⏳ Extra 4 ⏳
POV Samy ❤
Bajamos del autobús una vez que se ha detenido en el estacionamiento y empezamos a recoger nuestro equipaje. Nuestro siguiente destino seria el hotel en el que nos hospedaríamos.
— ¿Estás lista para un fin de semana solitos tu y yo? —inquiere Christopher subiendo y bajando las cejas con sugerencia.
Niego divertida.
—Se supone que estamos aquí para pasear, no para dejarnos llevar por tu calentura —respondo y le saco la lengua.
—Debes estar bromeando, pulguita —hace puchero.
—No, es muy en serio —digo aguantando la risa.
— ¿De verdad pido unos días libres para que me trates así? ¿Sabes lo difícil que es convencer a Renato? —inquiere pareciendo ofendido y ruedo los ojos.
—Sé perfectamente cómo es Renato, Chris. Pero ya tendremos tiempo de pensar en esas cosas cuando estemos en el hotel —digo tratando de verme seria y una sonrisa se le forma en los labios —Por la noche —aclaro y vuelve a hacer puchero.
— Ya veremos si al llegar al hotel este cuerpo suculento no te convence, nena —se acerca a mí y deja un beso en la comisura de mis labios.
Ruedo los ojos.
—Ya veremos quien es el que termina rogando —me burlo de él y empiezo a caminar hacia las afueras del terminal terrestre.
Una vez afuera respiro profundamente el oxigeno de Quito y sonrío con entusiasmo. Finalmente estábamos aquí y tendría que aprovechar lo que más pudiera estos días para hacerle olvidar un poco a Chris la locura de sus inicios en CNCO.
—Samy ¿me ayudas tantito? —inquiere Chris detrás de mí y volteo.
Me río cuando veo cómo intenta sostener todo el equipaje él sólo. Aun no entiendo porque insistió en traer tanta ropa para solo tres días.
—Lo lamento, mechitas. Olvidé que eres un ancianito de 28 años y ya no tienes las mismas fuerzas —bromeo.
Me mira entrecerrando los ojos y río.
—Tengo 20 años, que no se te olvide.
—Sabes a lo que me refiero, tontito —dejo un beso en su mejilla y lo ayudo con una de las maletas. —Estás peor que una chica trayendo tanto.
—Preferible tener mucho que ponernos a morirnos del frío.
—No hace tanto frío.
—Para mí si... ¿entiendes el cambio drástico de temperatura de Miami a Quito?
— ¿Desde cuándo te volviste tan nena? —bromeo y me empuja con el hombro para que no lo moleste.
—Tengo que cuidar mi garganta y lo sabes.
—Lo sé, lady mechitas —insisto en molestarlo.
— Me las pagarás, pulguita molestosa —habla entre dientes y río a carcajadas.
Empezamos a caminar para salir totalmente del sitio y tomar un taxi, siendo interceptados a mitad del camino por dos chicas. Claramente CNCOwners.
— ¡Eres Christopher Vélez! —chilla una y la otra pega un grito que casi me deja sorda.
¡Por favor, no ahora!
—Hola, lindas —sonríe con dulzura. — ¿Cómo están?
Lo abrazan unos segundos y finalmente le piden una fotografía antes de marcharse.
—Cuídate, Chris. Te amamos... Gracias.
—Gracias a ustedes, bellas. ¡Adiós! —se despide y luego me mira. — ¿Todo bien?
—Sí, pero se suponía que el trato era que nos olvidaríamos por tres días que ahora eres famoso y parece que no está funcionando.
—Lo sé, amor. Lo siento.
—Sé que no es tu culpa, precioso —acaricio su mejilla. —Mejor veamos el lado bueno, aún son los primeros meses de tu carrera —digo aliviada. —Para cuando llegue el cuarto mes esto será una locura.
—Sí, amor, y ya no podremos andar libremente por las calles porque más personas me reconocerán —suspira y niego.
—No pensemos en eso ahora. Estamos tu y yo aquí y eso es lo que importa —asiente con una sonrisa y toma mi mano para seguir caminando.
Tomamos un taxi y en cuestión de media hora llegamos a nuestro hotel. Dejamos el equipaje y le pido que bajemos de inmediato al restaurante para comer algo o de lo contrario se las ingeniaría para mantenerme prisionera en la cama. Estaba más que hambrienta y sabía que él también.
— ¿Y ahora qué quieres hacer? —inquiere sacando su billetera para pagar, una vez que terminamos de comer.
