lo vivirás dentro de diez años. —La anciana afirmó para sí misma y continuó—. Por último, ¿alguna situación en la que quieras estar allá? En específico.
—¿Cómo sabrá que haré lo que haré dentro de diez años? —preguntó el menor en un murmullo.
—Si no ocurre, solo aparecerás en una situación cercana.
Tails miró el techo y agarró mejor el espejo.
—Quiero ser feliz —sostuvo, se sintió raramente calmado.
—Bonita decisión, la mayoría me lo pide —comentó en respuesta—. Cierra los ojos cuando me haya ido, sabrás que estás allá cuando no veas nada de esto.
Tails se sorprendió al emocionarse para que ella se retirara, la anciana cerró la puerta suavemente y el menor intentó caer en algo parecido al sueño,
Debido a que olvidó preguntar cuánto tiempo debía estar así, no estaba seguro de que funcionara y sus dudas sobre si esto era algo real llegaron junto con el pesar y melancolía. El menor se sintió ridículo y abrió las ojos para salir de ahí y molestar un poco a Miles para regresar a casa, llorar en la seguridad de sus mantas.
Sin embargo, cuando despertó, no vio la habitación donde se encontraba. Miró al lado y, de hecho, al parecer estaba recostado en una cama, a su costado había una habitación un poco vacía, la mesa de noche tenía un reloj que indicaba que eran las nueve de la mañana, así como dos anillos sobre él.
¿Nueve de la mañana y sigue en la cama? ¿Qué tan mal estaba a sus veintiocho años?
El menor estaba echado de lado, bajó la mirada y notó que la cama tampoco era suya, no era su cuarto y esta habitación no se parecía en nada a alguna que existiera en su casa. La alcoba estaba alumbrada por la luz que ingresaba por un aparente balcón, Tails miró enfrente y las dos puertas abiertas dejaban la vista despejada para ver otro balcón.
Su balcón.
El menor iba a levantarse para saber si se trataba del balcón de Miles, puesto que era el único de los dos que poseía uno, pero sintió un espanto inmenso al notar que la única posibilidad de que sea el balcón de su hermano significaba que él estaba durmiendo en el cuarto de Scourge.
Tails estaba a punto de gritar de pánico cuando se quedó atónito al sentir un peso en su cintura.
Levantó un poco la frazada y, efectivamente, alguien lo estaba abrazando.
El vulpino se sintió asqueado, sucio, no podía creer que su yo dentro de diez años sería tan estúpido como para buscar a alguien más si su yo de dieciocho está llorando porque perdió a Sonic.
Tails giró lentamente para ver a la persona a su lado y esta vez sí grito, pero no de pánico.
Sonic se levantó de inmediato, parecía más confundido que Tails actualmente e intentó adoptar una especie de actitud defensiva mientras sus ojos indicaban cansancio y sus púas desordenadas exigían un cepillado.
El cobalto miró mejor a su alrededor, intentó levantarse levemente para ver por la ventana y luego giró hacia el zorro.
—¿Qué pasó? —preguntó antes de bostezar, Tails no se contuvo un segundo más y se abalanzó para abrazarlo.
Sonic casi golpea la pared debido a eso, se incorporó y acarició la espalda del menor como si intentara consolarlo.
—Tails, ¿estás bien? —consultó el mayor evidentemente preocupado, Tails ya estaba llorando e intentó ocultarlo cuando se separó de él.
—¿Eres real? —intentó saber, agarró la mano de Sonic y la presionó con fuerza, el erizo hizo una pequeña mueca y acarició al menor en sus orejas, rascó suave debajo de una de ellas y lo besó en la frente.
—Sí, ¿estás bien? Tú nunca haces esto cuando despiertas —mencionó mientras inclinaba la cabeza un poco—. Tails, dime...
—No es cierto, se están burlando de mí, saben que quería verte y me están molestando. —Tails dejó de mirarlo y bajó la mirada, bajó las orejas e intentó por todas las formas pensar cómo podía sentirse tan real, era imposible que Sonic estuviera ahí, no dentro de 10 años, ¿era un mundo alternativo?
Sonic miró detrás del menor y luego se agachó para verlo directamente, Tails retrocedió un poco antes de que el erizo sonriera y lo tomara del brazo para abrazarlo, el vulpino se apoyó en su hombro e intentó calmarse.
—Despertaste extraño hoy, ¿fue una pesadilla? —interrogó el erizo.
