Capítulo 59 - Dudas

POV Samy

Me acerco a paso rápido y cuando estoy frente a ellos no reparo en tomar del brazo a Christopher y empezar a halarlo entre la gente.

Ni siquiera me importa la cara que debe tener Gabriela por mi actitud. Pero no voy a permitir que se le siga insinuando a mi hombre.

— Samantha ¿qué estás haciendo? —inquiere Christopher, mirándome con el ceño fruncido.

—Ah, ahora resulta que soy solo "Samantha" —refunfuño. —Pero apuesto que ella sigue siendo "Gaby".

Salimos del lugar y sigo llevándolo conmigo a rastras, sin saber a donde ir.

— ¿De que hablas?

Me detengo de golpe y lo miro a la cara. Mis ojos están empezando a picar y ponerse borrosos por las lágrimas que quieren salir.

— ¿Eso es todo lo que dices amarme? Te encuentras a tu ex y lo primero que haces es dejarme a un lado —espeto enojada.

—Eso no es cierto... solo intentaba ser amable con ella.

—Pues parece que te excediste un poquito —digo de mal humor.

—No, Samy.

— Vi lo feliz y emocionado que estabas de tenerla frente a ti, Christopher. No mientas.

—No voy a negar que estaba feliz, pero no es por lo que crees... simplemente me alegré de ver que está bien.

—Pero claramente ella estaba intentando algo más contigo. Y tú no te alejabas —grito.

— ¡No es mi culpa que le hayas dicho que solo somos amigos!

— Claro, es mi culpa entonces

— No... pero si le hubieses dejado en claro que somos novios ella te hubiese respetado y no se hubiera acercado a mí. Yo simplemente no quería ser antipático y alejarla... La conozco y sé que se hubiese sentido mal toda la noche.

— ¡Pero yo sí que la he pasado mal! —espeto furiosa. Se queda callado varios segundos, se acerca a mí y me toma del rostro.

—Sabes que te amo... Y esto solo ha sido una gran sorpresa para mí. Ni siquiera he tenido tiempo para pensar como actuar, pero he tratado de llevarlo lo mejor posible y lo siento si te hice sentir mal... pero creo que estás olvidando que el que debería estar enojado en estos momentos soy yo y aún así decidí seguir tu loco juego. —habla con suavidad. — ¿Cómo es que la conoces? ¿Por qué no me hablaste de esto antes?

Odio que tenga razón. Quizá solo siente un poco de cariño por ella, por todo lo que vivieron juntos y por ello la estaba tratando tan bien.

—Es hora de que regresemos —digo sin más. Mira hacia atrás, quizá pensando en Gabriela y en lo que debe estar pasando por su cabeza por la manera en que lo arrastré conmigo, pero la verdad no me importa.

— ¿Y qué pasará con...?

— Quiero regresar —pido simplemente y asiente sin decir más.

Lo siento por Gabriela, por desaparecer una vez más de su vida, pero está claro que no puedo ser su amiga teniendo a mi lado a Christopher.

Tomo su mano y él cierra los ojos. Yo lo imito, concentrándome en la imagen del parque y segundos después el familiar revuelto de estómago se hace presente.

Abro los ojos y Christopher aún los mantiene cerrados.

—Ya puedes abrirlos —así hace y mira a su alrededor, una vez más parece sorprendido y fuera de lugar.

Toma aire y me mira. Sé que sigue esperando una respuesta.

—Es una larga historia —digo y se encoje de hombros.

—Tenemos toda la noche.

Observo mi celular y son más de las 11 de la noche.

—No es cierto. Ya deberíamos estar en nuestras casas.

—De acuerdo, vamos a nuestras casas. Pero te espero en mi habitación para hablar, hoy mismo.

Me resigno a no poder huir de la situación y asiento. Me acompaña hasta mi casa, se despide y luego se dirige a la suya.

Voy hasta mi habitación y no pierdo tiempo en darme un baño y ponerme un pijama. Recibo un mensaje de texto y sé que se trata de Christopher.

Mechitas: Estoy esperando. Te amo.

Dejo el celular sobre la cama y voy hasta la mesita de noche, para buscar la cajita en donde había guardado los recuerdos de cuando conocí a Gaby.

Cierro los ojos y en cuestión de nada estoy en la habitación de Christopher.

