Capítulo 10: Relatos


—Tails, mira. 

Miles estaba recostado sobre la mesa de la cocina, Tails se encontraba cenando delante de él, cuidando que el mayor no soltara lo que sea que tuviera en su sopa.

Levantó la mirada sin ánimo. Miles le mostró un anillo de plata con forma de corona, tenía una piedra preciosa en el centro, era pequeña, pero llamaba la atención.

—¿Ya te irás? —preguntó con apatía, cierta envidia—. Qué bien —sonrió un momento y luego volvió a su semblante serio.

—No, idiota, Scourge la robó para mí —explicó mientras lo observaba con atención—. ¿Qué pasó?

—No sé a qué te refieres.

Tails miró el plato a su delante unos segundos y suspiró al no encontrarle gracia, se levantó y llevó la sopa sin terminar a la encimera, se dirigió a la sala para recoger el bolso que arrojó al suelo cuando llegó y subió a su habitación a paso rápido para evitar cualquier interrogatorio por parte de su hermano.

Al ingresar a su alcoba, el bolso volvió al suelo. Tails cerró la puerta y se dirigió al objeto que acababa de soltar para retirar la marioneta y encerrarla en un cajón en el que se encontraban todas las cosas de las que se desharía algún día.

—No sé quién eres —murmuró y repitió mientras sacaba al príncipe Sonic—. No sé quién eres, no te conozco; estarás aquí hasta que yo tenga el tiempo de tirarte a la basura.

El menor forcejeó con el cajón un largo rato, se vio en la obligación de dejar la marioneta a un lado. Cuando lo logró abrir, notó que estaba lleno.

Esa parte del escritorio era el único en el que el polvo se acumuló, solo una nota lucía impecable.

—Esto... —susurró al tomarla—, estaba en mi ventana hace días.

Tails caminó hacia su cama y se recostó para leerla. No tenía una lámpara, pero la iluminación ya era buena.

El príncipe puede esperar, esto parece mucho —pensó antes de dar un bostezo. Sus ojos amanecerían hinchados de tanto llorar, pero era algo que se podía ocultar con una sonrisa y un invento que lo mantendría concentrado—. Muy bien. Esto dice...


Lindo Tails:

¡Seguí tu consejo! Te amo mucho como para molestarte. Usé una balanza, Amy me la prestó, la conocerás algún día, es muy creativa, es mi hermana menor y le gusta El titiritero, pero ni ella ni nadie saben lo que voy a hacer.

En un lado estuvo la felicidad de algunos niños y lo divertido que me resulta manejar a mis creaciones (una pluma), por otra parte, te puse a ti <3 (un ladrillo).

Obviamente ganaste, no sé por qué me tomé la molestia. Terminaré la obra y desapareceré de tu vida, pero aún puedes mentir y decirme que no quieres que pase, ¿bien? =D, tienes estos días, lamento que sean pocos, no duraré mucho sin mis medicamentos, los que te dejé en tu ventana, y también lamento que no sea algo "ético", te quiero mucho y me quieres lejos de tu vida, nada me haría más feliz que verte y hacerte feliz =D, espero que comiences a sonreír, me enterrarán en algún lugar, no lo sé, mi mamá se niega a decirme dónde.

No es correcto que le haga esto, pero siento que la alegré todo lo que pude, pero a ti no, noté que no podré estar contigo el tiempo que me hubiera gustado, tuvimos que empezar desde cero cuando conocía todo de ti y tú no sabías nada de mí : (

Y sobre las pastillas y esas cosas, puedes botarlas, solo quería darte una prueba de que dejaré todo lo que me mantenía con vida por tu felicidad =D

Espero no levantar sospechas, trato de no sonreír mientras te escribo, me es muy complicado.

Gracias por todo.


—Sonic... —Tails se levantó sin entender lo que había leído, ¿cuáles medicamentos? Él solo encontró la nota, no vio más.

