Capítulo 11: Maquinistas


—¿Vamos a demorar mucho? —preguntó Tails al conductor, que era Scourge, pero él volvió a ignorarlo.

El menor accedió a ir con ellos, a petición de Miles, cuando buscó esa "prueba" que supuestamente le dejó Sonic en la ventana. Tails no la encontró en su ventana, la encontró caída entre los arbustos.

Era una pequeña lonchera o bolso, dentro habían pastillas, recetas, jarabes, de todo. Nada estaba usado, como si quien lo compró solo los quisiera tener de adorno.

—Tails, ¿de qué color quieres tu lápida? —le consultó el erizo verde luego de haber estado medio viaje en silencio.

—¡Llegamos! —Miles señaló el hospital a su delante, salvó a su hermano de una situación incómoda. Tails sabía que estar ahí debía estar afectando a su tocayo, pero él no daba muestra de eso, solo parecía tratar de calmar a su pareja cada vez que quería voltear y ahorcarlo.

Tails no había estado en un lugar así nunca, bueno, sí estuvo, pero no lo recordaba.

Pasaron por una sección que conmovió mucho su ser, supuso que era pediatría, habían niños llorando, estaban muy mal, mamás tratando de calmar los dolores, filas de espera.

Usaron un ascensor. Tails vio a Miles agarrando con fuerza los barrotes cuando iniciaron el recorrido.

El menor de los Prower ya estaba acostumbrado al elevador, así que no le resultó molesto, y menos cuando parecía que su hermano iba a entrar en pánico, solo le dio risa.

Risa que desapareció cuando Scourge le dirigió la mirada.

Caminaron por varios pasillos, Tails intentó memorizar las secciones, algunas zonas se veían alegres, incluso vio a un payaso en medio de muchos niños. Tails recordó haber visto uno durante su estadía en un centro de salud.

—Scourge. —Una mujer abrazó al mayor casi de inmediato cuando doblaron la esquina.

—Miles.

Un hombre lo abrazó repentinamente, Tails intentó apartarlo un poco, sentía que se estaba ahogando y no tenía idea de quién era.

—Yo soy Miles. —Se hizo notar su hermano luego de unos segundos.

Ambos señores se alejaron cuando una joven pidió su presencia cerca de las puertas abatibles. Tails miró a todas partes buscando con qué entretenerse, hasta que su hermano lo sacudió de sorpresa.

—Son mis suegros, ¿tienes que poner esa cara rara? —le preguntó, se veía asustado y Tails no pudo descifrar si era por el elevador o por lo que estaba pasando—. Cálmate.

—Yo estoy calmado, tú no.

—No te lo dije a ti. —El azabache lo fulminó con la mirada—. Al papá de Scourge sí trátalo como quieras, pero a Alena, no.

Scourge se veía mal, todos se veían mal, era un ambiente de demasiada tensión, demasiada tensión a veces significa neuronas que no piensan lo mismo y buscan lo divertido para relajarse.

Tails iba a sonreír, pero desechó la idea porque nada se veía con colores en esta parte del hospital. Miró el objeto entre sus manos y lo sacudió un poco.

En un momento apareció alguien que irradiaba experiencia, Miles lo jaló para que escuchara lo que tuviera que decir, pero Tails aún no sabía que era exactamente lo que ocurrió, así que tampoco entendió lo que el profesional dijo:

—Necesita un corazón. No garantizo que viva esta noche, y lo lamento mucho, pero no se ha medicado, ha faltado demasiado a lo que se le indicó, no va a soportar, incluso si el corazón llegara, está demasiado delicado para que pueda realizarse una operación, el riesgo es demasiado alto. Está dependiendo de una máquina, ¿cómo permitieron que llegara a ese punto? ¿Cuánto tiempo estuvo así? Perdonen mi opinión personal, pero no veo cómo es que una persona que no pudo hacer algo tan simple pueda tratar con algo más delicado.

—Sí se ha medicado, tiene esa cosa... —Alena frotó su muñeca, estaba temblando demasiado.

