Capítulo 52 - Pasado y futuro

💥 ADVERTENCIA 💥

Capítulo largo y probablemente confuso :v 😂 Solo puedo avisarles que este capítulo es uno de los más importantes hasta ahora de los POV de Samy!

Disfruten de su lectura, bellas ❤❤

- Hola, mi amor... ¿puedo entrar? -inquiere mamá llamando mi atención. Le sonrío y asiento dejando a un lado mi computadora.

-Hola, ma. ¿Necesitas algo?

- No, solo quiero saber cómo va todo con el sapo -se sienta frente a mí, sobre mi cama y me dedica una sonrisa.

- ¿No piensas dejar de lado el sobrenombre de sapo?-río negando y rueda los ojos.

-Bien... Christopher -dice finalmente con falsa molestia.

-Así está mejor. Y todo es maravilloso, ma... Es como si realmente hubiéramos nacido para estar juntos, no lo puedo explicar, pero... lo siento así.

-Estoy demasiado feliz por ti, mi vida -dice sonriendo.- Y por cierto, ahora que al fin son novios, ¿le dirás la verdad?

- ¿La verdad? ¿a qué te refieres?

-A todo lo que sucedió... la razón de que ambos estén aquí -dice y frunzo el ceño. Ahora que lo pensaba, nunca me había sentido en la necesidad de contarle la verdad a Christopher y que mamá me lo pregunte, me había dejado un sabor agridulce en la boca.

Simplemente no sabía cómo se tomaría toda la verdad. Y siendo sincera, me daba miedo que lo tome muy mal.

-No creo que sea necesario-digo negando- ¿Por qué tendría que hacerlo?

-Porque se supone que están construyendo una relación juntos... ¿no crees que es justo que él sepa todo?

- ¿Y si lo toma para mal?-pregunto a la defensiva y pone su rostro pensativo.

-Pues no creo que sea así, lo que yo pienso es que se sentiría feliz de saber que después de todo no está solo en su loca historia del viaje en el tiempo... ¿a qué le tienes miedo, Samy?-inquiere y me pongo de pie empezando a caminar de un lado a otro en la habitación.

¿A qué le tengo miedo?

-Creo... -digo deteniéndome y mirándola con preocupación -Creo que tengo miedo de que me vea como un bicho raro... o como la culpable de haber perdido su vida perfecta... o simplemente tengo miedo de que todo se vuelva extraño entre los dos -explico y frunzo el ceño.

- ¿Qué? No digas tonterías, Samantha.

-Sí, probablemente sean tonterías mías, pero créeme que me siento mucho más cómoda viviendo como una chica normal cuando estoy con él -explico. -Es más, hace semanas que no hago ningún tipo de viaje, me siento bien así.

-Entiendo... pero sólo me estoy poniendo en su lugar, y si yo fuese él, me gustaría que me contaras tu secreto, que confíes en mí en esa magnitud.

-Yo confío en él -digo mirando al suelo. Realmente confiaba en él más de lo que podría confiar en mí misma, pero el tan solo imaginarme contándole toda la verdad, me podía los vellos de punta.

-Lo sé, bebé, pero no puedes fortalecer una relación ocultando un secreto tan grande a la persona que amas -responde y asiento.

-Tienes razón, ma... pero no creo que sea el momento adecuado para hacerlo. Y tampoco me siento preparada.

-Me conformo con al menos saber que se lo dirás -dice con una sonrisa y me extiende su mano invitándome a sentarme a su lado.

- Aveces pienso que en el fondo quieres mucho a Christopher -digo riendo y arruga la nariz.

-Ni te creas, eh. Sólo intento que su relación vaya por buen camino, porque quiero verte siempre así de feliz, mi amor -me abraza atrayéndome hacia ella y planta un beso en mi sien. - Aunque siendo sincera, ya se ganó unos cuantos puntos al pedirte finalmente que seas su novia. Ya no lo odio tanto -ríe.

-Gracias, ma -la abrazo con fuerza y me sonríe con ternura antes de ponerse de pie.

-Tengo que volver a la cocina por la merienda. Mejor ve a darte un baño para luego comer.

- Sí, ya voy.

Sale de la habitación y suspiro mientras quedo pensativa.

Realmente tendría que comenzar a prepararme psicológicamente para contarle toda la verdad a Chris sobre su misterioso regreso al 2013.

Me pongo de pie y decido ir a bañarme antes de que mamá me llame para comer.

Media hora después, vestida con mi pijama y lista para salir del cuarto de baño, el ruido de algo cayéndose al suelo en el otro lado de la habitación, llama mi atención. Abro de inmediato la puerta para descubrir lo que sucedió y ahogo un grito en cuanto mis ojos se posan sobre los de aquella persona.

Creo que estaba por tener un ataque de pánico.

- ¿Qué... qué ha-haces aquí?-pregunto en estado de shock y empezando a temblar con nerviosismo.

¿Cómo podría ser esto posible?

-Lo hice... pude hacerlo -habla casi en un susurro. Se sienta sobre la cama, cerrando los ojos con fuerza y llevando sus manos a su cabeza. -Cómo duele -habla con evidente dolor y decido finalmente reaccionar para auxiliarla.

- ¡Qué estúpida soy! Ya regreso -digo aún asustada y salgo corriendo de la habitación en dirección a la cocina.

Abro el refrigerador y tomo la jarra de agua helada junto con un vaso. Mis manos estaban temblando sin parar.

- ¿Ya estás lista para comer?-pregunta mamá mirándome mientras lleno con torpeza el vaso con agua. - ¿Estás bien?

-S-sí, ma -respondo nerviosa y decido regresar lo antes posible a la habitación para que mamá no siga preguntando.

Abro la puerta, entro y cierro con seguro.

Aún estaba sobre la cama, pareciendo moribunda. Le acerco el vaso con agua sin perder más tiempo y ella lo bebe de golpe, pareciendo que ahora se siente ligeramente mejor.

-Estos dolores de cabeza son de muerte -dice con fastidio y me devuelve el vaso vacío. Me siento en la silla frente a ella, aún sin poder creer que esté aquí realmente y prefiero no decir nada.

Mi otra yo también está en completo silencio.

Parece que aún está intentando sentirse mejor aunque no lo consigue. Empieza a estudiar el lugar y segundos después finalmente fija su mirada en mí, brindándome una sonrisa muy cansada. Ahora realmente me fijaba en su aspecto. Luce tan diferente a cómo podría recordarme a mi misma. Está pálida, más delgada y su semblante, sin dudarlo, parece el de otra persona.

- ¿Qué día es hoy?-pregunta y pestañeo varias veces antes de hablar.

- 14 de mayo... del 2013 -respondo mecánicamente y asiente.

-Pensé que no lo lograría, realmente me costó llegar hasta aquí -dice con una sonrisa triste. -Pero lo logré.

El silencio vuelve a reinar entre nosotras y decido ser yo quien termine con él, tenia que quitarme esta duda de encima.

-Samantha... -hablo y siento realmente extraño decir mi nombre. Bueno, no podía ser más extraño que estar frente a mi misma - ¿por qué viniste hasta aquí?-pregunto finalmente y sonríe.

