Capítulo 62 - Sin esperanzas

Cuenta regresiva: 4

Empiezo a reaccionar poco a poco.

Mientras pestañeo para recobrar mi visión que está borrosa, siento un gran dolor en mi cabeza. Llevo mi mano al sitio del dolor y siento humedad, es más que lógico que estoy sangrando. Mucho más despabilado visualizo mi alrededor y noto a mi lado a Samantha inconsciente, así como el resto de los chicos, pero no soy capaz de moverme completamente, me siento dolorido y demasiado débil.

—S-samantha —susurro. Como puedo intento moverme, pero cada parte de mi cuerpo duele horrorosamente. Espero no haberme fracturado algo.

Un quejido sale de la boca de mi hermano y se mueve, también recobrando la conciencia.

— ¡Chicos...! —dice con las pocas fuerzas que tiene, parece asustado.

En la parte del frente veo como está saliendo humo del motor. Es demasiado peligroso seguir aquí.

—Jonathan... tenemos que salir del auto. Puede explotar —digo con la respiración entrecortada.

—Gracias al cielo estás bien —se mueve un poco y me mira. Tiene el labio partido y un moratón está apareciendo en su pómulo derecho. Al parecer no se hizo más daño gracias al cinturón de seguridad. —Intenta despertar a los chicos lo antes posible... —se afloja el cinturón e intenta abrir la puerta, pero esta está truncada y no cede.

Empiezo a mover como puedo a José y Jonathan. Ellos responden varios minutos después, y al igual que nosotros lucen heridos.

— ¡Ay, carajo, me duele el brazo! —José grita de dolor. Lo miro con atención y por como se mira parece que se lo ha fracturado.

—Creo que está fracturado —menciono.

—Tranquilos, mamá ya debió haber llamado a los paramédicos —habla mi hermano forcejeando la puerta y finalmente la logra abrir.

Empiezo a mover con mucho cuidado a Samy, pero por más que trato no reacciona.

—Samy... despierta, por favor —susurro. Tomo entre mis manos su rostro y doy sutiles golpecitos en sus mejillas, pero nada sucede.

Escucho cómo mi hermano abre la puerta del lado de José y Jonathan y los ayuda a salir.

—Alejense lo más que puedan del auto —manda Jonathan.

De inmediato recuerdo que David tampoco ha recobrado la conciencia.

— ¡Despierten a David! —grito, empezando a jalar a Samy hacia la salida. —Samy, por favor, despierta —digo entrando en pánico. 

Mi hermano es el que en mejor condiciones está, así que también se ocupa de David.

— ¡Necesitamos un doctor de emergencia! —lo escucho gritar asustado. —David tiene enterrado un enorme pedazo de vidrio en el costado —habla intentando sacarlo.

Siento un escalofrío horroroso correr por mi cuerpo, de seguro David fue quien recibió el mayor impacto. Ni siquiera quiero pensar en los daños que le debe estar haciendo el vidrio en su cuerpo. Y por más que quiero acercarme a ver cómo está, Samantha no ha reaccionado aún.

Finalmente la saco del auto y la llevo cargada lo más lejos posible del auto, hasta donde se encuentran sentados José y Jonathan. Acuesto con cuidado a Samy y la reviso. También tiene pequeñas cortadas y lo que parecen ser moratones, pero no hay indicios de que se haya hecho algo más grave.

—Esperen aquí, tengo que ayudar a Jonathan con David.

—Pero Christopher, estás sangrando —recuerdo el corte que tengo en la parte frontal y no siento dolor. Debe ser por la adrenalina, pero ya tendría tiempo después para quejarme por el dolor.

—Estoy bien. Intenten que Samy reaccione, por favor.

Miro unos segundos hacia arriba y logro divisar a mucha gente que miran con atención hacia acá, entre ellos mi familia. Mamá parece estar llorando muy alterada y recuerdo que eso no es bueno para su corazón.

¡Carajo!

Corro sin perder tiempo hacia el auto y Jonathan aun está intentando sacar a David del auto.

— ¿Por qué no lo sacas?

—Eso intento, pero cuando lo muevo, el vidrio parece que se incrustase más. Está perdiendo mucha sangre —indica con temor.