Tails recordó el reloj-alarma que Sonic portaba, el que dejó de llevar porque no lo necesitaba.

—No lo llevaba.

—Tails, cállate —le susurró su sosias.

—Es que no lo llevaba —reiteró el menor.

—Tiene todo, algo falló, tal vez ya no le hacía efecto, ¿no? Avanzó demasiado, mi hijo no habría dejado eso, siempre le recordaba que...

—Señora, no se ha medicado, no hay ningún rastro de lo que se le dio, nada. Él ya es mayor, esa gran irresponsabilidad le va a costar, creí que lo estaban supervisando, ¿por qué no las tomó, entonces?

—¿Classic ya es mayor? —Tails inclinó ligeramente la cabeza y esperó una respuesta por parte de Miles, quien solo rodó los ojos y pisó una de sus colas con rudeza.

—Te dije que le dijeras, sabes que es despistado. —El papá de Sonic, Jules, suspiró pesadamente luego de dejarse caer en una de las sillas.

—¡Yo lo hice! Estuve pendiente cada maldito segundo desde estúpido día —respondió Alena. Tails la vio tan exaltada que el acercamiento que dio hacia su esposo se vio peligroso, no sabía si iba a golpearlo o intentaba intimidarlo—. Tú no, así que no estás en condiciones de pedir nada.

Tails se sintió mal, y más porque parecía que estaba estorbando. Alena volvió a llorar y esta vez caminó hacia Scourge. El menor habría rogado por ver la reacción de Miles ante una acción afectiva tan repentinamente, pero no parecía el momento de pensar en cosas de ese tipo.

Tails había sentido eso antes, solo una vez se echó a llorar en los brazos de alguien, y fue porque la habitación estaba oscura y era muy difícil ver entre tanta gente. Aquella fue la única vez que bebió algo con alcohol, ni siquiera por voluntad, sino porque se confundió de vaso; el efecto de esa bebida hizo que olvidara a la persona que se puso rígida al tenerlo cerca, y menos mal, Tails no habría vuelto a salir a la calle si tenía una idea de quién lo vio en ese estado. Sin embargo, se había sentido bien; su hermano le dijo que comenzó a hablar incoherencias, sobre querer quedar "preñado" de su salvador, además de intentar terminar una botella en pocos segundos y dejarlo en ridículo.

—¿Qué es eso?

Tails miró su lado, Jules estaba sentado cerca de él. Prower miró su antiguo lugar y notó que la señora Alena se encontraba ahí, quizá quería evitar más reprimendas.

—¿Esto? —El zorro miró el bolso en sus brazos. Podía decir que eran las cosas de su irresponsable hijo, ¿no?

—¿Eres su hermano? —preguntó mirando donde Miles hacía sonar la suela de su zapato al pisar repetidamente con impaciencia.

—Sí, también soy un Prower. —Tails extendió una mano en forma de saludo, el erizo lo miró directamente un momento y luego a lo que le estaba ofreciendo. Iba a retirarse, pero Jules le dio un puño suave.

—¿Por qué estás aquí?

No mentiría.

—Por Scourge, es que...

No mentiría después, ahora no era capaz de decirle la verdadera razón porque él tampoco la sabía.

—¿Él? —Jules miró a su mayor hijo y chasqueó los dedos para llamar su atención—. Oye, tú, ¡promiscuo!

Miles giró, y lo hizo molesto, Tails lograba leer sus pensamientos y "matar al suegro" era uno de ellos; su pareja, por el contrario, solo movió una de sus orejas en su dirección, pero no hizo más y tomó la mano de Miles para calmarlo, Miles lo miró asqueado y se alejó bruscamente.

—Eres el amor platónico de mi otro hijo, ¿no?

Quedaban Sonic, Amy y Classic. Amy era mujer, así que descartada; Classic era un bebé, así que descartado; Sonic parecía guardar sus emociones para sí mismo, pero Tails lo vio siendo no confidente con El titiritero, así que tal vez se refería a él.

