Capítulo 58 - Mala noche
POV Samy
Esto tenía que ser una jodida broma de muy mal gusto.
¿De verdad tenía que pasar esto justo el día en que se me ocurre traer a Christopher hasta aquí?
—H-ho... hola, Gabriela — saludo finalmente, más nerviosa que el resto de mi vida.
Ahora sí que estoy en líos.
—No puedo creer que te encuentro una vez más, ha pasado tanto tiempo —habla Gabriela con una sonrisa resplandeciente, casi puedo sentir que me estoy quedando ciega.
Nah, solo estoy exagerando... Pero intento dar a entender lo perfecta que es ella y lo poca cosa que soy yo a su lado.
—Qué fueron... ¿6 meses? —dice y miro a Christopher de soslayo.
Tiene una cara de confusión total, pero no me queda de otra que continuar con la conversación. Ya no hay marcha atrás.
—S-sí, algo así.
Ahora que me doy cuenta, ha pasado mucho tiempo desde que la conocí. Y sería lógico que Christopher se esté preguntando cómo es que su actual novia conoce a su ex.
Y lo peor de todo. Cómo es que no se lo he contado. No quiero ni imaginarme todas las posibilidades que estarán cruzando por su cabeza.
— Estoy tan feliz de verte —me abraza tomándome por sorpresa, pero le correspondo segundos después.
Estoy muy rígida al comienzo pero me relajo de inmediato. Creo que ella es como mágica, porque me he olvidado por un instante del gran problema en el que estoy metida y ahora simplemente siento como que estoy abrazando a una vieja y querida amiga, que para ser sincera, echaba de menos.
No he vuelto a dirigir mi mirada hacia Chris. Tengo la sensación de que si lo hago, puedo toparme con una mirada de odio de su parte. No estoy preparada para eso.
Nos separamos del abrazo y un pequeño e incómodo silencio se instaura entre nosotros. No tenia idea de que más decir. De pronto me había convertido en una muda.
—Oh, que irrespetuosa soy. No me he presentado con tu... ¿novio? —me mira con intriga y luego a Chris. Lo observo un nanosegundo y tomo aire.
Estoy loca para hacer lo que voy a hacer.
—Amigo —respondo con más nerviosismo, llamando la atención de Christopher y notando sutilmente como frunce el ceño ante mi mentira. —Es solo mi amigo —recalco con más seguridad y Gaby se sonroja por creer que ha sido indiscreta en hablar de más.
Si me lo preguntan por qué dije eso, sólo puedo responder que no lo sé. Aunque pensándolo mejor, quizá sea esa horrible sensación que me produce el sentir que les fallé a ambos, que soy una entrometida y que simplemente siento que estoy demás en este lugar.
Es innegable que al tenerlos frente a mí, uno al lado del otro, estoy más que convencida de que hacen la pareja perfecta.
Y es aún más obvia la tensión que proviene de Christopher al volver a tener a Gaby cerca de él.
—Lo siento por el error, pensé que eran novios —se disculpa con una sonrisa nerviosa. Hasta pareciendo un poco torpe se sigue viendo hermosa. —En fin, soy Gabriela, mucho gusto —extiende su mano hacia Chris y él mira hacia mí con duda.
No quiero ser un motivo para que se reprima en sus actos o emociones, por lo que no digo ni hago nada.
—El gusto es mio —toma su mano y le dedica una sonrisa igual de hermosa. Casi puedo sentir la extraña sensación de nostalgia que le produce ese pequeño tacto a él. —Soy Christopher —habla mirando sus ojos.
Mi mirada queda concentrada en la escena protagonizada por sus manos entrelazadas en un amistoso apretón. Hasta eso se nota perfecto en ellos. Parece como si hubiesen nacido para estar juntos y sus manos encajaran a la perfección. Como dos piezas de un mismo rompecabezas.
Ahora yo me sentía como la pieza infiltrada de otro rompecabezas, ese que intentas incrustar a la fuerza en un lugar, que aunque sabes que no es el suyo, aún así guardas la esperanza de que se ajuste al gran espacio vacío que dejó la pérdida de la original.
¡Vaya!
Realmente me estoy haciendo un lío.
— ¿Christopher? —repite con duda luego de haber guardado silencio y él asiente. El oxigeno se hace pesado a mi alrededor al darme cuenta que lo está reconociendo. — ¿Será posible que...? —observa nuevamente hacia mí y Chris hace igual. — ¿Es el Christopher que creo que es? —vuelve a preguntar. Nuevamente no sé que decir.
