Capítulo 51 - El mejor día ❤
Los días al lado de Christopher estaban transcurriendo muy rápido y ya hace una semana desde que decidimos que era hora de dejar de ocultar nuestros sentimientos y arriesgarnos a lo que sea que pudiera suceder con nosotros. Aunque siendo sincera, lo único que me incomodaba ahora mismo era una cosa.
— ¿Y ya te pidió que seas su novia?—pregunta mamá interrumpiendo mis pensamientos y ruedo los ojos.
¿Es necesario que lo pregunte cada vez que me ve?
Es eso lo que me tiene un poco desanimada cada vez que lo recuerdo.
Christopher había dejado en claro que aún no era el momento para pedírmelo, pero aveces creía que quizá no se llegue a sentir preparado nunca. Es decir, está consciente de que tiene una relación extraña, quizá esté confundido de lo que pueda llegar a suceder con su futuro y eso le asusta.
Realmente, a mi también me asusta. No quisiera convertirme en la causa de que algo cambie dramáticamente su vida.
— ¿Otra vez con esa pregunta, ma?
— Te preguntaré todos los días de ser necesario hasta que tu respuesta sea afirmativa—responde cruzándose de brazos y se sienta sobre mi cama a esperar pacientemente mientras termino de arreglarme frente al espejo.
Había rogado tanto porque llegue el fin de semana para tener un poco de tiempo con Chris, ya que el colegio se había vuelto un impedimento, y al fin lo vería dentro de poco.
—No, no me lo ha pedido, ma —trato de que no se note lo mucho que me afecta responderle negativamente y le sonrío forzosamente cuando me giro hacia ella.—Aún... Pero eso no es importante ahora, estoy feliz de tenerlo a mi lado... es lo único que cuenta para mí.
—Te podrás mentir a ti misma, pero a mi no me mientes, Samy.
— Ma, por favor —digo casi suplicante.
—No voy a permitir que ese chico te ande besuqueando en todos lados y ni siquiera te haya pedido que seas su novia—dice molesta y suspiro cansada.
— Tienes que ponerte en su lugar, ma.
—Lo hago... Sí, entiendo que debe estar asustado por su futuro... sí, sé que no es fácil para él... sí, sí y sí, Samy—se pone de pie y me toma del rostro con ambas manos mientras me mira con cariño.—Pero tú eres mi bebé y me importas mucho más que lo que sea que esté sintiendo él ahora mismo.
—Gracias, ma, pero...
—Sé que debe estar confundido y no sabe si lo que está sucediendo entre ustedes es lo correcto... —me interrumpe y escucho con atención—pero, también sé que si él de verdad te quiere, dejará de lados todos sus miedos, excusas y problemas... y se arriesgará a formar un nuevo futuro. Un futuro contigo, mi amor —explica y niego con una sonrisa.
—Es demasiado rápido para pensar en esas cosas.
—No, no es demasiado rápido, Samantha. Ustedes pueden parecer "niños" físicamente —hace comillas con los dedos mientras habla — Pero ambos son personas adultas aquí—señala mi cabeza y segundos después mi pecho— y aquí también, por lo que saben a la perfección que esto que están sintiendo el uno por el otro no es un juego de chiquillos adolescentes hormonales ilusionados, sino que es real... Así que lo menos que pueden hacer es dejarse de tonterías y simplemente amarse sin importar lo que suceda después—culmina y estoy impresionada de todo lo que ha dicho.
—Pensé que lo tenías en tu lista negra y ¿ahora me estás diciendo que debería forjar un futuro con él?
—Aún está allí y dudo mucho que salga hasta que me demuestre que realmente lo vale. Pero eres mi hija y tengo que apoyarte en todo lo que pueda—me sonríe y la envuelvo por la cintura para darle un fuerte abrazo.
—Gracias por preocuparte por mí, ma. Te amo.
—Yo te amo más, bebé... y por cierto, estás guapísima—deja un beso en mi frente y escuchamos el timbre de la puerta.
—Debe ser Chris. Ya tengo que irme.
—De acuerdo. Ve con cuidado y diviértete.