—No, no creo —respondió sonriente. Jules lo miro tan serio que Tails sintió que sabía algo sobre lo que pasó esa tarde.

—Eres el títere que tiene junto a sus girasoles, también la marioneta que siempre lleva consigo. Una vez vi esa obra...

Qué bien, ahora seré el hazmerreír de mi propio suegro.

Tails sonrió aún más por el pensamiento reciente, se sintió cálido y se oyó bien.

Esta familia era rara, no parecía que se llevaran bien, como en la suya. Sonic representó algunas cosas en su teatro de marionetas que bien pueden hablar sobre su vida personal, ejemplo, la confianza que mantiene con su hermana, su intento de cortejar a Tails, lo metiche que podía ser Miles, la relación que tiene con su padre y el ego que debe llevar para haber elegido ser un príncipe bien detallado y no como los demás personajes, a excepción de Tails.

Más aún, representó cosas que Tails guardaba para sí, temas de su familia, ¿le pudo sacar tanta información solo viéndolo en el garaje? Tal vez era una suerte no tener balcón, si pudo adivinar todo eso con un par de veces, estaba seguro de que podía saber más si se encontraban seguido.

Tails no apreciaba para nada que lo priven de todo. Ah, claro, que sus hermanos salgan a donde quieran, pero Tails se queda en casa, ¿por qué? No importa, solo que se quede.

Que haya permitido su salida a trabajar para Scourge o en el centro, con Silver, fue un milagro; la simple acción de ir a la universidad ya lo era.

Un silbido largo lo sacó de sus cavilaciones. Jules había vuelto a llamar a Scourge, quien esta vez sí giró y le preguntó, con palabras diferentes, qué rayos era lo que quería.

El erizo mayor señaló a Tails, Tails miró a Miles y Miles bufó antes de golpear a Scourge y caminar hacia el ascensor, donde no dejó que su pareja ingresara y terminó descendiendo solo.

—No me agrada tu hermano, ninguna antigua novia de Scourge, en realidad, ¿te vas a quedar parado o te sentarás? –manifestó de forma fresca, la escena había sido divertida para él, pero no para Alena, la cual se mostró enojada por lo ocurrido—. ¿Qué tienes ahí?

—Cosas —respondió, pero se corrigió rápidamente por su vaguedad—. Creo que le pertenecían a Sonic.

—¿Puedo ver?

—No —negó incluso con la cabeza.

—No me vuelvas a molestar, la próxima vez que lo hagas... te mataré —habló en voz alta el erizo verde. Caminó directo hacia ellos.

—Estoy seguro de que sería muy difícil para ti. —Jules se levantó y giró hacia su hijo. Scourge no era más pequeño que él, Tails estaba casi seguro de que podrían asesinarse entre ellos si lo quisieran.

—Para mí no, la única razón por la que no lo hice antes fue para ver tu cara de decepción cuando tu hijo más querido fuese a quedar incapacitado.

—Aun si no despierta, no eres algo de lo que yo pueda sentirme orgulloso.

—No me importa lo que pienses de mí, solo deja de meterte en mis asuntos, ¿o quieres que haya un doble funeral?

—Intentaste matar a tu hermano.

Alena miró en su dirección por lo que dijo su esposo, Tails vio la escena con incierto, ella se acercó y alejó a Scourge de Jules.

—Habría sido un gusto.

—¡Scourge! —La mayor lo jaló de una de sus púas para luego tomarlo de los hombros y sacudirlo—. ¿Tú hiciste eso?

El erizo vio a Tails, pero no dijo nada. Se negó a responder por más que su madre insistía, aunque sea que le diga una mentira, ella no iba a dejar de quererlo por más que haya atentado contra Sonic.

—¡Fue por mí!

Todos giraron hacia el menor. Scourge estuvo tan tentado a golpearlo que, de hecho, si levantó una mano para hacerlo, pero se contuvo cuando la señora Alena caminó hacia el menor al reconocer lo que llevaba en sus brazos.

