Capítulo 18 - Oportunidad fallida

Todo el fin de semana restante había sido un completo problema para mí. El chisme inventado por Marian alcanzó el limite de lo extremo cuando varios compañeros del colegio empezaron a inventar que lo más probable es que ella ahora estuviese embarazada de mí.

No podía imaginar cómo algo tan estúpido podía llegar hasta esos limites.

Ahora resulta que a parte de ser un "coge putas" como me bautizó Samantha, también iba a ser padre sin siquiera haber tenido relaciones sexuales con Marian.

Lo único positivo de esto, es que eliminé la etiqueta antes de que mamá o algún familiar cercano se percatara del escándalo en las redes.

-Pero si es mi pelita... Allí está el orgullo del equipo -dice Jonathan en recibimiento cuando llego al colegio.

No tenia nada de gracioso empezar la semana de esa manera.

-Eres un grande, pelita -dice dando palmaditas en mi espalda. Solo puedo mirarlo sin gracia.

-No es gracioso, Jonathan.

-Claro que no lo es... pero te respeto mucho más ahora, mijin... Eres mi ídolo -sonríe y ruedo los ojos.

- ¿De verdad te creiste lo de Marian?

- ¿Acaso es mentira?

-El de la foto no soy yo -digo cansado.

Ya estaba fastidiado de repetirlo una y otra vez.

Estuve todo el domingo tratando de hacerle entender eso a Samantha, pero ella no me quiere ver ni en pintura... Ni siquiera entiendo por qué toma esa actitud.

¿Tanto le molesta si al fin y al cabo me acuesto con alguien?

- ¿No eres tu? Pero...

-Se inventó todo este embrollo porque no me quise acostar con ella, así que te agradecería que me dejes en paz.

-Ok, pero no te enojes, Pinky.

- ¿Y dónde está David y José? -inquiero cambiando de tema rápidamente.

- ¿Tanta falta te hago? -dice David a mis espaldas. Apenas estaba llegando -Sé que me amas y no puedes vivir sin mi, pero controlate un poquito, pelita -ríe y me alborota el cabello en saludo.

- ¿Por qué apenas llegas?

-Estaba dejando a mi nena en su colegio -explica y sonríe ampliamente.

- ¿Quieres decir que ya es oficial?

-Aún no, estoy ganando puntos... ella no es cualquier chica -dice encogiéndose de hombros.

Sonrío ante su comentario, pero la sonrisa se me desaparece del rostro en cuanto veo llegar a José en compañía de Samy.

Lo único que me reconforta es verlos como simples amigos, es decir, nada de agarrones de mano o estando empalagosos el uno con el otro.

-Buenos días, pelitas -saluda José y Samy nos sonríe en general.

- ¿Cómo están chicos? -pregunta ella.

-Enamorado -responde David y ella sonríe enternesida.

-Yo aún estoy un poco borracho -contesta Jonathan y reímos.

-Yo estoy bien, aunque podría estar mejor -digo mirando directamente a sus ojos.

Quiere decir algo pero prefiere quedarse callada.

- ¿Cómo que no estás bien después del bufet que te pegaste el sábado? -pregunta David y ruedo los ojos.

-No soy yo, pendejo... Dejen de hablar idioteses.

-Pero es muy parecido a ti, pelita.

- ¿Cómo estás seguro? Ni siquiera se ve su rostro.

- Esa blancura no la tiene todo el mundo -responde y ríe -De las veces que te he visto sin camisa, se parece -menciona y los otros ponen caras morbosas.

-David, no hagas que te golpee por gusto... Mejor vamos a clases.

-Yo creo que no podrás -dice Samantha llamando mi atención con su cara de pocos amigos -Allí viene tu amada -dice con sarcasmo y me giro hacia donde señala.

Efectivamente Marian se está acercando a nosotros con una gran sonrisa en el rostro, como si no hubiese hecho nada.

-Buenos días, chicos... Buenos días, mi amor -me saluda y me planta un beso en los labios muy rápido.

-No hagas eso, Marian -digo fastidiado.

- ¿Por qué no? ¿Por qué están tus amigos, bebé?

De mi mami puedo soportar lo de "bebé" pero de Marian, definitivamente me irrita.

- ¿Qué se supone que tramas con esto? -inquiero enojado y me mira dolida.

-Chris, pensé que después de lo del sábado... Tu y yo... Teníamos algo -menciona pareciendo triste.

Lo que me faltaba... que se hiciese la víctima.

-Pela, eso no se hace -habla David detrás de mi y lo fulmino con la mirada.

- ¡Todos ustedes, dejen de decir idioteses! Y tú Marian, sabes muy bien que no hice nada contigo, deja de inventarte tantas porquerías. ¿Acaso quieres hacerme pedazos la vida?

Me voy del sitio frustrado y camino rápido a mi salón de clases.