—No, no era eso. —Tails volvió a bajar la mirada para saber por qué sentía que algo le impedía moverse con libertad y ahora sí gritó de pánico.
Tenía un vientre redondeado. El menor intentó disimular todo con una sonrisa nerviosa, pero finalmente no pudo y terminó desesperándose.
—¡Yo soy hombre! ¿Cómo pasó esto? —Se señaló a sí mismo con insistencia, Sonic se inclinó y lo acarició ahí.
—Lo planeaste hace tiempo, querías probar que tú también podías y que la ciencia no tenía respuesta para todo. —Acarició la mejilla de Tails y luego miró al futuro integrante—. ¿Te está molestando? Él ha estado un poco inquieto estos días, quizá ya quiere vernos.
—¿Será hombre? —preguntó el menor sorprendido de que estuviera ocurriendo y olvidando por completo sus dudas sobre la realidad.
—Sí, ayer te hiciste una ecografía —comentó Sonic confundido por el cuestionamiento, se dejó caer en la cama e intentó que Tails se recostara a su lado, el menor se dejó guiar, colocó una mano sobre su vientre y la otra la usó para abrazar al mayor.
—Pero... si hay un bebé aquí es porque... significa que... —El menor intentó encontrar la manera sutil de decir que se habían acostado en algún momento.
—Fue una noche increíble.
—¡Sonic!
—Es verdad, lo único malo fue que intentaste arrancar parte de mis púas en medio de tu máxima felicidad, ayer también estuvo bien, creí que no podrías soportarlo —sostuvo con picardía. Tails se sonrojó terriblemente y decidió no hacer más preguntas, mas era inevitable, ¡era su futuro! Quería saber todo de todo.
—¿Por qué estamos aquí? —preguntó para sí mismo, pero Sonic lo escuchó y besó una de sus orejas antes de responderle. Tails se sintió acalorado, recordó la idea del volcán en su interior que causaba esa sensación.
—Creí que tenías la mejor memoria del mundo, lindo. Ayer visitamos a tus padres, tu madre insistió en saber el género del bebé y luego vinimos con la noticia aquí, Alena casi se pone a llorar cuando lo supo —culminó con diversión—. Nadie parecía escuchar que no quieres una fiesta por eso, creo que de todas formas están organizando algo, no es que no sepa nada, pero se supone que es algo "sorpresa", tú sabes cómo son.
—Entonces mamá y papá siguen aquí —pensó el menor. Tails presionó un poco su vientre, esperaba recibir alguna respuesta, una pequeña patada se hizo presente y no supo cómo reaccionar. En el pasado, su único bebé era el dibujo de un avión al que llamó Tornado y esperaba construir algún día, aunque...
—¿Y Tornado? —cuestionó como algo casual.
—Lo dejamos en casa, no hay una pista de aterrizaje aquí y te resulta molesto conducirlo en tu estado, eres una bonita taza.
—¿En casa? —Se levantó suavemente.
—Obvio, nunca fue una opción vivir aquí.
Tails sonrió, entonces había logrado cumplir con algunas metas de su vida, ¡el futuro Tails era increíble!
—Sonic, ¿cuántos meses tengo? Es decir, quiero saber si tú sabes sobre tu... propio hijo —musitó con calidez—. Yo sé las semanas exactas y... de qué forma te enteraste.
—¡Yo también! Solo dos más y este erizo va a nacer. Creí que lo habías olvidado, ¡no quería reaccionar tan mal! Es que estaba comiendo y dijiste tan repentinamente: "estoy gestando, serás papá", que no sabía cómo actuar, lo lamento... Aunque tu padre tuvo la peor forma de actuar, ¡ni siquiera yo llegué al hospital por eso! Tu madre no paraba de reír por el buen actor que fue.
—Un erizo —repitió en su mente con una sonrisa al imaginar lo divertido que tuvo que ser decírselo. El vulpino iba a continuar, quería saber más, pero recordó de repente que, ahora que sabía que Sonic estaba vivo, ¡debía saber dónde estaba!—. Sonic, ¿qué pasó cuando te hiciste la operación?
—¿Qué operación? Ah, ¿lo del corazón? —Tails asintió repetidas veces—. Te quería buscar, en parte también agradecerle a tu padre, Amadeus, si él no hubiera movido papeles para colocarme primero en la lista, creo que no estaría aquí. Debido a la rapidez con la que mi cuerpo asimiló el trasplante, salí del hospital un martes, sino me equivoco, porque recuerdo que me dije: "dos días para Año Nuevo". Mamá me indicó que aún no podía ir contigo y, para ser honesto, tenía miedo de que todo hubiese sido una mentira.