Tails miró entre la eriza y el bolso, contuvo la respiración cuando tomó el objeto.

—No sabía que estaba mal, ni siquiera sabía...

Nunca había recibido un golpe, la mayoría se los ganaba Miles y era por razones extremas. Colocó ambas manos en la mejilla afectaba, se encogió un poco creyendo que Alena lo volvería a hacer.

—¡No quiero ver a ningún Prower en mi vida! ¡También va para ti! —señaló a Scourge y volvió a Tails—. ¡Fuera!

Si Jules no abrazaba a la eriza, Tails estaba seguro de que esa segunda bofetada le habría dolido más. El menor iba a decir algo, pero la disculpa se perdió en algún lugar de la comprensión, por fin logró entender qué era lo que estaba pasando. Su vista se nubló, nadie le permitiría volver, es posible que mereciera eso, estaba tan acostumbrado a no tener a alguien cercano que tampoco le importó que Sonic quisiera algo con él, no era su prioridad.

—Lo siento. —Tails caminó hacia el final del pasillo, esperó que el ascensor llegara para volver a casa. Se sentía abatido.

De la nada, parte de sus antiguos recuerdos lo golpearon, no hubo un verdadero estímulo. El más representativo fue uno donde, gracias a Miles, terminaron juntos en un vagón de montaña rusa. Ese evento era reciente, no tan cercano, pero debía ser de casi dos años atrás, porque su hermano mayor todavía estaba con ellos.

Tails no había querido subir, Miles lo empujó y amenazó con desactivar la seguridad de ese asiento si intentaba zafarse. Scourge fue un poco más lejos, el menor se sintió muy incómodo.

—Si intentas salir... Él te besará. —Había señalado a Tails, Sonic miró a Tails y reaccionó como si hubiera visto un fantasma.

Antes de que todo comenzara a moverse, Tails pudo ver como los mayores se empujaban entre ellos, el resultado fue que Miles terminó en el suelo y Scourge corrió hacia otra parte.

Sin embargo, Tails lo había olvidado.

Eso se debe al incidente que ocurrió después, donde Tails terminó yendo a una clínica porque un gran tonto (llamado Scourge, pero esto no es relevante) lo golpeó con un bate debido a que no notó que el zorro se encontraba detrás de él.

La segunda evocación fue una más ridícula. La Navidad pasada, y lo pudo saber porque Miles le dijo "feliz día del virgen", Tails fue enviado a recoger una caja en el local que quedaba a una cuadra de su casa. Sonic había llegado al mismo lugar, le cedió su lugar, pero el vulpino se negó y permaneció sonriendo.

Sonic le había preguntado cosas sin sentido, sus propias respuestas novedosas le habían dado gracia.

Sonic esperó al zorro, ambos tenían cosas igual de pesadas, el erizo comentó que esperaba que algo ahí valiera la pena, porque en la anterior fiesta no le dejaron nada para comer. Tails le preguntó algo relacionado al horno,pero Sonic había escuchado otra cosa y le recomendó una página que si Tails,ingenuamente, hubiera buscado, habría quedado con traumas.

Y eso tampoco lo recordaba porque, cuando llegó a casa, su hermano lo recibió con "nieve" en la cabeza. Es decir, es el sur de América, la nieve está en sueños, Miles le había echado un bloque de hielo de la nevera.

El problema general era que, cada vez que veía a Sonic, siempre sucedía un evento que provocaba que lo olvidara. Así que, cada vez que se encontraba con él, no lo recordaba, mientras que el cobalto debía adaptarse a las nuevas circunstancias, siempre sin una segunda vez, pero siempre como su primer encuentro.

—Va a estar bien —aseguró al estar a unos pasos de su residencia, una de sus manos levantada en un puño—. Debe estar bien, no me quiero quedar solo toda la vida, si se da el lujo de dejarme, iré a buscarlo a donde sea que haya ido, Miles no será el único Prower comprometido de aquí a un par de años.