Estaba cansado de todo... no quería que nadie más me hablara sobre mi supuesta gran hazaña con Marian.

(...)

Al fin había llegado la hora de salida... Y ni siquiera me tomé la molestia de despedirme de mis amigos, solo quería alejarme de toda la locura que había causado el chisme de la loca de Marian.

Camino cerca del parque y lo observo con atención.

Samy no debe estar en estos momentos porque lo más probable es que ya haya venido en la mañana... y en compañía de José sobre todo, por ello llegaron juntos. Así que decido aprovechar la oportunidad.

Entro con la finalidad de alejar mi mente de los problemas... y finalmente, segundos después, llego a donde están los gatitos.

Sonrío cuando uno de ellos me maulla y se acerca para que lo acaricie. Me siento en el suelo y así lo hago.

- Hola, gatito... ¿cómo estás? ¿me extrañaste?

Vuelve a maullar y eso me hace sonreír. Sentía como si me estuviese respondiendo, eso me hacia sentir menos solo.

-Yo también te extrañé... ¿y qué hacías? ¿estabas jugando? ¿comiendo? O ¿durmiendo? -me mira con atención y luego me ignora acostándose a mi lado y cerrando los ojos. -Eres un perezoso... Ya sé, te llamaré Zabdiel.

Río fuerte por ello y eso llama la atención de cuatro gatitos más.

-Oh bien, la pandilla está completa... -empiezo señalando a uno -A ti te llamaré Erick por los ojos claros; a ti Rich por todas tus manchas, es como el montón de tatuajes que él lleva encima... -noto como uno se le pega a Erick jugando y empezando a morderlo -Tu por supuesto serás Joel, porque se nota que te llevas bien con Erick y el Joerick is real -digo y río otra vez con fuerza. -Y a ti mi amigo gruñón... Te llamaré Renato.

Los miro a todos y sigo riendo sin parar.

Creo que ya me volví loco.

- ¿Les parece si cantamos algo? -Maullan y asiento - bien, entonces yo empiezo.

Aclaro mi garganta y pienso en una canción; una vez que estoy listo empiezo.

-Eres luz en mi ventana... a cualquier hora del año... quiero besos pa' desayunar, con tu carita es más bonito despertar... Eres tu la brisa fresca, tu sonrisa me alimenta... ¡Vamos Rich, es tu turno! -digo y no pasa nada. Los miro y suspiro. -Olvidenlo, chicos, ya no quiero cantar.

- ¿Así que ahora tu nuevo pasatiempo es dar serenata para gatos? -inquiere Samantha riendo y me hace dar un pequeño susto.

-Prefiero eso a ser el "coge putas" -digo con poca gracia y ella rueda los ojos.

-Te lo tienes merecido por andar haciendo lo que no debes -menciona seria y pone en el suelo unas fundas de croquetas.

- ¿Acaso no viniste en la mañana?

- ¿Acaso ves que los gatitos tienen comida por algún lado? -dice obvia y miro mi alrededor. No me había fijado.

-Pensé que habrías venido con José -digo casual y desvío la mirada. No quiero que note que estoy celoso.

- ¿Con José? De ninguna manera le rebelaría mi secreto -dice y sonríe. Eso me hace sonreír a mi también, ya que yo si fui digno de conocer su secreto. -Deja de hablar tonterías y mejor ayudame con esto -menciona y me da una bolsa de comida.

Me pongo de pie y al primero en darle su ración es a Zabdiel.

-Ten Zabdi, tu eres el primero porque comes mucho -digo gracioso y Samy me mira enarcando una ceja.

- ¿Zabdi?

-Lo siento, estaba aburrido -me encojo de hombros y le sonrío.

- ¿A cuántos más bautizaste en mi ausencia?

-Solo a cuatro más... Esos son Erick y Joel, el dúo inseparable... Aquel es Richard... Y ese otro Renato -explico y me mira con gracia. Se que quiere reírse a carcajadas pero no lo hace.

-No sabia que estabas tan mal de la cabeza, muchacho.

- ¿Acaso nunca les has puesto nombres?

-Solo a uno -dice pensativa. -Aquel... -señala un gatito totalmente blanco que apenas y salía de entre uno de los arbustos -Se llama Christopher Bryant Vélez Muñoz -explica y ríe.

- ¿Puedo saber por qué se llama igual a mi?

-Porque es el gato más gato de todos... Anda con una gata distinta cada día -dice graciosa y la observo entrecerrando los ojos.

-Muy graciosa, Samy.

Ríe a carcajadas y se sienta en el césped. Ahora todos los gatitos estaban comiendo.