-Sabía que lo preguntarías. Y solo puedo decir que tenía que hacerlo.

- ¿Tenías que hacerlo? ¿por qué? No entiendo nada.

-Recuerdo que yo estaba en tu misma posición cuando mi otra yo también me visitó este mismo día... nunca entendí el motivo... hasta hoy -dice esto último con la mirada triste.

- ¿De qué hablas? ¿También te visitó otra de nosotras?

- Así es. Cuando yo era quien ocupaba el lugar en el que estás tú ahora, una Samantha exactamente como yo, también me visitó -responde. -Ella también había vivido la misma experiencia.

-Una paradoja temporal -digo entendiendo todo y asiente con una sonrisa ladeada. -Eso quiere decir que... cuando yo esté en tu lugar, también tendré que volver hasta este día exacto para encontrarme conmigo misma -explico y vuelve a asentir. -¿Pero cuál es el motivo?

-No puedo decírtelo... ya sabes lo del efecto mariposa -se encoge de hombros -Me lo agradecerás después.

¿Agradecerle después?

-Entiendo que no puedas contarme nada del futuro, pero... ¿entonces el objetivo es sólo presentarte frente a mí por nada?-pregunto confundida. -Tuvo que haber al menos algo que te dijese la otra Samantha a ti, que ahora tengas que decírmelo a mí.

Se supone que siempre hay un motivo esencial por el que ocurren las paradojas temporales con situaciones cíclicas. Es decir, ese punto focal en el que una acción se repite una y otra vez debido a algo importante.

¡Tiene que haber alguna razón!

-No viajé hasta aquí para explicarte el motivo por el que vine, sino para decirte simplemente que disfrutes de todo lo bueno que tienes, sobre todo con Chris -dice con ojos cristalinos -Vive tanto como puedas, Sam -se pone de pie y se acerca hasta mí, tomando mi mano. Estaba comenzando a tener lástima de ella, de mi yo del futuro. -Luego puede ser muy tarde -dice esto último y una lágrima rueda por su mejilla.

¿Qué significaba todo esto?

Tiene que referirse a algo muy grave como para que se encuentre de la manera en la que está.

- ¿Algo le sucederá a Christopher? -pregunto asustada y simplemente me dedica una sonrisa decaída.

Será que después de todo lo que hice, ¿el final de Chris será el mismo?

Necesito respuestas.

-Creo que mi tiempo aquí ha terminado... No puedo decirte nada más, solo intenta que tus decisiones lo valgan.

- No, no puedes irte dejándome así... tienes que darme alguna señal de respuesta. ¿Tengo que hacer algo en específico? ¿estoy tomando malas decisiones? ¿y a qué te refieres con eso de que viva tanto como pueda?

- ¿Recuerdas al gato de Schrödinger? -menciona y asiento dándome por vencida. Sabía lo que me diría. -Pues bien, entonces sabes que no vas a descubrir si el gato está vivo o muerto mientras no abras la caja.

Tengo que abrir la caja para hallar la respuesta.

-Lo sé, pero esto me inquieta demasiado... estoy empezando a preocuparme. Esto es muy raro.

-Ley de Murphy, Sam... Lo que tiene que pasar, pasará -dice finalmente y segundos después desaparece frente a mis ojos.

Pestañeo varias veces tratando de no entrar en pánico. Mis manos aún tiemblan y están sudando.

Escucho el toque de la puerta del otro lado y la voz de mamá hablándome. Me pongo de pie de la silla y abro la puerta.

-¿A qué hora se supo... ?-se calla y me mira con preocupación -Samy, estás pálida. Parece que hubieses visto un fantasma.

Pues creo que era algo parecido.

-Sólo se me bajó un poco el azúcar, ma. No es nada grave -digo intentando recobrar la cordura.

¿Qué fue todo esto?

Creo que esta noche no podré dormir.

(...)

- ¿Y entonces?-pregunta Christopher llamando mi atención una vez más.

-Sería genial, Chris, pero no sé si me darán permiso -digo un poco triste. -Ve tú y diviértete.

La verdad es que moría por ir con él a la acampada. Necesitaba olvidarme de todo lo sucedido la noche anterior, aún estaba un poco nerviosa por ello.

- ¿Y dejarte aquí para que otros chicos se aprovechen de mi ausencia? ¡No!

-Christopher no seas exagerado, a parte de ti no he tenido ningún otro pretendiente -ruedo los ojos.

- ¿Y José? -pregunta enarcando una ceja y río segundos después. Buen punto, aunque no fue para tanto.

-Lo había olvidado... pero eso ya no cuenta y a parte de él no ha habido nadie más.

-Eso es lo tú piensas hermosa, porque créeme que hay muchos chicos detrás de ti. Simplemente no lo quieres ver.

-Eso no es cierto, casi soy un cero a la izquierda para la humanidad. Nadie se me acerca, Christopher.

- Es porque simplemente tienes esa fachada de chica dura y malhumorada... Debo confesar que cuando te conocí me diste un poco de miedo, pero ahora conozco a la niña hermosa que cuida gatitos callejeros y juega con niños enfermos... ¡Eres perfecta, Samy! ¿Ahora entiendes porqué tengo miedo de que alguien más se aproveche de mi ausencia?-explica y siento como el corazón se me derrite ante sus palabras.

-Christopher...

-No se diga más, si tú no vas, yo tampoco. Punto final.

-Está bien, intentaré por todos los medios ir... Y es que solo a ustedes se les ocurre programar un viaje de un día para otro.

-Las cosas inesperadas son mejor -dice con una sonrisa.

En eso tiene toda la razón.

- ¿Y a dónde se supone que vamos?

-A Manabí.

- ¿Manabí? Christopher, eso es un viaje de entre 6 a 7 horas -digo espantada.

-Por eso te dije que saldremos a las 5 de la mañana y volvemos al siguiente día. José tiene un tío allá con una finca hermosa.

-Suena bien -respondo con una sonrisa y lo abrazo. -Me encantaría ir.

-Entonces no perdamos tiempo y vamos a tu casa -toma mi mano y me alarmo de inmediato. No iba a permitir que Chris vaya a mi casa y se tope con mi papá una vez más.

- ¡No, no! No es necesario. Yo misma hablaré con mi papá... Él es el del problema, porque estoy segura de que mamá no tendrá inconveniente.

-Puedo hablar con él entonces -sugiere y niego un poco asustada.

Por todos los cielos, no.

-No, Chris. Mi papá no es nada fácil -sobre todo ahora.

- Samy, ¿tienes algún tipo de problema con tu papá? -pregunta de repente mientras empieza a acariciar mi mejilla. Deposito un beso sobre sus labios y suspiro.

-Todo está bien mechitas, yo puedo hacerlo -digo poco convencida y decido dar por terminada la conversación.

Pasamos una hora más acostados sobre el césped, la mayor parte del tiempo callados y cuando finalmente llegó la hora de despedirse, empezaba a sentir un gran vacío en mi pecho. Por más que trataba de estar tranquila, no podía dejar de pensar en que todo lo que me había dicho mi yo del futuro estaba vinculado a Christopher.