Iba a tocar, pero notó que la puerta estaba entreabierta. Tails ingresó con cautela, las orejas bajas y las colas revoloteando de manera silenciosa.

—¿Dónde estabas?

El menor saltó ante la presencia de su madre en medio de la sala. Buscó una excusa, tartamudeó entre tanto.

—Con Silver —dijo finalmente. Rosemary levantó una ceja y le ordenó cerrar la puerta.

—¿Ah, sí? Sube.

—Pero...

—¡Sube! Te he dicho que no te acercaras nunca a esa familia, estoy cansada de ustedes dos, estúpidas estrellas, ninguno puede obedecerme, siempre les doy la libertad que no debería ofrecer y terminan traicionando esa confianza —reprochó mientras jalaba de las colas al menor, subió las escaleras ignorando los esfuerzos de Tails por zafarse de su agarre—. ¡Basta! Si no puedo hacer que me obedezcan con esa falta de restricciones, ahora lo harán donde siempre tenían que estar, yo sabía que nunca debían salir.

Rosemary Prower abrió la puerta de la habitación de Tails y lo obligó a permanecer dentro. La puerta se trabó por fuera, impidiendo que el menor pudiera salir.

—¡Tails! ¡Sé útil por una vez en tu vida y busca tu balcón! ¡Es el único que no está cerrado!

—¿Miles? —El menor se pegó a la puerta.

—No, tu pobre espíritu traicionero, ¡apúrate!

—No te entiendo nada, quiero dormir...

—¡Yo te haré dormir para siempre si no me haces caso!

Tails bufó y le pidió que continuara.

—Busca tu balcón, mamá cerró el mío y no sé cómo, les dije que nunca ingresaran a mi cuarto.

—Yo no tengo balcón, eres el único con privilegio —dijo en medio de un bostezo—. Miles estoy...

—¡Muerto si no sales!

—Escucha, no tengo balcón, no hay, solo tengo la ventana...

Tails notó que la ventaba tenía un gran metal obstruyéndolo. Maravilloso.

—¿No quieres ver a tu príncipe azul?

A Tails no le molestó la referencia, pero tampoco fue tan agradable; sin embargo, se encontró sonriendo tontamente.

—Sonic está mal —espetó recostado en su pared.

—¡Claro que está mal! —Miles pateó su puerta, por milésima vez, para lograr que, al menos, se rompiera, pero solo volvió a caer al suelo—. Tails bloquea tu puerta, usa una silla —mandó cuando escuchó los pasos de su madre acercándose.

Tails sintió cierto temor en la voz de su mayor, por lo que se apresuró en seguir esa orden. Miró a su alrededor, además de la tonta ventana, no había nada que indicara que tenía un "nuevo mundo".

—¡No veo nada! —le gritó a su hermano.

—¡Está detrás de tu estantería! Tails, solo es madera, no ladrillos, supongo que no debe ser tan difícil romperlo.

—Pero...

—¡Pero nada!

Tails retiró los libros que tenía, miraba atrás repetidas veces, ¿por qué siempre era el último en enterarse de lo que estaba pasando?

—¡La bruja me quitó el celular!

—No le digas así a mamá —murmuró. Tenía tantas cosas ahí, ¿no podían intentarlo mañana? Tails tendría más energía y todo estaría mejor—. ¿Esto es una broma? —preguntó mientras colocaba, cuidadosamente, sus cuadernos en una fila.

—¡Tails! ¡Voy a matarte si estás siendo delicado!

El menor lo ignoró y continuó a su modo, hasta que alguien intentó ingresar a su alcoba.

—¿Mamá?

—Tails, abre.

—¡No, no! ¡Tails sigue! —Miles volvió a patear su puerta.

—¡Tails! Abre la puerta.

El vulpino escuchaba entre su progenitora y su consanguíneo, ambos podían tener la razón: Miles solo estaba pensando en sí mismo otra vez, su madre nunca haría algo para lastimarlo.

Tails, no la escuches.

