Capítulo 39 - Atrapada en el pasado
Despierto con un dolor punzante que carcome mi cerebro y caigo al suelo cuando intento hacerme un ovillo sobre lo que parece ser una cama.
Respiro profundo y busco mi botella de agua sin éxito.
— ¡Ay, maldito dolor! —chillo y trato de levantarme. Mi visión está borrosa y no puedo distinguir el lugar en el que me encuentro.
Sacudo mi cabeza y mi visión regresa poco a poco, pestañeo varias veces al sentir que la luz me molesta.
Lo primero que logro divisar es un póster enorme de Justin Bieber en sus mejores tiempos, seguido de una pared llena de fotos mías y mi familia cuando tenía aproximadamente 14 años en distintos lugares del mundo.
Cuando he vuelto 100% en mí, caigo en cuenta en el lugar que estoy... Es mi habitación de mi antigua casa.
Me quedo estática pensando en qué hago aquí y un mechón largo de cabello ondulado y castaño oscuro cae sobre mi rostro importunando mi reflexión. Lo analizo con atención y frunzo el ceño, pues había dejado este look hace un tiempo atrás, mi cabello ahora lo usaba lacio y con un tono rubio.
Me muevo con rapidez al cuarto de baño y me veo al espejo.
¡No!
— ¡Santa cachucha! —grito mirándome con los ojos desorbitados. — ¡No, no, no, no, no!
¿Por qué parecía de menor edad?
Si bien al parecer viajé a mi pasado por error, no tenía que suceder esto... Es decir, siempre lo había hecho, regresar al pasado de "visita", pero mi cuerpo, edad y pensamientos quedaban intactos.
Salgo corriendo de vuelta a la habitación y me acerco al calendario que está colgado en una de las paredes. Todos los días que ya habían pasado solía tacharlos con una equis roja para no confundirme en caso de que se me ocurriera hacer viajes poco premeditados, así que agradecía ese plan justo ahora.
14 de abril del 2012.
¿¡Qué carajos hago 9 años en el pasado!?
— ¡Christopher! —recuerdo lo que hice antes de llegar aquí y decido que tengo que ir a buscarlo. No sé que habrá pasado con él.
Recuerdo que lo último que quería hacer era llevarlo a una clínica, pero creo que por ponerme de nostálgica y estúpida en el momento menos adecuado terminé aquí.
¿Él también estará aquí? ¿O se habrá quedado en el futuro? ¿Y si aún así murió?
¡No, no puede ser así!
Me quedo pensativa y siento como de mi nariz rueda una pequeña gota de algún fluido y de inmediato sigue saliendo sin control... estoy sangrando.
¡Maldición!
Tomo unas toallitas de la caja de pañuelos que está sobre mi escritorio y las pongo en mi nariz por montones intentando parar el sangrado.
Pensé que nunca más me pasaría algo así. La primera y ultima vez que sangré así fue por una gran tontería que había hecho.
Apenas tenía 7 años y estaba experimentando conmigo misma, quería saber que tanto podía adelantar y retroceder el tiempo. Me sentía la misma ama del pinche universo, invencible y poderosa, pero terminé en el hospital por mi estupidez.
Desde entonces no volví a hacerlo.
— Samy, buenos d... —interrumpe mi mamá pero se queda pasmada al verme así. — ¡Dios! ¿Qué sucedió? ¡No te muevas! —menciona preocupada y sale de la habitación corriendo. Sé que ha ido por el botiquín de primeros auxilios.
Ella vuelve y toma mi mano sentándome en la cama. Quita los pañuelos bañados en sangre de mi nariz y alza mi cabeza sosteniendome de la barbilla.
—Samantha, sigo esperando una explicación —me mira con una ceja arqueada y me encojo de hombros. — ¿Volviste a hacer alguna tontería? —pregunta enojada.
Desvío mi mirada para no cruzarme con la suya y suspira.
— ¿Qué hiciste ahora, muchachita? —pregunta limpiando los rastros de sangre. — ¡Samantha, te estoy hablando! — me llama la atención.
—Digamos que sí hice algo, mamá.
— ¿Qué hiciste? ¿Otra vez andabas viajando de un tiempo a otro como si fueses una niña pequeña jugando? —inquiere pareciendo molesta.
Sé que se refiere a la primera vez que sucedió y que por cierto, tuve que contarles sobre la gran y extraña habilidad que poseía. Desde allí mi mamá y papá han sido los únicos que lo saben.
—Algo así... pero juro que no lo hice a propósito, algo salió mal.
— ¿Qué salió mal?
—Ma, no te alteres —digo y frunce el ceño. —Es solo que yo no soy la Samantha que se supone que debe estar en este tiempo.
—No estoy entendiendo, Samantha.
—Hice algo que nunca había hecho antes y...
— ¡Espera! —me interrumpe. — ¿Qué es lo que nunca antes habías hecho?
—Pues... digamos que decidí viajar con alguien más —explico y abre los ojos horrorizada.