—Hola de nuevo —me saluda con una sonrisa.

Me extraña que pese a lo de hoy esté de buen humor y no le haya afectado verla. Al menos eso creo.

— Hola, Chris.

—Ven, siéntate conmigo —ofrece su mano y la tomo para luego sentarme a su lado. — ¿Qué tienes allí? —inquiere al notar la cajita.

La abro con nerviosismo y saco de ella la pulsera, la fotografía y el papelito con su número y redes sociales. Se lo tiendo y mira con sorpresa la fotografía.

Parece estarla evaluando, mirando cada detalle y roza su dedo pulgar por las facciones de nuestros rostros.

— Parece como si fuesen muy buenas amigas —dice extrañado. —Y en lo mucho que llegué a conocer a Gaby, nunca fue una chica de hacer amigas tan rápido.

— ¿Estás seguro? A mi me pareció que es una persona a la que se le hace demasiado fácil estar rodeada de personas, es muy amigable.

—Bueno sí... Siempre estaba rodeada de gente por su maravillosa personalidad, pero eran muy pocas las personas que ella consideraba sus amigas de verdad —mira una vez más la fotografía —Y contigo se ve así... como si fuesen amigas de toda la vida —sonríe y luego me mira. — ¿Desde cuándo la conocías en el momento que fue tomada la fotografía?

—Apenas la conocí el día anterior —digo y me encojo de hombros.

— ¿El día anterior? —asiento. —Es decir que se conocieron en París —afirma y vuelvo a asentir. — ¿Cómo llegaste hasta allí? ¿La estabas buscando? —me mira con el ceño fruncido y niego de inmediato.

—Fue un accidente el que me llevó a París... mis "poderes" estaban como locos, ya que apenas los estaba recuperando —explico. —Aveces aparecía en lugares en los que ni siquiera había pensado. Y con respecto a ella... fue una coincidencia demasiado grande el encontrarla allí, tal como sucedió hoy —resoplo.

Parece como si la vida estuviese conspirando para encontrarla en todos lados.

Christopher no dice nada, así que decido continuar.

—Aquel día me sentía perdida y hasta un poco asustada. No sé hablar francés y tampoco podía regresar, como te dije, aún no recuperaba mi habilidad... Y entonces me tropecé con ella y cuando la reconocí no podía creerlo —hago una pausa y Christopher me sigue mirando con atención. —Pude darme cuenta de que era mucho más hermosa de lo que recordaba haberla visto en revistas o fotografías, y cuando se comportó tan amable conmigo, simplemente entendí el porqué te habías enamorado tan locamente de ella —hablo con dificultad, me era difícil reconocerlo frente a Chris. —Me invitó a comer y a pasar la noche con ella y sus padres pese a que apenas me conocía... Fue allí cuando me habló de ti.

Su rostro indica sorpresa y puedo notar ligeramente como sus ojos están cristalinos. Ni siquiera sé si debo seguir hablando.

— ¿Y qué te dijo... de mí? —pregunta.

Si tiene interés es porque ella aún le importa más de lo que creo.

—Me habló sobre la discusión que tuvieron y de lo arrepentida que estaba... Dijo que aún se le seguía pasando por la cabeza el escribirte, pero que se sentía demasiado avergonzada para hacerlo —suspiro. —Si me lo preguntas a mí, ella parecía triste de haber perdido la oportunidad de conocerte mejor.

— ¿Entonces quiso escribirme?... eso significa que pude arreglar las cosas con ella —susurra abatido y siento como si mi corazón estuviese siendo atravesado por un montón de objetos punzantes.

Sí, definitivamente él aún siente algo por ella.

— Christopher, nada está perdido aún —digo sintiendo un nudo en mi garganta.

— ¿De qué hablas?

— Podemos regresar a Argentina... y así pueden conversar y arreglar las cosas entre ustedes. Es obvio que a ella le terminaste de gustar y tú...

—Samy —me interrumpe y ya no puedo más, estoy llorando. —No es lo que estás pensando.

— ¿No? ¿quieres que te acerque un espejo para que veas tu rostro? Se nota que aún sientes algo por ella —me pongo de pie y me toma de la mano.

—Estoy diciendo la verdad... Gabriela ya es parte de mi pasado —dice pero yo río con amargura.