El menor miró a su lado derecho, esa voz sonó como Miles, pero no era Miles porque él continuaba gritando del otro lado.

Ella te privó de muchas cosas antes, que no lo vuelva a hacer.

Lucharía contra las alucinaciones luego, por ahora, debía encontrar ese balcón.

Tails retiró los cajones enteros, no valía ponerse a sacar detalle por detalle. Movió el estante con un gran esfuerzo, incluso sin cosas, seguía siendo terriblemente pesado. Sus colas no podían servir para ese gran trabajo, pero debía hacer lo que pudiera, y logró más cuando lo hizo con su espalda, eso era algo que aprendió jugando con sus hermanos.

Lo empujó solo hasta lo que la pared opuesta permitió, si el balcón quedaba más a la izquierda, ese sería un gran problema.

Tails pegó su rostro a la pared a su delante y tocó, sonó vacío, en verdad era solo madera y era una que se podía quebrar con solo una patada.

Dio una, pero no funcionó, solo sirvió para hacerlo temblar hasta en sus memorias.

Bien, eso no iba a servir, terminaría desmayándose en la tercera que diera.

—Es que hay algo detrás, es fuerte —dijo. Escuchó a Miles quejándose de frustración.

—¡Es la puerta!

—Ah, cierto.

Tails tomó la vara con la que casi lo mata Miles una vez y golpeó con fuerza la pared. Para su sorpresa, traspasó hasta más allá.

—Rompí la ventana de mi puerta —susurró aturdido—. No importa, Tails, tú puedes.

Continuó usando la inocente vara de metal hasta que la madera quedó empobrecida, fue fácil retirarla. Si bien no era perfecto, el espacio era suficiente para que pudiera atravesar. Sin embargo, Tails había visto esa parte de su casa antes, y detrás de esa puerta no debe haber nada, ¿cómo esperaba Miles que saliera?

Rosemary continuó forcejeando con la entrada de su habitación. Tails giró la manija y la puerta del "balcón" se abrió para dentro, eso facilitó romper la madera que seguía.

—¡Tails! ¡Vuela al cuarto de Scourge! Yo tengo la llave...

—¡¿Ah?! No quiero —se quejó.

—Decía... Mejor a mi balcón, date prisa, la bruja ya me escuchó.

Tails volvió a intentar romper ese pedazo con una patada y, esta vez, casi se va directo al vacío. Recordó haber sentido el miedo a caer desde esa altura.

El menor no estaba acostumbrado a usar sus colas con la finalidad de hacer algo anormal, como los demás dirían, pero la situación lo requería, y el miedo que tenía lo llevó a desear ver a su hermano.

Sucedió que fue más fácil dirigirse al de Scourge que al de Miles, así que fue allí primero.

¿El balcón de su hermano y el de su cuñado eran tan cercanos? Ahora ya no le sorprendía que siempre escuchara al erizo en el cuarto de su sosias.

Tails notó que el motivo por el cual Miles no podía salir era que alguien amarró la manija de fuera con una de las barandillas de mármol, solo bastaba desatar cualquiera de los nudos y listo.

—¡Sí pude! —exclamó cuando abrió la puerta de su hermano. Miles salió tan rápido como pudo y volvió a bloquear la puerta.

—Supongo que estuvo bien para tu primera vez tratando de escapar. Ven.

—Se dice gracias —musitó el menor.

—Scourge siempre deja esta puerta abierta —comentó cuando aterrizaron en el balcón de su pareja.

—¿Y para qué la llave?

—Para la otra puerta, obvio —Miles caminó por el cuarto de su pareja con tanta familiaridad, incluso se dio el tiempo de recoger algo y dejarlo sobre un escritorio—. Luego cree que soy el culpable de la desaparición de sus cosas, mejor dicho, tiene bases, pero que lo haya hecho una vez no significa que lo vuelva a hacer.

Salieron por la puerta interior a un pasillo más o menos largo. Tails escuchó a su hermano colocando el seguro y también hizo lo mismo con la puerta del cuarto al frente.

