Capítulo 31 - Sorpresas

Capítulo súper dedicado a angeleszavl 💜 Gracias por siempre estar pendiente de mis actualizaciones, bella 😘

Dos semanas después

—Siento que voy a caerme, Chris —dice entre risas Samy.

—Solo muevete con cuidado —digo y ella asiente.

—Esto es una locura.

—Ambos estamos locos, por eso nos complementamos —reímos. —Ahora si detente —ordeno y ella lo hace.

—Ya Christopher, sacame esta venda de los ojos.

—A la cuenta de tres... Uno, dos, tres —digo y saco de su cabeza el pañuelon con el que cubría sus ojos.

Se queda estupefacta por algunos segundos y se gira hacia mi emocionada.

— ¡Feliz primer mes, princesa! —menciono con una gran sonrisa y Samy se lanza sobre mi a abrazarme.

Había preparado una sorpresa para ella en el parque. Estaba decorado con globos por doquier y había preparado un picnic (claro, con ayuda de mi lita).

Hasta los mininos habían sufrido las consecuencias de mis locas ideas, ya que cada uno de ellos llevaban puestos gorritos ridículos, pero que los hacían ver más tiernos.

—Todo está hermoso, amor —llena mi cara de montones de besos y yo solo sonrío satisfecho.

—Sabía que te encantaría.

—Es perfecto, de verdad... Muchas gracias, mechitas.

Tomo su barbilla y deposito un beso tierno en sus labios.

—Te mereces esto y mucho más, pulguita.

Tomo su mano y la conduzco hasta la manta tendida sobre el césped, donde descansa la comida que degustaremos.

—Espero que te guste, le puse mucho empeño —me mira enarcando una ceja y ruedo los ojos —Está bien, lo preparó mi lita —alzo los brazos rendido y niega sonriendo.

—Lo imaginaba.

Ver todo lo que mi lita había preparado estaba haciendo que mi estómago empiece a rugir.

— ¿Te parece si comemos? —hago puchero y ojitos de cachorrito.

—Esta bien, glotón.

Sacamos todo lo preparado sobre la manta y enseguida comienzan a acercarse los gatos.

—Parece que no eres el único que está muriendo del hambre.

—Nos dejarán sin comida —reniego en broma y lanza unas migajas de pan sobre mí.

— ¡Llorón!

Empezamos a comer y Samy también pone pedazos de comida en el suelo para que nuestros hijitos coman.

El picnic entra ella y yo, había sido interrumpido en minutos por una colonia entera de mininos. Pero no me molestaba, había comenzado a tomarles cariño hacia un tiempo atrás.

Nunca me habían gustado mucho los gatos, era más una persona de perros. Pero por Samy eso había cambiado por completo.

Dos horas después y entre pláticas sin sentido, toda la comida había desaparecido. Estábamos satisfechos y terminamos acostados sobre la manta.

—Un mes —susurra Samy mirando hacia el montón de hojas del árbol que nos cubría. Una sonrisa de felicidad se le escapa.

—El primero de muchos —digo y entrelazo mi mano con la suya.

Permanecemos en silencio durante un largo tiempo, tan solo observando como las hojas del árbol son movidas por el viento. Cierro los ojos y un pensamiento pasa por mi mente sin previo aviso y sin mi consentimiento.

Recuerdo el primer mes cumplido con Gabriela.

Lo emocionados que estábamos, la ilusión que brillaba en nuestros ojos de permanecer juntos para siempre. Ella obsequiándome un reloj Rolex que a partir de allí había sido mi favorito y yo dándole un collar realmente ostentoso que nunca hubiese pensado comprar para otra mujer que no sea mi mami o mi abuelita.

Ahora que lo meditaba mejor, todos los meses eran iguales. Todo se centraba en dar y recibir regalos costosos, o cenas, o viajes a lugares exóticos que costaban una fortuna... Pero nunca me había sentido de esta forma.

Me parece increíble que algo tan sencillo como un picnic en el parque aledaño a mi casa, se sienta mucho más importante y especial que una cena en los mejores restaurantes de París.

— ¿Cuanto es lo máximo que has durado con una chica? —pregunta de la nada.

—Un año y medio —respondo con tranquilidad recordando aun a Gabriela y asiente pensativa.

— ¿Y tú?