—Sí. ma. Hasta más tarde—dejo un beso en su mejilla y salgo de la habitación.
— ¡No olvides usar protección! —grita y regreso a mirarla sonrojada.
— ¡Mamá!
— No quiero nietos aún, soy muy joven para que me llamen abuela—dice riendo y decido irme antes de que salga con alguna otra imprudencia.
(...)
— ¿Qué quieres hacer hoy? —inquiero cuando al fin hemos terminado de alimentar a los gatitos. Ahora teníamos el resto de la tarde libre para nosotros.
—Estaba pensando en que quizá podríamos ir a mi casa a almorzar —dice tomando un mechón de mi cabello y jugando con él inocentemente. Son esos pequeños detalles que me enamoran más cada segundo.
—Y luego podríamos ver una película —sugiero con una sonrisa y él asiente.
—Exacto... Pero antes déjame besarte lo que más pueda porque creo que en casa no podré hacerlo.
Sonrío ante su propuesta y toma de mi barbilla para después dejar un pequeño beso sobre la punta de mi nariz, lo que me hace sentir un cosquilleo y no puedo evitar sonreír aún más. Envuelve sus brazos a mi cintura y yo los míos a su cuello. Roza sus tersos labios sobre los míos con delicadeza y finalmente me besa despacio, como si no quisiese hacerme daño.
Siento la necesidad de morder su carnoso labio inferior y lo hago con cuidado; era algo que siempre había soñado hacer cada vez que veía en una foto o vídeo como él lo hacia. Tengo que admitir que era una fantasía con la que soñaba noche y día.
La reacción de Chris me sorprende al sentir como me aprieta hacia él con fuerza y sus besos se vuelven más pasionales. Se empieza a mover tratando de llevarnos a ambos a algún lugar sin querer cortar el beso y lo sigo sin decir nada al respecto hasta que quedo recostada en el gran árbol del lugar. Me besa con intensidad mientras aprieta mi cintura con sus manos y siento que me falta el oxigeno.
—Christ... Christopher —hablo con dificultad y me mira a los ojos. Sus labios estaban más rosados de lo normal y su cabello despeinado.
Si seguimos así en tan poco tiempo, debería empezar a hacerle caso a mi madre. Tampoco quiero sorpresitas.
—Eres hermosa —dice y acaricia mi mejilla, haciendo que mi cuerpo se tense ante ese pequeño tacto. Me embarga el deseo de comermelo a besos una vez más y me pongo de puntillas para besarlo otra vez, esta vez con tranquilidad y sin apuros.
—Tú eres hermoso, mechitas... Mi mechitas —susurro cerca de sus labios y dejo un casto beso en la comisura de sus labios.
—Vamos a casa, mi lita estará feliz de verte—dice con cariño y besa mi frente.
—Pero tu mami no tanto —río y tomo su mano.
—Sabes que ella es un poquito celosa, pero también te tiene mucho cariño.
—Lo sé —digo asintiendo y comenzamos a caminar hasta llegar a su casa.
En cuanto abre la puerta, entramos y Chris avisa de su llegada, mientras su mamá justamente baja las escaleras.
—Hola mi cielo, llegas a buena hora para la comida —lo saluda con un beso —Y hola Samy, es un gusto verte —me da un abrazo fraternal y me sorprendo por ello, ya que es la primera vez que lo hace.
—Vamos a la cocina, de seguro mi lita está allí.
—Sí, adelantense chicos. Yo estoy terminando de organizar unos papeles y los acompaño.
—Listo, mamita.
Vamos directo a la cocina y nos miramos con gracia el uno al otro en cuanto vemos a lita bailando al ritmo de una cumbia que suena a todo volumen. En cuanto nos ve se le alegra y se acerca a tomarnos de la mano para luego halarnos con ella para que bailemos juntos.
—Ay no, trágame tierra —dice Chris intentando bailar mientras no puedo contener la risa. Sé que él baila muy bien, pero definitivamente la cumbia no es lo suyo.
Ya le pediría que me haga un bailecito privado después.