— ¡¿Que hiciste qué?! ¿Acaso te volviste loca? ¿Quieres terminar como ratón de laboratorio o qué? —grita severamente. — ¿Quién fue?
—Ma, se dice el milagro pero no el santo.
— ¡Samantha Carolina Rodriguez Espinosa! —me regaña.
Ruedo los ojos. Si hay algo que detesto es que me llamen por mi nombre completo.
—Christopher Vélez —respondo cansada y vuelve a poner esa cara de confusión y pérdida total.
— ¿Y desde cuando tienes tal confianza con ese muchacho, Samantha? ¿en qué estabas pensando cuando hiciste eso? ¿Y si le cuenta a todos tu secreto?
—Mamá, escuchame... Tuve que hacerlo porque era un caso de vida o muerte, y es literal no una broma, tenía que hacerlo si o sí, pero al parecer cometí un error y todo salió mal... Yo no debería estar aquí y mucho menos luciendo así —explico pero sigue sin entender. —Ma, sé que te dará algo pero... yo soy la Samantha del 2020.
La habitación se queda en silencio y se pone de pie.
— ¿Cómo es eso posible? ¡Tienes la apariencia de 15 años!
—Eso es a lo que me refiero con que todo salió mal, ma... ¡Metí la pata!
—Entonces... ¿te refieres a que viajaste en el 2020 con aquel chico?
—Sí, ma... traté de salvarlo para que no muera; me puse nerviosa, estaba asustada, sólo quería llevarlo a un lugar para que esté a salvo... ¡Y terminé aquí! No sé si él también llegó a este tiempo o simplemente se quedó en el futuro.
— ¿Intentaste evitar la muerte de ese muchacho?
—No es "ese muchacho", mamá... Es Christopher Vélez.
—Sí, lo conozco, la verdad es que ya perdí la cuenta de cuantas veces me has hablado de él... pero no puedo creer que aun 9 años después no hayas podido superar a ese chico —explica sin entender. — Dime, ¿en todos esos años lograste hablar con él? ¿Establecer un poco de contacto al menos?
—Solo una vez —susurro apenada recordando el meet and greet de Guayaquil en el 2016.
— Una vez... una vez, Samantha... ¡Te pusiste en riesgo por un chico con el que solo has hablado una vez!
Estaba enojada.
Mamá no tenía el derecho de expresarse de esa manera sobre mis sentimientos hacia Chris.
— ¡Lo sé! ¡Sé que soy una imbécil y una cursi por no superar al lindo niño que me brindó un poco de su lunch en kinder aún a mis 24 años! —grito sin poder controlarlo y empiezo a llorar. —Pero no puedo evitarlo, desde ese día, para mí no hubo nadie tan perfecto como él.
Mamá se sienta a mi lado y me abraza.
— ¿Esperaras a recuperarte para solucionar esto? —pregunta acariciando mi brazo con cariño.
—Sí, pero antes tengo que averiguar qué sucedió con él.
—De acuerdo.
Deja un beso en mi sien y me empuja levemente para que recupere el ánimo.
—Mamá eres una inmadura —digo y sorbo por la nariz.
—Hablando de eso... ¿sigo igual de guapa en el 2020?
Ruedo los ojos riendo.
—Aún más guapa y sexy que ahora —le guiño un ojo y ambas reímos.
(...)
Tenía todo este día sábado para tratar de encontrar a Christopher.
Si él estaba aquí también, lo más seguro es que ahora mismo estuviese preguntándose qué carajos hacia en su pasado y creyendo que se estaba volviendo loco.
Voy a darme un baño antes de salir y vuelvo a mirarme en el espejo. Tendré que hacerme a la idea de esta imagen mientras esté aquí.
Pechos más pequeños y uno que otro pinche barrito adornando mi rostro... Volvía a ser la chica insegura de 15 años.
Me arreglo tratando de acomodar mi ropa un poco más a mi forma de vestirme en el 2020 y suspiro cansada cuando no lo logro.
¡Al carajo!
Esto solo es pasajero.
—Ma, voy a salir —digo llegando a la cocina donde estaba cocinando.
—De acuerdo, bebé. Anda con cuidado.
—Mamá, ya no soy una bebé.
—Lo siento mujer hecha y derecha, pero es la costumbre... Tu aspecto no ayuda —explica riendo.
—Tienes razón, nos vemos.
Salgo de casa y empiezo a caminar unas cuantas cuadras hacia aquel lugar que llegaría hasta con los ojos cerrados.
Me siento en la acera disimuladamente frente a su casa y espero alguna señal de Christopher.
Casi media hora después, la puerta de su casa se abre y es él. Mi corazón se descontrola y lo miro con atención.
Lleva su típica ropa, gorra puesta hacia atrás que cubre su cabello despeinado y su patineta.
Luce demasiado normal para mi sorpresa.
Lo veo caminar calle abajo y luego se sube en su patineta. Decido seguirlo sin que se dé cuenta.
Más adelante se encuentra con una chica y este la besa con desesperación, casi arrancándole medio labio en el acto.
¿Cómo era posible que estuviese tan normal?