—¿Por qué sería mentira? —consultó con preocupación, pero con regocijo al saber que su propio padre ayudó a su pareja. Sin embargo, si su progenitor lo sabía, ¿por qué no le dijo nada?
El cobalto se incorporó para sentarse y suspiró, entrecerró los ojos intentando recordar más.
—Sí te escuché cuando estabas a mi lado. —El mayor tomó su mano y la acarició con el pulgar—. Te escuché, pero no podía moverme, creo que fue la peor parte de saber que tenía un pie en la vida y un pie en la muerte, quería que existiera alguna forma de decirte que no tenía intenciones de dejar este mundo, fue muy extraño, no podía hacer nada y ni siquiera sabía que estaba apretando tu mano, si tú no me lo contabas, nunca me enteraba —concluyó con una pequeña risa—. Tampoco quería que te fueras, ni modo, no había forma de decírtelo, pero ya pasó.
—¿Dónde estás ahora? —Quiso saber el menor, Sonic miró de un lado a otro y respondió.
—¿Aquí?
—Sí, digo, no, ¿dónde estabas en las vísperas de ese Año Nuevo? —preguntó más inquieto.
—En el centro comercial, debía terminar El titiritero de mejor forma, al final sí nos casamos, Silver por un instante creyó que vio un muerto, fue un poco ofensivo, pero creo que yo habría pensado lo mismo, recuerdo que tú...
—¡No digas más! —interrumpió el menor con entusiasmo, ahora debía buscar un espejo, le preguntó al cobalto sobre dónde podía encontrar uno y Sonic le respondió que en su cuarto ya había ese objeto, señaló la pared opuesta y se extrañó un poco por eso, Tails intentó disimular todo con una sonrisa honesta y cero nerviosismo.
Sonic salió de la litera a una velocidad que Tails no sabía que era posible y lo ayudó a levantarse, el vulpino lo miró fijamente un segundo antes de caminar hacia el objeto que quería, pero giró y se encontró con el erizo azul, no quería "irse", sabía que en ese momento tenía muchas cosas realizadas, bueno, ahora era su turno de hacerlas realidad.
—Tails, te amo.
El menor iba a decir algo para aliviar un poco su nivel de cariño, pero el cobalto lo besó con mayor intensidad que todas las veces que ya lo había hecho. Tails pensó que quizá su versión adulta hacía esto todo el tiempo con él, se sintió tan bien, el zorro lo abrazó cuando se separaron y luego dio media vuelta, mas desvió su mirada para hacer una última pregunta que casi olvida.
—¿Dónde está mi hermano?
—Ayer volvieron de ese viaje de trabajo de Scourge, los vamos a visitar esta tarde —respondió.
Entonces todo está bien. Tails giró al espejo y se miró en él un tiempo, notó las muestras de que había crecido, un pequeño cambio en su imagen, lo último que oyó antes de abrir los ojos para volver a su presente, fue el halago de Sonic de que el bebé sería inteligente y atractivo.
Tails se sentó al volver en sí, la habitación ya era el cuarto de la anciana, quien ingresó casi de inmediato.
—¿Todo bien? —preguntó sonriendo.
—¡Todo excelente! —respondió el menor. El vulpino le agradeció por todo, por poco y deja caer el espejo, salió corriendo del lugar, alcanzó a Miles mientras este esperaba tranquilamente en una mecedora y lo jaloneó mientras le pedía desesperadamente que lo llevará al centro comercial, el azabache le preguntó si todo estaba en orden y el menor siguió insistiendo en su pedido.
Tails estaba a punto de pedir un taxi cuando salieron de la casa, no paró de sonreír mientras miraba a todos lados, Miles supuso que habían buenas noticias y rio para sí mismo. Subieron a un carro y el menor corrió hasta los asientos del fondo, movía sus colas por la ansiedad y parecía que ya no sabía qué hacer con la alegría que contenía.
—Tails, sí sabes que Sonic está vivo, ¿no? —preguntó su hermano aguantando una carcajada. Tails se extrañó por esto, ¿él lo vio todo o qué pasó?
—Tú dijiste que se había ido —espetó desconcertado.
—No, Tails, te dije: "Sonic se ha ido... del hospital", ¡no me dejaste terminar! Lo trasladaron a otro centro donde ya lo esperaba un corazón, pero tú, todo dramático, te desmayaste antes de dejarme contarte todo, exagerado.