— Obviamente ir a lo que venimos —digo y sonríe con picardía. No puedo evitar ponerme roja por la forma en la que me mira —No me refiero a eso, Christopher —ríe a carcajadas y le doy un suave golpe en el brazo.
—Amo cuando te sonrojas, pulguita.
—Y yo amo cuando eres un novio normal y no andas por allí demostrando lo urgido que eres.
—Sabes que no es cierto. Amas que sea asi de urgido... —acerca su rostro al mio y veo como muerde su labio inferior —y mucho más cuando hago eso que te gusta tanto...
— ¡Christopher! —grito para que se calle y de inmediato todas las personas nos miran con curiosidad.
Christopher ríe a carcajadas mientras yo solo intento agacharme en mi asiento para que nadie me vea.
—Te dije que me vengaría, pulguita —me lanza un beso y lo miro entrecerrando los ojos.
¡Tonto!
(...)
Habíamos llegado a El Panecillo luego de visitar varios lugares turísticos de la ciudad y no podíamos desaprovechar la oportunidad para tomarnos unas fotografías increíbles gracias al panorama que nos ofrecía el mirador.
—Tomame una asi como que no me doy cuenta —bromea Chris y pone su pose de "mirando a la nada, pensando en todo".
Trato de enfocarlo para que en la foto se vea también el bonito paisaje, pero creo estar muy cerca.
—No te muevas, voy a hacerme un poco para atrás —digo y retrocedo al menos cuatro pasos, chocando con algo a mis espaldas.
—Lo siento mucho —se disculpa una persona y giro de inmediato.
Al momento me encuentro con el rostro de quien creí que nunca volvería a ver.
—No, lo siento yo —hablo tratando de sonreír —fue mi culpa.
—Creo que fue culpa de ambos —me sonríe y luego tiende su mano hacia mí —Un gusto, soy Daniel —se presenta y miro su mano a la expectativa de qué hacer o cómo reaccionar.
—Christopher —escucho la voz de Chris a mi lado y veo como le tiende su mano —Soy su novio —recalca y Daniel le estrecha la mano con incomodidad.
Yo lo miro entrecerrando los ojos al darme cuenta de sus intenciones.
—Yo soy Samantha —digo de inmediato, tratando de disipar el ambiente tenso que se había formado entre ambos. —Un gusto, Daniel.
Deja de estrechar la mano de Chris y ahora lo hace conmigo, esta vez parece gustoso.
Tan gustoso como la primera vez que lo conocí, en este mismo lugar.
—Bien, mi hermosa NOVIA estaba por tomarme una foto —hace énfasis en "novia" y le doy un golpe disimulado con mi codo para que se tranquilice — pero ya que nos caíste del cielo, Daniel, ¿nos tomarías una a los dos?
—No es necesario, Daniel, disculpa la molestia —digo tratando de sonreír.
—No, claro que puedo tomarles la fotografía —dice con una sonrisa amable. —Un placer ayudarte, Samantha —habla hacia mí y Chris me abraza por los hombros, pegándome a él.
—Ves, pulguita, Daniel nos va a tomar una fotografía juntitos y podremos presumirle al mundo lo mucho que nos amamos —dice a propósito y lo miro enarcando una ceja.
Le entrega su celular a Daniel y me hala de la mano para llevarme hasta donde estaba él segundos atrás.
— Dime que no es él —habla bajito y lo miro.
— Así que por eso actúas así.
— ¿Entonces si es él?
— ¿Ya les tomo la fotografía? —llama Daniel nuestra atención y lo miramos.
— Yo soy más guapo que él ¿verdad? —inquiere Chris con el ceño fruncido y unas ganas inmensas de reír se apoderan de mí.
—Te ves tan tierno asi de celoso —musito y le hago una seña a Daniel para que tome la fotografía.
Lo tomo de ambos lados de su rostro y lo beso, tomándolo por sorpresa. No tarda nada en abrazarme por la cintura y pegarme más a él.
—Te amo solo a ti, mi mechitas —digo cerca de sus labios y sonríe con dulzura.
— Pero dime que yo soy más guapo que él.
—Eres el más guapo del mundo —beso su nariz y me alejo para caminar hasta Daniel. —Gracias por la fotografía.
—Estoy para ayudar. Les tomé muchas, en todas salieron muy bien —dice con una sonrisa y Christopher se acerca para abrazarme otra vez. —Bien, yo tengo que irme. Mi novia debe estar buscándome por todos lados —ríe divertido y frunzo el ceño.