Observo la escena y realmente se ve mal. Evalúo nuestras opciones y no nos queda de otra que esperar a los rescatistas, de lo contrario podríamos hacerle más daño. Pero el auto aún está emitiendo mucho humo y eso me preocupa.

—No tenemos que moverlo —hablo, mientras miro lo pálido que está David. —No nos queda de otra que esperar.

—Creo lo mismo.

— ¡Aquí! —escucho la voz de Jonathan a lo lejos y miro hacia arriba.

Varias ambulancias y rescatistas han llegado finalmente y están empezando a descender hasta nosotros.

—Tranquilo, hermano —susurro a David. —Estarás bien —deposito un beso en su frente y miro a mi hermano. —Ayuda en lo que puedas a sacar a David. Yo iré a ayudar a Samy y los chicos.

Minutos después han bajado varios rescatistas con camillas portables y ayudo a que cada uno de los chicos estén acostados y asegurados luego de que les hayan puesto un collarín en el cuello para cualquier posible lesión.

—Acuéstese, joven —me indica un enfermero y niego.

—Yo estoy bien.

—No es usted el que diagnostica eso. Tiene un corte al parecer profundo en la frente y está perdiendo sangre. Acuéstese —ordena y miro hacia el auto. Casi han sacado del todo a David, así que obedezco.

Me ponen el collarín y me acuesto en la camilla, para que luego me lleven hacia arriba en la carretera. El dolor y ardor en mi cabeza empieza a aparecer y con ello me empiezo a debilitar un poco.

Mi familia se acerca corriendo e intento sentarme, pero mi mamá me frena.

—Tienes que quedarte quieto, puedes lastimarte algo.

—Pero estoy bien, mamita.

—Eso lo sabremos luego de que te observé un médico —me regaña con lágrimas en los ojos. —Ay mi amor, tuve tanto miedo de perderte.

—Tranquila. Estoy bien.

Vuelven a alzarme y me suben a una ambulancia, noto a mi lado a Jonathan.

— ¿Y José y Samy?

—Se los llevaron en otra ambulancia para no perder tiempo y llegar al hospital —responde. —A José por su fractura y Samy porque no reaccionaba.

Esto con Samy me estaba asustando y me sentía impotente de no poder estar con ella.

Un enfermero, mi mami y mi lita suben a la ambulancia y se cierran las puertas.

— ¿Y David?

—Tranquilo mijo, lo subieron en otra ambulancia. Tu hermano va con él —me quedo más tranquilo al escuchar a mi Lita y enseguida el enfermero empieza a revisarme.

Pone alcohol para desinfectar la herida y ahogo un grito al sentir ese ardor que quema. Sin embargo es lo poco que puede hacer hasta que lleguemos al hospital más cercano y puedan agarrarme los puntos que sean necesarios.

Varios minutos han transcurrido, quizá media hora y mi preocupación crece constantemente. No puedo dejar de pensar en la condición de David y en el hecho de que Samy no reaccionaba.

Una vez que llegamos no tardan en analizarnos, por suerte, nosotros estamos bien. Solo golpes que se harán moratones y mi herida que fue suturada. A José le pondrían un yeso que tendría que llevar por algunos meses, sin embargo, no era algo tan grave. Pero una vez más, nuestra preocupación no mitigaba. Mucho menos cuando no teníamos noticias de Samy y David.

— ¿Familiares de David Ponce y Samantha Rodriguez? —avisan finalmente y todos nos acercamos.

— ¿Cómo están? —inquiero sin perder tiempo y aunque nos mira con duda porque sabe que no somos sus familiares, aún así habla.

—La chica ha despertado —anuncia y suspiro con alivio —al parecer tuvo una contusión fuerte en la cabeza durante el impacto lo que la dejó inconsciente durante tanto tiempo. Y aunque parece estar bien, haremos más análisis para corroborar que todo esté en orden. —menciona mientras revisa sus notas. —En el caso del chico, la situación está complicada... El vidrio parece estar incrustado de manera que puede causar daños irreversibles en algunos órganos —explica con seriedad y todos nos quedamos en silencio.

— Pero... estará bien ¿verdad? —pregunto.

Un nudo en la garganta empieza a aparecer.

