Capítulo 32 - Plan en marcha
Dedicado para la bella odeimynayelhi 🐼😘 Gracias por leerme linda, este capítulo es para ti 💗 Besitos!
Un lunes más había llegado y era hora de poner en marcha mi plan "quedarse en Ecuador".
—Pelita, pensé que no vendrías hoy a clases por los trámites —dice David en cuanto llego.
—Son las últimas semanas, no puedo darme el lujo de faltar —digo casual mientras busco con la mirada a Samy.
—Tiene sentido... debes esforzarte mucho más para poder irte rápido y sin problemas —menciona Jonathan y asiento sin importancia.
—Pero pon una mejor cara, pendejo. ¡Te vas a Argentina! Y lo mejor, ¡a estudiar música! ¡No seas pelotudo! —dice José imitando el acento y ruedo los ojos.
—Solo se los diré porque son mis mejores amigos, así que escuchen bien —digo acercándome más — No viajaré a Argentina.
— ¿¡Qué!? —gritan los tres.
—No hagan escándalo.
— ¿Qué carajos estás hablando, Christopher? —inquiere David enojado. —¿Acaso estás idiota?
—No quiero irme —digo simplemente y los tres ruedan los ojos.
— ¿Cuál es la excusa? —vuelve a hablar.
David cuando se enoja da miedo.
Me quedo callado y me miran esperando una respuesta.
— ¿Es por Samantha? —pregumta José más tranquilo que todos.
— ¡No puede ser! ¿Es por esa razón, Christopher?
—Es mi vida y yo tomo mis decisiones, David.
— ¿Vas a arruinar tu futuro dejando pasar esta oportunidad por culpa de una chica? ¿Qué mierda te sucede?
—David... —intenta tranquilizarlo Jonathan.
— ¡No! Es que no puede estar pensando hacer a un lado una oportunidad así por una chica con la que probablemente no pase nada más que un romance pasajero —dice fuera de control.
—David... —ahora habla José.
— ¿En qué estás pensando, Christopher? No seas egoísta con los que te quieren, pendejo. ¿Sabes lo que daría yo por contar con una oportunidad así?
— ¡David! —grita José y Jonathan al unísono.
— ¿Qué? —pregunta con fastidio.
Jonathan hace una seña y tanto él como yo nos giramos y vemos a Samy pareciendo dolida.
David se sorprende y me mira apenado. Yo no puedo hacer nada más que mirarlo con molestia.
Samantha no dice nada y empieza a alejarse.
— ¡Samy! —intento llamarla pero sin éxito. Miro con enojo a los tres chicos y me voy detrás de ella.
Ni siquiera voltea a verme, solo está caminando sin dirección alguna y a paso rápido.
— ¡Samy, no te pongas así por favor!
— ¿Y cómo quieres que me ponga con todo lo que dijo David? —pregunta irritada y se detiene. —Tienes que irte a Argentina, Christopher... Él tiene razón, no debes ser egoísta con tu familia y amigos que solo quieren lo mejor para ti.
—Pensé que ya había quedado claro que no puedo irme.
— ¿Cómo estás tan seguro de que en realidad tu mamá te va a necesitar en algunos meses más? —pregunta de mal humor.
—No me preguntes cómo, pero lo sé.
—Aveces las cosas cambian, Christopher... Tu y yo somos el reflejo de eso —susurra seria. —No éramos más que desconocidos y de un momento a otro... nos enamoramos. Nadie puede saber que pasará en el futuro porque es impredecible —explica. Me quedo pensativo y evalúo lo que ha dicho.
Tiene razón. Yo ya viví todo esto, pero de una manera totalmente distinta.
Nunca hubo una Samantha.
Nunca hubo un Christopher teniendo una relación seria con una chica.
Nunca hubo un viaje asegurado a Argentina.
Quizá mi abuelita esta vez nunca se enfermaría y mi mami no tendría que renunciar a su trabajo.
—Bien, puede que no sea así... pero es un riesgo que tengo que tomar.
Al fin y al cabo, nunca antes viajé a estudiar a Argentina y eso no me perjudicó.
—Entonces, si tanto quieres quedarte, por lo menos arregla esta situación... No quiero que tu familia y tus amigos me odien por creer que yo soy la excusa por la que te quedas.
—Pero algo de cierto si tiene —me encojo de hombros y suspira.
—Sólo espero que luego no te arrepientas de tus decisiones.
—No lo haré —aseguro. — ¿Me das un abrazo?
— ¿Alguna vez te han dicho que eres un testarudo?
—Sí... Tú ahora mismo —sonrío y rueda los ojos.
—Agradece que no te ganas un golpe de mi parte —menciona y me abraza.
—Golpeame si deseas, pero nunca me dejes, Samy.
—No lo haré, Christopher.
— ¿Pase lo que pase?
—Pase lo que pase —responde y la calma vuelve a mi cuerpo.
(...)
—Bien chicos, espero que hayan estudiado para la prueba de hoy —habla la maestra. —Es la última del año antes de los exámenes, así que aprovechen la calificación.
Empieza a entregar las hojas y yo estoy ansioso. Sé que lo que haré es estúpido, pero es mi única opción.
Deja la hoja sobre mi escritorio y pongo mi nombre mucho antes de ver de qué trata.