Probablemente después de todos los esfuerzos, Chris aún así tenía un mal final y ella sólo quería que aprovechara todo el tiempo que pudiese a su lado.

Y si era de esa manera... si después de todo, al final tendría que perderlo, no iba a pensarlo más y viviría todos los años que me quedan con él al máximo, disfrutando hasta el más pequeño momento a su lado, demostrándole que lo amo como no he amado nunca.

Sí, viviremos nuestro momento tanto como podamos.

(...)

-Ma, tienes que ayudarme ¿por favor? -digo suplicante.

-Samy, tu papá se va a enfurecer si se entera que te fuiste de viaje con Christopher... Y mucho más si se entera que yo te ayudé.

-Pero no tiene porqué enterarse, simplemente tienes que apoyar mi historia de que es un viaje escolar.

- ¿Un viaje escolar de un momento a otro? No creo que se crea eso.

-Por favor, ma. Te lo pido. No sabes lo importante que es para mí este viaje con Chris -le pongo ojitos de cachorrito y rueda los ojos.

-Listo, listo. Llamaré a tu papá ahora mismo -toma su celular de sobre la mesa. -Pero no prometo nada, ahora ve a cambiarte mientras lo llamo.

-Gracias, mamita hermosa. No sabes lo mucho que te amo -le doy un beso en la mejilla y corro hasta mi habitación.

Me doy un baño, me visto y decido empezar a hacer mi tarea. Si iría de viaje no quiero dejar nada pendiente.

-Samy -llama mi mamá y entra. - ¡Lo hice! -suelto el aire que estaba conteniendo y le sonrío emocionada.

- ¡Gracias, gracias, gracias! Te debo muchísimo, ma.

-Pues sí, porque la verdad no fue nada fácil -suspira. -Me preguntó tantas cosas que ya no sabía que decirle.

-Me imagino, ma. Pero de verdad, te debo la vida... Iré a buscar a Chris para darle las buenas noticias -me pongo de pie y le doy un abrazo antes de salir.

Toco el timbre en cuanto llego y Lita me recibe una vez más.

-Hola, Lita. ¿Está Christopher?

-Sí, mi niña, sube si deseas -me sonríe y me deja pasar.

-Gracias, con su permiso.

Comienzo a subir las escaleras y veo su puerta abierta.

- ¿Chris? -llamo y ve en mi dirección, me sonríe y se pone de pie para recibirme.

-Ya me hacia falta verte, pulguita -rodea mi cintura y deposita un beso cariñoso en mis labios.

Definitivamente a mi también me hacia falta tenerlo cerca.

-A mi mucho más, mechitas... ¿haces tarea?

-Sí, ya casi termino. ¿Y hay buenas noticias? -pregunta con ojos llenos de esperanza y asiento con una sonrisa.

-No fue fácil, pero finalmente logre conseguir el permiso.

Bueno, más bien mi mamá. La verdad es que tenía miedo de hablar con papá.

-Siiiii, ahora puedo decir con certeza que el viaje será increíble -responde feliz.

-Yo también estoy emocionada, amor. Será nuestro primer viaje juntos -Nuestro primer viaje normal, pienso. Le abrazo con fuerza y beso su mejilla. -Ahora tengo que irme, también tengo que terminar la tarea.

-Vamos, te acompaño.

-No es necesario, Chris. Conozco la salida, mejor termina de una vez todo.

-Está bien, hermosa.

-Nos vemos mañana, te quiero -digo sin tener ganas de marcharme.

-Te quiero, Samy.

Nos damos un efímero beso y salgo de su habitación sonriendo como nunca.

(...)

-La pasaremos genial, ya verán -comenta entusiasmado José.

Al fin había llegado la hora de viajar y estaba realmente entusiasmada.

Chris toma mi mano y me brinda un suave apretón; le sonrío en respuesta y recuesto mi cabeza sobre su hombro.

Eran largas horas de viaje, por lo que debido a la hora de la mañana, la mayor parte del tiempo estuvimos durmiendo.

- ¿Qué hora es, amor? -pregunto apenas despertando y bostezando.

-Las 10, aún falta alrededor de dos horas -responde y bosteza al verme.

-Wow, creo que nunca había realizado un viaje tan largo -digo mirando por la ventana.

Y me refiero a viajar en un autobús, porque vaya que he tenido viajes largos en avión cuando he ido a otros países.

-Yo tampoco -miente, porque definitivamente sé tanto como él que ha recorrido el mundo entero, tanto en avión como en autobús.

Se queda pensativo unos segundos y luego vuelve a hablar.

-Samy, ¿te enamorarías de alguien mucho mayor que tú? -pregunta y lo miro extrañada.

¿A qué iba esa pregunta?

- ¿Qué? -pregunto enarcando una ceja.

-Lo que escuchaste, pulguita... ¿te enamorarías de alguien mucho mayor a ti?

Definitivamente no.

-No, creo que no.

- ¿Estás segura? ¿Por qué?

-Para empezar, define "mayor" -hablo haciendo comillas con los dedos. Porque claro que podría enamorarme de un chico con dos o tres años más, pero de un abuelito, jamás.

-Unos... ¿8 años mayor a ti?

¿8 años?

¿Se refiere a un chico de 25?

Lo miro sin entender y segundos después caigo en cuenta. Ahora entendía porqué la pregunta. Eso me hizo reír.

-No son muchos años, pero tomando en consideración que apenas tengo 16, seria raro andar con alguien de 25... y no, no me gustan los mayores, entonces mi respuesta es no -explico aguantando la risa -Me gustan los chicos de mi edad o a lo mucho dos años mayor que yo.

-Entiendo -dice pareciendo cabizbajo.

Me causa mucha ternura el que le afecte pensar en que está siendo probablemente un roba cunas conmigo.

Si tan solo supiera que es mayor a mí con 1 año.

- ¿Y tú? -pregunto con curiosidad de conocer su respuesta.

- ¿Yo?

-Sí, ¿te enamorarías de alguien mucho mayor a ti?

-No -responde con rapidez. -No me enamoraría de alguien mayor, pero si de alguien menor -hace énfasis en la última palabra y sonrío.

- Eres un roba cunas... pedófilo -lo molesto y me observa con seriedad. Cree que lo digo en serio. - ¿Y cómo cuales serían los factores para que te intereses por alguien mucho menor a ti? -pregunto interesada.

Le lleva un momento pensar y cuando está listo, habla.

-Tomando como ejemplo el caso hipotético de que yo fuese mucho mayor a ti y aún así me terminase enamorando de ti... Tu personalidad seria lo primordial. No eres como cualquier otra chica, eres muy madura para tu edad -eso me causó gracia -sin embargo, eso no te impide divertirte también y hacer que los demás se sientan cómodos estando a tu lado -explica y asiento.

-Es decir, si tu fueses el hombre de 25 y yo apenas la niñita de 16, ¿aun así te enamorarías de mi? -inquiero.

-Definitivamente -responde sonriendo.

-Si ese fuese el caso -digo fingiendo que estoy meditando y luego río -Aún así no tuvieses oportunidad conmigo, mechitas. Recuerda que no me gustan los abuelitos -digo en broma.