— ¿Tienes novia? —pregunto más rápido de lo que puedo pensar en no hablar.
— Sí, ¿por qué?
—Mmm no, por nada —digo sorprendida.
— Entonces deberías ir a buscarla en vez de estar aquí —dice Chris, muy serio. —Aun así, gracias por las fotos.
—Claro. Gusto en conocerlos. Adiós.
Se marcha y no puedo dejar de verlo mientras camina.
—Espero que lo de la novia haya sido un efecto de esta línea de tiempo y no algo que verdaderamente ocurrió mientras me conoció a mí —digo de repente con el ceño fruncido.
— ¿Eso te molesta acaso?
—No es que me moleste por celos —aclaro. —pero si él tenia novia cuando me conoció, significa que la dejó por mi causa.
— ¿Y si no la dejó? —inquiere y frunzo más el ceño.
— ¿Crees que sería capaz de andar con ella y conmigo a la vez?
—No me fiaria de él, se le nota la cara de gato —habla y arruga la nariz con molestia.
—Mejor no hablemos de esas cosas porque también sales perjudicado —digo riendo y hace puchero.
—Me dueles.
—Y así me amas, celosito.
Me da un beso pequeño en los labios y me abraza.
(...)
— ¿Me acompañas a la tina? —deja un rastro de besos por mi cuello mientras entramos a la habitación.
—Solo si prometes que te comportarás.
—Sabes que no lo haré —sonrío al escucharlo y beso sus labios.
—Ese es mi hombre —muerdo con delicadeza su labio inferior y le empiezo a ayudar a quitarse la camisa.
Mi celular empieza a timbrar con la música de Devuelveme mi corazón y ambos bufamos.
— ¿Justo ahora tienen que llamarte? —pregunta cuando me alejo de él y tomo el celular.
Es una vídeo llamada.
— Adivina quién es.
— ¿Zabdiel?
—Nop.
— ¿Renato?
—Casi igual de molesta —hablo en broma y contesto.
Al instante veo el rostro de una Gaby más guapa de lo normal y le sonrío.
— ¡Hola, Samy bella! —habla desde el otro lado.
— Tenia que ser —Chris rueda los ojos con falso fastidio al escuchar su voz. —Siempre llamando en el momento menos adecuado.
Le hago una seña con la mano para que se calle.
— Hola, Gaby. ¿Cómo va todo? —saludo.
— Todo increíble, como siempre. Solo te llamaba para que me des tu bendición y tus fuerzas —dice poniendo cara dramática —hoy es la gran noche.
— No entiendo de lo que me hablas, mujer —digo entre risas.
—Que tengo una cita, parce. Y estoy muriendo de los nervios.
— ¿Tú? ¿con nervios? pero si obviamente ese chico caerá rendido a tus pies —digo obvia y se sonroja.
—Eso era lo que necesitaba escuchar —besa muchas veces la pantalla y sonríe emocionada. —Gracias, Samy.
—Ya cortala —habla Chris empezando a desvertirse totalmente, tratando de seducirme.
— ¿Ese fue el mechudo? —inquiere Gaby.
—Sí —río al ver como Chris hace un bailecito sexy con tan solo estar en boxer.
— ¿Estoy interrumpiendo algo? —vuelve a hablar Gaby y finalmente la miro. —Claro que sí, mira nomas la cara de pervertida que traes —ríe y me sonrojo. — Mejor los dejo continuar con lo que estaban —me guiña —Tengan una linda noche. Besos.
—Igual para ti, Gaby. A darlo todo en esa cita.
— Intentaré no meter la pata —ríe. — ¡Adiós, Mechudo! —grita para que Chris la escuche.
— ¡Adiós, Miss Colombia! —dice Chris entrando al cuarto de baño.
—Adiós, Samy. Te quiero —se despide con la mano y veo la pulsera en su muñeca. La misma que llevo yo puesta.
—Bye, Gaby. También te quiero —le envío un beso y corta.
Espero que de verdad le vaya muy bien en su cita, es demasiado genial como para que un chico la deje ir.
Empiezo a desvertirme y cuando estoy totalmente desnuda entro al cuarto de baño y me meto a la tina con Chris para relajarnos después de un día lleno de caminatas y sorpresas.
Como extrañaba tenerlo así, a mi lado.
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