Su mirada escudriña con curiosidad el rostro de Christopher y noto como él tampoco puede dejar de mirarle.
Esto es demasiado para mí. Demasiado para mi corazón.
—Realmente eres tú —comenta sonriendo y se le iluminan los ojos.
Mi corazón se paraliza un instante al reconocer esa reacción de Christopher. Está claro que se ha emocionado de que Gaby lo haya reconocido.
— ¿Disculpa? —noto en el tono de su voz una mezcla de nervios y felicidad. Quizá solo quiere probar totalmente la teoría de que lo ha reconocido.
—Eres ese Christopher... el chico lindo que me escribió hace tanto —sonríe con dulzura y luego me mira una vez más. — ¡Lo encontraste! —chilla con emoción y yo solo quiero desaparecer por millonésima vez.
Los observo a ambos y siento que están esperando una respuesta de mi parte, pero no puedo siquiera intentar abrir la boca. Además, sus manos estrechadas perfectamente no me dejan pensar con coherencia.
— Casualmente vivimos en la misma ciudad —trato de explicar rápidamente y Gaby asiente, pareciendo que, por el momento, está satisfecha con esa respuesta.
—Tendrás que ponerme al día con los detalles —me guiña y vuelve su atención hacia Christopher. Le da un último apretón gentil y sonríe. —Es un gusto conocerte finalmente, Christopher —habla y después de lo que me pareció una eternidad de tortura, suelta su mano.
El corazón se me encoje al notar cómo Chris mira su mano con tristeza, quizá sintiendo la ausencia cálida del tacto de Gabriela. Porque eso es lo que ella transmite... Calidez pura.
— No quiero molestar, pero ¿quisieran sentarse con nosotros? —pregunta mirándonos a ambos. —Estoy con mis papás en aquella mesa —señala y miro hacia el lugar indicado.
El papá y la mamá de Gaby me sonríen y saludan con la mano. Yo les devuelvo el gesto.
Miro a Christopher para que me dé una pista de lo que piensa y se encoje de hombros, dándome a saber que no tiene inconveniente y que sea yo quien tome la decisión. No me queda de otra que dar un asentimiento como respuesta.
— ¡Maravilloso! —dice Gaby tan feliz como puede y Chris sonríe.
Lo recalco, soy una pieza que está de más.
Nos ponemos de pie, tomando nuestras pizzas y bebidas, para luego acomodarnos en la mesa donde se encuentran los padres de Gabriela. Chris se presenta lo más natural que puede, pero sus nervios lo delatan. Luego de ello, empezamos a comer entre conversaciones y risas, con la diferencia de que yo me sentía incómoda y fuera de lugar, pero intentaba llevarle el ritmo a los demás. Sobre todo a Chris y Gaby, quienes reían de todo y se veían tan bien así.
En un instante Christopher se topa con mi mirada y deja de sonreír, poniéndose serio al instante.
— ¿Estás bien? —asiento, tratando de verme así. Pero la verdad era que ya no estaba soportando esto. — Creo que me debes una explicación —susurra en un momento en el que todos están distraídos riendo por un chiste que contó el papá de Gaby.
Asiento de nuevo y luego desvío la mirada.
¡Estoy muerta!
— ¿Y estás aquí por otro viaje de negocios de tu mamá? —inquiere Gabriela cambiando el tema y Chris me mira de inmediato.
Genial, más mentiras por las que dar explicaciones.
—Eh, no, no —niego nerviosa —en realidad... —me quedo callada sin saber que inventar esta vez. Pero se me hace imposible teniendo a Christopher a mi lado.
—Vino conmigo —habla de pronto Christopher y la atención recae sobre él. —Viajé a visitar a mi tía que vive aquí y le pedí que me acompañe —miente, tratando de dar una explicación. Eso me deja asombrada, pero me tranquiliza el sentir que pese a todo, aún sigo contando con su apoyo.
—Entiendo, me parece muy lindo de tu parte que hayas traído a Samy contigo —dice Gaby y le regala una bella sonrisa. —Gracias. De no ser por ti no la hubiese vuelto a ver —reposa su mano sobre la de Christopher y la aprieta levemente, como si tratase de coquetearle.
Los celos se apoderan de mí al instante.
—Sí, Chris es muy atento conmigo... Desde que nos conocemos no nos separamos —digo con un tono demasiado fuerte, tomando su otra mano con posesión y Gaby se asombra, retirando su mano de inmediato.