—Pero si te mueves bien, Chris —lo molesto y le doy una nalgada sin que lita se percate. No quiero que crea que me estoy aprovechando de la pureza de su nieto. Chris me mira con picardía y yo le guiño el ojo en respuesta.
Luego de casi cinco minutos bailando y riendo sin parar, al fin lita se acerca al radio y disminuye la intensidad del volumen.
—Te extrañé mucho, mija —habla finalmente y me abraza con cariño. Yo le correspondo con el mismo cariño y me sonríe.
—Y yo a usted, lita. Me hacia falta venir.
— ¿y por qué no has venido en el transcurso de la semana?
—He estado un poco ocupada en el colegio, estamos en los últimos meses de clases y los profesores me piden ayuda para varios asuntos.
—Bueno, está bien que seas una chica aplicada y responsable... Ese el tipo de chica que quiero para mi Chris—dice y me muerdo la mejilla internamente para no decirle a gritos que la amo.
—Gracias, lita —respondo un poco ruborizada.
—La comida no demora mucho, pero pueden mientras tanto ir a conversar y pasar el rato juntos —nos sonríe y asentimos. En cuanto empezamos a salir de la cocina lita sube el volumen de la radio una vez más y empieza a bailar mientras revuelve algo en la olla. Christopher y yo no aguantamos la risa.
—Mi familia está loca.
—Pero aún así son un amor —digo honestamente y le doy un beso rápido en los labios.
Me toma de la mano y subimos al segundo piso, donde nos encontramos con la señora Yenny saliendo de su habitación.
—La puerta abierta, Christopher —dice con seriedad y Chris se pone rojo de la vergüenza.
Al parecer nuestras madres no saben el significado de la palabra prudencia cuando se refieren sobre esos "temas".
—Lo siento por eso —dice apenado y niego divertida.
—No pasa nada. La señora Yenny solo quiere cuidar la "inocencia" de su bebé—digo riendo.
—Mi mamá aun no entiende que ya no soy un niño —rueda los ojos.
—Todas las madres son así, Chris—digo más tranquila, al parecer si le afecta un poco que su mamá lo sobre proteja un poco.
—Lo sé Samy, pero aveces es un poco vergonzoso... Y mucho más cuando se supone que soy un hombre mayor de edad y que me mantengo solo —explica sin querer y lo miro enarcando una ceja.
Es divertido cuando se le escapa algo y luego intenta remediarlo.
—Quiero decir... —aclaro su garganta nervioso —que seria muy vergonzoso ser mayor de edad y que te sigan tratando como un bebé —trata de sonreír y yo simplemente asiento como si no pasara nada.
—Tienes mucha razón, espero que eso cambie con el tiempo—digo, aunque ambos sabemos que no será así.
—Lo dudo.
Decido no decir nada más para no incomodarlo y voy hasta su cama para luego sentarme. Miro el alrededor de la habitación estudiando cada detalle y me pregunto lo mucho que moriría cualquier CNCOwner por estar aquí y conocer cada rincón del lugar donde el grandioso y famoso Christopher Vélez vivió su infancia y adolescencia.
—Me gusta tu casa... es acogedora.
—Gracias... Y yo pienso igual. Es mi lugar favorito en el mundo —camina hasta aquí y se sienta a mi lado. —Me alegra estar de vuelta —toma mi mano y la aprieta delicadamente.
Decido tomar aquello como un agradecimiento por haberlo traído hasta aquí, al lugar que hace tanto tiempo no venía por estar incrustado en su trabajo, viajando de país en país y sin poder tener de vuelta un poco de su vida normal.
Sonrío y apoyo mi cabeza en su hombro.
—Quiero que me acompañes mañana a un lugar —digo de pronto, recordando la fiesta de mis niños.
—Solo si me acompañas después a otro.
—Trato hecho —digo con una sonrisa.
—Trato hecho —repite. Se pone de pie y me hala consigo para luego besarme durante al menos unos dos minutos.
— ¿Podrías cantarme un poco? —pregunto queriendo escuchar su hermosa voz.
— ¿Qué desea la princesa que le cante?
—Una de esas músicas que jamás he escuchado está bien... —digo aguantando la risa.—Por cierto, ¿quién las canta?