Comienzo a leer las preguntas y están demasiado fáciles. Sería la prueba perfecta para sacar la calificación máxima.
Veo a la profesora que está dando vueltas entre el salón para vigilarnos y tomo aire.
El momento ha llegado.
Disimuladamente meto la mano a mi mochila y extraigo el celular. Espero a que la maestra mire en dirección a donde estoy sentado y lo saco lo suficientemente obvio para que se percate de ello.
—Sr. Vélez.
¡Bingo!
— ¿Acaso ha sacado su celular? — simulo que lo estoy escondiendo entre mis piernas y camina hasta mi.
—No estoy haciendo nada maestra.
—Póngase de pie.
—Pero...
—Dije que se ponga de pie señor Vélez —menciona con voz áspera.
Hago lo que me dice y como es de esperarse encuentra el celular sobre mi pupitre. Este mostraba fotos de las clases.
— ¿Así que copiando? —pregunta indignada. Toma mi hoja y escribe un gran cero en ella junto con una nota diciendo que estaba copiando. —Me sorprende de usted, señor Vélez... Por favor, retirese del aula.
Tengo que admitir que ese 0 en mi hoja dolió, pero aun así quería sonreír.
Comienzo a caminar en dirección a la salida y los chicos me miran sorprendidos.
Salgo y camino hasta el patio. Quería estar lo más lejos de los chicos para cuando salieran, no quería escuchar sus regaños.
— ¿Christopher?
¡Mierda!
—Hola, princesa —sonrío al verla y frunce el ceño.
—Pensé que tenías una prueba a esta hora.
—Sí, de hecho ya la hice. Estaba muy fácil.
Se siente feo mentirle, pero tengo que encontrar el momento adecuado para contarle.
Sonríe finalmente y asiente.
— ¿Y tu no estás en clase?
—Sí, es solo que el profesor me envió por unos documentos a su oficina.
—Entiendo, ¿puedo acompañarte?
—Claro, amor.
Empezamos a caminar a través del patio y llegamos a nuestro destino.
—Espérame aquí —dice Samy y entra en la oficina. Dos minutos más tarde sale del lugar con un montón de hojas en sus brazos. —Listo, eso es todo.
—Te acompaño a tu salón.
—Christopher, si te ven por allí vagando te llamarán la atención. Mejor espera fuera de tú salón a que todos salgan... No te metas en problemas.
Si supiera que ya estoy en uno.
—Tienes razón, princesa. ¿Entonces nos vemos luego?
—Sí, mechitas... Te quiero —se despide con una sonrisa y se marcha por donde vinimos minutos atrás.
(...)
— ¡Christopher Bryant Vélez Muñoz! —grita mamá en cuanto llega a casa.
Esto es lo que menos me va a gustar de mi plan.
—Digame mamita —digo con inocencia y me mira malhumorada.
— ¿En qué estabas pensando muchachito?
— Mija, ¿qué pasó? —pregunta mi abuelita al notar a mi mami demasiado enfadada conmigo.
—Este muchachito loco... lo pillaron copiando en una prueba —explica y mi lita me mira con el ceño fruncido.
Aguanta Christopher, tú te lo buscaste.
—Lo siento mamita —digo con arrepentimiento verdadero. No me gusta ver a mi mami de esa manera.
— ¿Lo sientes? ¿Por qué hiciste eso?
—No había estudiado —digo con sinceridad, aunque estaba realmente fácil.
— ¿Y puedo saber por qué no estudiaste? —pregunta furiosa y me encojo de hombros. —Ah, ya sé... es por esa muchacha ¿verdad?
Ay no, no otra persona.
—No es así, mami.
— ¿Cuál podría ser otra razón? Te la pasas casi todo el día con ella, por eso no has de haber estudiado.
—Eso no es cierto... Lita, digale que no es así —hablo hacia ella pero niega.
¿Ella también cree que es así?
— Estás castigado.
—Pero....
—Pero nada. No vas a salir de casa hasta próximo aviso —dice y comienza a subir las escaleras con mala cara. — ¡Ah! Y no quiero ver a Samantha ni a los muchachos aquí tampoco.
No puede ser.
Me siento en el sofá rendido y trato de tranquilizarme.
—Mijo, ¿por qué hiciste eso? Yo sé muy bien que no es culpa de Samy.
— ¿Y por qué no le dijo nada a mi mami?
—Porque ella es tu madre, sabe como criarte y yo por mas que te quiera no puedo entrometerme o llevarle la contraria.
—Entiendo, lita.
— ¿Ahora si me dirás por qué hiciste eso? Tú no eres de los que hacen trampa, mijo... ¿Sabes que esto puede influenciar en tu viaje?
Asiento.
Eso es lo que quiero.
—Sé lo mucho que deseas estudiar música allá... Recuerdo cuando tú mamá te lo mencionó por primera vez y tu casi lloras de la emoción.
—Lo recuerdo —digo sonriendo con tristeza.
—No entiendo el motivo por el que lo hiciste, pero trata de pensar mejor las cosas para la próxima —me da un beso en la frente y se marcha.
Lo siento, lita.
Lo siento mucho, mami.
Pero tengo que quedarme en Loja a como de lugar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top