Capítulo 4 - Creando nuevos recuerdos
De acuerdo, aquí empezaba la puesta en marcha de mi plan.
Tras horas y horas tratando de recordar escenas de mi vida en mi último año del colegio solo pude recordar pequeñas cosas... aún así me serian de mucha ayuda.
—Christopher, ya levántate. Tienes que ir a clases —menciona mamá entrando a mi habitación. Me pongo de pie de inmediato y le doy un sonoro beso en la mejilla para luego ir corriendo al baño. Hace horas que ya estaba despierto. —Parece que al fin volviste a ser el mismo —dice sorprendida y luego sonríe satisfecha.
—Sí, mamita... los extraterrestres se cansaron de mí y me devolvieron llevándose al impostor —digo divertido cerrando la puerta del cuarto de baño.
Estoy listo en tiempo récord y bajo para desayunar. Saludo a mi lita con un abrazo y un beso enorme y me dirijo hasta la mesa a comer. Estaba muriendo del hambre.
Comienzo revisando la pequeña libreta que había empezado a escribir esta madrugada con los recuerdos que venían a mi mente, con la finalidad de poder cambiar todo lo malo por situaciones diferentes. Al parecer para el día de hoy no había recordado eventos tan malos, o eso creía, ya que no tengo recuerdos exactos de mi día a día.
Esa es la parte mala de todo esto.
Al parecer, hoy simplemente tendría que evitar que una pelota de fútbol cayera en mi rostro y me dejara un ojo morado, el cual haría que después mamá me castigara por creer que estuve metido en una bronca del colegio.
Guardo la libreta en mi mochila y me dispongo a salir de la casa en mi skate. Me tomaría más tiempo, pero tenía aún muchas cosas que pensar y quería estar solo el mayor tiempo posible.
Vamos, Christopher...
Piensa, ¿cómo pudiste llegar hasta aquí? ¿cuál es el motivo?
Me doy por vencido por ahora y sonrió sin querer porque me siento genial, hacia tanto que no podía patinar a mi antojo, realmente los conciertos nos tenían atareados a mi y a los chicos. No teníamos tiempo para casi nada y eso muchas veces nos estresaba más de lo normal, hasta el punto de que aveces despertábamos y no queríamos salir de la cama.
Me pregunto si a ellos también les habrá sucedido lo mismo... ¿también estarán viviendo su pasado nuevamente? ¿Recordarán todo lo que han vivido también? ¿O simplemente soy yo el único ser anormal al que le sucedió esto?
Mientras sigo pensando, hago algunos trucos que creí haber olvidado y estoy maravillado con la sensación... Pero para mi mala suerte no logro parar a tiempo y choco con alguien en mi intento de bajar del skate para no caerme.
Eso me pasa por distraído.
—Oh cielos, lo siento mucho... soy un gran tonto —menciono avergonzado y ayudando a la chica a ponerse de pie.
—No hay problema, la culpa fue mía —dice sin mirarme y tratando de limpiar la falda de su uniforme.
Al parecer asiste al mismo colegio que yo por el emblema que acabo de notar en su blusa.
—De verdad, lo lamento mucho —digo y me mira con una sonrisa, pero esta se vuelve un tanto incómoda de repente.
—N-no te... preocupes —dice un poco rara—realmente la culpa fue mía por no mirar por dónde caminaba—explica con nerviosismo.
— ¿Pero estás bien?
— Sí, claro... Disculpa y adiós —dice muy rápido y vuelve a tomar su camino otra vez, ignorándome al instante.
La miro marcharse sin entender la situación y luego tomo mi skate para seguir de camino al colegio o de lo contrario llegaría tarde.
Matemáticas... matemáticas... matemáticas.
¡Me voy a volver loco!
—Oye ser extraño que está en algún lugar, si me estás escuchando, solo quiero preguntar algo... ¿por qué de entre tantos años de mi vida tuviste que traerme a mi época de colegio?—susurro frustrado mientras intento resolver una vez más un ejercicio de quién sabe qué cosa rara de cálculo.
Al segundo siento un golpe en la cabeza y los muchachos del salón empiezan a reírse. Me giro un poco disgustado para ver a David y la maestra se percata de ello comenzando a caminar hasta dónde mí.
—Señor Vélez, creo que dejé claro que hagan los ejercicios en clase individualmente—menciona cruzada de brazos.
Lo que me faltaba.
Toma mi cuaderno y frunce el ceño enseguida en cuanto nota que no he realizado ni uno solo de los diez ejercicios que nos puso a hacer.
— ¿Acaso viene usted a perder el tiempo al colegio? Hacer dibujitos de cosas que no tienen sentido no lo llevarán a ningún lado—me reprende.