Tenía curiosidad por escuchar su respuesta.
—Una banda —dice simplemente.
—Y cómo se llama... Me gustaría descargar las canciones —digo tratando de verme interesada.
¿Sería capaz de contarme todo?
—No es muy conocida, así que no podrías descargar sus canciones—se excusa y no quiero darme por vencida hasta que se invente algo mejor.
— ¿No es muy conocida? Pero si con lo poco que he escuchado se nota que sus canciones son hermosas... Es difícil pensar que la banda no tenga miles de fans—noto como se le escapa una pequeña sonrisa y sé perfectamente que es por sus CNCOwners.
—Está bien... te diré la verdad—el corazón se me detiene por una milésima de segundo al escucharle decir aquello y lo miro con intriga.
¿Realmente me dirá todo?
Pues es lo que hizo con Gabriela. Quizá crea que yo también soy merecedora de "enterarme" de su grandiosa historia de viaje en el tiempo y que las canciones son de su grandiosa banda CNCO.
—Las escribí yo —suelta de la nada y sonríe con pena.
— ¿De verdad? —pregunto tratando de verme sorprendida por su mentira, aunque en realidad estaba, muy en el fondo, decepcionada. Al parecer aún no llego a ser tan importante para él, como Gabriela lo fue.
—Es esa la razón por la que nunca las encontrarás para descargarlas.
— ¿Así que compones? —pregunto siguiendo la conversación.
—Cuando estoy aburrido —se encoje de hombros.
— ¿Y cuántas has escrito?
—Muchas —dice simplemente pareciendo que ya no quiere contestar y asiento con una sonrisa un poco taciturna, aunque él parece no notarlo.
— ¿Entonces cuál me cantarás?—digo tratando de quitar ese áspero ambiente de entre nosotros.
— Pues... ahora mismo no lo sé —dice incómodo y asiento decaída.
— ¡Chicos, la comida está lista! —se escucha a lita desde abajo y Chris se pone de pie de inmediato.
—Vamos, ya es hora de comer... prometo cantarte algo después, preciosa—Besa la punta de mi nariz y salimos de la habitación.
(...)
Aún rondaba por mi cabeza sobre lo sucedido, pero había decidido dejar de lado la pequeña mentira de Chris. Entiendo que no quiera decirme nada, puede que piense que no le creeré y que me alejaré pensando que está loco. Así que tampoco puedo exigirle la verdad cuando yo también le estoy ocultando el mismo secreto.
Y aunque el día no había sido tan perfecto como esperaba, ya que el almuerzo al principio había también estado un poco incómodo por el montón de preguntas que nos lanzó encima Lita, ahora estábamos más tranquilos, viendo una última película en su habitación, pese a que casi tuve que rogarle que veamos primero El Diario de una pasión en vez de Resident Evil.
Amo los zombies, pero no puedo resistirme a ver la película de uno de mis libros favoritos.
La noche había llegado finalmente.
Las horas se nos habían ido de las manos y lamentablemente tenia que volver a casa.
—Gracias por acompañarme, mechitas—digo una vez que estamos frente a la puerta de mi casa.
—Estoy para servirle a mi princesa —dice sonriente y me parece tierno que me haya dicho princesa.
El ruido de la puerta abriéndose llama nuestra atención y noto a papá saliendo de casa, claramente está ebrio.
— ¿Papá? ¿Has vuelto a beber? —pregunto preocupada. Ya tenía al menos una semana que no bebía y sólo se estaba dedicando a trabajar, parecía que la situación había mejorado, aunque era obvio que ambos aún tratábamos de evadirnos y casi no nos veíamos.
—De hecho apenas empiezo —dice de mala gana y se tambalea un poco cuando trata de caminar.
Realmente se lo veía mal y me preocupaba que suceda algo frente a Christopher.
—Christopher, creo que es mejor que te vayas —susurro con nerviosismo y frunce el ceño.
— ¿Christopher? ¿Así que tu eres ese muchachito? —espeta haciendo que mi corazón empiece a bombear como loco mientras Chris lo mira sin entender.
Tengo que hacer que se vaya.