-Es broma, tonto... Le puse así porque es totalmente blanco, me recuerda a ti. Además, es el más guapo del grupo y es mi consentido -dice todo eso y el mini Chris gatuno se le acerca con ronroneos. Yo mientras tanto estoy mudo por lo que acabo de escuchar. -En fin... ¿qué era lo que cantabas hace poco? Se escuchaba bien -dice sonriendo y no sé que responder.

No es como si respondiera algo como:

"¿Te refieres a Primera Cita? Ah, solo es una de las tantas músicas que cantaré en un futuro con el resto de mi banda. Que por cierto, se llamará CNCO y tus gatos se llaman ahora como mis futuros amigos.

Y no te asustes, lo sé porque viajé en el tiempo... Ya sabes, lo normal."

-Pues... Solo es una canción que escuché por allí -digo restándole importancia y finalmente me siento a su lado.

- ¿De verdad? Pues a mi me gustó, no la había escuchado antes.

Eso es obvio.

-Si quieres puedo cantarte un poco -comento y la miro directo a los ojos.

-Me encantaría -sonríe y se acomoda para estar frente a mi.

Me pone un poco nervioso que me mire tan cerca, pero aún así empiezo a cantar.

-Eres luz en mi ventana... a cualquier hora del año... quiero besos pa' desayunar, con tu carita es más bonito despertar... Eres tu la brisa fresca, tu sonrisa me alimenta...

Se me acaban las palabras... Pa' escribirte poesías... y sin tu amor yo me asfixio, eres mi aire, eres mi agua, eres mi vicio... Tan sencilla y discreta, eres perfecta para mí...

Primera cita ya me enamoré de ti... Y qué le hago yo, el amor es así... Primera Cita ya me enamoré... Hoy mi alma se viste de etiqueta, pa' que tu vuelvas... A mí... A mí...

A mí... A mí!!

Guardo silencio y noto como sus ojos brillan. Su sonrisa se ensancha y segundos después sin saber cómo se tira sobre mí haciendo que caiga de espaldas al césped.

-Eso fue hermoso, Christopher... ¿Ya te han dicho lo maravilloso que cantas? -inquiere aún emocionada, pero yo no puedo decir nada porque estoy en shock y sobre todo empezando a sentirme nervioso por su cercanía.

¿Acaso no se ha dado cuenta de la situación?

- Chris, ¿estás bien? -pregunta con su rostro tan cerca del mío y solo reacciono para llevar mi mano hacia uno de sus mechones sueltos que cae sobre mi rostro. Lo coloco detrás de su oreja y me mira con atención.

-Me estás dejando sin oxígeno -bromeo.

-Lo sé, pero estoy cómoda -dice tranquila y me sonríe. Osea que sabe lo que está haciendo.

- ¿Y a ti alguien te ha dicho lo linda que eres? -inquiero y pone su rostro pensativo.

-Si, pero no de quien lo quisiera escuchar -responde.

-Pues, puede que yo tampoco sea esa persona... pero eres hermosa.

- ¿Ah sí? Pues no creo que tanto como Marian -dice de mala gana y ruedo los ojos.

- ¿Sigues sin creerme sobre eso? De verdad, el de la foto no soy yo, Samy.

-Pues tal ves te crea si me cantas otra vez -dice con voz de consentida y me mira esperanzada.

Solo sonrío y empiezo a cantar.

-Quisiera... tenerte cada primavera, poder amarte a mi manera... Desvelarme la noche entera, cuidar tus sueños, y así quisiera... Obsequiarle cada segundo y su guión borrar un punto... Para añadirme en él y así por siempre estar juntos -vuelve a sonreír y recuesta su cabeza sobre mi pecho.

-Realmente cantas hermoso, mechitas -susurra y envuelvo con mis brazos su cuerpo.

No nos movemos de donde estamos. Ambos estamos callados, pero me siento más cómodo que en toda mi vida.

Ni siquiera con Gabriela llegué a sentirme así.

-Christopher... ¿Puedo hacerte una pregunta? -inquiere seria y mirándome a los ojos.

La observo algunos segundos y asiento.

-Claro que puedes, Samy.

-Solo... quiero saber si... ¿Sientes algo por mí? -pregunta frunciendo el ceño y me deja en jaque.

¿Qué se supone que tengo que responderle ahora mismo?

Pienso en mis posibles respuestas y llego a una conclusión en cuanto pienso en alguien.

José.

Suspiro abatido y me las arreglo para besar su mejilla.

-Sí, Samy... Eres una amiga muy importante para mi -digo fingiendo una sonrisa y ella asiente tranquila.

No dice nada al respecto, solo se remueve de entre mis brazos y se pone de pie.

-Lo siento, Chris. Pero ya tengo que irme, tengo mucha tarea que hacer.

No vuelve a mirarme y comienza a alejarse a paso rápido.

La miro desconcertado y quiero darme contra una pared... Algo me dice que ella esperaba una respuesta diferente.

¡Pero que idiota soy!

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