Casi siento como si estoy en alguna clase de competencia con ella, intentando marcar mi territorio.
Me avergüenzo de inmediato.
—Sí, nos hemos hecho muy buenos amigos —recalca Christopher y luego me mira con una ceja arqueada, como preguntándome a qué viene mi actitud.
Solo puedo intentar cambiar el tema.
— ¿Y cuál es el motivo por el que ustedes estén aquí? ¿más vacaciones?
—Casi, pero no... estamos aquí por viajes de negocios, pues finalmente decidí incursionar en el mundo del modelaje —menciona y Chris se emociona, soltando una sonrisa llena de orgullo por ella al saber que estaba comenzando su triunfante carrera. —Como soy menor de edad, pues mis papitos me acompañan —les lanza un beso y su papá le da un apretón de mano, pareciendo feliz por ella.
Una vez más me siento fuera de lugar.
Continuamos hablando sobre muchos temas en general y pasadas las dos horas, finalmente parecía como si había llegado el momento de despedirse. Algo que me alegraba y me aterraba a la vez.
Claro que quería dejar de torturarme con la imagen perfecta que proyectan Christopher y Gabriela juntos, pero tampoco quería quedarme a solas con él y darle explicaciones.
—Ya es un poco tarde, creo que regresaremos al hotel —dice la mamá de Gaby y ella hace puchero en señal de que no está de acuerdo.
— ¿Puedo quedarme un poquito más con los chicos? ¿si? Por favor. —ruega.
—Pero de seguro Samantha y Christopher han de querer ir a descansar —habla su papá y nos mira, esperando una respuesta.
—No, no hay problema con eso. Aún no pensábamos irnos —digo como acto de reflejo, pero me arrepiento de abrir la boca al instante.
Se nota que me gusta sufrir.
—Sí, de hecho, vinimos aquí para disfrutar nuestra última noche en Argentina ya que mañana nos vamos muy temprano. Así que nos quedaremos un poco más —Christopher inventa la mejor historia que puede habérsele ocurrido y el pensamiento de que no quiere que Gaby se vaya aún no me ayuda mucho.
Gaby entristece su gesto.
— ¿Se van tan rápido? —inquiere.
—Ya tenemos alrededor de dos semanas aquí —intenta explicar con otra mentira.
—Entonces con muchos más motivos quiero quedarme —dice hacia sus padres y estos asienten luego de sonreír.
—De acuerdo, princesa. Pero no llegues muy tarde —habla su padre —Y Christopher... —lo mira y éste le sostiene la mirada pese a que es muy intimidante — dejo en tus manos a mi niña, cuídala —dice y asiente automáticamente.
Insisto. No sé que hago aquí.
Se despiden de ella con abrazos y besos y finalmente se marchan. Dejándonos solos.
—Entonces... —dice sonriente. — ¿tienen algo en mente para el resto de la noche?
—No, por el momento no —habla Christopher y ella asiente arrugando la nariz.
—Entonces déjame pensar en algo, Chris.
Escucharle decir "Chris" hace que mis celos vuelvan a explotar. Pero ni siquiera sé si tengo el derecho de ponerme celosa por ello.
No sé si quiero quedarme aquí o salir corriendo hacia mi vida normal de hace unas horas.
—Ya regreso, voy al baño —hablo en un intento desesperado por escapar unos segundos de este lugar. Me pongo de pie y Chris asiente.
—Claro, no hay problema —menciona Gaby. —Aquí te esperamos.
Camino a paso rápido en dirección al baño y me encierro en el primer cubículo que encuentro vacío.
Reposo mi cabeza sobre la puerta y cierro los ojos, intentando tranquilizarme.
Pienso en posibles opciones, pero no encuentro nada, solo me queda seguir aquí y aguantar lo que resta de la noche viendo a Christopher y Gabriela tan perfectos como solo ellos son. Salgo y me lavo la cara, mirando mi rostro en el espejo que tengo frente a mí. Luzco un poco pálida y sé que se debe a la razón de encontrarme con ella y lo mal que la estoy pasando.
Decido regresar y visualizo cómo se ríen tan amenamente de lo que sea que están hablando. Se nota lo mucho que se entienden.
Empiezo a acercarme sin inmutarme o dar pista de que quiero desaparecer.
— Es cierto cuando te digo que canto espantoso —habla Gaby y ambos ríen.
—Disculpen la tardanza —digo muy bajito y ambos me sonríen.