Río un poco más y le doy un beso rápido en la mejilla.

(...)

Hace horas que habíamos llegado a la casa de los tíos de José. Era un lugar hermoso y hogareño, pero teníamos que pasar la noche afuera para acampar como se debe.

Al parecer los únicos entusiasmados con la idea eramos José y yo.

Nos tardamos alrededor de 20 minutos en llegar a nuestro destino debido a las carreteras empedradas, pero en cuanto bajamos del auto y observamos el lugar todos nos quedamos boquiabiertos.

Estábamos en pleno bosque y era realmente maravilloso, adornado por muchas flores y una enorme cascada que desembocaba en un río enorme.

-Wow, este lugar es hermoso -dice Karen asombrada y José sonríe con orgullo.

-Este es el lugar donde mi familia y yo siempre acampamos. Sabia que les encantaría... Ahora bien, tenemos que apresurarnos con las tiendas antes de que anochesca -señala tomando una gran bolsa y abriéndola con rapidez -Chicas, ¿podrían ir a buscar leña para la fogata? -dice como todo un jefe de acampadas.

-Claro, encantadas -respondo sonriente y tomo la mano de Karen para ir a caminar.

-Yo ayudo a las chicas antes de irme -dice Don Ignacio y se une a nosotras para el trabajo.

Recolectamos lo más que podemos mientras conversamos y media hora después regresamos. Las tiendas ya estaban puestas y todo parece estar en orden.

Son casi las 7 de la noche y él lugar se ha tornado bastante obscuro.

-Listo chicos, yo me voy... ¿Están seguros de que trajeron todo?

-Sí, tío. Ya todo está verificado -responde José.

-De acuerdo, vengo por ustedes mañana a las 9 ¿bien?

- ¡Sí! -respondemos todos al unísono y Don Ignacio se sube a su coche para posteriormente marcharse.

El silencio llena el lugar y todos escuchamos con atención solo el sonido de la naturaleza durante varios segundos. Me parecía que este lugar era perfecto.

Tomo la mano de Chris y le sonrío para que sepa lo feliz que estoy de estar aquí con él. Me devuelve el gesto y luego ambos miramos al cielo para embelesar nuestros ojos.

Era el cielo más estrellado que había visto en mi vida.

Me hacia sentir un poco más cerca de mi sueño de toda la vida... Conocer el espacio.

-Es hermoso -susurro y vuelvo a sonreír -Viviría aquí sin problemas por toda mi vida -digo con sinceridad.

-Yo igual -responde -pero solo si tú estás conmigo -lo miro conmovida por sus palabras y lo abrazo con fuerza.

Simplemente quería que el tiempo se detuviera ahora mismo.

(...)

Karen y yo somos las que más aplaudimos cuando David termina de cantar. Era un espectáculo verlo entonar la guitarra y escuchar su voz.

-Ahora le toca a una de las chicas -dice David y Karen se horroriza.

- ¡No! Yo canto tan feo que puedo atraer a un oso -dice graciosa.

-Aquí no hay osos, nena -responde David riendo.

-Aún así, prefiero no arriesgarme. Que cante, Sam -dice sonriéndome y niego.

No, de ninguna manera.

-Yo tampoco canto bien -digo riendo y arrugo la nariz.

-No importa, me encantaría escucharte -dice dándome ánimos Chris y suspiro derrotada.

Ese era un golpe bajo.

-Dale pues, no puedo decirte que no a ti -ruedo los ojos y todos aplauden sonriendo.

- ¿Ah si? -pregunta subiendo y bajando las cejas en broma y le doy un manotón.

-Deja de ser un pervertido, Christopher -digo riendo.

Aunque la verdad es que creo que tampoco podría decirle que no a alguna propuesta pervertida de su parte.

Lo siento, pero es Christopher Vélez.

- ¿Y qué toco? -pregunta David.

¿Y ahora que se suponía que cantara?

Frunzo el ceño mientras pienso y luego creo haber encontrado la canción adecuada.

-Mmm... ¿sabes las notas de Estar contigo?

-Clar.... -David es interrumpido por Chris, quien le ha quitado la guitarra de las manos.

-Yo la tocaré -dice sonriendo y los chicos lo miran con asombro. - ¿Qué?

-Christopher, no solo basta con tocarla literalmente, sino también entonarla -menciona riendo Jonathan y le tira un pedazo de madera que recoge del suelo.

-Lo sé, idiota -dice fastidiado.

- ¿Y tú de cuando acá sabes tocar la guitarra? -inquiere David y noto como queda sin respuesta alguna.

Allí vamos otra vez con sus metidas de pata.

-He visto tutoriales -intenta mentir pero los tres chicos ríen.

Hasta yo quiero reírme de la situación.

-Pela, no basta solo con ver tutoriales cuando no tienes una guitarra con la cual practicar -da su punto de vista José y todos asienten.

Chicos: 2
Christopher: 0

Era mejor que vaya al rescate de mi hombre.

- ¿Acaso estamos en un interrogatorio? ¡Dejen en paz a mi novio! -hablo enarcando la ceja y niego. -De acuerdo amor, puedes empezar -le digo con una sonrisa.

Asiente de igual manera y empieza a tocar los acordes a la perfección, de inmediato empiezo a cantar.

- Estar contigo, es como tocar el cielo con las manos... como el sol de un primer día de verano, como en un cuento, estar contigo.

...Estar contigo... desvelando uno por uno tus secretos, descubriendo todo lo que llevas dentro... Lo dejo todo por un momento de estar contigo.

...Yo siento que tu compañía es el mejor regalo que me dio la vida... La fuerza que me empuja a seguir adelante... De todo lo que tengo es lo más importante.

...Estar contigo es como un sueño... del que no quiero despertar, si abro los ojos y no estás... Vivir contigo, es mi deseo... es todo lo que quiero hacer porque a tu lado puedo ser... Solo yo misma, tan solo yo misma... 🎵

Dejo de cantar y sé que estoy ligeramente sonrojada. Me avergüenza el cantar tan mal, pero al menos estaba feliz de haberle dedicado aquella canción a Chris, porque cada palabra no era más que mi verdadero deseo de permanecer a su lado siempre.

-Wow -habla finalmente David estupefacto -De seguro muchos osos tomaron el primer vuelo a Ecuador para hacernos pedazos -dice y todos estallan en risas, Chris también.

Le dedico una mirada asesina y deja de reírse, aunque no por mucho tiempo.

Y yo hecha la cursi creyendo que estaría vomitando corazoncitos.

-No sé que me sorprende más... Que Christopher de la nada sepa tocar la guitarra tan bien o lo feo que canta Samantha -se burla ahora Jonathan y ahora soy yo quien le lanza una pequeña piedra que para mi mala suerte él logra esquivar. - ¡Oye! Eso estuvo cerca, mujer. ¿Qué tienen ustedes dos con andar lanzando cosas? -me mira y luego a Christopher.

-Ups, lo siento -sonrío con malicia y Chris me da un beso en la sien.

Bien, se ha ido el enojo.