— ¡Papá basta! —menciono alterada de que se le escape algo que no deba y miro preocupada a Christopher. —Chris, de verdad, mejor regresa a tu casa—le pido tratando de verme calmada, pero era simplemente imposible.
—No, no puedo irme...—responde preocupado.—¿Y de qué habla tu papá?
—Por favor, Chris...—mis ojos estaban comenzando a picar por las lágrimas que querían salir.
—Lárgate de aquí, imbécil... No quiero que te acerques a mi hija —grita papá y comienza a llamar la atención de los vecinos. No creo como es posible que haya dicho eso. —Solo le arruinas la vida a los demás...—continua y noto como Chris se tensa de inmediato queriendo reaccionar.
—Chris, mirame —tomo su rostro para que me mire y evitar una locura. —Ve a casa, y recuerda que mañana tenemos una cita, paso por ti a las 7 de la mañana —trato de sonreír y él solo asiente con el ceño fruncido. Sé que se está controlando para no responderle a papá y le agradezco por ello.
— ¿Qué sucede? —pregunta confundido, tratando de que le de alguna señal de respuesta pero decido negar.
—Solo vete, por favor—ruego y escucho como mi papá dice muchas cosas en pequeños refunfuños. Algo que no quería que escuche Christopher.
Lo miro suplicante y siento cómo papá me toma del brazo con mucha fuerza y empieza a obligarme a entrar a la casa.
— ¿Por qué haciste eso, papá? Él está allí afuera todavía.
—¡No me interesa! Te queda prohibido seguir viendo a ese tipejo, Samantha.
— ¡No es ningún tipejo! —digo furiosa y me suelto de su agarre.
Un golpe en mi mejilla me hace perder el equilibrio y caigo sobre uno de los sofás de la sala. Miro con lágrimas caer sobre mis mejillas hacia mi papá quien me observa con furia.
— ¡No me contradigas!
— ¿Qué es todo este escándalo?—pregunta mamá viniendo hasta donde nos encontramos y en cuanto me mira se impresiona.— ¿Te atreviste a pegarle a nuestra hija?—me abraza para consolarme, pero yo solo puedo mirar a mi papá con el corazón destrozado.
— ¡No es tu problema, mujer!—grita y se acerca hasta nosotros para empujar a mamá y tomarme por la muñeca con fuerza. Me estaba haciendo daño. —Y escucha bien, Samantha... No quiero volver a ver a ese tipo aquí. ¡Por su causa nuestra vida está arruinada!
—Eso no es cierto, papá —digo sin parar de llorar. —Fue mi elección salvarlo, no la suya. Él no es culpable de nada... de absolutamente nada. ¡Si tienes que culpar a alguien, que sea solo a mí! Pero no te metas con él... con él no—susurro dándome por vencida.
Guarda silencio mientras me mira con fastidio y me suelta finalmente para después salir de la casa tirando la puerta con fuerza. Mamá se acerca para volver a abrazarme y sigo llorando sin poder controlarme.
Extraño los días en que eramos una familia feliz.
(...)
Sabía que tenía que despertar pese a que mis ánimos estaban por los suelos. Había hecho una promesa a mis niños del hospital, así como a Christopher; ahora no podía echarme para atrás.
Me levanto de la cama con pesadez y me observo al espejo dejando escapar un suspiro de cansancio. Mis ojos estaban un poco hinchados debido a lo mucho que lloré antes de dormirme, lo bueno del caso es que el maquillaje me haría lucir mejor, pero sobre todo, cubriría el enrojecimiento de mi mejilla. Lo que menos quisiera es que Christopher me vea de esta manera.
Me alisto lo más rápido que puedo y en cuanto creo estar lista tomo la caja que días antes había traido del hospital y decido ir lo antes posible hacia la casa de Chris. Sé que probablemente le dará algo cuando se entere lo que haremos el día de hoy.
— ¿Te vas sin desayunar, amor?—pregunta mamá en cuanto me intercepta casi saliendo de casa.
—Se me está haciendo un poquito tarde, ma—trato de sonreír, pero sólo gano una mirada triste de su parte.