—¡Miles Prower!

El menor giró hacia su puerta. Miles no solía llamarlo por su nombre a menos que quisiera molestarlo o fuera necesario porque iba a confrontarlo. Rogó para que sea lo primero.

Tails bajó a la sala, encontró a su hermano parado frente a la puerta de la residencia, tenía su teléfono en la mano y se veía más afligido que molesto, pero realmente sonó enojado.

¿Sonic creyó que era boticario? Dejando de lado la vista de su tocayo, se aseguraría de encontrar lo que no logró ver al recoger esa carta.

—¿Qué pasó? —consultó, se acercó al mayor para que le comunicara la razón de su llamado, pero el azabache parecía quedarse sin voz cuando estaba a punto de reprenderlo.

—Ven. —Miles lo tomó de la mano y se lo llevó a rastras hacia la cocina. Ingresaron y se aseguró de cerrar las cortinas y ventanas. Tails lo vio con cierta curiosidad, ¿volvió a terminar con su pareja? Desde hace dos años que eso no ocurre; no, tal vez desaprobó un curso—. Eres egoísta, creí que eras inteligente.

Se sorprendió. La voz de su hermano tembló cuando le dirigió la palabra, él se había apoyado en la encimera y no había volteado para nada, Tails jamás lo vio dándole la espalda a alguien cuando se trataba de menospreciar o discutir.

—Miles. —Caminó hacia su tocayo con lentitud, tratando de no llegar tan rápido, tratando de averiguar qué le estaba pasando sin que se lo dijera directamente.

—A él le pasó lo mismo, yo estuve ahí cuando pasó, ¡a ti no te importó! ¡No te importó como tampoco te importa lo que le está pasando al tonto de Sonic! Y debes saber, Tails, que si vuelvo a ir a un funeral, será solo al tuyo, y no lloraré ese día.

Aseguró, mas, al sentir el leve toque de Tails, volteó y lo abrazó como no ocurría hace muchísimo tiempo.

—¿Qué pasó? —Intentó saber el menor.

La puerta de la casa sonó. Miles empujó a Tails lejos de él y se dirigió a la sala.

—No abras, no importa —ordenó mientras subía a su habitación—. No hagas nada.

—Miles, pero no puedes dejarlo así —murmuró. La puerta siguió sonando, ya no de forma cortés.

—¡Miles!

Tails vio a su hermano correr hacia la puerta para abrirle a su pareja cuando oyó que gritó su nombre. Deseó no portarse así nunca, lo más incómodo fue quedar como espectador de lo que Scourge y su tocayo estaban haciendo. Sonrió al recordar las tres clases de violín a las que asistió.

—Creo que no debo estar aquí, por lo que saldré y no...

—Tails. —El erizo se dirigió a él, tan intimidante que el zorro retrocedía por cada paso que el mayor daba—. ¿Vas a ir? —le preguntó al otro vulpino sin quitarle la vista. Tails comenzó a rogar para que se fueran de una vez, no se sentía cómodo y fue un día terrible, estuvo tentando a decir: "Quiero irme a llorar toda la noche, pero primero necesito que no estén aquí".

—Claro que iré, ¿cómo están tus hermanos?

—Yo iré primero, tengo que salir ahora, vendré después por ti. —Scourge se alejó del menor, no le estaba hablando al pobre Tails, pero este lo sintió como si hubiera ocurrido y el alivio se apoderó de él cuando el erizo caminó hacia su hermano—. Papá no pudo hablarme, está conmocionado. No logré ver a Amy, no quiero decirle nada —Besó una de las orejas de Miles antes de retirarse.

—Miles, ¿qué pasó? Me están asustando —dijo mientras se acercaba para cerrar la puerta, un desagradable escalofrío pasó por su espalda cuando vio por última vez a Scourge.

—¡No puedes ser tan ignorante! ¿No te das cuenta de lo que pasa? Ni siquiera yo puedo ser tan indiferente, ¿me enseñas?