Tails, en lugar de sentirse mal o enojarse por toda esa confusión, solo lo abrazó para disgusto del mayor.
Al bajar del autobús, Tails corrió hacia la entrada del gran lugar, las decoraciones seguían ahí y el techo del tercer piso se veía apagado.
El menor subió por las escaleras eléctricas olvidando que eran eléctricas y que él no debía subir por su cuenta, tenía el corazón llenó de un júbilo que no podía explicar, la emoción de ver al Sonic de este presente luego de haberlo visto cuando los dos ya eran adultos, el vulpino palpó su vientre como si extrañara la redondez de este.
—Todo a su tiempo. —Se recordó mentalmente. Llegó al tercer piso justo cuando las luces volvieron a alumbrar, Tails divisó a Silver y ambos mantuvieron una sonrisa, el albino señaló delante como si le hubiera leído la mente y Tails atravesó el gran salón, llegó al telón y con miedo y curiosidad caminó a través de él.
Sonic estaba ahí, tenía al príncipe Sonic en una mano y al príncipe Tails en la otra, no traía nada más y el menor pensó que tal vez improvisó ese nuevo final.
El cobalto no quitaba la vista de sus marionetas mientras caminaba hacia el lado opuesto, Tails volvió a correr para alcanzarlo y Sonic lo escuchó.
El erizo se sorprendió cuando lo abrazó, intentó asimilar que realmente era Tails y ahora sí podía verlo, hablarle, decirle que todo estaría bien y tocarlo como había querido toda esa Navidad en la que bien pudo nunca más tenerlo como ahora.
Scourge corrió el telón para que todos los vieran. El cobalto solo tenía atención para el vulpino y el zorro solo podía verlo a él.
En un acto casi instinto, Sonic lo besó, Tails reconoció la fuerza con la que lo hizo como la misma con la que se presentó en el futuro, lo sintió increíble, el menor se aferró a él y fingió ignorar los aplausos de las personas que parecían pensar que era parte de la obra, en medio de la aclamación escuchó a Miles gritando: "¡ahora cojan!", pero pasó desapercibido por el ruido.
Se separaron con cierta decepción, Sonic acarició una de sus orejas y luego su mejilla, Tails mantuvo su sonrisa y se limitó a ver sus ojos esmeraldas.
—Tails, también me quiero casar contigo —comentó el mayor y el zorro evocó que él siempre lo pudo escuchar en el hospital.
Se sonrojó en un instante al recordar que en algún momento de sus vidas harían caso a lo que dijo Miles: ese bebé erizo no aparecería por obra y gracia del Espíritu Santo.
Tails abrazó a Sonic y dejó de pensar en lo que vio en el futuro, quería olvidarlo y así sería, las ancianas omitieron decirle que olvidaría el futuro una vez que lo desee, pero el sentimiento de querer estar a su lado y el cariño que sentía no desaparecieron.
Ahora todo su futuro sería una sorpresa, todo su futuro juntos.
Esa noche Tails pasó el Año Nuevo como le habría gustado pasar todas sus anteriores Navidades y fiestas, Sonic estuvo en la casa de Tails y luego Tails se dirigió a la casa del erizo.
Sonic sí llegó a agradecerle a Amadeus, Tails abrazó a su padre al enterarse de lo que hizo, porque en sí fue más para la felicidad de su vástago que por otras razones. Amadeus se aseguraría de no perder a otro hijo, no arruinaría su alegría ni le pondría trabas, lo ayudaría con todo.
Rosemary fue un poco más reacia a aceptar a Sonic, fue el momento en el que el vulpino y él recordaron que no eran pareja oficialmente, así que el cobalto hizo toda la ceremonia de pedírselo a Tails frente a sus padres.
Amadeus rogó para que Tails dijera algo como: "sí, pero no", y Rosemary tenía la pequeña chispa de pedirle que aceptara de una vez para poder saludarlo como su yerno.
El menor aceptó, Sonic lo iba a besar para cerrarlo como quería, pero Rosemary lo tomó del brazo para abrazarlo y Amadeus le dirigió una mirada de advertencia.
Cenaron un poco y luego fueron a la casa de los erizos, Alena había borrado todo resentimiento e insistió en que Tails se sirviera de la mesa. Ellos llegaron en el momento en el que ahora Scourge y Miles irían a la casa de los Prower, fue divertido ese intercambio.