—Tu papá no vino a dormir anoche, así que puedes despreocuparte por eso.
—Puede llegar en cualquier momento y no estoy de ánimos de verlo, ma. Lo siento.
—Te entiendo mi vida. Y mejor ve, tu sapo te debe estar esperando—dice un poco más animada y la observo con una ceja enarcada.
— ¿Mi sapo?
— Claro... espero que de tanto besarlo, llegue el día en que se convierta por fin en príncipe—dice con gracia y ruedo los ojos.
—Sé que algún día lo amarás, ma. Y te arrepentirás de haber dicho tantas cosas sobre él— deposito un beso sobre su mejilla en despedida y decido ir caminando lo más rápido que puedo.
En cuanto llego, al tocar el timbre quien me recibe es Lita y sonríe de par en par en cuanto me ve.
—Buenos días, mijita.
—Buenos días, Lita—me da un abrazo y me deja pasar.
— ¿Esa caja enorme es para secuestrar a mi nieto?—inquiere sonriendo y me encojo de hombros.
—Puede ser —bromeo y ríe con gracia.— ¿Y Chris?
— Ya debe estar casi listo. Está en su habitación.
— ¿Puedo subir?
— Claro, ve mija.
Le sonrío en agradecimiento una vez más y empiezo a subir las escaleras con rapidez. Golpeo con suavidad la puerta y en cuestión de segundos ésta se abre dejándome ver finalmente al chico más guapo del universo.
—Buenos días, Mechitas —digo sonriendo y le doy un beso rápido en los labios — ¿listo para un día espectacular? —pregunto sintiéndome más animada ahora. Era increíble como podía tener la capacidad de convertir un día gris, en un día soleado y con arco iris incluido.
Dejo la caja sobre su cama y empiezo a buscar todo lo referente al traje que usaríamos hoy en la fiesta.
— ¿Samy?—escucho su voz y de inmediato me giro para observarlo. Lo siguiente que hago es dar un grito al cielo en cuanto me percato de que está simplemente con una toalla que rodea su cintura. Solo puedo reaccionar para girarme enseguida dándole la espalda.
— ¿Qué diablos haces semidesnudo, Christopher?—pregunto realmente avergonzada.
—Pensé que quien tocaba era mi mamá o mi abuelita, no tú...—se excusa y no lo culpo.
La verdad es que ni siquiera sé porqué me pongo de esta manera. ¿Acaso no soñaba un montón de veces con tenerlo así para mí?
Uff como que empieza a hacer calor.
—Como sea —tomo aire y me giro finalmente hacia él. Sé que estoy demasiado sonrojada.
No dejo pasar la oportunidad y lo escaneo con mi mirada pervertida de arriba a abajo. Puedo casi jurar que puedo distinguir algo, pero decido llevar mi mente a algo menos sensual, su rostro.
—Creo que es mejor... que te vistas —hablo nerviosa y asiente sonriéndome. Definitivamente haber leído tantos fanfics pervertidos sobre Christopher habían dañado mi mente por completo.
Noto cómo se acerca mucho más a mí y justo cuando creo que voy hacer mis sueños más íntimos realidad, él solo toma una camisa que está justo detrás de mí, sobre la cama. Me sonríe con inocencia y tomo aire con fuerza.
¡Pinche gato!
Lo ha hecho a propósito.
Me evalúa dejando su mirada pícara de lado y ahora me mira con preocupación. Al parecer ha notado mi apareciencia detrás del maquillaje.
—Samy ¿estás bien? —pregunta y ruedo los ojos.
—Obvio que sí, mechitas—miento mientras estrujo en mis manos la tela de mi blusa.
—Es que aún sigo pensando sobre lo sucedido con tu ...
—Chris —le interrumpo. No quería que se dañe el momento hablando de lo sucedido la noche de ayer. —Estoy bien. Y si no te molesta, prefiero no hablar sobre ello.
—Está bien —dice poco convencido y le sonrío en agradecimiento.
Vuelvo a acercarme a la caja y empiezo a sacar los trajes.
— ¿Y qué se supone que traes allí?