—Yo no salgo con chicas, Christopher —ríe.

—Me refiero a chicos, tontita.

—Tres años —dice y me sorprendo.

¿Tuvo un novio antes de los 13 o 12?

—Es mucho tiempo.

—Lo sé —suspira y se gira hacia mí. —Pero nunca había sido tan real como esto.

Le dedico una sonrisa y beso su frente.

—Yo pienso exactamente lo mismo... Creo que estaba loco al pensar que ella era la mujer de mi vida.

—Tal vez si lo era, pero la dejaste ir —dice y niego con seguridad.

—No, definitivamente tú eres la mujer de mi vida —menciono y se sonroja.

Me mira unos segundos más y se sienta. La observo con atención mientras busca algo en su pequeño bolso.

Me extiende una cajita y un sobre mientras me sonríe sonrojada y apenada.

—No se compara en nada con lo que has hecho por mi hoy... pero quería obsequiarte algo. En todo caso, feliz primer mes, Chris.

Me siento también y tomo el pequeño obsequio sin tener ninguna reacción. Realmente me había tomado por sorpresa.

Miro con detenimiento el sobre y veo mi nombre escrito con una letra muy bonita... claramente contiene una carta en él.

—Lo siento, sé que es demasiado insignificante —susurra decaída.

La miro a los ojos y niego.

—No, es que... nunca me habían escrito una carta —digo conteniendo el remolino de emociones que se había instaurado en mí.

Me mira confundida y finalmente sonrío.

—Es el regalo perfecto amor, muchas gracias —la abrazo emocionado y beso su mejilla.

—Te quiero mucho, Christopher —susurra en mi oído y la abrazo con más fuerza.

—Yo te quiero más, Samy.

(...)

Ya casi anochesia, así que decidimos ir a mi casa y pasar un rato más juntos. Dejamos arreglado el lugar y finalmente partimos.

En cuanto llego, mamá me mira con emoción y me abraza. No entiendo lo que sucede, pero mi lita y Jonathan están igual.

—Mi amor que bueno que llegas... Te tengo una sorpresa.

— ¿Sorpresa?

—Sí, ven a sentarte —toma mi mano y comienza a halarme.

Ni siquiera se han percatado de que Samy está aquí por su estado de emoción.

— ¿Qué sucede? No entiendo nada... Y mami, Samy vino conmigo —me detengo y le hago seña para que la note.

—Oh, lo siento, mija. Por como estoy no estaba pensando en nada más...

—No se preocupe señora Yenny.

—Ven a sentarte con nosotros, sé que esto te pondrá muy feliz también —habla mamá y también la toma del brazo. Nos lleva hasta el sofá de la sala para sentarnos y miro a todos sin entender.

— ¿Entonces?

— ¿Recuerdas lo que habíamos hablado hace más de tres meses?

Obviamente no.

—No —niego sin entender.

— ¿De verdad? Bueno, ya no importa —toma un sobre y me lo extiende.

— ¿Qué es esto?

—Abrelo, mi amor.

Miro a Samy que también se nota con mucha curiosidad.

Hago lo que dice mamá y saco de él algunos papeles. Son solicitudes y trámites de emigración con mi nombre... Son de Argentina.

—Tu tía los envío... Ya casi todo está listo para que al finalizar el bachillerato viajes a Argentina a estudiar música, mi amor.

Pestañeo varias veces sin entender y miro de vuelta a Samy. Tiene la vista fija en los papeles que sostengo en mi mano.

Sé lo que está pensando.

—Que bueno mamita —digo fingiendo una sonrisa.

—No pareces muy emocionado, bebé... Este es tu sueño, ya casi hecho realidad —habla para que reaccione pero no puedo.

Esto me parece demasiado extraño.

En mi pasado ya vivido realmente estaba emocionado por estudiar música en Argentina, pero para entonces todos estos papeles nunca llegaron, ya que los trámites eran demasiado largos.

Nunca antes había sostenido estos papeles.

Definitivamente estoy reescribiendo mi vida.

—Creo que no debemos perder tiempo y empezar con el papeleo del pasaporte y esas cosas —vuelve a hablar mamá.

— ¿Para cuando tendría que viajar?

—En un mes más... Ya tan solo te faltan dos semanas para culminar el colegio —dice pensativa —Sé que la graduación se tarda hasta un mes o dos, así que puedo hablar con la directora y pedir que haga una excepción contigo.