—No puedo asegurar nada. Pero tenemos que llevar a cabo una operación de inmediato, entonces necesitamos la autorización de sus familiares lo antes posible.

Esto no puede estar pasando.

—Llamé en cuanto pude a sus padres —dice mamá y me abraza por los hombros. —Pero tardaran unas horas, ya que estaban fuera de la ciudad.

—Mientras más tiempo esperemos, peor será para él.

— ¿Alguno de nosotros podemos firmar la autorización? —vuelvo a hablar.

—Pero Chris —dice mi tía y la miro —no podemos tomar esa responsabilidad.

— ¿No podemos? Tía, es mi mejor amigo... es como mi hermano. Y estaba viajando con nosotros, así que somos responsables de él. Además estoy seguro de que sus padres estarían de acuerdo. Cada minuto importa y no podemos dejar que siga en cama agonizando sin ser intervenido —digo tajante y con las lágrimas que amenazan por salir.

Vuelvo mi mirada al doctor y éste asiente.

—Si alguno firma la autorización, tengo que dejarles claro que la responsabilidad no recae sobre nosotros. Es una operación de riesgo y haremos lo que podamos.

—No hay problema, doctor —afirma mamá. —Yo me haré responsable de la autorización. Soy amiga muy cercana de su madre.

Se nota claramente que mamá está luchando por no llorar, realmente, todos estamos en la misma condición.

—De acuerdo. Sigame, por favor —Mamá deja un beso en mi frente y camina detrás del doctor.

Todos nos quedamos en silencio y sin saber que decir.

(...)

Hace más de una hora que David está en el quirófano. Sus padres finalmente llegaron y estuvieron de acuerdo con la decisión que tomamos para que lo operen de inmediato.

Los padres de José y Jonathan también llegaron, mientras que los de Samy aún no estaban enterados porque no tenia ningún número para contactarlos.

Empiezo a caminar de un lado a otro sin saber qué hacer.

—Chris —escucho la voz de Samy detrás de mí y me giro de inmediato. Por estar preocupado por David, me había olvidado de ella.

Soy una pésima persona.

Me acerco y la abrazo tratando de no lastimarla. Reviso su rostro y me doy cuenta que tiene heridas en su ceja y labios, así como moratones en los pómulos. La noto demasiado pálida y parece frágil.

Las ganas de llorar me inundan nuevamente y vuelvo a abrazarla.

—Estoy bien, amor —susurra.

—No sé que hubiese pasado conmigo si también estuvieses en peligro —logro decir con dificultad.

— ¿También? ¿A qué te refieres? —Me mira con el ceño levemente fruncido y mira detrás de mí, observando a todos. — ¿Dónde está David? —inquiere al caer en cuenta de que es el único de nosotros ausente. — ¿Chris? —vuelvo a derramar lágrimas sin poder evitarlo y no pregunta más, simplemente me abraza para reconfortarme.

— No sé que haré si le pasa algo.

—Shhh... todo estará bien mi amor —asiento y nos quedamos varios segundos sin movernos.

—Deberías avisar a tus papás de lo sucedido.

—Tienes razón, pero no tengo mi móvil. Se habrá quedado en el auto.

—No, mi hermano recogió todo, él lo tiene. Intenté desbloquearlo para llamar a tus padres, pero no sabia tu contraseña.

—Ya lo haré yo, tranquilo.

Le doy un beso pequeño en los labios y me sonríe para subirme los ánimos, pero no es mucho lo que logra. Nos sentamos cerca de los demás y aguardamos el tiempo necesario.

Los minutos siguen pasando y después de esperar aproximadamente tres horas, el doctor al fin aparece.

— ¿Cómo está mi hijo, doctor? —pregunta la madre de David y me muevo para estar hasta el frente.

El doctor nos mira a cada uno y suspira.

—El vidrio era demasiado grande y tal como sospechamos dañó algunos órganos —menciona y siento que he dejado de respirar.

Aprieto con fuerza la mano de Samy inconscientemente.

—Pero pudieron solucionarlo ¿cierto? —pregunta su padre esperanzado, a lo que todos miramos con mayor atención al doctor.

—Lo sentimos mucho, hicimos todo lo que pudimos hacer.