—Algo que te va a encantar —chillo emocionada y pongo frente a él un disfraz de payaso. Era demasiado colorido, pero sabía que se vería muy tierno con él.
— ¿Y eso para qué lo necesito?
—Para vestirte, tontito —sonrío y se lo entrego en las manos. Me mira con horror a mí y luego al traje.
— Estás bromeando ¿cierto?
—No... Y éste es el mío —hablo mostrándole ahora el disfraz de muñeca que yo me pondría.
—Pensé que tendríamos una cita.
—Claro que es una cita... Una diferente, pero cita al fin y al cabo. Hoy animaremos una fiesta —explico sonriendo y abre los ojos en shock.
— Espera, ¿qué?
—Lo que escuchaste, mechitas... Ahora vistete y luego te maquillo.
—¿Maquillarme?
—Sí, ya sabes, como payaso.
—Pero...
—No digas nada, solo has lo que te digo —le doy un beso para que se calle y lo empujo hasta el cuarto de baño para que se vista.
(...)
La cara de Christopher avergonzado la tendría grabada en mi memoria por siempre. Hasta yo me estaba riendo internamente al verlo caminar junto a mi por la calle vestido de payaso. Subimos a un taxi y le indico la dirección al conductor; cuando finalmente llegamos observo a Christopher realmente sorprendido al notar que estamos en las afueras de un hospital. Me mira sin entender y yo sólo sonrío y me encojo de hombros. Ya se daría cuenta por él mismo de la situación.
Entramos al lugar y éste está decorado con globos por doquier. Realmente se habían esmerado en la decoración y todo se veía extremadamente lindo.
—Los niños están tan emocionados —Habla Mari luego de saludarnos emocionados y mira con atención a Chris. Ya le he hablado de él en un par de ocasiones. —Tu debes ser Christopher —dice y él asiente sin decir nada. —Samy nos ha hablado mucho de ti—continua diciendo cuando empezamos a caminar por el pasillo que nos dirigía hacía los niños.
— ¿De verdad? —pregunta impresionado y tomo su mano cuando nos detenemos frente a la puerta de metal del salón. Lo miro y tomo un poco aire antes de hablar.
—De acuerdo, Christopher, espero que estés listo para esto—Pestañea sin entender, pero asiente lentamente.
—Sé que ustedes pueden —habla una vez más Mari con una sonrisa y abre la gran puerta metálica de par en par.
Entro con toda la energía que puedo demostrar y empiezo con mi trabajo.
— ¡¿Cómo están los niños más bellos de Loja!? —pregunto emocionada.
— ¡Muy bien! —responden en coro y luego todos aplauden. No sabían la inmensidad de felicidad que ellos me regalaban cada vez que los veía sonrientes y con ánimos de vivir.
—Pues eso me hace muy feliz... ¿y adivinen qué?
— ¿Qué?
—Hoy nos acompaña una persona igual de especial que ustedes... ¿quieren conocerlo?—inquiero y miro de soslayo hacia donde se encontraba Chris. Podía notar el nerviosismo en su rostro.
— ¡Sí! —dicen mis niños emocionados.
—Entonces, den le un amoroso aplauso al.... ¡Payasito Mechitas!—espero a que haga su entrada, pero nada sucede. —Discúlpenlo, pero es un poquito tímido... Voy a traerlo de las orejas —digo bromeando y los niños ríen.
Me acerco a él apagando el micrófono y bajo el cubre bocas de mi rostro.
— ¿Chris?—pregunto para saber si está bien. Podría jurar que está más pálido de lo normal.
—Estoy nervioso —dice con sinceridad y sonrío.
—Lo sé, pero al final del día te darás cuenta que es lo más hermoso que podrías haber hecho un domingo a las 8 de la mañana.
—Tienes razón —sonríe. Destapa su boca y me da un beso tierno y suave. —Eres perfecta y me encantas... creo que nunca conoceré a una chica que haga este tipo de cosas—dice de la nada y eso me hace sonrojar. Las mariposas en mi estómago estaban comenzando a revolotear sin control.
—Gracias, amor —hablo con cariño y noto su sorpresa, pero también veo que le ha encantado que lo llame así. — ¿Me acompañas? —pregunto volviendo a ponerme el cubre bocas. Me imita y asiente.