Lo único que había hecho en mi cuaderno al darme por vencido con los ejercicios era dibujar el logo de CNCO por todos lados, y ello tiene mucho sentido para mí, no por nada me tatué el brazo hace años. Bueno, realmente años en el futuro.
Esto estaba empezando a fastidiarme.
—Con todo respeto—digo tomando mi cuaderno de entre sus manos y poniéndolo sobre mi pupitre.—Sé que esa es su manera de ver el mundo, pero yo pienso distinto. Claro que es importante estudiar, pero no solo de esto se puede vivir—explico y enarca una ceja.
— ¿Ah sí? ¿Y de qué pretende vivir usted en un futuro, señor Vélez?
—De la música—digo sin titubear y se sorprende por mi respuesta. Ella cree que estoy bromeando, pero no, no lo estoy haciendo. El resto del salón también se ríe a excepción de mis amigos, que también sueñan con vivir de la música.
—De sueños no se vive, señor Vélez. Mejor póngase a hacer sus ejercicios o de lo contrario tendré que llamar a su representante para comunicarle lo que sucede—dice un tanto enojada por mi actitud.
Respiro hondo para no gritar de la frustración frente a todos.
Yo no debería estar aquí... ¡Quiero regresar a mi tiempo!
La hora de receso había llegado y tenía que alejarme lo más posible de las canchas de fútbol si quería estar a salvo.
—Pinky ¿a dónde vas? —inquiere David.
—Necesito ir al baño —miento —creo que algo me hizo mal.
—Que asco, pelita... ve antes de que se te salga aquí mismo —menciona José y los demás ríen. Niego divertido y empiezo a alejarme del lugar. Estos chicos no cambian.
¿A dónde podré ir para pasar el tiempo?
Comienzo a caminar sin rumbo alguno y veo de repente a una persona que me parece conocida.
— ¡Hey, hola! —digo acercándome de inmediato. Voltea hacia mi y luego me ignora al instante. —Oye, hola... Eres la chica de esta mañana, ¿verdad? —menciono con amabilidad.
—Sí, lo soy —responde sin dejar de caminar.
— ¿Estás de apuro?
—No, pero me gusta estar sola... gracias por entender.
— ¿Estar sola? Realmente no lo creo —digo dudoso y se detiene de golpe haciendo que yo haga igual.
Se da la vuelta y me mira seria, podría decir que hasta me asusta un poco. Es intimidante.
—De acuerdo, ¿qué quieres?—inquiere a la defensiva.
—Nada en concreto... Solo te vi y quise saludarte —respondo con la verdad y percibo un atisbo de sonrisa en su rostro. Pero al parecer solo lo imagino porque no cambia su expresión seria en ningún momento.
—Bien, entonces hola, Christ... —dice pronunciando parte de mi nombre pero se detiene en cuanto se percata de ello.
—¿Me conoces? — pregunto con interés. No recuerdo haberla visto antes.
—Pues quién no... Eres Christopher Vélez, el payaso y conquistador del colegio —dice burlona y luego ríe por primera vez. —Que no sepas de mi existencia no quiere decir que yo no sepa de la tuya.
¿Payaso? ¿Conquistador?
Y definitivamente he pasado su presencia por alto.
— ¿Eres de mi salón?
—No, pero los chismes vuelan, ya sabes —explica rodando los ojos. —Eso de terminar a Daliaris así de la nada, te tiene como el peor patán del mundo—dice arrugando la nariz.—Aunque bien merecido que se lo tenía... Y bien, fue un gusto conocerte de cerca —dice y me ofrece su mano en despedida.—Solo intenta andar con cuidado, las chicas desde que se enteraron que estás soltero andan como locas haciendo planes para "conquistarte". Ahora sí, adiós.
—Gracias... y adiós —digo en respuesta y le dedico una sonrisa.
Empieza a caminar en la dirección en que lo hacia hace unos minutos y caigo en cuenta de que no le pregunté su nombre.
— ¡Espera! —grito en su dirección y se voltea de nuevo hacia mí.
— ¿Si?
—¿Cómo te llamas? —pregunto casual y ella queda pensativa algunos segundos.
—Para personas indeseables, sólo Samantha —responde y luego sigue caminando sin decir nada más.
¿Acaba de insinuar que soy una persona indeseable?
La campana que anuncia el fin del receso suena y camino en sentido contrario volviendo a mi salón. Al menos había sobrevivido al ataque del balón de fútbol volador.
Creo que simplemente había cosas que no podía cambiar. Es decir, me alejé lo que más pude de la cancha de fútbol y aún así había terminado con un ojo morado por culpa de Jonathan. El muy idiota me había propinado un golpe con su codo sin querer. Lo rescatable de ello es que mamá estuvo presente y por ello no hubo castigo.
Y bien, ahora me encontraba en mi habitación y tendría que anotar en mi libreta los nuevos recuerdos que obtuve hoy. Quería al final de todo comparar los cambios que tendría en mi vida sean estos para bien o para mal. Aún me daba un poco de miedo que un mal movimiento arruine mi vida de gran manera.