—Es loco decir eso, porque realmente era de tu futuro... Y aún no has llegado a ese punto —explico.

—Tienes razón, pero eso ya no me importa. Ahora estoy seguro de que quiero forjar mi futuro a tu lado.

Lo miro a los ojos y aún aquel brillo provocado por las lágrimas que quieren salir, persiste.

— ¿Por qué no te creo? ¿por qué siento que en el fondo aún la amas?

Desvía la mirada y niega.

—No es eso, es solo que el haberla visto después de tanto... después de todo lo que sufrí sintiendo que la había perdido y que había arruinado mi vida. Solo siento un poco de nostalgia.

— Entonces la extrañas —sentencio y vuelve a mirarme.

—Samy...

—La extrañas —aseguro. —Solo que hasta ahora no te habías dado cuenta de ello.

—Quizá... quizá si la extrañe un poco, pero te aseguro que no significa nada.

— ¿Cómo puedes decirme que no significa nada?

—Samantha, yo te amo.

— ¿Y a ella? ¿la amas?

—N-no... —responde con dificultad y no puedo evitar desviar la mirada. —Gaby siempre fue mi todo... nunca me había enamorado de alguien como con ella. Pero Samy, desde que tú apareciste todo cambió... No sabes todo lo que he experimentado por ti, desde la angustia más grande hasta el cariño más fuerte. No miento cuando digo que te amo, pulgüita.

Lo miro sin poder aguantar caer en su hermosa mirada y se acerca hasta mí con cautela. Une sus labios a los míos y me toma por la cintura. Su beso es apasionado y necesitado.

—Dime que no me estás mintiendo —susurro con lágrimas en los ojos.

—Jamás te mentiría, mi amor —responde y acaricia mi mejilla con dulzura.

Se aleja y toma la pulsera que está sobre la cama. Lo siguiente que hace es ponerla en mi muñeca, ni siquiera entiendo el porqué lo hace.

—Ella te considera una amiga de verdad, no la dejes ir —explica.

— ¿Cómo quieres que haga eso? Contigo a mi lado no creo que sea posible.

—Olvida eso, olvidate que ella tuvo que ver algo conmigo. Yo ni siquiera tengo porque entrometerme... Y si te pregunta por mí, dile la verdad.

— ¿La verdad?

—Sí —sonríe. —Que somos novios, que nos amamos. Y que simplemente dijiste que eramos amigos por miedo a lo que ella pensara —dice y ahora pone en mis manos la fotografía y el papel.

Lo pienso mucho y finalmente asiento. Esto sería difícil, pero lo haría.

Ya tendría que comunicarme con ella luego y darle muchas explicaciones.

—Gracias, Chris. Creí que cuando lo supieras me odiarías por entrometerme en la vida de alguien que es demasiado importante para ti.

—No seas tontita, Samy —me da un piquete en la punta de la nariz y vuelve a enredar sus brazos a mi cintura. —Sabes que mi vida ahora es más tuya que mía... Yo te lo debo todo. Y no puedo enojarme por algo que no tuviste manera de controlar —habla con cariño y respiro profundamente. —Además, sé que serán afortunadas de tenerse la una a la otra.

Sonrío con esto último y me acerco a su rostro para besarlo.

—Te amo, Chris... De verdad, muchas gracias.

—Gracias a ti por existir... por demostrarme que realmente mi verdadero amor siempre estuvo más cerca de lo que creí. Te amo, mi pulgüita.

Le revuelvo el cabello y río ante lo que se pasó por mi cabeza.

— ¿Qué? —pregunta interesado.

—Al gato le cayó una pulga de la que no podrá librarse —menciono riendo y me mira enarcando una ceja.

—Bueno, no puedo negar que con mi sobrenombre y el tuyo, tiene mucho sentido —ríe. — ¿Te quedas a dormir conmigo?

—Claro que sí, amor.

— ¿Eso significa que puedo aprovecharme de la situación? —me mira insinuando lo obvio y le guiño.

— No puedo negarme a semejante oferta —respondo seductoramente y lo beso.

Lo beso con ansías, como si no hubiese un mañana, como si eso va a permitir fundirme en su piel para siempre, acortando cualquier espacio entre nosotros.

Lo beso y siento que ese siempre ha sido mi lugar.



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