-No les prestes atención. A mi me encantó escucharte, preciosa -dice con clara sinceridad.

-No mientas -digo avergonzada y lo abrazo.

-No estoy mintiendo, princesa. De verdad, gracias por dejarme escucharte -me hace sonreír finalmente y le doy un beso en agradecimiento.

-Bien, pues ahora te toca cantar una a ti en recompensa por haber hecho el ridículo -digo volviendo a estar animada y asiente.

Ahora de verdad estaba más que entusiasmada.

-Toma -dice devolviendo la guitarra a David. Noto cómo le habla al oído y luego asiente.

-Listo, pela.

Los acordes de la guitarra vuelven a llenar el silencio y antes de que empiece a cantar, Chris toma mi mano.

Me sonríe y su voz comienza a llegar a mis oídos como suaves caricias.

- Yo solía pensar que sabia quien eras tú... no sabía que dentro de ti, yo iba a encontrar la luz... -me mira a los ojos y sonrío -no sabía que existía un mundo así, no sabía que podía ser tan feliz.

...No no no no no oh uh...

...Y la vida pasaba de largo vacía sin emoción, no había nada flotando en el aire abrazándome el corazón...

...Y llegaste tú y el mundo me abrazó... Y llegaste tú y el mundo se paró...

...Y llegaste tú y me sorprendió el poder que había en este amor... Y llegaste tú, una bendición... aún recuerdo el momento en que todo cambió...

...Y llegaste tú y me sorprendió, el poder que hay en este amor... Y llegaste tú, una bendición... aún recuerdo... Cuando llegaste tú -acaricia mi mejilla con su otra mano y acerca más su rostro al mío, cortándome la respiración. -Hoy que estoy en tus brazos recuerdo mi soledad... Y me río pensando en las veces, que yo te dejé pasar... -sonrío ante eso, pues tiene toda la razón. -Y llegaste tú y el mundo me abrazó... Y llegaste tú y el mundo se paró... 🎵

Continúa cantando y solo puedo sonreír con cada palabra que sale de sus labios. Sentía claramente como tenía hechos agüita los ojos.

Pocos minutos después termina la canción y todos aplauden y silvan, pero ambos no prestamos atención a nuestro alrededor.

-Cuando llegaste tú, mi vida no volvió a ser la misma, Samy... Te quiero... Te quiero con todo mi ser -musita para que solo yo pueda escucharlo y lo abrazo totalmente emocionada.

Christopher me tiene perdidamente enamorada de él.

(...)

Eran alrededor de las 3 de la mañana y muchos de nosotros ya estaban cayendo del sueño. Luego del montón de chistes agrios pasamos a las historias de terror y en más de una ocasión hicimos dar saltos y gritos a Karen.

Debo admitir que en muchas de esas ocasiones, yo tuve la culpa.

-Bien, como ven hay tres tiendas... Una la compartirán las chicas, en la otra dormirán Christopher y David; y la restante Jonathan y yo -explica José.

Debo hacer un gran esfuerzo porque no se note mi cara de decepción al saber que no dormiré con Chris.

- ¿Y yo por qué tengo que dormir contigo? -refunfuña Jonathan y David le da unas palmaditas en la espalda.

-Espero que no te duela el trasero mañana al sentarte -le dice y Jonathan lo mira sin gracia.

Estos chicos me matan de la risa.

-Yo quiero dormir con David o Christopher, tú me estás dando miedo -vuelve a hablar Jonathan a José.

-Como quieras -responde rodando los ojos.

-No, de ninguna manera, la pelita es mía -menciona David y lo abraza casi trepándose sobre Chris -¡Alejate de él!

-Todos ustedes son muy raros -menciona Karen a mi lado con una ceja enarcada y los chicos se miran con gracia.

-Así ha sido desde que nos conocemos -se encoge de hombros y le da un beso en la mejilla a Christopher.

Niega con la cabeza mientras ríe y se aleja para acercarse a mí.

- ¿Quieres dar un paseo? -pregunta extendiendo su mano. La tomo y asiento. - ¡Luego volvemos! -grita hacia los chicos que aún discutían sobre la manera en que deberían dormir.

- ¡Usen condón! -grita Jonathan y los demás ríen.

- ¡Idiota! -responde Chris y le da una linda vista de su dedo medio.

Yo no puedo evitar reírme de la situación con mucha gracia.

Caminamos algunos metros hasta llegar a la orilla del río del otro extremo de donde estábamos antes y nos sentamos en una roca realmente enorme. Estábamos alumbrados nada más que por las linternas de nuestros celulares.

El lugar era mucho más tranquilo y se podía escuchar con mayor claridad el eco del agua al caer por la cascada.

- ¿Y qué tal? -pregunta sonriente.

-Me la he pasado genial... Los chicos son de lo mejor y muy divertidos -respondo y apoyo mi cabeza sobre su hombro.

- ¿Solo ellos? ¿y yo?

-Amor, tu sobrepasas los limites de genialidad -le doy un empujoncito con el hombro y ríe satisfecho.

-Gracias por haberme acompañado.

-No te creas tanto, eh. No podía perderme el conocer todo esto tan lindo.

-Me dueles, Samantha Rodríguez.

-Que llorón, Christopher Vélez.

Reímos y volvemos a quedarnos en silencio unos minutos más.

Chris se acuesta sobre la roca y yo lo imito. Realmente podría quedarme a dormir aquí sin problema alguno.

Miramos al cielo perdiéndonos en nuestros propios pensamientos y noto cómo señala un punto en especifico con su dedo.

-¿Ese es Marte?

Suelto una carcajada en cuanto noto bien al supuesto "Marte" de Christopher que se mueve casi imperceptiblemente en el aire.

-Christopher, eso es una luciérnaga -respondo riendo.

Noto su esfuerzo al ver y pone cara de asombro en cuanto cae en cuenta de que tengo razón.

- Creo que necesito lentes.

Por supuesto que sí, amorcito.

-Te verías sexy con ellos -digo y tomo su mano.

Y simplemente porque me encanta hablar sobre cualquier tema referente al espacio, empiezo a explicarle porque no se podría ver Marte desde aquí.

-Si pudiera lamería tu cerebro -dice sonriendo en cuanto he terminado de hablar.

-No exageres, es algo básico -ruedo los ojos riendo.

Para mí lo es, pero sé que para él no.

- ¿Básico? Quizás para ti, yo no tenia ni pinche idea.

- ¿Quieres aprender algo interesante de verdad?

-Soy todo oídos, preciosa.

-Bien, fíjate en cualquier estrella.

-Mmmm... ¡Esa! La más brillante y titilante -dice señalando una que está justamente por encima de nosotros.

Definitivamente es la que se ha robado mi atención esta noche.

-La he estado observando hace un buen rato, es linda... ¿Y podrías adivinar a qué distancia se encuentra?

- ¿A qué distancia? Mmm quizá unos... ¿500 kilómetros?

-No estás ni un poquito cerca -río y suspiro.

- ¿Entonces está más lejos?

-Escucha, solo como ejemplo... la estrella más cercana a nuestro sistema solar es Próxima Centauris, a 4,22 años luz de distancia que equivalen a aproximadamente más de 39 billones de kilómetros...

