Prólogo

23 de Noviembre del 2020

Estábamos en el escenario a punto de abrir uno más de nuestros grandes conciertos... faltaba poco para que el gran telón rojo del auditorio cayera y al fin nos deje ver a nuestro público. Mi pulso estaba acelerado por la adrenalina y la emoción de una vez más pararme frente a miles de fanáticas y cantar para ellas, era una sensación que por mas que pasaran los conciertos no podía dejar de sentir porque a pesar de los años que tengo haciendo esto estaría mintiendo si dijese que ya estoy totalmente acostumbrado, la verdad es que me sigue pareciendo irreal estar aquí y vivir esta vida maravillosa, era una locura y la amaba.

—Christopher, es hora de salir —menciona uno de los chicos del backstage llamando mi atención. Asiento sonriendo emocionado y me pongo en posición justo al lado de Erick para empezar la coreografía junto a los chicos una vez que empezara a sonar la primera pista. Erick, Zabdiel, Richard y Joel me sonríen quizá igual o más entusiasmados que yo y es allí cuando el telón cae al piso mostrando a todas las CNCOwners que gritan hasta más no poder. 

Empezamos con nuestro tema Devuélveme mi corazón en conmemoración a nuestros ya casi 5 años de trayectoria musical y nuestras fans empiezan a cantar junto a nosotros con la misma emoción y amor de hace años atrás lo que llena mi corazón grandemente.

Las minutos pasan y nosotros seguimos cantando y bailando, a este punto la lista de canciones era enorme y por ello teníamos la suerte de brindar un show a lo grande, pero como era de esperarse nuestras CNCOwners nunca se agotaban, siempre querían más canciones, se sabían cada una de ellas, desde la primera hasta la última, eso me hacía sentir que estar aquí de pie era la mejor sensación del mundo.

Culminamos el concierto de la mejor manera, llenando el lugar de confeti y globos por doquier y nos retiramos hacia los camerinos con una gran sonrisa en el rostro, ahora teníamos un Meet&Greet como usualmente hacíamos en cada oportunidad y estábamos emocionados, sobre todo yo.

— ¡¡¡Oh por Dios, feliz cumpleaños, Christopher!!! —grita la primera chica en entrar, casi lanzándose sobre mí. —Al fin después de tantos años puedo conocerte en persona y abrazarte... ¡Justo en tu cumpleaños! No lo puedo creer, estoy demasiado feliz... hasta creo que me pondré a llorar de la emoción.

—Gracias, lindura... y no llores, por favor, me pondré triste si lo haces —digo mientras la abrazo y ahora al parecer está llorando tal como lo dijo. — ¡Noooo! —digo dramático fingiendo un puchero y la hago sonreír.

— Eres tan tierno, me matas —sorbe por la nariz y se aleja un poco apenada, pero sin dejar de sonreír dándome a entender que está bien. 

La visualizo mejor y es realmente guapa. Lleva puesta una camisa roja con una fotografía enorme de mi cara estampada en ella, justo en la que estoy haciendo una mueca graciosa. Sonrío sin querer porque no ha pasado ni un solo M&G en el que recuerde que una chica no venga de rojo gracias a mi comentario de hace años. Tengo que aceptarlo, fue mi culpa decir públicamente que me atraen mucho las mujeres que visten de rojo, pero aun así me gusta saber que las CNCOwners intenten llamar mi atención e impresionarme, se me hace lindo... y vaya que muchas veces lo han conseguido, de hecho debo admitir que no siempre salía tan bien como esperaba. Eso de ser famoso y que te guste una fan es realmente un caos y soy fiel testigo de las consecuencias.

Las fotos con las chicas empezaron y todos nos veíamos demasiados felices y es que realmente lo estábamos. Nos reíamos cada vez que Erick bromeaba haciendo poses un poco sugerentes o fingiendo que quería besar a cualquiera de nosotros. 

La misma chica bonita de rojo me abrazaba mucho y no se despegaba de mí ni un por instante y aunque notaba claramente como las demás en el grupo se desvivían por llamar la atención de los demás chicos, ella lo hacia con cariño honesto y sin querer conseguir nada, me daba la sensación de que era como familia. 

—Fue un gusto conocerte, Chris —menciona ella en despedida y me entrega una pequeña bolsa de regalo roja.

—Muchas gracias, bella, no debiste molestarte —contesto recibiendo el detalle con una sonrisa.