—No te entiendo, dime lo que ocurre sin nada más, tratas de confundirme.

—¡No trato de hacerlo! No puedo estar pasando por lo mismo, a mí no me interesa Sonic, pero creí que a ti sí, ahora sé que no y solo buscabas algo con qué pasar el tiempo. Tails, ¿ya encontraste que anotar en tu estúpido diario? Es una persona, no un objeto.

El menor de colas bajas analizó las palabras de su sosias, se llenó de desconfianza.

—¿Debería estar...? Miles, ¡somos hermanos! Todos hicimos el pacto de no fijarnos en la pareja del otro, creí que también lo tomaste en serio.

—Qué asco, ¿supones que me agrada el patético hermano de Scourge? Te dije que no me interesa —Miles dio una expresión de repudio, expresión sincera, y sacudió sus colas con fuerza—. Tails, no es por menospreciar las cosas raras que te gustan, como Sonic, pero es obvio que, cuando lo viste, tenías un grave problema de la vista. Ah, lo viste de lejos, fue eso, ¿no? Sonic es el tipo de persona que solo a alguien... —El mayor miró a su hermano como si hubiera visto un insecto y continuó—: Que solo a ti podría gustarte.

—Me gusta Sonic, es mejor que Scourge, él solo mira tus colas y nunca es serio contigo. Además... además ya no estoy hablando de él contigo, solo quiero saber qué pasa.

—¿Sabes qué hice cuando mis papás me ordenaron hacer lo mismo que te ordenaron a ti?

Tails pensó por un momento, sus padres castigaron a Miles muchas veces, una reprimenda lo llevó a terminar en otro país, pero eso no podía ser porque, en ese momento, no recordaba que estuviera tan comprometido o que se lo hubiese compartido.

—No —admitió—, somos diferentes, yo tomé una decisión y tú tomaste otra, no soy como tú, no me hubiera podido defender... La poca interacción que tuve con Sonic no es como una molesta invasión.

—Los ignoré, era mi felicidad o la suya, obviamente ganó la mía porque no iba a vivir como tú por el resto de mi vida. Tú escogiste lo que fue más fácil, no lo que te pareció correcto. No lo querías, en eso no consiste.

Miles caminó hacia uno de los sofás y se dejó caer en él cuando estuvo cerca. Tails lo vio como una invitación a unirse y tomó asiento a su lado.

—No debíamos hablar sobre esto —murmuró el mayor—. No es mi problema y no me afecta en nada, pero a ti "sí", tampoco me importas tanto como para evitar bromear con eso, pero no me gustaban los castigos como para hacerlo todo el tiempo. Antes de toda esta gran verdad al descubierto, ¿qué harás una vez que te diga todo?

—Pensar.

Miles meditó un momento: él era el único testigo que quedaba de ese día, si es que los propios protagonistas no contaban, le habían cohibido abrir la boca para hablar de eso, pero ahora era necesario y, mientras sus padres no estuvieran, podía contar con que Tails se enteraría de todo.


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—Mmm, tienes mis ojos, ¿quién los tiene?

—¡Miles! —respondió el vulpino riendo—. ¡Yo los tengo!

Amadeus acunó a su hijo mientras tarareaba una canción clásica.

El día estaba muy lindo, estaba alumbrado y no hacía tanto frío, no, no era otoño, pero tampoco era primavera. Miles estaba en el cuarto del menor de los hermanos Prower, su padre, Jules, lo encontró asomado en la ventana y lo cargó como no hacía desde que dio su primer paso.

El vulpino cerró los ojos un instante, disfrutaba de la atención y el calor paternal, las caricias en sus orejas, los mimos y la ausencia de otro ser que requiera del mismo afecto.

Ah, a toda esta tranquilidad y ambiente pacífico, ¿dónde estaba Tails?