Estudiaba cada uno de sus movimientos y me asombraba al notar que parecía no inmutarse con nada. Seguía charlando con sus amigos muy normalmente y hasta luego de dejar a aquella chica en su casa, fue a encontrarse con otra. ¡Vaya mujeriego!
Ya no sabia cuantas horas tenia observándole.
Veo que ahora los cuatro se van a sentar en una mesa del parque y los sigo sentándome en la mesa de al lado como si nada. Empiezo a andar en mi celular para que no se les haga rara mi presencia, pero al parecer ni siquiera me notan.
— ¿Y qué pasó ayer con Erika? —escucho a David preguntarle a Chris y se ríe con picardía mordiendo su labio inferior.
—Pues obvio, lo que tenia que pasar... la verdad pensé que seria un poco más difícil convencerla, pero no, resultó ser igual de fácil que las otras —responde con aburrimiento y luego ríe petulante.
Que hijo de puta expresándose así de una mujer.
¡No, su madre es una santa!
Retiro lo dicho.
Además, este no puede ser el mismo Christopher del 2020, se comporta muy normal y habla de todo recordando lo que hizo días pasados. Definitivamente no lo era, lo que significaba que solo yo había sido rebotada al pasado y él se quedó allá, moribundo a 9 años en el futuro.
¡Mierda!
Tendría que regresar mañana mismo y buscar otra forma de ayudarlo.
—Les juro que cuando me vean todo pendejo y metido de cabeza con una chica será porque de verdad vale la pena —vuelve a hablar y le presto mucha más atención.
—Pela, la mayoría del tiempo estás así con todas las mujeres, no inventes... eres demasiado enamoradizo —habla José y todos ríen dándole la razón.
—Ya lo sé, maricón... pero sabes que se me pasa en cuanto consigo lo que quiero y me doy cuenta que son unas fáciles —explica y le da un golpe a José. —Cuando llegue una chica que me robe el aliento de todas las formas posibles, que sea divertida, inteligente y le guste la música al igual que yo... les juro que me caso —menciona con una bonita sonrisa.
Algo me hace sonreír a mi también cuando recuerdo que ya había encontrado a esa chica y que estaba a poco tiempo de casarse.
Realmente shippeaba su relación con Gabriela, aunque supiera que en el fondo me moría de los celos y mi corazón se rompiera en miles de pedasitos.
Me hacia feliz saber que él estaba siendo feliz.
Los chicos empiezan a burlarse por lo cursi que sonó Christopher y decido irme. Era claro que el Christopher que buscaba no estaba aqui, así que no tenia otra razón para quedarme.
Camino en silencio hasta mi casa y luego le cuento todo a mi mamá.
—Entonces vas a regresar a tu tiempo y buscar otra forma de salvar a ese chico, aunque tu madre te diga lo contrario —afirma.
— ¿Tan obvio es? —pregunto y ella ríe.
—Envíale saludos de mi parte a mi yo del 2020 ¿quieres? —habla graciosa y la abrazo.
—Gracias ma, te amo.
—Y yo a ti, pero no abuses —bromea y minutos después me sirve mi almuerzo.
(...)
Estoy acostada sobre mi cama y aún un leve dolor de cabeza me molesta.
Miro mi alrededor con nostalgia y pienso en qué cuando vuelva a mi tiempo, extrañaré nuevamente este lugar.
Pienso una vez más en aquel Christopher adolescente y siento que necesito verlo una última vez antes de marcharme. Ya era un poco más de media noche, por lo que estaría durmiendo.
Me pongo de pie y cierro los ojos imaginando su habitación. La conocía muy bien ya que cuando él llegaba de vacaciones a Loja después de largas giras, se vivía tomando fotos y haciendo lives en aquel lugar.
Tomo aire para aguantar cualquier dolor, pero nada sucede. Abro mis ojos y estoy en el mismo lugar dentro de mi habitación.
Repito el procedimiento y nada vuelve a suceder. Quizá estaba imaginando algún detalle erróneamente, así que decido probar con imaginar la sala de mi casa que conozco a la perfección.
Intento moverme hasta ella pero no lo consigo... Trato con cada habitación de mi casa pero aún así no funciona.
Decido, pese a que aun me duele un poco la cabeza, intentar atrasar unos minutos, 5 para ser exactos. Vuelvo a cerrar los ojos pensando en los minutos que quiero retroceder y poniendo toda mi concentración en ello... pero nada pasa. Miro mi reloj y sigue en la misma hora, los mismos minutos y los segundos avanzando.
Siento que mi nariz ha vuelto a sangrar y trato de limpiarme de inmediato.
Me siento abatida sobre mi cama y frunzo el ceño.
¿Qué se supone que le sucede a mi cuerpo?
Notas:
Holiwis CNCOwners!! 😘
En los siguientes caps Samy será quien seguirá narrando, ya que tienen que conocer y entender muchos acontecimientos importantes antes de continuar con el cap donde finalmente Chris se entera de todo 😉
Besitos,
Elena 🐼🇪🇨💜
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