—Ese es de tu príncipe azul, ¿quieres rebuscar? —preguntó con picardía. Tails prefirió ignorarlo y avanzar por el corredor.

—Tenemos que avisarle a Amy, la loca puede venir acá. —Miles bajó corriendo las escaleras, Tails rogó para que no cayera. La casa era tranquila, tenía girasoles en todas partes. Descendió y miró la puerta del jardín al que Sonic lo llevó la no primera vez que se vieron.

Alguien lo abrazó. Tails se puso rígido y esperó que fuera Miles, pero vio que lo habían rodeado brazos rosa y todos los Prower eran de otro color.

—Yo soy Miles —dijo su hermano. El alguien que lo abrazó también lo empujó y se fue a otra parte.

—¿Por qué estás aquí? Scourge dice que no estás muy bien, ¿quieres hablar sobre eso?

—No por ahora, Amy, tal vez después, ¿y Classic? —Miles caminó hacia Tails y lo enderezó.

Un niño llegó corriendo directo a las faldas de la eriza. El menor Prower notó que ese era el menor de todos los hermanos en esa casa.

—Mi madre está loca, ¿esa es la única entrada a tu casa? —preguntó dirigiéndose a la puerta principal para asegurarla.

—Además de las ventanas y la del huerto, sí. Las cerraré enseguida, Classic, quédate con Miles.

Classic se dirigió a Tails y agarró una de sus colas con fuerza.

—Yo soy Miles. —Se oyó la voz agotada del mayor.

Amy llegó al cabo de unos minutos. Miles jaló a Tails consigo, quizá los quería presentar, porque Tails nunca la había visto, pero ella lo observó y frunció el ceño.

Un claxon sonó casi de inmediato, Miles miró a través de la ventana y se hizo un espectáculo. Amy vio todo con ojos soñadores, pero Tails lo vio con rareza y Classic puso la misma cara.

Miles y Scourge se estaban yendo. El menor reaccionó y preguntó si lo llevarían, pero Miles le dijo que se quedara.

—Eres la razón por la que mi hermano está así —espetó Amy cuando reinó el silencio.

—Nunca le dije que muriera para que lo quiera.

—Eres un inconsciente, no puedo creer cómo se enamoró de alguien como tú. Lo suyo no parece amor.

Tails miró a su lado, donde Classic todavía tenía su cola y no parecía tener la intención de soltarla, le sonrió sutilmente.

—Así funciona, es impredecible. ¿Sabes dónde está Sonic? No sé el nombre del hospital, no llegaré fácilmente, no recuerdo la ruta.

—No te importó antes, no te importará ahora, ¿sabes qué parece? Que solo tienes lástima, lo quieres por lástima. No dejaré que continúes con eso, no sé dónde está y, aunque lo supiera, no te lo diría. Él no llegó aquí, se desvaneció delante de mí, allá, ni siquiera en la puerta, ¿tú dónde estabas? Si yo no salía para mimar una flor, ni lo notaba. —Cruzó los brazos, estaba al borde de llorar, pero no lo hizo y mordió su labio inferior para evitarlo.

Classic jaló su cola débilmente y lo llamó con su mano para que se agachara. Tails se arrodilló y el menor le entregó una boleta.

—Fueron allí —susurró.

—Gracias —respondió el menor—. Voy a salir —informó, Amy no reaccionó, aunque parecía tentada a hacerlo.

Tails salió de la casa, pero caminó hacia el lado opuesto para evitar pasar por delante de su casa. Se sintió solo, esa situación le parecía muy irreal, en algún momento volvería a su casa y sus papás estarían enojados.

La voz tenía más poder, realmente no dejaría que lo privaran de algo más. 


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¡Buenas nocheeeeees! Pasé tanto tiempo sin subir nuevo capítulo, perdón, aaah. 

Si no me equivoco, ¡antepenúltimo capítulo! Recuerdo que siempre peleaba mentalmente por cómo debía ser el final xdxd, todavía lo hago :c.

Muchas gracias por leer <33

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