Miles frunció el ceño, un gesto muy tierno, luego abrió los ojos y contempló el cielo por la ventana de la habitación, volvió a preguntarse por su hermano, por su ubicación. ¿Estaba jugando con Sonic? Era mediodía, puede ser.

Miles era presumido con tema y le encantaba admitirlo, fue el primero en hablar, en aprender a manejar sus dos colas, leyó un artículo de política (menos de tres párrafos de tres líneas cada uno, pero era su orgullo) y sabía el abecedario al derecho y al revés.

Tails se esforzaba por demostrar que tenía la misma capacidad. Miles y su hermano lo veían absurdo, nadie ganaba nada siendo el primero en caminar, como lo hizo el primer Miles, pero Miles sabía que su solcito solía decir eso para no hacer sentir mal al menor del trígono: a veces podía ser comprensivo y eso podía llegar a ser irritante.

Tails trataba, y trataba, y trataba, sin éxito.

El mayor de los hermanos decía que todos eran igual de listos, mas la competencia era inevitablemente inacabable.

Miles negó con la cabeza y bajó un poco la mirada. Ocurrió.

Tails habría pensado que ser el primero en algo incluía cualquier acción, y decidió ser el primero en aprender a cruzar la calle. Cuatro años y completamente solo.

Miles lo distinguió, eso no estaba bien, Tails corrió hacia la calle mirando solo a un lado, y era el lado opuesto al de donde venían los carros.

Solo lo señaló en un acto instintivo, pero luego gritó. Su padre siguió su mirada, lo dejó sobre la cómoda al lado de la ventana, dejando que vea la escena en cuestión, razón por la cual pudo presenciar lo ocurrido esa tarde.

Miles no sabría describirlo, al segundo siguiente su hermano ya no era el que sería afectado, era Sonic, tomó su lugar al empujarlo a un lado antes de que el auto lo impactara.

¿Un intento de suicidio?

No lo vio, pero el cobalto le sonrió al menor, tal vez como un despido, como si se anticipara a lo que pasaría años después, haber vivido los años que le tocarían sufrir y como si la idea de un nuevo corazón hubiera fallecido luego de hacerle entender al zorro que ese sería uno de los últimos toques que se darían.

Miles cubrió su boca en el instante en el que se oyó el golpe y los frenos forzados resonaron en toda la manzana, dio un ligero salto hacia atrás, deslizándose sobre sus rodillas. Vio a su padre corriendo hacia Tails y a una madre sin saber qué hacer.

Tails no vio nada ese día, su padre lo abrazó fuertemente y le impidió voltear cada vez que forcejeaba.

—¿Papá?

Intentó levantar la mirada, pero su progenitor la mantenía baja, estaba rígido y su respiración no se encontraba tranquila.

—¿Qué pasa con la señora Alena? ¿Por qué está gritando? ¿Qué está pasando?

Ninguna pregunta ganó respuesta. Su padre no rompió el abrazo y comenzó a murmurar que todo estaba bien, que todo estaba "bien".

-¡Voy a matarlo! ¡Voy a matarte escucha!

—¿A quién le está hablando? —consultó Tails, ya muy asustado, luego de oír a Scourge. Su padre tarareó una canción, el menor se perdió entre melodías.

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—Miles, no es gracioso. —Tails frunció el ceño y trató de encontrar palabras para confrontarlo. No halló una—. Y si lo fuera, no tiene sentido, yo no conocía a Sonic, lo vi en el centro, no me gustaba antes de eso. Además, ¿qué pasó? ¿"Sonic" murió?

—Claro que no. Es por quien llorarás esta noche y por quien lloraste esta tarde. Esto me lo contó Scourge, yo no lo sabía: Sonic nació mal, siempre estuvo mal, pero nadie tenía idea, nadie le informó a la señora Alena que su hijo tenía una enfermedad del corazón, todos se enteraron luego del accidente. Sonic dejó muchas cosas, y, bueno, a ti no te importa —culminó con desdén mientras inspeccionaba las púas en su muñeca.