22 de Abril del 2013; 21:46
Primero; hoy no fui con mamá en el auto sino en mi skate. Aunque eso no es un cambio muy relevante, he pensado en que tengo que hacerlo más seguido... es relajante.
Segundo; tropecé con alguien a quien nunca había visto o conocido antes. ¿Eso es un gran cambio para mi pasado? Espero que no. (Aparte, esa chica me debe una por insinuar que soy una persona indeseable).
Tercero; mi ojo está morado de todas formas, pero no hubo regaños ni castigos. El plan salió a medias de perfección.
Cuarto; acabo de enterarme de que al parecer todo el colegio me tiene como el payaso y conquistador del colegio. Debería empezar a comportarme con más madurez, pero a quien quiero engañar, aún con 25 años sigo pareciendo un niño en muchas cosas.
Cierro la libreta y me recuesto sobre la cama pensativo.
¿Estos pequeños cambios serían capaz de cambiar muchas cosas del futuro? Realmente espero que no... Y si es así, no quisiera que afecte a sucesos importantes.
De inmediato mi mente viaja hasta Gabriela y siento una pequeña presión en el pecho, ya me estaba haciendo demasiada falta.
Me pongo de pie para ir al computador. Abro mi facebook y noto que ella ha aceptado mi solicitud de amistad. Sonrío emocionado y no pierdo el tiempo en ver fotos que nunca vi porque ella las eliminó una vez que comenzó su carrera como modelo.
No aguanto la risa en muchas y en otras no puedo negar que se ve adorable. Pese a que actualmente tiene 16 años, su sonrisa sobre todo, es la misma que recuerdo a sus 23.
Abro el chat para escribirle ya que está conectada. No pensaba perder el tiempo.
Chris: Hola 😇
Gaby: Hola? Qué tal... Disculpa, te conozco?
Ahora no, pero seré tu futuro prometido. Pensé.
Chris: No, no nos conocemos... Solo me pareciste una chica muy linda y quise enviarte una solicitud jeje 😁😊
Gaby: Entiendo y gracias por lo de linda, pero si lo dices por coquetear conmigo quiero que sepas que ya tengo novio y lo quiero mucho.
Leo todo el mensaje y algo extraño se remueve en mi estómago. Definitivamente son celos.
De acuerdo, esto no era lo que imaginaba que pasaría.
Chris: No te preocupes, Gaby... Tan solo quiero hacer amigos. 😕
Gaby: Bien, entonces me encantaría que seamos amigos 😊💜
Esto no iba bien, no quería que me envíe a la friendzone, se supone que quería conquistarla poco a poco como cuando la conocí a sus 22.
Gaby: Christopher, tengo que irme. Tuve un improvisto... Un gusto conocerte 😄 Bye.
Se desconecta del chat y apago la computadora malhumorado. Camino hasta la cama y me tiro frustrado; quizá solo tenía que esperar a que terminara con el noviecito que tiene ahora y listo.
¡Maldición!
Tomo la libreta otra vez y escribo en la misma página de hoy:
Quinto; Gabriela tiene novio y muero de los celos. Ni siquiera quiero imaginar que otro chico la bese.. no, tengo que hacer algo.
Vuelvo a dejarla en su lugar y minutos más tarde me quedo profundamente dormido.
— ¡Oh Dios mío, Christopher! Claro que acepto —dice una Gabriela muy emocionada y me abraza con fuerza. Para ser realista no imaginaba que aceptaría casarse conmigo, la he regado tantas veces y ella simplemente ha sabido entenderme y perdonarme.
—Sinceramente no pensé que aceptarías casarte con éste tonto —dice Erick bromeando y le doy un leve golpe en la cabeza.
— ¿Y así te haces llamar mi hermano?
—Sabes que te amo, Chris —dice riendo y luego me abraza. —Y felicitaciones. Espero muchos sobrinos en unos años... pero por favor, no te vuelvas un viejo amargado.
—No seas idiota, sabes muy bien que no será así.
—Eso espero, Chris, de lo contrario te cambiaré por Zabdiel.
—Oye, yo que tengo que ver en tus asuntos—bromea Zab acercándose con su novia de entonces y uniéndose a la "discusión".
Segundos después estamos toda la pandilla reunida haciendo de las nuestras. Cada uno de los chicos me abraza una vez más para felicitarme por mi decisión de ponerme la soga al cuello (palabras de Erick, no mías) y lo siguiente que hacemos es festejar toda la noche por la gran noticia de mi matrimonio con Gabriela; bailando, bromeando y riendo, algo que normalmente siempre hacia cuando estaba cerca de mis locos hermanos de banda.
En ese momento me sentía el hombre más dichoso.
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