-¿Billones? -dice sorprendido y asiento.

-Y la luz de aquella estrella es casi imperceptible a nuestros ojos, se necesita un telescopio especial para poder observarla.

- ¿Y es la más cercana? ¿Cómo es posible que su luz no llegue y la de aquella sí?

-Aquella estrella debe estar a mucho más años luz de distancia de nosotros... pero debe ser una estrella súper masiva... Tan gigante para que su luz nos alcance a pesar de la distancia -explico y la observa con atención varios segundos.

-Tú eres mi estrella súper masiva... Siempre me llegará tu luz y tú brillo a pesar de la distancia -habla segundos después volviendo su mirada a mí.

Tengo que admitir que es lo más romántico y científico que me han dicho en la vida.

El estar aquí, a su lado, respirando el mismo oxígeno que él, me hacían la mujer más feliz del universo.

-Lo de la canción... ¿es cierto? -inquiero en voz baja recordando sus palabras. Se gira completamente hacia mí y me mira con ternura.

-Obvio, princesa. Cada palabra... Todo es cierto.

No podía creer la felicidad que me embargaba al saber que soy un motivo de que la vida de Christopher sea mejor ahora.

-Creo que estoy metida en un enorme problema -digo mirando con detenimiento sus lindos ojos.

- ¿Problema? ¿Por qué?

-Porque me estoy enamorando demasiado de ti -susurro y le dedico una pequeña sonrisa.

- ¿Te digo un secreto?

-Síp

-Yo igual -menciona y mi corazón se descontrola. Se acerca hasta acortar todo el espacio que hay entre nosotros y besa la punta de mi nariz.

Ese pequeño contacto me hace erizar la piel.

Nos sonreímos el uno al otro y decido cortar el espacio entre nuestros labios. Siento su boca moverse con delicadeza sobre la mía, mientras acaricio su cabello con cariño.

Muerdo su labio inferior y él hace lo mismo; algo que me provoca una sonrisa tímida. Era la primera vez que lo hacia.

Lleva su mano a mi cintura y la acaricia dibujando pequeños círculos, haciendo que mi cuerpo se tense por la sensación. Lo apego más a mí, queriendo hacer nulo cualquier mínimo espacio entre nosotros, mientras siento mi pulso acelerarse.

Me muevo rápidamente y me acuesto sobre él. A este punto ni siquiera me importa lo que podría parecer que está sucediendo.

Mis besos parecen más ansiosos conforme mi cuerpo reacciona a sus caricias, lo que hace que él también empiece a descontrolarse.

Probablemente deba parar, ni siquiera estoy segura de ello, sólo sé que me estoy haciendo caso a mi misma, a mi yo del futuro... Solo estoy tratando de hacer que cada segundo al lado de Christopher lo valga.

Me siento aún estando sobre él y lo halo hacia mí para seguir besándolo con la misma intensidad y ansiedad. Envuelve sus brazos en mi cintura para atraerme más hacia él y ahoga un gemido cuando siente como muerdo él lóbulo de su oreja.

Siento como eso le hace perder cualquier índice de autocontrol y empieza a acariciar mis muslos por encima del pantalón de pijama.

Hubiese sido una mejor opción traer un blusón largo.

-Creo que tengo que controlarme -susurra con dificultad cuando beso su cuello.

No, no quería que nos quite este mágico momento.

Lo miro a los ojos tratando de hacerle saber que no quiero parar. Mi cuerpo está más que disponible para esto.

Acaricio su labio inferior con mi dedo pulgar, con tanta suavidad como puedo, haciéndolo temblar.

- ¿Quieres parar? -pregunto.

-No -niega y le dedico una pequeña sonrisa.

Amo su sinceridad.

-Yo tampoco -susurro y se nota sorprendido por mi respuesta. - ¿Crees que sería lo mejor detenernos?

Me aprieta mucho más hacia él y besa la comisura de mis labios.

-Creo que sí...

- ¿Lo dices porque en realidad lo crees así o por algún motivo en especifico?

-No te voy a mentir, amor... Y si lo digo es porque no tengo condones -dice claramente avergonzado y río.

No puede ser cierto.

- ¿Qué clase de hombre sale a un viaje con su novia donde saben que van a estar a solas y no lleva condones? ¿Los olvidaste?

-No... es solo que no estaba pensando en que los necesitaría... No tenía planeado nada de esto -dice confundido y ahora soy yo la que siente un poco de vergüenza.

- ¿No esperabas que me acostará contigo hoy? -pregunto sorprendida.

No es como si imaginara que Christopher sea como aquellos chicos que buscan la primera oportunidad para llevar a sus novias a la cama, pero imaginaba que esta sería la ocasión perfecta para estar juntos y pensé que él lo creía así.

- ¡No! Y ya estoy confundido... ¿acaso tu sí?

Pestañeo varias veces y niego avergonzada.

Momento demasiado incómodo.

- Solo pensé que eso era lo que querías... por ello me adelanté, para hacerte saber que no tenia problema con ello -explico y frunzo el ceño.

Ya arruiné todo.

- ¿Qué? ¿No tienes problema con que tu novio de casi dos semanas probablemente quiera acostarse contigo? -dice un poco enfadado conmigo y abro la boca queriendo explicarle todo, pero no sé qué decir.

-No soy una fácil si es lo que estás pensando -digo avergonzada.

-No creo que seas una fácil, princesa... Tú eres más difícil que cualquier otra mujer que he conocido -responde sonriendo pero yo simplemente estoy seria.

Definitivamente Christopher no tenía pensado acostarse conmigo, por un lado me parecía de lo más tierno, pero por otro, me sentía triste.

Las palabras de la Samantha de hace dos noches me caen como baldes de agua fría una vez más y empiezo a sentir tanta impotencia y confusión.

No quiero apresurar las cosas entre nosotros, pero tampoco quiero que nos falte algo por hacer en caso de que... suceda lo peor.

-¿Quieres llorar, amor? -pregunta estudiando mi rostro. Las lágrimas estaban amenazando por salir.

-Christopher... Yo... -me quedo callada y desvío la mirada.

¿Cómo explicarle lo que sucede?

¿Cómo decirle que lo amo tanto y me da miedo perderlo?

- ¿Qué sucede, amor? Habla conmigo.

-Yo realmente pensé que hoy seria nuestra noche especial -é muy bien que no había planeado en que algo entre nosotros sucediera hasta el momento en el que estaba pasando todo, pero ahora creía que estar con él de esa manera tan íntima, se había convertido en una necesidad de demostrarle lo mucho que lo amo. Vuelvo a sentarme en la piedra junto a él sin mirarlo al rostro -Y no quiero que pienses que soy una fácil.

-Ya te dije que...

-Lo sé -le interrumpo y me seco las lágrimas que se habían escapado. -Quiero que entiendas que estaba dispuesta a hacerlo contigo porque nunca me había sentido tan maravillosamente bien con un chico hasta que llegaste a mi vida, Christopher... Y sí, estoy perdida y jodidamente enamorada de ti. Y solo pensé que era el momento perfecto... creí que tu pensabas igual -suelto de golpe.