—Estoy listo, amor —habla animado y una sonrisa se me escapa al escucharle llamarme también amor. Podría acostumbrarme a esto sin problemas.
—Sígueme la corriente—le digo finalmente y lo tomo de la oreja para empezar a halarlo hacia dentro del salón.
(...)
La fiesta ya casi estaba llegando a su fin y había sido todo un éxito. Nunca había visto a mis niños divertirse y reírse tanto como hoy.
Me encantaba observar la manera en la que Chris se comportaba con todos. De pronto muchos de los comentarios que hicieron en cierto punto de su carrera llegaron a mi mente y simplemente no pude entender cómo podían llegar a decir tantas cosas malas y feas sobre un ser humano tan maravilloso como él.
En un momento determinado lo perdí de vista y no lo encontraba por ningún lado.
— Mari, ¿sabes a dónde fue Chris?—pregunto y se encoje de hombros sin saber.
—No me di cuenta en qué momento desapareció, la última vez lo vi hablando con Tamy.
— ¿Tamy?
—Sí, Mechitas estaba conmigo—escucho la voz de mi pequeña favorita y me acuclillo para darle un beso.
— ¿Sabes donde está, hermosa?
—Dijo que iría al baño—sonríe demasiado y asiento confundida. —Samy, ¿podría hablar un poco por el micrófono?—pregunta de pronto.
— ¿Por el micrófono?
—Sip—responde sonriente.
—Ah, claro, mi amor—asiento.
— ¿Podría ayudarme con el micrófono, mami?—pide a su mamá quien lo tenía cerca. Se lo entrega en las manos y le ayuda a encenderlo.
— ¿Hola? —golpea con sus pequeños dedos el micrófono para llamar la atención de todos. —Hola, mi nombre es Tamy... —dice y todos se quedan en silencio para atender sus palabras. —Primero, solo quiero agradecer a todos por ser parte de este momento tan lindo hoy —empiezan a aplaudirle y ella sonríe. —Como segunda cosa, quiero decirle a Samy que es el ángel más bonito que nos pudo dar Dios... Gracias por siempre estar con nosotros y no abandonarnos menciona de repente y el corazón se me hace chiquito al escucharle decir aquello.—Por eso, ahora quiero darte un regalo para devolverte un poquito de lo mucho que haces por nosotros... —dice y pongo cara de sorprendida. ¿Me dará un regalo? — Tu regalito está esperando en la puerta, Samy—dice y miro hacia fuera, pero no veo nada.
— ¿En la puerta? —pregunto emocionada y camino hasta fuera para ver mi regalo.
De inmediato a quien encuentro es a Christopher sosteniendo un cartel junto a unos globos y sonriendo. Leo el cartel aún estando en shock.
*Te quiero, pulguita 💗*
Me cubro la boca para ahogar un grito y empiezo a llorar segundos después sin motivo alguno. Quizá simplemente era de felicidad.
—Samy, ¿quieres ser mi novia? —pregunta de repente con una sonrisa tímida y sin poder creerlo me lanzo sobre él para abrazarlo.
No podía creer que realmente esto estaba sucediendo.
—Christopher, claro que si tontote —digo entre lágrimas y me abraza apretándome contra sí.
—Te quiero mucho, pulguita —susurra en mi oído y decido mirarlo para convencerme de una vez por todas de que realmente es él. De que se trata de Christopher Vélez pidiéndome que sea su novia. Lo miro frente a frente para sonreirle y sin previo aviso lo beso.
Me separo para contemplar su rostro y acaricio su mejilla con todo el amor que puedo.
—Gracias, Chris... Este día ha sido perfecto—susurro conteniendo todas las lágrimas que aún amenazaban por salir.
—Solo es el principio de los muchos días perfectos que tendremos—responde con cariño y finalmente puedo convencer a mi cerebro de que realmente será así.
De que de ahora en adelante seremos Chris y Samy, y todo, absolutamente todo, será maravilloso entre nosotros.
Honestamente, hoy es el día más feliz de mi vida.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top