— Que bueno que regresaste Samy... Chris me hablaba sobre lo mucho que le gusta cantar. Y he de decir que realmente canta hermoso —dice pareciendo encantada.
¿Eso quiere decir que le cantó?
¿Qué le habrá cantado? ¿y si lo que cantó se lo estaba dedicando?
Otra vez creo que estoy exagerando. Sí, solo es eso.
—S-sí, Christopher tiene una linda voz —intento seguir la conversación.
Nos quedamos en silencio y noto cómo Gabriela no le quita la mirada de encima a Christopher. Es obvio que ahora que lo tiene en frente le ha llamado la atención y probablemente le ha gustado.
¡Vaya mesiversario el que me ha tocado!
— ¡Bien, lo tengo! Vamos a bailar —sugiere Gabriela con una enorme sonrisa.
— ¿Bailar? Pero somos menores de edad —dice Christopher.
—No hay problema con eso, claramente todos pasamos como chicos de 18 y además, acabo de recordar que un amigo mío es hijo del dueño de una discoteca que queda muy cerca... ¿se apuntan?
— ¡Claro! —responde Christopher de inmediato, esta vez sin consultarme y eso me molesta un poco.
¡Traidor!
— ¿Samy?
— No hay problema —me encojo de hombros y casi da un salto de la emoción.
Segundos después nos ponemos de pie y empezamos a caminar, ya que la discoteca queda cerca.
Christopher y Gabriela siguen conversando y yo emito palabra en rara ocasión. Cuando llegamos lo primero que hace Gabriela es preguntar por su amigo, minutos después estamos dentro.
—Vengan, por aquí —nos dirige entre el montón de gente hasta llegar a una mesa. —Aquí estarán perfectos.
—Muchas gracias, Alex. ¿Te quedas con nosotros? —habla Gaby y él se lo piensa. Me mira con interés y finalmente asiente sonriendo. — ¡Genial!
—Entonces iré a pedir algo para que beban —comenta el tal Alex y desaparece entre la multitud.
Nos sentamos y siento cuando Christopher toma mi mano por debajo de la mesa y la aprieta con cariño. Al menos ese pequeño tacto me tranquiliza un poco.
—Esa canción me encanta... Ven, vamos a bailar Chris —escucho a Gabriela decir, cuando lo ha tomado de la otra mano.
—Pero Samy quedará sola.
—No te preocupes por ella —le sonríe. Él me mira pero no impide que lo hale hacia la pista de baile. —En cuanto regrese Alex baila con él, es un chico muy tierno —grita y me guiña.
Debe estar de broma.
Está claro que cometí un grandísimo y estúpido error al decirle que Christopher es solo mi amigo. Lo más probable es que esté pensando que ahora que al fin lo conoce frente a frente podrá aprovechar la oportunidad que dejó pasar hace mucho tiempo.
Ni siquiera sé a dónde se han ido, les he perdido el rastro.
— ¿Una mala noche? —habla Alex, llamando mi atención. Deja los tragos sobre la mesa y se sienta a mi lado.
—Algo así —digo desviando la mirada, solo tratando de buscar a Chris y Gabriela entre la gente.
— ¿Quieres bailar?
—No, gracias.
— ¿No te gusta la música? Puedo pedir que la cambien.
—No te molestes, simplemente no quiero bailar.
— Bien, no te obligaré. ¿Y cómo te llamas?
—Samantha —digo sin más.
—Es un bonito nombre, pero no te hace justicia —dice y finalmente dirijo mi mirada hacia él. Me sonríe tan descaradamente que es obvio que está acostumbrado a coquetear con todas y que le devuelvan el gesto.
Ruedo los ojos y me pongo de pie.
¡Fue suficiente!
—Lo siento, pero no estoy de ánimos para esto —tomo entre mis manos una copa y la bebo sin chistar. El ardor del alcohol colándose por mi garganta hace presencia.
Empiezo a moverme entre la multitud y luego de lo que me parece una eternidad, los he encontrado.
Gabriela está bailando muy cerca de Christopher, casi insinuándosele descaradamente. Parece que en cualquier momento lo va a besar, pero él parece como si no supiera que hacer, aunque tampoco lo noto muy dispuesto a alejarse, recordando el hecho de que tiene novia y esa soy yo.
La sangre me hierve por la rabia y ya no puedo más. No tolero la situación.
¡Basta de la Samantha que cree que se está entrometiendo en algo!
Este gato ahora es mío.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top