Un silencio profundo llena el espacio y luego el llanto desgarrador proveniente de su madre nos hace reaccionar y esta cae al suelo, sintiendo probablemente su cuerpo debilitarse. Los demás empiezan a llorar al instante.

— ¡No, mi niño no! —vuelve a gritar y yo simplemente no puedo moverme. —Debe estar equivocado. Mi David debe estar bien.

Veo todo como si se tratase de algo irreal. David no podía estar muerto... Apenas esta mañana se estaba riendo de mí por lo de la broma con la fotografía y ahora yacía inerte sobre la cama de un quirófano.

Samy me abraza mientras llora, pero yo sigo sin siquiera pestañear.

La señora se desmaya e intentan socorrerla poniendo alcohol en su nariz para que reaccione... Logran despertarla y una de las enfermeras le brinda un vaso con agua, mismo que toma con sus manos temblorosas pero no bebe. Tiene la mirada perdida y sigue llorando desconsolada.

Su esposo también se nota destrozado, pero tiene el semblante tranquilo, muy probablemente porque tiene que verse fuerte para ella, ya que necesitará de alguien en quien apoyarse.

— Mi David... Mi niño —musita y yo siento como poco a poco mi corazón se parte.

El doctor les pide que lo acompañen y aunque se niegan a verlo en ese estado, minutos después aceptan conociendo que no tienen otra opción. Los veo alejarse mientras lloran y hago puño con mis manos, sintiéndome de lo peor.

—Chris —musita Samy y niego.

—No puede ser cierto.

—Lo siento, Chris.

— ¡No, no, no!

Me niego a aceptarlo.

—Creo... creo que ahora está en un lugar mejor —dice llorando y la miro con un poco de fastidio.

¿Lugar mejor? 

¿Estar muerto es un lugar mejor?

—No me digas eso, Samy —finalmente suelto un montón de lágrimas —No lo hagas. Él tenia toda una vida por delante.

—Lo sé, pero...

— ¡No! No quiero escuchar nada... Todo esto es mi culpa —sollozo.

—No amor.

—Claro que lo es... Este estúpido viaje se hizo para festejar mi cumpleaños y... además yo fui quien le dijo a Jonathan que le deje conducir —menciono sintiendo odio hacia mi mismo.

Fui un estúpido.

—No, de ninguna manera. Nadie es culpable de nada... Y si alguien tiene la culpa de algo, es el conductor del auto que se le atravesó a David.

Prefiero no responder, porque aunque trate de convencerme de lo contrario no cambiaría de opinión.

Me siento la peor escoria.

Me suelto de su agarre y empiezo a caminar sin rumbo fijo a la salida.

Al parecer el clima sabia como me sentía, porque estaba lloviendo a cántaros. Sin importarme nada salgo y me siento en la acera, empezando a llorar desgarradoramente mientras recuerdo muchos momentos vividos con David.

— ¿Por qué me dejaste, idiota? —musito. —Este no era tú momento... Y Karen... ella no te lo perdonará nunca, pela —hablo, como si lo tuviera al frente. —Se supone que tendrías que casarte con ella a tus 24... Y que cuando cumplirías tus 25, ella te daría la gran sorpresa de que está embarazada... ¿entiendes todo lo que te perderás de vivir? Y todo por mi culpa.

Todos aquellos recuerdos de mi otra vida vienen a mí y me siento fatal. Él debió haber vivido todo aquello y no morir aquí.

¿Qué hice para que todo cambiara tanto?... Lo más seguro es que si Samantha no me hubiese salvado, él seguiría con su vida normal.

¡Maldita sea!

— Esto no debió pasarte... si tan solo pudiera volver el tiempo —lloro con amargura.

Veo el agua acumulada caer como remolino por la rendija de la alcantarilla y finalmente hallo la respuesta.

Me pongo de pie y empiezo a correr dentro del hospital, sin importarme mojar todo o que me llamen la atención.

Encuentro a Samy sentada en silencio junto a los chicos y la tomo de la mano, alejándonos de todo.

— Estás empapado, se te pegará un resfriado —dice con preocupación y niego.

— Tienes que volver el tiempo —digo sin más y el celular se le resbala de las manos. —Tienes que evitar que David muera.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top