—Pero fue bueno, ¿no? Si no ocurría, nadie se enteraba.

Miles giró, indignado y sorprendido, ante las palabras de su hermano menor.

—¿Qué tan estúpido debes ser? ¿Acaso tu accidente afectó su sistema límbico? Sonic casi muere ese día por ti y tú se lo agradeciste con tus malas decisiones. Mientras tú pensabas en la basura del garaje, Sonic pensaba en qué podía hacer para volver a hablarte, Scourge le presentó hasta a sus amigas y el imbécil seguía enamorado de ti.

—No recuerdo nada de eso —comentó—. Esto se volvió incómodo, creo que Scourge te dijo que vendría por ti, yo esperaré a que mis padres regresen —expuso mientras se levantaba, Miles lo jaló de regreso al sofá.

—Manipulación.

Tails sintió un pequeño shock. Alejó la mano de Miles de su hombro y lo miró confundido.

—¿Vas a dejar Derecho? La parapsicología también...

—¡No! Eso te pasó a ti, y amnesia retrógrada. Después del accidente de Sonic, olvidaste todo lo que ocurrió antes de tu caída, solo recordabas nuevos eventos, incluso aposté a que, si te empujaba desde un edificio de cinco pisos, o morías o recordabas. Mamá te forzó a olvidar.

—Eso no es bueno —murmuró el menor.

—Tus decisiones tontas tampoco, te salvaste de algo para que luego vuelvas a lo mismo. Todo fue mentira, claro que recordabas a Sonic, pero mamá te hizo creer que no, te manipuló a ti y nos obligó a mentir por ella. Tails, fue eso. Si luego de lo que le pasó a Sonic, ella te hubiera dejado verlo, no habrías caído.

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Tails no entendía nada. Rosemary le prohibió volver a ver a Sonic, había pasado más de una semana desde el incidente en la calle, ¿cuánto tiempo iba a estar molesta?

—Quiero ir a la casa de Sonic, mamá, ¿puedo? —preguntó débilmente, temeroso ante la respuesta que estaba casi seguro que escucharía.

—¡No!

Lo intentó. Tails corrió a su habitación y sacó, de un cajón, un títere; este tenía la apariencia de Sonic, pero se veía más como un príncipe o un caballero medieval, llevaba una capa que lo hacía resaltar.

—Eres un príncipe; tú igual —dijo mientras retiraba al otro títere, este tenía su apariencia, aunque Tails, durante la fabricación, dudó mucho en su vestimenta.

Este príncipe estaba basado en él, pero llevaba un vestido.

Llegó a la conclusión, luego de oír la historia de sus padres, que se quería casar con Sonic, sin embargo, no sabía si a sus papás les gustaría verlo con su mejor amigo, así que le colocó un vestido amarillo y una corona para que parezca una princesa. De esta forma, solo él sabría que se trata de sí mismo y sus padres podrían pensar que se trata de otra persona.

Tails miró con resentimiento la puerta de su habitación. No le permitían salir, pero Sonic debía ver lo que hizo para él.

El menor llevó una tabla de poco ancho del garaje a su cuarto, le serviría como un puente y no solo visitaría a Sonic y le contaría lo que pasó hace días, sino que le daría el títere que hizo para él, Tails tendría al príncipe Sonic y Sonic tendría al príncipe Tails, así se recordarían mutuamente.

Además, tendrían una mejora. Tails le confesó al cobalto que deseaba hacer un espectáculo de marionetas; Sonic le dijo que él ayudaría con la ambientación; Scourge se negó a participar; su hermano mayor prometió dibujar todo lo que ocurriera, escena tras escena; Miles fue muy duro, pero accedió a grabar.

Lanzó con fuerza el títere, este sí pudo llegar al balcón del cobalto, incluso golpeó la puerta.