-Yo entiendo, princesa. Me siento igual... Y si no hubiese sido por esos malditos condones que no quise coger de Jonathan, créeme que ahora mismo tu y yo estaríamos haciendo el amor aquí y seria el hombre más feliz del universo -explica. -Te prometo que más adelante, cuando sea el momento justo, sucederá. Y será más que perfecto... Todo lo que te mereces, hermosa -me dedica una sonrisa y solo lo miro con más tristeza.

¿Por qué la vida quería quitarme a un chico tan maravilloso como Christopher?

No me parecía justo.

- ¿Más adelante? -susurro y niego -¿Y si no hay un más adelante? ¿Y si se nos termina el tiempo, Christopher? -digo con toda la intención de que este martirio entre nosotros termine.

Tenía que contarle lo que sucede, aunque por culpa de ello quizá me odie.

Sé que salvé su vida, pero también le arrebaté la oportunidad de muchas cosas.

- ¿A qué te refieres con esa pregunta? -inquiere y me preparo para lo que estoy a punto de decir.

Lo miro dubitativa y frunce el ceño.

Por un momento siento miedo de que ya se esté imaginando lo que sucede. Estoy a punto de hablar cuando una voz me interrumpe.

- ¡Aquí están! -dice José pareciendo aliviado de encontrarnos. - ¿Acaso no piensan dormir? Todos estábamos preocupados porque no aparecían.

Me arrepiento de haber pensado en contarle todo a Chris y decido huir antes de que empiece a preguntar otra vez a lo que me refería.

Me pongo de pie de la roca y regreso al campamento huyendo de Christopher y de la situación.

(...)

Un dolor de cabeza me despierta de la nada y me siento de golpe llevando mis manos a la sien. Miro en mi celular la hora y apenas son las 4 de la mañana.

A mi lado Karen está durmiendo plácidamente. Por suerte no la desperté.

Otro pinchazo de dolor me hace ahogar un grito y decido salir de la tienda para tomar aire fresco. Me pongo mis zapatos y me siento en uno de los troncos que están alrededor de la fogata.

No hago nada más que tratar de parar el intenso dolor de cabeza masajeando una y otra mi sien, pero no funciona.

El inmenso dolor, de como si una aguja me traspasara el cerebro de un lado a otro, me hace retorcerme y empezar a llorar. Caigo al suelo y me hago un ovillo, cerrando los ojos para soportar el dolor.

Todo es tan intenso que pierdo la conciencia.

Lo que me hace reaccionar es sentir como la lluvia intensa me está mojando.

Rápidamente caigo en cuenta de que ya no estoy en el campamento, sino en un lugar que conozco muy bien, el parque cerca de mi vecindario.

Me sorprendo de haber llegado hasta aquí, y me pongo de pie. Daba gracias que sea de madrugada, o alguien me hubiese visto aparecer de la nada.

Nunca pensé que estaría lloviendo en Loja durante mi ausencia, por lo que me sobresalto al recordar a mis gatitos y corro hasta el lugar para ver cómo están.

En cuanto llego al sitio exacto no veo a mis gatos por ningún lado, pero si a una persona de rodillas, parece estar llorando.

Me acerco hasta él y le toco el hombro.

- Disculpa, ¿estás bien? -él se sobresalta al escuchar mi voz y me mira.

Un escalofrío recorre mi espalda y ambos nos miramos como si fuésemos fantasmas.

- ¿Sa... Samantha? -pregunta con voz temblorosa y pestañeo sin entender.

¿Qué diablos era todo esto?

Primero lo de mi otra yo, y ahora ¿él?

-Christopher -logro musitar y su rostro se llena de sentimiento.

Se pone de pie sin perder tiempo y me abraza, como si se le fuese la vida en ello.

Yo no reacciono aún.

Estoy sorprendida en el punto máximo.

Claramente este era el Christopher Vélez que recuerdo muy bien a sus 25 años.

¿Viajé al futuro?

- ¿Viajaste por mí? -pregunta llorando y me alejo asustada.

¿Sabe la verdad?

- ¿Qué? -inquiero nerviosa.

-Probablemente eres la Samy de cuando yo aún no sabía nada -explica con tristeza.

- ¿Te refieres a que te conté todo?

-No precisamente -dice con una sonrisa triste.

¿Eso quiere decir que después de todo él se enteró de la verdad?

Pero... ¿cómo? ¿cuándo?

Empiezo a tiritar del frío por estar bajo la lluvia y eso lo hace reaccionar. Me toma de la mano y me conduce hasta la bodega, la cual está más vacía de como la recuerdo.

- ¿Recuerdas este lugar? Prácticamente aquí comenzó todo -dice con nostalgia.

Para él deben haber pasado años, mientras que para mí apenas unas semanas desde que nos dimos nuestro primer beso en este lugar.

Ahora sin la lluvia de por medio finalmente podía ver su aspecto al cien por ciento.

Luce una barba de algunos días sin afeitar, lleva su cabello largo en un moño desarreglado y las ojeras que son lo que más destaca, al igual que sus ojos hinchados por tanto llorar. Pero aún así, admito que sigue siendo el mismo hombre atractivo de siempre.

-Es inusual verte muy callada, por lo visto llegaste aquí por accidente -dice, al parecer comprendiendo todo.

- ¿Qué año es este?

- 2020 -dice sin quitar sus ojos de los míos - 27 de Noviembre del 2020, Samy.

Lo miro realmente sorprendida y no puedo contener las ganas de llorar de felicidad.

27 de Noviembre del 2020.

Han pasado dos días desde que se supone que Chris tenía que morir.

- Eso quiere decir que...

-Me salvaste, Samy, lo hiciste -dice queriendo volver a llorar y yo lo hago igual.

Me lanzo sobre él para abrazarlo con todas mis fuerzas.

-No puedo creerlo, no sabes lo feliz que estoy de saber eso -digo casi sin poder hablar.

Christopher simplemente me abrazaba mientras llora desconsolado.

-Probablemente de donde vienes no te lo he dicho aún -menciona sorbiendo por la nariz -pero quiero que sepas que te amo Samy, te amo como jamás amé a nadie.

Escucharle decir aquello me tomo por sorpresa. Nunca imaginé escucharle decir a Christopher que me ama.

Me separo para verlo a los ojos y le sonrío.

-También te amo, te amo mucho Christopher.

-Lo sé, pulguita, lo sé -musita cerca de mi rostro y toma mis mejillas con sus manos frías para luego besarme.

Era un sentimiento extraño el ahora besar a un Christopher de 25, cuando me había acostumbrado al de 17 años.

No sé si esto podría tomarse como una infidelidad.

Chris se separa de mí y más lágrimas ruedan por sus mejillas.

- ¿Por qué te encontré llorando? ¿qué sucede? - pregunto mirando sus ojos.

Me mira cómo si estuviese luchando en su interior con él mismo, pero niega.

- Creo recordar que una vez me dejaste muy en claro que no te meterías con un abuelito de 25 años -dice evadiendo mi pregunta y sonríe por primera vez. - Ahora mirate.