Habla tan rápido que no puedo asimilar las palabras.

Mierda.

No puedo irme.

—Esto hay que festejarlo —habla Jonathan sonriendo y se pone de pie para ir a la cocina.

—Ven mamita, vamos a ver los bocaditos que estábamos preparando y a poner algo de música. ¡Estoy tan feliz!

Nos quedamos Samy y yo a solas rodeados de un silencio incómodo.

—Chris, creo que es mejor que me vaya... Deberías festejarlo con tu familia a solas.

—No Samy, no te vayas...

—Creo que estoy sobrando... Y de verdad, estoy muy feliz de que al fin cumplirás tu sueño de estudiar música —dice con poco convencimiento y niego frustrado.

—No, yo no voy a ir a Argentina.

—Christopher, no digas eso, te pueden escuchar.

—No pienso irme... ¡No puedo!

¿Qué está pasando?

Las cosas nunca fueron de esta forma.

— ¿Estás loco?

—No puedo, de verdad no puedo.

Si me marcho, no sé que podría pasar después.

No pienso dejar a Samantha, ni mucho menos irme cuando sé que luego de varios meses mi lita se enfermará de gravedad y mi mami tendrá que renunciar a su trabajo para cuidarla.

¿Cómo se supone que voy a ayudarle si me voy?

¿Y qué pasará con Samy y conmigo?

¡Esto está mal, muy mal!

¿Qué se supone que iba a hacer ahora?

—No puedes hacerle eso a tu familia, Christopher —dice triste.

—No lo entiendes, Samy.

—No necesito entender nada. Mira a tu mami, a tu lita, a tu hermano... están realmente feliz por ti.

— ¿Y nosotros? —pregunto dolido.

Parece como si no le importase el hecho de que también me voy a alejar de ella.

—Aun tenemos un mes más —sonríe con falsedad y niego.

—No Samantha, se supone que estaríamos juntos siempre ¿recuerdas? Hasta estar viejitos y arrugados.

Veo en su rostro que quiere llorar y mira hacia otro lado cuando vuelven todos.

Llenan la mesita de centro de un montón de cosas y Jonathan enciende el equipo de sonido. Mi mami toma el teléfono y empieza a llamar a mi papá, a tíos y demás familiares para que vengan a festejar con nosotros.

Se iba a armar la fiesta en un abrir y cerrar de ojos.

—Lo siento, Chris. De verdad tengo que irme.

No digo nada y en cuanto se pone de pie es interrumpida por Jonathan.

— ¿A donde vas cuñadita? Toma un poco de vino y celebra con nosotros.

—Gracias, Jonathan... Y solo quería ir al baño —miente.

—Oh, bueno. Estás en tu casa.... Y Christopher, llama a tus panas para que también vengan.

Asiento y Jonathan se va.

— ¿Me acompañas? —estiro. mi mano y la toma.

—Está bien.

Subimos las escaleras con desanimo y entramos a mi habitación.

—Samy, no quiero irme... Tengo varias razones para quedarme y entre esas estás tú.

—No digas tonterías.

Me alboroto el cabello con desesperación.

¿Cómo puedo explicarle que tengo que quedarme pese a cualquier cosa?

—Escucha Samy, sé que puede sonar ridículo, pero, si me marcho mi mamá quedará sola en una situación muy delicada.

Me mira perpleja y asiente dubitativa.

—De acuerdo, entonces no te marcharás esta vez —dice suspirando y sin pedir explicaciones.

—Tengo que quedarme, pero no sé como hacerlo.

—No sé como ayudarte.

Camino de un lado a otro y finalmente he conseguido algo.

—Prometeme que me apoyarás en todo lo que haga.

— ¿En qué estás pensando?

—Solo promételo.

—Lo prometo.

—Después te explico todo... Ahora, ayudame a soportar esta fiesta.

—Pues bien, hagamos como si es una fiesta en conmemoración de nuestro primer mes —sugiere encogiéndose de hombros y yo sonrió ampliamente.

—Llamemos rápido a los chicos... Tengo muchas músicas que bailar con mi linda novia —digo más animado y le robo un beso.

Esperaba que a partir de este punto las cosas salieran como lo pensaba.



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top