—Voy —susurró al mismo tiempo que subía, con cuidado, a la tabla. Tembló un poco, pero no pesaba mucho, no se iba a partir, de lo contrario, serían tres metros muy dolorosos.

Por cada paso que daba, deseó haber aprendido a usar sus colas.

Quedaba un metro para alcanzar el balcón del cobalto, ¡estaba cerca! Muy cerca, de hecho, ¿estaría alguien viéndolo?

Tails miró a la derecha y a la izquierda, cuando se enderezó, un ave voló a pocos centímetros de su rostro, obligándolo a retroceder. El menor cayó de espaldas en la tabla, está tembló terriblemente, pensó que caería.

Prower comenzó a sollozar, seguía en el aire y aparentemente a salvo, ¿pero por cuánto tiempo?

Tartamudeó el nombre de su madre, pero ella solo le daría una reprimenda y comenzaría a gritarle palabras hirientes, por lo que descartó la idea de pedir su ayuda.

—Está bien —susurró con seguridad. Comenzó a levantarse, o lo intento, mas cada movimiento le daba un escalofrío inmenso—. Son tres metros, podrían ser cuatro.

Tails trató de arrastrarse hasta el balcón que le resultaba más cercano: el de Sonic.

No dejó de pensar en que tenía una anécdota más que contar, una que sería imposible de olvidar. Sonic podía reírse y Tails también lo haría, no pensó que llegaría a ese punto. De hecho, habría sido más seguro salir por la ventana de la cocina y entrar a la casa de Sonic por el jardín de atrás.

El menor trataba de aguantar la respiración mientras continuaba, pensaba que podía evitar más riesgos así.

Siguió en armonía hasta que su mano se colocó encima de una de sus colas, la cual, por jalar con fuerza, lo hizo resbalar y volver a caer de espaldas.

Si Miles no hubiera golpeado esa tabla días antes con su cabeza ya que se deslizó desde la entrada del garaje hasta el final de él debido al suelo mojado, esta se habría mantenido en perfecto estado, pero no ocurrió: tenía una rajadura; la tabla cedió y se partió.

Tails logró alertar a sus padres cuando gritó, se mantuvo unos minutos consciente, sintió frío en su cabeza y trató de tocarla para saber por qué se sentía tan extraña, pero no pudo moverse. Comenzó a tener mucho sueño de repente, estaba demasiado cansado, no luchó contra ello, oyó a sus padres exclamando cosas que él ya no podía entender, pronto se sumió en una gran oscuridad.

-

—¡Miles! —Rosemary Prower ingresó a la habitación y tomó asiendo en el borde izquierdo de la cama, desde la perspectiva de Tails. Tomó la mano de su hijo y la colocó en su regazo, acariciándolo con su pulgar y rogando para que dijera algo.

—¿Dónde estoy? —consultó ya más alarmado.

—En el hospital, cariño, llevamos aquí unos días.

Tails miró a la figura que se acercaba del lado derecho y la reconoció como su hermano, el único al que podía identificar. El menor suspiró y sonrió al sentirse en más confianza, luego se extrañó al ver a otro zorro.

—Creí que no despertarías —murmuró Miles—. ¿Todo eso pasó por culpa de Sonic? ¿Tan urgente era verlo? Te traeré un espejo para que veas lo que le pasó a tu cabeza.

—Miles, basta. —Su madre alzó la voz, provocando que Tails baje sus orejas, aunque pudo percibir algo que impedía esa acción.

—¿Qué es esto? —preguntó mientras palpaba su cabeza.

—Es complicado, solo un accidente, una pequeña intervención quirúrgica, pero ya está todo bien y conforme.

—¿Quién es él? —Señaló al vulpino desconocido, Miles tomó la mano de su gemelo y la colocó sobre el brazo de Tails.

—Es un Prower —explicó con una gran sonrisa—. ¿Lo recuerdas?