- Pues que feo que te aproveches de una niña, Don roba cunas Vélez - bromeo y ambos reímos.

- Sigues igual de hermosa... aunque lo eres mucho más con la apariencia de 24. Nunca había conocido una mujer tan bella como tú -dice acariciando con cariño mi mejilla.

Ahora que lo mencionaba, me preguntaba donde estaría mi yo de este tiempo.

Y si Christopher estaba bien... ¿qué significado tiene todo lo que me dijo?

Chris se vuelve a acercar y me mira directamente a los ojos. Era como si tratase de decirme algo, pero lo único que soltaron sus labios una vez más fue una sonrisa, una bella sonrisa.

Una molestia en la cabeza me envuelve una vez más y me acuclillo por el dolor, sin poder callarme un fuerte grito.

-Samy... Samy -dice Christopher con preocupación y lo observo buscando consuelo a mi dolor. Está asustado, su rostro no muestra nada más que miedo. -No, no te vayas... No me dejes -menciona desesperado y no sé a lo que se refiere.

Miro mi mano y puedo observar como me estoy desvaneciendo frente a sus ojos.

La visita terminó, pensé.

- Fue lindo verte y saber que estás bien, mechitas.

- ¡No, Samy! ¡No me dejes otra vez! -es lo último que escucho cuando desaparezco del lugar y luego me encuentro en otro lugar, donde resbalo debido a lo empapada que estoy. He dejado un gran charco de agua en el suelo.

- Auch, ¡carajo, eso me dolió!

Me pongo de pie con torpeza sintiendo mi cuerpo debilitado y veo que estoy en un cuarto de baño.

Abro la puerta con cuidado y noto claramente la habitación de Christopher del otro lado.

Ni siquiera tengo idea del por qué llegue a este lugar.

Cierro la puerta y me miro al espejo para estudiar mi aspecto. Estoy hecha un desastre y noto sangre comenzando a salir de mi nariz.

- ¡No otra vez!

Me lavo la cara en el grifo del lavamanos y cuando ha parado el sangrado, decido que es momento de intentar regresar al campamento.

Luego de varios intentos sin éxito, al fin logro divisar el río y la gran cascada frente a mí varios minutos después. Ahora tendría que buscar una excusa para darle a los chicos por aparecerme de esta manera.

Camino hasta el lugar donde está el campamento y me detengo cuando veo que todos están despiertos.

-Yo fui el primero en despertar y no la vi salir de la tienda -escucho hablar a José.

Por lo que decido dejar de preocuparlos por más tiempo y salir de mi escondite.

Christopher se gira hacia mí al escuchar mis pasos y su cara vuelve a relajarse.

- ¿Samy? ¿dónde estabas? -pregunta David reaccionando antes que Chris.

Los miro un poco apenada y luego sonrío.

-Lo siento, es que me desperté mucho antes y salí a caminar un poco.

- ¿Y por qué estás mojada? -pregunta Chris acercandóse y cubriéndome con la sábana que estaba envuelto segundos antes.

Quiero sonreír al recordar que su sentido de protección no ha cambiado.

-Decidí darme un chapuzón en el río -digo como primera cosa que se me viene a la cabeza, aunque sé que es algo muy tonto. Me encojo de hombros para restarle importancia.

- ¿En el río? ¿con el frío que hace a estas horas? -inquiere sorprendido.

-Raramente tenía mucha calor -explico como si nada, pero luego estornudo.

- ¿Y te metiste al agua con todo y zapatos? -observa Jonathan y miro hacia abajo, recién cayendo en cuenta de ese pequeño detalle.

-Oh, es que no quería dañarme los pies con las piedras -hablo un poco nerviosa y empiezo a temblar, no sé si por el frío o los nervios.

- Amor, te puede hacer daño estar así. Es mejor que te cambies. -le sonrío en agradecimiento y asiento.

-Sí, Chris. Iré de inmediato.

Entro en la tienda y la cierro para cambiarme.

Mientras me visto pienso en todo lo sucedido. Se me pasa por la cabeza que después de todo si cambié las cosas para bien y que por ello Chris está bien en el 2020.

¿Pero... por qué lloraba?

Salgo minutos después y me encuentro con la mirada de Christopher.

- ¿Estás mejor, hermosa?

-Sí, solo me duele un poco la cabeza.

-En cuanto volvamos a la finca te prepararé algo para el malestar ¿de acuerdo? -asiento y nos quedamos en silencio.

Toma una de mis manos y la lleva hasta sus labios para luego calentarla con su exhalación.

El recuerdo del Christopher de 8 años en el futuro diciendo que me ama vuelve a mí y sonrío sin querer.

Ya era momento de que me disculpara por la manera como me comporté la noche anterior.

- ¿Podemos hablar, Chris?

-Sí, princesa -entrelaza su mano con la mía y nos alejamos un poco de los chicos.

Nos detenemos metros más adelante y sin darle aviso de algo, lo abrazo con fuerza.

-Lo siento, Christopher, fui una estúpida.

-No, amor. No digas eso...

-Chris, sé cómo me comporté anoche, no tienes que excusarme... Y de verdad lo lamento. Es que me sentía tan mal y no supe manejar la situación...

- ¿Por qué te sentías mal?

-Porque tengo miedo de que te aburras de mi... -miento. Tenía que buscar una excusa. -He escuchado mucho sobre tus antiguas relaciones, y tengo miedo de que conmigo sea igual... Lo único que se me pasó por la mente en ese instante fue que si me entregaba a ti, quizá verías una razón más para quedarte conmigo y no dejarme -explico al borde de las lágrimas, pero porque sabía que le estaba mintiendo. -Lo sé, eso es estúpido, pero no quiero que se nos termine el tiempo, mechitas... Quiero estar contigo siempre. Sé que no soy la chica perfecta, pero creeme que me esforzaré por ofrecerte lo que mereces -finalizo y siento que mis mejillas están mojadas por las lágrimas.

Sé que el Chris del 2020 ya sabía todo, pero no me creo preparada para contarle toda esta locura al Christopher de ahora.

-Samy, no seas tontita... No es necesario que tengamos sexo para darme cuenta de lo maravillosa que eres... Sabia que había algo más detrás de tu manera de comportarte, te conozco -dice sonriendo.

No tanto como piensas, Chris.

-Lo lamento por no haberlo hablado contigo, pero se me hizo un poco difícil... Decidí hacerlo ahora porque no quería que tengas una idea equivocada de mi.

-Jamás pensaría algo malo sobre ti, princesa. Ven, dame otro abrazo -le sonrío con toda la alegría que puedo y besa mi frente.

Nos quedamos así por varios minutos hasta que somos interrumpidos por un fuerte estornudo de mi parte.

-Creo que estaré enferma algunos días.

-Samy, ¿en qué estabas pensando cuando decidiste meterte al agua con este clima?

Río y niego.

-No lo sé, solo fue un impulso... Creo que necesito ir al psicólogo -bromeo.

-Recuerdame sacarte una consulta cuando lleguemos a Loja -dice riendo y le doy un golpe suave en el brazo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top