Pasada la medianoche, luego de apreciar fuegos artificiales, Sonic guio a Tails al jardín del fondo, los girasoles abundaban y las plantas que el menor vio como pequeñas ahora mostraban su flor.
El vulpino miró el cielo y luego al cobalto, Sonic lo besó como había querido desde hace horas y le entregó un nuevo girasol.
—Por favor, no lo botes, lo que hiciste con el primero fue cruel —pidió el erizo. Tails sonrió y besó su mejilla antes de prometer que lo cuidaría.
Ambos terminaron yendo a la habitación del cobalto, Tails se asomó por el balcón y vi el agujero de su cuarto, Sonic lo abrazó por el lado derecho y miró ese detalle en la pared.
—No noté eso, ¿qué pasó? —preguntó.
—Es un poco largo, de forma resumida, quería escapar de casa para ir a verte —respondió el menor apegándose al erizo—. Mi papá dijo que volverán a construir mi balcón.
Tails giró un poco para ver el interior de la habitación de Sonic y distinguió ese títere antiguo que fabricó para el erizo cuando era un niño, sonrió y se volvió por completo para mimarse con el cobalto.
Sobre la cama, el príncipe Sonic y el príncipe Tails estaban uno al lado del otro, mirando lo que las reales versiones hacían, rompieron los lazos mágicos para ya no afectar ni a Sonic ni a Tails y se inclinaron hasta juntar sus cabezas para continuar observando a los jóvenes, un hilo se entrelazó en las parejas y las unió para toda la vida.
Ninguno aún lo vivía, pero dentro de unos largos años le contarían una versión corta de esta historia a un pequeño erizo que semanas tenía, un poco para recordar el drama que vivieron y otro poco para analizar qué tan lejos llegaron, cómo lograron lo que tenían.
—Hace mucho tiempo —empezó Tails a un lado de la cuna mientras acariciaba la mejilla del bebé—. Cerca de Navidad y para la alegría de un Prower...
—El más bonito de los Prower —corrigió el cobalto, lo abrazó por la cintura y se apoyó en él para ver mejor a su hijo. El recién nacido sonrió al tener a los dos cerca y paseó su mirada entre ambos antes de cerrar los ojos, alistándose para dormir. Sonic miró de reojo el guion de su obra de marionetas que se encontraba en lo alto de uno de los estantes, junto con las marionetas protagonistas—. El más inteligente, también, ¿usaste alguna fórmula para enamorarme? —Tails rio levemente y continuó:
—Llegó a su vida el titiritero, quien luego de pasar muchas cosas...
—Realmente muchas cosas —aclaró Sonic.
—Quien luego de pasar muchas cosas —continuó enfatizando en las últimas palabras—. Lo hizo el príncipe más feliz de todo el universo.
—Tails, tu titiritero también era guapo, ¿no? Azul y apuesto —añadió el erizo refiriéndose a su propia persona, alzó la mirada para verse más presumido, pero, cuando el menor iba a responder, el pequeño arropado gritó una de las tantas palabras que había aprendido y que Prower mismo le había enseñado:
—¡No!
Sonic intentó obviar la traición al prender el juguete móvil de la cuna para distraerlo de su conversación, el recién nacido se perdió de inmediato en los aviones colgantes de peluche girando con una música suave que Tails adaptó en él.
—¿No? —repitió el titiritero volviendo a su porte vanidoso. El vulpino sonrió y besó su mejilla en respuesta.
Los príncipes más felices de todo el universo.
Fin
✧✧✧
¡Mi gente! Buenas noches, espero que se encuentren muy bien =)
✓La canción la elegí hace mucho para una obra de trama similar, pero realmente quedaba bien aquí en El titiritero y me encanta la relación con la letra <3
✓¡Epílogo! Publicaré un epílogo para complementar el lapso que dejan los saltos en el tiempo.
✓La película a la que pertenece la canción es Neko no Ongaeshi. Joyita.
✓¿Alguien recuerda cuando dije que esperaba no terminar esta obra en la próxima Navidad? XD, estamos a casi 3 meses de ella. Grande, KD, adivinando el futuro.
✓Esta obra tiene un significado importante para mí porque refleja parte de la evolución que tuve para escribir, una nueva era en la cuenta.
En otras noticias: Estaré actualizando la portada y se vienen más trabajitos de nuevas parejas desbloqueadas.
→¡Nos vemos en el epílogo! ¡Muchas gracias por llegar hasta aquí! ¡Nos leemos pronto!
<3
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