—No, de hecho es algo que preparamos con mucho cariño y es lo menos que pudimos hacer por tu cumpleaños —responde y la miro confundido.

— ¿Lo menos que pudieron hacer? ¿Tú y quien más?

— Una amiga, ella no pudo estar aquí por cuestiones de trabajo, pero te quiere muchísimo y no quiso dejarte sin tu regalo.

—Oh vaya, es muy lindo de su parte... ¿te parece si le grabo un vídeo o algo así para ella?

—No, no, gracias, Chris... no es necesario, créeme que para ella es más que suficiente saber que recibiste nuestro obsequio, eso la hará muy feliz.

—De acuerdo —digo extrañado de que alguna CNCOwner no desee ver que le he enviado un saludo personal para ella. — ¿Y cómo se llama tu amiga? —pregunto y parece que la he tomado por sorpresa.

—Esooo... —dice nerviosa — pues no me autorizó a que te lo dijese —dice pensativa y yo río. 

— ¿No te autorizó a que me dijeses su nombre? Debe ser una broma.

— Lo siento, Chris, pero no —habla con firmeza y enarco una ceja.

¿Por qué tanto misterio?

—Ok, dile a tu amiga misteriosa que estoy muy agradecido.

—Se lo diré... Gracias, Chris, te quiero muchísimo. Espero volver a verte. ¡Bye! —se despide muy animada y sale corriendo del lugar. 

Me quedo un poco descolocado por su actitud y guardo la pequeña bolsita de regalo en mi bolsillo para no perderla y abrirla después cuando esté a solas.

Me tiro sobre uno de los sofás que habían puesto en una pequeña sala improvisada y no pasa mucho tiempo cuando los demás chicos me imitan, cada uno con un refresco en la mano haciendo un brindis por el gran show de la noche.

— Y bien, ¿qué haremos esta noche? —comenta Richard.

—No sé ustedes, pero yo muero de sueño —bostezo y los demás niegan divertidos.

Creo que debería estar con ánimos de celebrar mi cumpleaños a lo grande, pero estaba demasiado agotado como para pensar en ello.

—La vejez te está pasando factura, loco —dice Erick riendo y ruedo los ojos.

¿Vejez? ¡Estoy en la flor de mi juventud!

—Solo son 25 años no 50 —resoplo.

—Aún así sigues siendo el mayor y por ende el viejito del grupo, Christuchi —comenta Zabdiel y se pone de pie para venir hasta a mi y comenzar a molestarme como siempre. 

Sin percatarme segundos después tengo a los cuatro sobre mí, cantándome una rara versión del happy birthday y haciéndome cosquillas, sin dejarme respirar adecuadamente. ¡Están locos, un día de estos van a hacer que me muera de tantas de cosquillas!

Cuando al parecer al fin se cansan, todos estamos acostados en el suelo y nos quedamos en silencio, cada uno mirando al techo, sumergidos en nuestros pensamientos.

— ¿Creen que cuando yo cumpla 25 seguiremos juntos como CNCO? —inquiere Erick pensativo y sonrío. Para ese entonces yo tendría aproximadamente 31 años, estaré casado y probablemente con hijos y un perrito llamado Ollie, pero estoy seguro de que CNCO seguiría siendo parte importante de mi vida.

— Hasta cuando tengas 50 seguiremos siendo CNCO, no lo dudes —responde Joel.

—Ya nos imagino, con el cabello blanco y en andadera bailando la coreografía de Honey Boo —habla Richard y empezamos a reírnos a carcajadas.

—Y espero que para cuando tenga esa edad, al menos Joelito ya tenga novia —dice divertido Erick en respuesta y seguimos riendo.

Por un momento me distraigo de lo que siguen hablando los chicos, empezando a pensar y meditar más de la cuenta. 

Wow, ya son 25 años, aún no me lo creo... he vivido tanto, pero aun así tengo la sensación de que es tan poco a la vez. Definitivamente quiero pasar haciendo esto el resto de los días que me queden; seguir trabajando con estos chicos que son como mis hermanos, con la música y con todo lo que me apasiona.

Nunca me arrepentiría de haber vivido todo este largo camino... y aunque pudiera regresar el tiempo, siempre volvería a tomar la misma decisión.

Estoy feliz de esta versión de mi vida... estoy feliz de ser el Christopher Vélez en el que me he convertido.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top