—No. —Se alejó de él y miró a Rosemary, esperaba que ella lo alejara, no se sentía cómodo y un pequeño dolor de cabeza parecía estar llegando.

—Creo que está bien. Soy tu hermano mayor —indicó mientras veía a Miles y a Tails—. No estuve contigo hasta hace dos años, tal vez por eso no me recuerdas, no viví contigo los primeros momentos de tu vida, ¿quieres saber...?

—No, ahora no, yo creí que solo Miles era mi hermano —dijo en susurro—. Tengo sueño.

—Tails, ¿por qué querías ver a Sonic? —Miles se inclinó hacia él, rozando con sus colas las frazadas—. Fue por eso que te caíste, perdón, yo no advertí que usarías la tabla vieja y con telarañas —continuó con sarcasmo—. ¿Es por la amnesia? Yo también quiero olvidar cosas —comentó mientras leía la hoja que se hallaba al pie de la cama.

—¿Sonic? Sonic, ¿dónde está él? —Tails intentó incorporarse, pero su madre colocó una mano en su pecho y lo obligó a retroceder—. ¿Qué pasa?

—¿Quién es Sonic? Nunca has conocido a alguien con ese nombre.

—¿No? —El menor sabía que lo había escuchado, estaba seguro de eso. Sí, no podía recordar su apariencia o algún indicio de que estuvo con él o de su existencia, pero sintió la necesidad de encontrarlo, así se había accidentado, ¿no? Buscándolo.

—No, debes referirte a un dibujo, algo que viste en la televisión. Sonic no existe, no permitiría que te acercaras a alguien que te haga peligrar.

—Pero lo siento real, me duele aquí. —Posó su mano sobre donde se encontraría su corazón.

—No, Tails, no existe. Solo olvídalo, lindo, olvídalo.

Los gemelos al lado de la cama se miraron sorprendidos, ¿por qué le estaba diciendo eso? El mayor ocultó el títere del príncipe Sonic detrás de su espalda, lo llevó al hospital para mostrarle, como un regalo de "gracias por sobrevivir", pero tal parece que su madre tiene otros ideales.

Siempre estuvo en contra de eso, trataba de darle indirectas sobre el erizo, Miles insistió en que obedeciera a Rosemary, pero era cruel. A comparación de Miles y él, ellos tenían amigos hasta en secundaria, pero Tails siempre pasaba desapercibido, o se escondía, la única persona con la que no se mostró evitativo fue Sonic, era su único amigo y él siempre pensó que sería así, por su cuenta no socializaba con nadie, pero Sonic era la popularidad en persona, era poco probable que no hablara con alguien más, siempre y cuando el erizo lo presentara ante su grupo de amigos.

—¡Eso no verdad! Te está mintiendo, Sonic...

—Sonic no existe, es un juego, fue eliminado porque se volvió irritante y fácilmente odiable, así ocurre con todos al cabo de unos años, cuando se bajan de su nube de fama. Punto —interrumpió Rosemary, luego le lanzó una mirada amenazante, el mayor supo que debía callarse.

—¡Deja de engañarlo, zorra mentirosa! —Pero también sabía que no quería cargar con un sentimiento de culpa.

—¡Retírate!

—Sonic —murmuró Tails, pero luego desechó el intento de evocar cualquier recuerdo que tenga con "eso" y se centró en su vida actual.

Así lo hizo durante el resto de su vida.   


- - -

Buenas nocheeeeeeeeees, ¿cómo están? Siento que estoy escribiendo más xd, ¿recuerdan lo que dije sobre que no quería que esta obra terminara en la festividad patriótica de mi país? 

El día de la independencia es en julio, pero ya me falta poco : )

Word: 4350 palabras.

Wattpad: 3027 palabras.

Estos días no he estado bien, me encontraba bastante alterada y tuve una crisis de identidad. 

Espero que les haya gustado, cuídense mucho.

<33

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